Evaluación definitiva del subsidio de 20 céntimos a los combustibles en España

Por Juan Luis Jiménez, Jordi Perdiguero y José Manuel Cazorla-Artiles

Como muchos de Vds. recordarán, el Gobierno estableció un subsidio de veinte céntimos a los combustibles entre abril y diciembre de 2022, para tratar de minorar la escalada de precios de la energía tras la invasión rusa a Ucrania. Esta política pública fue analizada con datos de los primeros meses (véase este post o este otro), encontrando algunos efectos sobre los precios. Concretamente apuntaban a aumentos en los precios minoristas de la gasolina 95 y, sobre todo, del diésel, que minorarían la efectividad de la política al trasladar a los consumidores una cuantía inferior a dichos veinte céntimos.

En un artículo recientemente publicado hemos mejorado las estimaciones anteriores, no sólo por la ampliación de la base de datos y las propias estimaciones, sino también por el intenso y muy constructivo proceso de evaluación que ha pasado nuestro artículo en la revista (aprovechamos para agradecer al Editor y a los evaluadores anónimos su trabajo). Así, en este post mostramos un breve resumen de la evaluación causal de los efectos de esta política.

Datos y estrategia empírica

Contamos con un panel de datos de precios medios semanales de gasolina 95 y diésel, tanto antes como después de impuestos, desde noviembre de 2021 hasta mayo de 2023. Dichos precios corresponden a España (país tratado) y otros países que no aplicaron políticas en ese periodo (Austria, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, y Eslovaquia); además de la cotización semanal media del barril de crudo tipo Brent, expresado en euros (tras aplicar tipo de cambio).

Una ventaja añadida es que la política del subsidio finalizó el 31 de diciembre de 2022, por lo que disponemos de tres periodos en la base de datos: antes del subsidio, durante el subsidio y después del subsidio. Esto nos permite estimar dos cambios: cómo variaron los precios tras establecer el subsidio respecto al grupo de control (durante el subsidio); y cómo variaron tras finalizar el subsidio respecto al grupo de control (después del subsidio).

Para evaluar los efectos causales aplicamos un modelo de diferencia-en-diferencias como muestra la ecuación siguiente:

En el que los coeficientes de interés son β4 y β5. El primero recoge cambios en precios debido al subsidio, mientras que el segundo cambios por la eliminación del mismo.

Los resultados

Aunque el artículo muestra más información descriptiva, de tendencias paralelas, tests de robustez y varias estimaciones, el principal resultado del trabajo se observa con claridad en el siguiente gráfico:

Figura 1: Diferencias de precios estimadas entre tratamiento y control, por mes. Diésel

Fuente: elaboración propia a partir de la estimación de lead-and-lags.

La figura anterior muestra las diferencias de precios en el diésel en España y los países del control, controlando por el resto de los factores. ¿Qué observamos? En primer lugar, que las diferencias aumentan (son más altos los precios en España) durante el subsidio. Es decir, el precio del diésel aumentó debido a la existencia del subsidio. Y en segundo lugar, que tras eliminar el subsidio las diferencias de precios volvieron a ser las mismas que había antes del subsidio, lo que confirma el primer resultado.

De hecho, este aumento de precios supera los 5 céntimos de euro, con lo que para los consumidores de diésel llegó menos de 15 de los 20 céntimos que debió bajar el precio de este combustible.

¿Qué supone esto? Por un lado, que una parte de los más de 4.250 millones de euros públicos que costó la medida fue a parar a los beneficios de las estaciones de servicio y petroleras. Directamente. Y por otro lado, que otra parte retornó al Estado vía IVA, al encarecerse el precio y, por tanto, ser mayor la recaudación por litro consumido.

La tabla siguiente resume estos cálculos, en la que observamos que más de 1.073 millones de euros no llegaron a los consumidores, yendo 857 millones a las empresas y 216 a los ingresos públicos.

Tabla 1. Coste y distribución del sobreprecio generado por el subsidio (diésel)

Y los resultados anteriores pueden considerarse de mínimos, pues para el caso de la gasolina 95 descartamos el efecto (cercano a los dos céntimos de euro), por presentar una baja significatividad estadística (en torno al 11%).

Conclusiones

Como ya comentamos en posts anteriores, en un mercado con severos problemas de competencia en todas los eslabones de la cadena productiva (véase entradas al respecto aquí o aquí), y una demanda inelástica, el establecimiento de un subsidio permite que los productores se apropien de una parte de este. De hecho, las evaluaciones para Alemania, Francia o Italia muestran traslados de la política a precios del 100%, pero en España habría sido del 73% (véase más detalle en el artículo).

Y, en segundo lugar, la relativa inefectividad de la medida: una parte de la subvención no se refleja en menores precios para los consumidores, que debieron pagar 20 céntimos menos, y no 15 como realmente sucedió. Además, con el agravante de subsidiar más a las rentas más altas y el impacto medioambiental, al estar financiando e incentivando la generación de emisiones contaminantes.

Tal y como varios organismos apuntaron, esperemos que en futuras ocasiones se opte por ayudas focalizadas, en función del nivel de renta, en lugar de este tipo de políticas.

Nota: la base de datos conformada y el do.file de STATA generado para este artículo es, al igual que el propio artículo, de libre acceso en el repositorio ZENODO. Cualquier comentario será bienvenido.

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Hay 4 comentarios
  • Estimado Armando,
    no hay de qué. En este caso es una exigencia de SERIEs, cuestión con la que estamos muy de acuerdo: la transparencia en la ciencia debe ser una obligación (salvo cuando los datos no pueden ser públicos, por cuestiones de confidencialidad, financiación u otros).

    Cualquier duda o cuestión, aquí estamos.

    Un saludo

    Juan Luis Jiménez

  • Buenas tardes,

    Escribo porque existe un apartado en conclusiones que no llegó a comprender, en concreto, el siguiente: “ en un mercado con severos problemas de competencia en todas los eslabones de la cadena productiva y una demanda inelástica, el establecimiento de un subsidio permite que los productores se apropien de una parte de este.”

    ¿El hecho de que la demanda sea inelástica no explicaría precisamente qué los beneficiados del subsidio sean, en mayor parte, los consumidores? Igual que ante un impuesto será la parte del mercado con menor elasticidad la que lo soporte, ante una bajada será ésta misma parte la que más se beneficie, ¿no? Es totalmente coherente con la teoría que si la demanda es inelástica sean los demandantes quienes disfruten más del subsidio (en este caso, el 75% de la bajada en el precio) y que los oferentes disfruten de una menor parte (5 céntimos sobre 20, es decir, el 25%). Lo que es poco probable es que los oferentes no disfruten de ningún incremento en su excedente ante la bajada, ello sólo ocurriría si la oferta es totalmente elástica.

  • Estimado Adrián,
    tiene Vd. razón en que no está correctamente explicado. Este mercado tiene serios problemas de competencia, que hacen que la oferta sea más rígida que en otros. Ello supone una mayor capacidad de los productores para capturar parte del subsidio, como así hemos obtenido. En todo caso, un paso siguiente (en el que estamos trabajando) es relacionar efectivamente este resultado con los niveles de competencia de los mercados.

    Un saludo

    Juan Luis Jiménez

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