La contribución fiscal de los inmigrantes (ii)

En la primera de las dos entradas de esta serie sobre los efectos de la inmigración, tratamos el impacto de la migración en el mercado laboral. Tras un largo debate académico, existe un cierto consenso: un aumento inesperado de inmigrantes de baja cualificación no se asocia con un impacto negativo en el país receptor (la inmigracion complementa la fuerza laboral, ver aquí). La discusión académica al respecto no ha sido estéril; nos ha obligado a actualizar nuestros apriorismos y modelos, así como a mejorar los mecanismos de identificación empírica hasta alcanzar estándares merecedores de un premio Nobel. Extraíamos tres conclusiones: 1) el sentido común no siempre tiene sentido, 2) la importancia de los datos y 3) la existencia de un sesgo ideológico en el debate sobre inmigración. Conviene tenerlas en cuenta para responder a la segunda pregunta:

¿Cuál es la contribución fiscal neta de los inmigrantes?

En cuanto al sentido común

El sentido común, incluso entre aquellos que creen estar libres de influencias, nos esclaviza a algún economista (Keynes aquí añadió difunto). El sentido común nos diría, por ejemplo, que la fuga de cerebros es perjudicial para el país que observa cómo sus graduados emigran. Un sencillo análisis contable nos haría pensar que, como sociedad, es perjudicial invertir en la formación de ingenieros o médicos para que luego emigren a Alemania o Francia. Pero la literatura económica, plagada de resultados contraintuitivos, contradice de nuevo al sentido común (y por eso resulta tan fascinante). Según muestran Abarcar y Theoharides (2024) , en Filipinas sucedió justamente lo contrario: el capital humano aumentó a raíz de una fuga de cerebros, en este caso inesperada, hacia EEUU (ver un resumen aquí).

La maldición del sentido común se agrava cuando se confunde una identidad contable con un efecto económico. Por ejemplo, según la contabilidad nacional del PIB, las importaciones restan y las exportaciones suman. De esta realidad contable no se puede deducir que las importaciones tienen un efecto negativo en el bienestar de un país, ya que sucede lo contrario. Las ganancias del comercio provienen de importar los bienes que queremos consumir, y las exportaciones son el mal necesario fruto de que nuestros suministradores esperan recibir un pago (Krugman, 1993).

Un análisis contable sobre la aportación fiscal de los migrantes no revela su impacto económico y no debería, por tanto, ser la única guía en el diseño de políticas públicas. La inmigración afecta en primer lugar a los propios migrantes y a sus descendientes al permitirles alcanzar ingresos más altos como resultado de su mayor productividad en el país de destino. En segundo lugar, afecta al país de destino a través del impacto en los mercados laborales, la productividad, la innovación y la estructura demográfica. La economía no es un juego de suma cero. Cada vez que envíen un Whatsapp, agradézcanselo a un joven inmigrante ucraniano sin estudios, a los servicios sociales de San Diego que le proporcionaron una vivienda y a una educación pública que solo le pidió dos facturas de luz para escolarizarlo.

En cuanto al sesgo

Como aclaración, no estoy argumentando que no debamos plantearnos la repercusión fiscal de los inmigrantes. Pero, como en todos los casos en los que corresponde (¿o no?), debemos preguntarnos por la balanza fiscal en economía. Tampoco sostengo que los efectos (los que se pueden medir) de la migración sean siempre y en todos los contextos positivos (mi propia investigación arroja resultados negativos sobre el impacto del cambio en la composición de la migración en la inversión extranjera; ver aquí y aquí). En cambio, abogo por la cautela, por reconocer nuestros propios sesgos y por no fiarnos de un único economista, un único dato o un único paper, como nos sugerían en este mismo espacio de reflexión y análisis riguroso que es Nada es Gratis aquí.

También reconozco mi propio sesgo: esta segunda pregunta sobre la fiscalidad de la inmigración, siendo políticamente relevante, me resulta menos interesante académicamente. Su respuesta revelará un síntima, una foto fija de unas causas más complejas. En mi opinión (sesgada), un economista en formación no debería abrir ningún manual de contabilidad (o de administración de empresas) hasta finalizar la carrera. Aun así, es un factor a tener en cuenta, hay que aprobar contabilidad para graduarse. Sigamos.

En cuanto a los datos

En todo caso, para responder a una cuestión contable, conviene acudir a los países con mejores registros administrativos. Los países escandinavos cuentan con bases de datos gubernamentales que almacenan información completa y de alta calidad sobre toda la población. Dinamarca es especialmente interesante porque es el único país escandinavo que ha cuantificado adecuadamente el impacto fiscal neto de la inmigración basándose en datos administrativos. Como indicábamos aquí, el acceso a datos es clave para diseñar políticas públicas, y no sorprende que investigadores daneses fueran pioneros en este tipo de análisis (ver, por ejemplo, Hansen et al., 2017). Más recientemente, estos resultados se han replicado parcialmente para Países Bajos (van de Beek et al., 2024). Lamentablemente, en España no se dispone de datos públicos con el detalle necesario para replicar estos estudios.

La contribución fiscal de la migración en Dinamarca

La Figura 1 muestra la contribución financiera neta promedio en Dinamarca por edad y por categoría amplia de origen: danés, países occidentales, MENAPT (Oriente Medio, Norte de África, Pakistán y Turquía) y otros países no occidentales. La contribución fiscal neta de una persona es conceptualmente sencilla: su aportación total a las finanzas del Estado menos sus costos totales. La contribución neta es altamente heterogénea según el grupo y disminuye a medida que el lugar de nacimiento del contribuyente se aleja de Dinamarca; en el caso de los MENAPT, es negativa. Sin embargo, el patrón es el mismo en todos los orígenes: los niños y las personas mayores son contribuyentes netamente negativos. Para compensar este coste, se espera que las personas en edad laboral tengan una contribución neta positiva lo suficientemente grande.

Figura 1. Contribuciones fiscales netas por edad y origen (Dinamarca), 2018. Fuente: informe del gobierno danés

La contribución neta total, agregando cada grupo ponderando por el peso relativo de cada tramo de edad, de los daneses nativos fue de +41.000 millones de coronas danesas (DKK) (aprox. 5.501 millones de euros, 1,83 % del PIB). La contribución neta total de los inmigrantes y sus descendientes fue negativa, con -24.000 millones de DKK (aprox. 3.220 millones de euros, 1,07 % del PIB).

No obstante, dada la fuerte relación entre la edad y la contribución financiera, es conveniente asignar la distribución de edad de los nativos a cada grupo para obtener un escenario contrafactual a largo plazo con una asimilación plena (en términos de edad). La Figura 2 muestra como este ajuste cambia sustancialmente las estimaciones de la contribución neta, aumentando la contribución fiscal de los descendientes. Esto se debe a que la composición por edades de inmigrantes y nativos es diferente, con los descendientes de inmigrantes siendo desproporcionadamente jóvenes adultos. Por tanto, a largo plazo, se espera que el gap fiscal se reduzca, siempre que se produzca una asimilación de los descendientes.

Figura 2: Aportaciones netas reales y estandarizadas por edad, 2018 (Dinamarca)

La contribución fiscal de los inmigrantes en la OECD

La OCDE ha obtenido resultados similares para 24 economías receptoras de inmigración. La Figura 3 muestra el cociente entre ingresos fiscales y gastos sociales (la ratio fiscal) para nativos y foráneos de manera agregada. La fuente de estos datos es más general y, por tanto, de menor calidad. Sin embargo, podemos utilizar Dinamarca como referencia, ya que su patrón es parecido al de la Figura 1, y concluir que la menor contribución fiscal de los migrantes no es un hecho aislado. En España, como en Dinamarca, los inmigrantes en edad de trabajar contribuyen menos al fisco que los nativos.

Figura 4: Ratio fiscal total de los nacidos en el extranjero y los nacidos en el país a lo largo del tiempo, 2006-2018. Nota: La ratio fiscal es el cociente Ingresos fiscales/Gastos sociales, una ratio mayor que uno indica un superávit y menor que uno déficit. Fuente: la OECD.

La Figura 5 muestra la evolución agregada de la ratio fiscal de 2006 a 2018. La distinta composición por edad de la población migrante (más joven) y nativa (más envejecida) influye en el resultado fiscal neto. Es interesante observar que la contribución fiscal no es uniforme a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en España, antes de la crisis financiera, los inmigrantes presentaban un saldo fiscal positivo y los nativos, negativo. En cambio, durante los años de la Gran Recesión, tanto españoles como inmigrantes presentaban un saldo fiscal negativo.

En el resto de los países de la OCDE se observa una gran heterogeneidad. Hay países, como Portugal e Italia, donde los inmigrantes aportan más de lo que reciben y los nativos, menos. Otros, como EEUU, donde ambos grupos son deficitarios, y otros donde ambos presentan un superávit, como Noruega.

Figura 5: Ratio fiscal total de los nacidos en el extranjero y los nacidos en el país a lo largo del tiempo, 2006-2018. Fuente: la OECD.

La contribución fiscal de migrantes y nativos por nivel de estudios (EEUU)

De los datos daneses y de la OCDE se desprende que la edad es un factor relevante en la balanza fiscal de la inmigración. Un segundo elemento a tener en cuenta es la heterogeneidad según el nivel de estudios. La Tabla 1 muestra el valor presente de la contribución fiscal neta, comparando a inmigrantes que llegan a los 25 años con una persona nacida en EEUU. Los datos reflejan que la contribución fiscal neta es negativa tanto para nativos como para migrantes en el caso de los no universitarios. Los únicos que tributan más de lo que reciben son aquellos contribuyentes con titulación universitaria. Es cierto que los migrantes contribuyen un poco menos (excepto en el grupo sin educación secundaria), pero el patrón es similar: en términos fiscales, los nativos y los inmigrantes de baja cualificación son muy parecidos.

En definitiva, tanto inmigrantes como nativos con trabajos de baja cualificación reciben en servicios públicos más de lo que aportan en impuestos. Este resultado no es sorprendente, ya que, en un sistema impositivo progresivo, los contribuyentes con mayores ingresos (aquellos que, en promedio, tienen más estudios) aportan proporcionalmente más. Esto es precisamente de lo que trata la cohesión social y nos lleva a preguntarnos seriamente qué sería de los primeros sin los segundos, es decir, de la existencia de la sociedad entendida como un bien público.

Tabla 1: Valor presente de la contribución fiscal neta comparando a inmigrantes que llegan a los 25 años con una persona nacida en EEUU.

Otro aspecto relevante es la asimilación de las segundas y terceras generaciones. Los datos de EEUU muestran que la segunda generación tiene un impacto fiscal positivo, especialmente en el caso de los hijos de inmigrantes con título universitario. A partir de la tercera generación, su impacto fiscal es prácticamente el mismo que el de los nativos.

Conclusión

La mejor respuesta a la pregunta sobre el impacto fiscal de la inmigración es: depende. ¿De qué depende? Los datos sugieren que la balanza fiscal de los inmigrantes está relacionada con su composición por edad y nivel formativo. Si uno de los objetivo de la política migratoria es mejorar su contribución neta, hay, por tanto, dos opciones.

Una opción miope sería restringir la inmigración según la edad y el nivel formativo. Es una visión limitada y no exenta de costes, porque la aportación fiscal neta de los inmigrantes no refleja de manera exacta su impacto en el bienestar del país de acogida. Una posible contribución fiscal negativa puede compensarse a medio y largo plazo por otras vías, como su influencia en el comercio, la inversión, la innovación, entre otros factores.

Otra opción, con una visión más amplia, sería incidir en los factores que reducen la contribución fiscal de los inmigrantes en comparación con los nativos. La edad se compensa con el tiempo (y con la asimilación de las segundas y terceras generaciones). El nivel formativo mejora con un acceso amplio y equitativo a una educación de calidad. Por tanto, una de las claves parece estar en garantizar a los hijos de inmigrantes el mismo acceso a la educación que a los hijos de los nativos. Particularmente en nuestro país, donde muchos inmigrantes no enfrentan tantas barreras idiomáticas y culturales, su integración en el mercado laboral y en el sistema educativo debería ser menos costosa. Sin embargo, pueden existir otras barreras que conviene analizar en comparación con otros países de acogida, seguramente mejor organizados que nosotros para recibir y asimilar flujos migratorios.

En cualquier caso, el impacto económico de la migración es más complejo que su dimensión fiscal. Se necesitan mejores datos y más investigación para evaluar en su totalidad la contribución económica de la inmigración. Por ejemplo, un estudio con un escenario contrafactual en el que se asignara a los descendientes de inmigrantes la misma distribución de edad y nivel de estudios que los nativos. Esto permitiría diseñar mejores políticas públicas para maximizar su aporte económico y social a largo plazo, y posiblemente también reducir el sesgo ideológico en torno a la inmigración.

* Agradezco los comentarios de Antonio Cabrales, Luis Puch, Joan Llull y José A. Martínez Serrano a una versión anterior de este post.

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Hay 7 comentarios
  • Cuando llaman el paguitas a nuestro actual gobernante, yo tengo preparada una respuesta: los que no tienen medios de vida reciben paguitas, sí, las clases adineradas, sus hijos no tienen empleo y sus padres les montan un hospital.

  • Tambien veo un analisis problematico, faltan factores y externalidades.
    Ejemplo los inmigrantes afecta al merado de vivienda.
    este al subir , impide que los nacionales se puedan independizar, no tiene hijos, y normalmente los hijos de la gente cualifica es mas probable , por lo que los hijos "que no nacen" dejan de contribuir" por lo que la segunda generacion , se pierde, asi que tenemos dos generaciones que se "pierde dinero"...por la tanto lo que aumenta en contribucion la segunda o tercera, se deja de ganar, por los hijos que no han nacido.
    ES un vision miope no tener en cuenta estas externalidades. añadir que se esta comparando con mercados laborales bastante flexibles (dinamarca y eeuu) donde es mas facil para una persona no cualifica contribuir...mientras que el mercado español es bastante duro
    En fin bastante problemas veo que no se han tratado aqui, añadir que España el sistema de pensiones es bastante generoso, seria bueno saber si el sistema danes o de eeuu se puede compara.

    • Gracias por el comentario. Efectivamente, hay bastantes mecanismos adicionales y es delicado transponer los resultados de otros países.
      Voy a centrarme en la vivienda porque, sabemos un poco más y está resumido en este post en NeG. Ante un aumento de la tasa de inmigración de un punto porcentual, los precios promedio de la vivienda aumentan un 3.3%. No obstante, el efecto en las ciudades más tensionadas depende de la distribución de los migrantes, como señalaba este otro post. Si una parte de los flujos migratorios acuden a zonas más despobladas, podría tener en un efecto positivo sobre las metrópolis.
      No obstante, tenemos una medida que absorbe en buena medida los efectos de segundo y tercer orden: el salario real (descontando la inflación). Las estimaciones más recientes sugieren que EEUU la afluencia de inmigrantes en el periodo 2000-2019 aumentó los salarios de los nativos menos educados (educación secundaria o menos) entre un 1.7% y un 2.6% (ver aquí). Esto se debe en parte por la disminución del precio de los servicios que proporcionan los migrantes (ver aquí). En EEUU la subida del precio de los alquileres asociada a los migrantes es del 1% (ver aquí). Por tanto, al menos en EEUU y en promedio, la subida de los salarios compensa la de la vivienda.

      • Hola Jordi, los enlaces no aparecen resaltados en el texto en tu respuesta (por lo menos en móvil), aparecen como texto normal aunque al clicar funcionan.

        Muy interesante, gracias.

      • EL problema es que el mercado americano es mas flexible, ademas al estar mas capitalizado ayuda a la productividad, pero España es un mercado mas regulado, se podria decir que aumenta el salario?

        De hecho sabemos que el precio de la vivienda sube En España, sobre todo porque en España la inmigracion es bastante superior a la su capcidad productivda de vivienda.

        Si en ESpaña podemos producir entre 100.000 vivienda al años o 150.0000 (suponiendo un 7% del pib como en el resto de la union europea) es bastante absurdo pensar queno elevara precios . y que en caso de estancamiento, sera un bajada realmente efectiva.

        • Las evidencias sobre el efecto de la migración sobre los salarios en España no son muy distintas. Carrasco et al. (2008), utilizando datos entre 1991 y 2001 concluyen que la inmigración no tiene un impacto negativo significativo ni en la tasa de empleo ni en los salarios de los trabajadores nativos. González y Ortega (2011) tampoco encuentran ningún efecto durante 2001–2006. Gutiérrez-Portilla et al (2018) encuentran un efecto negativo pero muy pequeño: Si la proporción de extranjeros respecto a la población total no hubiera aumentado en un 3,2% durante 2004–2015, el salario promedio en 2015 habría sido 9,4 € más alto.

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