El impacto de la inmigración en los precios de la vivienda

Por Rosa Sanchis-Guarner

El estudio del impacto socioeconómico de la inmigración en las regiones de acogida ha sido ampliamente estudiado durante los últimos 30 años y sigue atrayendo mucha atención por parte de académicos y responsables de políticas públicas. Recientes desplazamientos de población transnacionales han renovado el interés en analizar los efectos de las grandes llegadas de inmigrantes a diferentes ubicaciones. En concreto, recientemente se ha investigado el efecto del desplazamiento masivo de personas desde Venezuela a Colombia (aquí), desde Siria a Turquía (aquí) o desde Ucrania a Polonia (aquí).

Dentro de una amplia literatura empírica sobre los efectos de la inmigración, centrada principalmente en el impacto en el mercado laboral (aquí), algunos trabajos académicos han proporcionado evidencia del impacto de la inmigración en los precios de los bienes (aquí), encontrando generalmente efectos negativos. En lo que se refiere a los bienes inmobiliarios, que son altamente inelásticos y no comercializables, el ajuste de los precios promedios locales ante un flujo migratorio puede ser diferente. Para una oferta limitada de viviendas y una población local fija, la llegada de inmigrantes intensifica la competencia por consumir vivienda (demanda), lo que puede llevar a un aumento de los precios en un primer momento (efecto directo o parcial de demanda). Al mismo tiempo, el cambio en la composición de la población local ante la llegada de un gran número de inmigrantes puede desencadenar migraciones internas entre diferentes localizaciones, induciendo cambios adicionales en la demanda local (efecto indirecto en la demanda). Finalmente, los inmigrantes pueden afectar la oferta inmobiliaria: vivir en condiciones diferentes a la población autóctona (nativos) o trabajar de manera más intensiva en el sector de la construcción, moderando un posible aumento de precios (efecto de las condiciones de oferta de viviendas). El impacto total o neto es el resultado de estos tres procesos de ajuste. En última instancia, el signo y la magnitud del efecto total sobre los precios locales promedio de la vivienda son ambiguos (aquí).

En este contexto, el trabajo que he publicado recientemente proporciona un marco teórico y empírico para estimar los ajustes según su efecto parcial o total sobre los precios, lo que permite una interpretación mejorada de los resultados empíricos. En mi caso, la evidencia empírica, que obtengo utilizando datos de provincias en España durante el período 2001-2012, se enfoca en estimar los efectos de los cambios de demanda directos, indirectos y totales, manteniendo constantes las condiciones de oferta y densidad de ocupación a lo largo del tiempo.

El caso español durante la primera década de los años 2000 es idóneo para estudiar el impacto de la inmigración en los precios de la vivienda. El número de nacidos en el extranjero aumentó en 2,5 millones de personas en 2001 a 6,7 millones en 2012, un aumento de casi el 160%. Como resultado, la proporción de nacidos en el extranjero sobre la población total aumentó casi 10 puntos porcentuales (del 4,8% al 14%), como se observa en la Figura 1. En esta década, inicialmente los precios de la vivienda experimentaron grandes aumentos (2001-2008), casi duplicándose, seguidos posteriormente de una caída en el sector inmobiliario y un ajuste a la baja de los precios (2009-2012), como se observa en la Figura 2.

Figura 1: Evolución del porcentaje de población nacida en el extranjero – España 2001-2012
Figura 2: Evolución del precio medio de la vivienda (por metro cuadrado), por año y total del periodo – España 2001-2012

En la primera parte del estudio, demuestro formalmente cómo se puede descomponer el efecto total de la demanda en dos componentes: el efecto directo o parcial (aumento de la demanda de los inmigrantes recién llegados) y el efecto indirecto (cambios en la demanda adicionales debidos a cambios poblacionales inducidos por la ola migratoria). Este segundo componente depende del grado de movilidad de la población autóctona, que en la mayoría de los trabajos empíricos se asume como negativo (native displacement).

Utilizando datos provinciales, calculo los coeficientes de regresión entre la tasa de inmigración (flujo de inmigrantes sobre la población) y el crecimiento promedio del precio de la vivienda. Un simple modelo de estimación de datos de panel con efectos fijos no nos proporciona coeficientes con interpretación causal, ya que los inmigrantes pueden elegir las ubicaciones donde se localizan debido a factores socioeconómicos no observables, factores que también determinan la evolución de los precios de la vivienda. Para resolver este problema de identificación, construyo una predicción de la tasa de inmigración basada en una versión del instrumento shift-share (SSIV), que se utiliza con frecuencia en la literatura sobre los efectos de la inmigración (aquí). Mi versión del instrumento (similar a este artículo), junto con la especificación empírica utilizada, permite mitigar algunos de los problemas de este tipo de instrumentos (aquí).

Los principales resultados del estudio nos muestran que los efectos totales y parciales fueron ambos positivos. El efecto total de la demanda es similar a otros existentes en la literatura: ante un aumento de la tasa de inmigración de un punto porcentual, los precios promedio de la vivienda aumentan un 3,3%. Esta magnitud captura el efecto total de todos los canales de ajuste explicados anteriormente.

Para poder calcular el efecto parcial y el indirecto de la demanda, debemos realizar estimaciones adicionales. Al estimar el efecto de la inmigración en la movilidad de la población nativa encuentro que por cada 10 inmigrantes que se establecen en la provincia, 3 nativos se ubican en el mismo lugar. Este resultado, en principio sorprendente, ya se ha encontrado en otros trabajos empíricos (aquí). En el estudio, presento un modelo y evidencia empírica que sugiere que los nativos e inmigrantes podrían co-ubicarse debido a complementariedades de consumo (aquí), cuando los nativos consumen bienes y servicios que se han abaratado con la llegada de los inmigrantes. Finalmente, computo el efecto parcial de la demanda: un aumento de la población (debido a la inmigración) de un punto porcentual aumenta los precios promedio de la vivienda en un 2,5%. Para aislar el efecto parcial utilizamos el SSIV para predecir la proporción del crecimiento de la población provincial debido únicamente a la ola migratoria, eliminando así el efecto indirecto en el estimador. En consecuencia, el efecto indirecto de la demanda, proveniente de los nativos reubicados, es del 0,7%. El trabajo incluye diversas comprobaciones de robustez de los resultados y de validez de la estrategia empírica.

Este es el primer estudio que ofrece una descomposición formal, y sus contrapartes empíricas, de los canales de ajuste de los precios locales después de la llegada de una ola migratoria. El marco y los resultados destacan la importancia de tener en cuenta los efectos de desplazamiento cuando se estudian variables agregadas espacialmente, ya que los efectos totales pueden enmascarar mecanismos de ajuste interesantes e importantes para el diseño de políticas públicas.