Energías renovables y empleo local

Por Natalia Fabra, Aitor Lacuesta, Eduardo Gutiérrez y Roberto Ramos

La revolución tecnológica en el campo de las energías renovables ha permitido reducir sus costes de inversión a mínimos históricos. En la última década, los costes de inversión en energía solar fotovoltaica y eólica terrestre han caído un 88% y un 68%, respectivamente (IRENA 2022), lo que ha fomentado un despliegue masivo de la energías renovables en todo el mundo y facilitado la reducción del consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, de forma creciente, las energías renovables se están enfrentando a un nuevo obstáculo: la oposición de las comunidades donde se ubican las inversiones. Este movimiento, conocido como NIMBY ("not in my backyard"), es responsable de retrasar el desarrollo de parques solares y eólicos en todo el mundo.

¿Qué explica esta oposición a las inversiones en energías renovables?

Nosotros prestamos atención al balance entre los costes y los beneficios que perciben las comunidades locales. Existe evidencia sobre los costes que algunos proyectos de energías renovables generan en los municipios en los que se ubican, principalmente en el caso de la eólica. Por ejemplo, los proyectos pueden afectar negativamente a la biodiversidad o desplazar algunas actividades económicas, como la agricultura o el turismo (Germeshausen et al. 2022). Sin embargo, además de costes, las inversiones en energías renovables también aportan beneficios socio-económicos, como se ha constatado en diversas ocasiones (IRENA 2022). De hecho, los planes de recuperación tras la pandemia potencian las inversiones verdes no solo por sus efectos medioambientales sino también porque se consideran una palanca para el crecimiento económico y el empleo. ¿Por qué entonces, en algunos municipios, existe oposición a las renovables? ¿Es porque los costes son elevados, o porque los residentes en los municipios donde se ubican los proyectos no perciben suficientes beneficios como para compensar los costes?

Nuestro análisis

En un trabajo reciente (Fabra et al. 2022), tomamos los efectos sobre el empleo y el desempleo local como indicadores de los beneficios socio-económicos de las inversiones en energías renovables en los municipios en los que estas se ubican. La variación en el tamaño y en las fechas de puesta en marcha de las nuevas plantas en más de 3.200 municipios españoles a lo largo de 13 años (2007-2020), nos permite identificar de forma precisa sus efectos. Nuestro análisis incorpora datos detallados sobre cada una de las plantas, incluyendo su ubicación, tecnología y fecha de puesta en marcha, que combinamos con datos de empleo y desempleo a nivel municipal de la Seguridad Social. La combinación de estas fuentes de datos proporciona una imagen rica de los efectos heterogéneos en el mercado laboral local causados por las inversiones en energías renovables. Nótese que los datos de empleo y desempleo reflejan realidades distintas: mientras que los datos de empleo recogen el número de puestos de trabajo de las empresas locales, los datos de desempleo reflejan el número de residentes locales sin trabajo.

Resultados principales

Encontramos diferencias significativas en los multiplicadores locales de empleo entre las distintas tecnologías renovables. Mientras que la inversión en energía solar fotovoltaica refleja multiplicadores considerables, la inversión en energía eólica no genera empleo local de forma significativa, ni desde el punto de vista estadístico ni económico. Los mecanismos que explican estas diferencias están relacionados con el tipo de tareas y competencias necesarias para llevar a cabo los proyectos. En el caso de la energía eólica, la fase inicial de la inversión no tiene necesariamente un componente local, al requerirse equipamientos y trabajadores altamente cualificados, que generalmente trabajan en remoto y se desplazan a los proyectos de forma esporádica. Lo mismo ocurre una vez construida la planta, en la fase de mantenimiento.

Sin embargo, la construcción de los huertos solares requiere competencias menos especializadas, lo que permite a los promotores de los proyectos contratar trabajadores locales. Además, en el caso de la solar, la construcción tiene un mayor peso en el coste total del proyecto, lo que también permite que el componente local tenga mayor peso. Los efectos de las inversiones solares sobre el mercado de trabajo local se concentran principalmente durante la fase de construcción y son menores – pero todavía positivos - durante la fase de mantenimiento. Estos resultados coinciden con los de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, 2021), que concluyó que "la integración del contenido local y el empleo local sigue siendo un reto, especialmente en la energía eólica".

La Figura 1 ilustra los efectos sobre el empleo por MW invertido (eje vertical), para la solar y la eólica, a lo largo del tiempo (eje horizontal). Dada la puesta en marcha (en Ƭ) marcada con una línea roja continua, cabe esperar que el efecto de las inversiones se produzca aproximadamente 24 meses antes (línea roja discontinua) al ser este el periodo estimado de construcción.

En el caso de las inversiones en energía solar, los multiplicadores empiezan a ser positivos y significativos aproximadamente 22 meses antes de la fecha de puesta en marcha, en consonancia con el inicio de la construcción, y alcanzan su máximo unos siete meses antes de la puesta en marcha, una vez finalizados los principales trabajos de construcción. Los multiplicadores posteriores disminuyen, reflejando las menores necesidades de mano de obra durante la fase de mantenimiento, pero continúan siendo positivos.

El multiplicador local medio un año antes del final de la construcción es de 2,5 trabajadores/MW (o 0,8 trabajadores/millón de euros invertido) y de 1,5 trabajadores/MW durante la fase de mantenimiento (o 0,2 trabajadores/millón de euros). Para una planta de por ejemplo 10MW, esto implica la creación de 25 puestos de trabajo locales en un año, lo que para municipios rurales puede ser muy significativo. El valor de los multiplicadores locales es similar a los hallados para el fracking en Estados Unidos (Feyrer et al. 2017) e inferiores a los encontrados para el Plan E en España (Alloza y Sanz 2021). En el caso de la energía eólica, los multiplicadores locales de empleo no son distintos de cero, tanto en la fase de construcción como en la de mantenimiento.

Figura 1 Efectos de las inversiones en energía solar y eólica sobre el sempleo local

Notas: Estas cifras muestran los efectos de la inversión de 1 MW sobre el empleo de las empresas ubicadas en los municipios donde se produce la inversión en el periodo febrero 2006-enero 2018, h meses antes o después de la fecha de puesta en marcha (marcada con una línea roja continua vertical). El panel (a) muestra los resultados para las inversiones solares y el panel (b) para las inversiones eólicas. Las bandas de error representan el intervalo de confianza del 95%. Los errores estándar se agrupan por municipios.

 

La Figura 2 muestra los efectos sobre el desempleo, que tienden a ser menores. Esto sugiere que las empresas locales suelen contratar a trabajadores en otros municipios para llevar a cabo los proyectos, lo que es coherente con las dificultades para encontrar trabajadores cualificados en los municipios rurales donde se ubican la mayoría de los proyectos. Curiosamente, en el caso de la energía solar, tras la fecha de puesta en marcha se produce un ligero aumento del número de desempleados que anteriormente trabajaban en el sector de la construcción. Este hallazgo puede explicarse por el hecho de que el proyecto atrae a nuevos residentes para trabajar en la construcción de la planta que se quedan sin empleo una vez finalizada la construcción.

Figura 2. Efectos de las inversiones en energía solar y eólica sobre el desempleo local

Notas: Estas cifras muestran los efectos de la inversión de 1 MW sobre el desempleo de los residentes en el municipio donde se produce la inversión en el periodo junio 2008-enero 2018, h meses antes o después de la fecha de puesta en marcha (marcada con una línea roja continua vertical). El panel (a) muestra los resultados para las inversiones solares, y el panel (b) para las inversiones eólicas. Las bandas de error representan el intervalo de confianza del 95%. Los errores estándar se agrupan por municipios.

Políticas públicas

Los valores relativamente pequeños de los multiplicadores locales, sobre todo en el caso de la eólica, no significan que las inversiones en energías renovables no creen empleo a mayor escala. De hecho, es plausible que una fracción significativa de la creación de empleo se produzca lejos de los municipios donde se ubican las plantas. Por ello, para hacer realidad el despliegue masivo de energías renovables, las políticas públicas deberían garantizar que los beneficios de las inversiones en renovables se repartan también entre las comunidades que las acogen. Para tal fin se han propuesto diferentes opciones como promover las comunidades energéticas locales para que los residentes tengan una participación en los nuevos proyectos; reducir el precio de la electricidad para los residentes locales; aumentar los impuestos locales pagados por los inversores en energías renovables; priorizar el acceso a la red de aquellos proyectos que prometan mayores beneficios locales o promover programas de formación en las zonas rurales para favorecer que la inversión en renovables también se traduzca en empleo local.