Sex ratios y niñas desaparecidas en Europa

Hace ya casi 30 años, Amartya Sen atrajo la atención del mundo entero denunciando el fenómeno de las niñas desaparecidas en países en desarrollo, especialmente en el Sudeste Asiático (aquí). El que sería premio Nobel de Economía explicaba que las altísimas tasas de masculinidad, el número de niños por cada 100 niñas (sex ratios), de esos países evidenciaban prácticas discriminatorias contra las niñas ya sea a través del aborto selectivo, el infanticidio femenino o un maltrato continuado durante la infancia que incrementaba sus tasas de mortalidad. Esta preferencia tan fuerte por los niños varones era el producto de factores económicos y culturales que habían ido influyendo la percepción del valor relativo de las mujeres en esas regiones y desembocado en millones de missing girls, un drama que todavía sigue vigente (aquí o aquí).

A pesar de la magnitud de este fenómeno, apenas se ha prestado atención a la experiencia histórica de los países europeos. Se argumenta básicamente que estos comportamientos o bien nunca existieron o apenas tuvieron importancia (aquí). Sin embargo, mi trabajo junto a Domingo Gallego muestra que las tasas de masculinidad existentes en la España del siglo XIX implicaban que la mortalidad femenina durante los primeros años de vida era mucho más elevada de lo que sería en ausencia de practicas discriminatorias (aquí y aquí; o el resumen en NeG aquí). En esta entrada voy a expandir el ámbito de estudio al resto de Europa presentando nueva evidencia que sugiere que este problema era mucho más importante de lo que se había pensado, especialmente en el sur y el este de Europa (el trabajo completo aquí). Este es un proyecto que todavía está en curso por lo que sus resultados son todavía preliminares (y meramente descriptivos).

Tasa de masculinidad (0-1 año), c.1880

El mapa anterior muestra las tasas de masculinidad en la infancia, el número de niños por cada 100 niñas entre 0 y 1 años, hacia 1880 (los datos están tomados de los respectivos censos de población). En general, los países del sur de Europa presentaban cifras más elevadas (con la excepción de Irlanda y Noruega). Los datos para Bulgaria y Grecia eran de hecho extremadamente altos. La información que el Mosaic Project está recopilando para los países del este de Europa indica que los ratios en esos países también eran muy elevados. Como ilustra el mapa siguiente con las tasas de masculinidad en la franja de edad comprendida entre 0 y 4 años, las cifras a nivel nacional esconden además una gran variabilidad interna (Francia, por ejemplo, llama poderosamente la atención).

Tasa de masculinidad (0-4 años), c.1880

Es importante señalar que las tasas de masculinidad históricas no son comparables con las actuales. La ventaja biológica femenina implica que mueren más niños que niñas de forma natural durante el embarazo, el parto y los primeros años de vida. Esta circunstancia es mucho más visible en los contextos de alta mortalidad que caracterizaban la Europa de la época debido a las ínfimas condiciones de vida, lo que se traduce en menores tasas de masculinidad. La tasa “natural” de masculinidad, por tanto, no es fija sino que depende de los niveles de mortalidad. Mientras en la actualidad la tasa de masculinidad entre los 0-4 años fluctúa en torno a 105-106 niños por cada 100 niñas, esta cifra debería situarse por debajo de la paridad (100) en contextos donde la mortalidad infantil es mayor de 220 muertes por cada 1.000 nacidos vivos (una explicación más detallada aquí o aquí).

Las bajas tasas de mortalidad que disfrutaban los países del norte de Europa ayudarían por tanto a explicar por qué vemos tasas de masculinidad relativamente elevadas en Escandinavia, Irlanda o Escocia. No se puede decir lo mismo de la Europa de Sur (o del Este). Además, un análisis preliminar de los datos indica que es muy improbable que la variación observada se explique por circunstancias climáticas, el sub-registro de niñas en los censos u otras causas, lo que implicaría que las altas tasas de masculinidad que se observan en ciertas zonas eran consecuencia de prácticas discriminatorias que incrementaban la mortalidad femenina durante los primeros años de vida (los detalles aquí).

El contraste que se observa en las tasas de masculinidad durante el primer año de vida no sólo continúa siendo visible durante la infancia, sino que su propia evolución muestra tendencias distintas entre países. El siguiente gráfico presenta cómo varían estos ratios en los distintos grupos de edad. Sirvan los países elegidos como una muestra de los distintos patrones de comportamiento (no sólo en los niveles de partida, sino también en su evolución a distintas edades). Así, la tasa de masculinidad inglesa no es sólo relativamente baja, sino que continúa descendiendo a medida que aumenta la edad de referencia. Esto es esperable, especialmente en los primeros años de vida cuando las tasas de mortalidad son más elevadas: como explicábamos arriba, la ventaja biológica femenina hace que mueran más niños que niñas de forma natural, lo que tiende a disminuir la tasa de masculinidad de los supervivientes. Este descenso en las tasas de masculinidad se observa, en mayor o menor medida, en todos los países. El incremento que a partir de los 3-4 años sufren algunos de estos países es, sin embargo, más difícil de explicar y apuntaría de nuevo a conductas discriminatorias contra las niñas.

Tasa de masculinidad por grupos de edad, c.1880

La naturaleza de estas prácticas no está clara y posiblemente variaba entre países. Es muy probable que el infanticidio femenino fuera poco importante o estuviera limitado a ciertas regiones. Es posible, por otro lado, que la preferencia por el varón hiciera que se abandonaran más niñas que niños, lo que, dadas las elevadas tasas de mortalidad en las inclusas, tendría un efecto similar. Por otro lado, esta sobremortalidad femenina también podía derivarse de una distribución desigual de los recursos dentro de las familias. En contextos de alta mortalidad como los que existían en el pasado, una discriminación en el modo en que las niñas eran alimentadas, cuidadas cuando estaban enfermas o incluso en la cantidad de trabajo que soportaban podía fácilmente acabar en un mayor número de niñas muriendo como resultado del efecto combinado de la malnutrición y las enfermedades.

¿Qué hay detrás de estos comportamientos discriminatorios? Todavía es pronto para tener un diagnóstico más preciso pero la evidencia disponible apunta a que la preferencia por el varón está ligada a factores económicos, sociales y culturales que determinan el papel de la mujer en la sociedad y por tanto el valor de las niñas en la misma. La existencia o no de oportunidades laborales femeninas, los distintos tipos de familia, sistemas de dote y herencia o el tipo de valores culturales predominantes van a ser factores clave en este sentido (aquí, aquí o aquí). Estos comportamientos suelen acentuarse además en contextos de pobreza generalizada o circunstancias económicas adversas (en hambrunas, por ejemplo).

Estamos todavía en una fase inicial del proyecto y por tanto tenemos más preguntas que respuestas y desde luego mucho trabajo por delante (añadir tasas de masculinidad al nacer, extender la base de datos en el tiempo, recopilar información sobre los factores que pudieran explicar estos comportamientos, realizar estudios de casos particulares, etc.). No faltarán por tanto futuras entradas que aclaren un poco más un fenómeno del que todavía sabemos muy poco.

Hay 6 comentarios
  • Una entrada muy interesante pero me temo que también sujeta a prejuicios que reducen su valor. Por ejemplo, la "baja mortalidad de los países del norte de Europa" no puede de ninguna manera explicar por qué Irlanda, Escocia o Noruega, que eran regiones muy pobres en 1880, tenían una tasa de masculinidad más alta que Inglaterra o Bélgica, que eran las sociedades industrializadas más avanzadas de Europa por aquel entonces. De hecho la pobreza, el atraso económico y social, las hambrunas periódicas y también la discriminación legal de las mujeres (que no podían poseer ni heredar tierras, por ejemplo) en Irlanda eran notorias, y mucho peores que en cualquier país del sur de Europa, donde solía regir algún sistema de derecho derivado del derecho romano. Se podría en realidad interpretar lo contrario: en las regiones con mejor clima (como lo son los países de la cuenca mediterránea) a igualdad de condiciones, la mortalidad infantil sería menor y por lo tanto la proporción de niños mayor que en zonas igualmente rurales pero de clima más inhóspito como son las de Europa Central bajo el Imperio Austro-Húngaro. La anomalía serían por lo tanto precisamente las regiones más pobres de la Europa del norte como Irlanda o Noruega, y allí por tanto podría haber discrimanción. El menor porcentaje de niños en zonas más urbanizadas se interpretaría no por la discriminación sino por su alta mortaliddpad porque las salubridad y morbilidad de las ciudades en 1880 eran bastante peores que en el cam

    • Gracias Eduard, muy interesantes tus comentarios. Lo que no entiendo es la facilidad con lo que se recurre a los “prejuicios” del autor para criticar las entradas. Me puedes criticar por errores del análisis, la interpretación o por no tener en cuenta otros factores que puedan ser relevantes pero esa manía de los prejuicios me parece fuera de lugar (como comprenderás no tengo ningún interés en demostrar que la discriminación sólo ocurría en el sur de Europa).
      Respondiendo a tus dudas, tengo que decir que en un principio las tasas de Irlanda, Escocia o Noruega también me parecieron relativamente altas pero a pesar del atraso económico que mencionas lo que sabemos es que sus tasas de mortalidad infantil eran bastante bajas durante el período que estudio aquí. Las de Noruega por ejemplo eran de alrededor de 100 muertes por cada 1000 nacimientos vivos (las de Irlanda no eran mucho más altas), lo que contrasta con las tasas de países como España o Italia que se movían entre las 200-230 muertes. Como explico en la entrada, tasas de mortalidad más bajas implican mayores tasas de masculinidad sin necesidad de recurrir a la discriminación. No niego que pudiera haber discriminación pero los datos sugieren que quizás menos que en otras áreas. En cualquier caso que sepas que junto a un colega irlandés estamos analizando estas cosas (incluyendo el efecto de las hambrunas) así que sí encontramos algo más no dudes que os lo contaremos.
      También indicas que un mejor clima puede hacer que la mortalidad infantil sea menor. Como digo arriba, o bien por el clima o por otros factores, el hecho es que la mortalidad infantil en el sur de Europa era mayor. En cualquier caso, como comento en la entrada, he realizado un análisis intentado ver si factores como la temperatura, la pluviosidad, la altitud, la orografía o la distancia a la costa son capaces de explicar las altas tasas de masculinidad y el resultado indica que no, que el clima no es la razón. Lo que sí estoy de acuerdo contigo es sobre el paper de lo rural/urbano. Las zonas rurales, debido a sus mejores condiciones, tienden a mostrar mayores tasas de masculinidad sin que esto implique necesariamente mayor discriminación sino simplemente una menor mortalidad).
      Insistir en todo caso en lo que comentaba arriba, no estoy diciendo que el exceso de mortalidad femenina derivado de la discriminación sólo ocurriera en el sur de Europa. Lo que digo es que los datos sugieren que ahí es donde era más importante.

  • Interesantísima esta discusión y le congratulo al autor de la investigación por el intento de explicar los datos y los hechos que involucran los temas de la desigualdad y discriminación de género en distintas épocas de la historia y en diferentes sociedades.
    Espero que se publiquen prontamente los resultados finales de esta investigación.

    • Gracias Eliane. En cuanto tenga una versión del trabajo la cuelgo por aquí.

  • Como terminas diciendo, hay más preguntas que respuestas, pero posiblemente no estás haciéndote aún todas las preguntas.
    Estás asumiendo que los censos son perfectos, y que lo que mides es la masculinidad de la población, y esto no es así. Los censos son imperfectos, igual que lo son los registros vitales. En concreto, es algo muy habitual que haya un grado de omisión mayor en mujeres que en hombres. Y efectivamente esto puede tener que ver con el valor de la mujer en esas sociedades. Pero no se puede interpretar directamente como un exceso de mortalidad. Al menos, de manera tentativa y mientras no hayas probado tu hipótesis frente a hipótesis alternativas estaría mejor que hablaras de "niñas invisibles" más que de "niñas desaparecidas". De hecho, el subregistro femenino se da tanto en el registro civil como en los censos de población y es uno de los primeros problemas con el que se tiene que enfrentar un demógrafo al trabajar con datos históricos. Una referencia básica de cómo hacerlo en el contexto en el que ocurría es el ya clásico Manual II de Naciones Unidas, United Nations (1955). Manual II: Methods of appraisal of quality of basic data for population estimates (United Nations Publications, Sales No. 56.XIII.2)., https://www.un.org/en/development/desa/population/publications/manual/estimate/appraise-data.asp

    • Muchas gracias José Antonio por participar en la discusión (y por la referencia). Estoy totalmente de acuerdo y la calidad de las fuentes y el consiguiente posible sub-registro de las niñas es algo que desde luego tenemos que tener en cuenta en el análisis. El tamaño de la entrada no me permitía detenerme mucho en ese tema por lo que lo único que adelantaba es que “un análisis preliminar de los datos indica que es muy improbable que la variación observada se explique por circunstancias climáticas, el sub-registro de niñas en los censos u otras causas”. El sub-registro de las niñas es más probable que se de en los primeros años de vida pero ese sub-registro posiblemente disminuya a medida que se hacen mayores y por lo tanto acaben apareciendo en los censos. Si esto es así, las tasas de masculinidad en los grupos de edad más joven no correlacionarán bien con las cifras de los grupos de edad posteriores. Sin embargo, países como España, Francia, Italia o Grecia muestran una elevada correlación entre las provincias con altas tasas de masculinidad en distintos grupos de edad. Este tipo de ejercicio desde luego no despeja todas las dudas pero apunta a que la calidad de esos censos no era tan mala como se podría pensar.

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