Ya les he contado en alguna ocasión que una de las pocas ventajas de pasar una fracción considerable de mi tiempo en trenes y aviones es que ahora leo más que antes. Hoy voy a comentarles uno de los libros más interesantes que han caído entre mis manos en los últimos meses. Economía y Pseudociencia, de José Luis Ferreira.
Primero, un disclaimer: José Luis es compañero (y sin embargo amigo) en la Universidad Carlos III de Madrid, así que mi valoración puede estar influenciada por el gran respeto que tengo a su capacidad profesional. Pero quien no se fíe de mí siempre puede probar a leer su también muy interesante blog (donde además se referencian sus contribuciones a otros blogs) para decidir si exagero. En el blog podrá comprobar además una motivación que lleva a escribir este libro: la impaciencia con el pensamiento falto de rigor y con el tertulianismo televisivo que invade nuestra vida pública, y una pasión racional por la buena filosofía. En el libro se repasan errores sistemáticos que se suelen cometer al pensar en temas económicos, y se contesta a una pregunta fundamental: ¿es la economía una ciencia?
El capítulo introductorio nos habla de las nefastas consecuencias para el debate económico del anumerismo, la falta de cuidado al utilizar y pensar en las magnitudes básicas del mundo en general, y de la economía en particular. Es una gran idea empezar por ahí. Otros buenos economistas (Juanjo Dolado, José García Montalvo) me cuentan que suelen comenzar sus clases con un repaso a grandes números para que los estudiantes tomen conciencia de algunas magnitudes importantes para pensar en economía: el tamaño del PIB español en números absolutos, cuánto nos cuestan los intereses de la deuda, cuántos trabajadores hay en España, por poner sólo unos ejemplos. Es llamativo lo lejos que se puede llegar simplemente conociendo bien algunas magnitudes básicas. Jesús Fernández Villaverde lo ilustró magistralmente aquí cuando nos explicaba la desagradable aritmética del ajuste fiscal que ya hace tres años se veía complicadísimo.
Otro capítulo repasa errores de concepto básicos. Por ejemplo, el rechazo apriorístico del mercado como sistema de asignación de recursos, que proviene de inclinaciones ideológicas o de simple incomprensión de su funcionamiento. Lo cual no quiere decir que José Luis (o los que aquí escribimos) piense que el mercado lo resuelve todo, también hay un capítulo sobre los errores de la desregulación apriorística. Simplemente no es buena idea rechazarlo por principio, sino que hay que estudiar cuándo puede funcionar bien y cuándo deja de ser un buen sistema de asignación. En mi experiencia, el error de concepto puede surgir incluso en personas muy educadas, que por su tipo de formación están acostumbradas a diseñar sistemas “open-loop” (sin retroalimentación) y no se dan cuenta de que la economía es un sistema auto-organizado, en el que justamente por esa retroalimentación las intervenciones pueden dar lugar a consecuencias no deseadas: ponemos un precio máximo y el bien ya no se vende; o una subvención a la compra de vivienda y el precio sube tanto que el gasto fiscal beneficia sobre todo al vendedor.
Un capítulo particularmente entretenido es el que se refiere a los errores con nombre y apellido. Los lectores de estas páginas recordarán lo que Jesús Fernández-Villaverde bautizó como error Martínez-Noval, que consiste en sostener que la legislación laboral no afecta al desempleo porque es la misma en todas las comunidades autónomas y las tasas de desempleo son muy distintas en unas y otras. Un razonamiento que como nos explicaba Jesús es equivalente a decir que el virus de la polio o la gripe no pueden ser la causa de esa enfermedad porque hay gente que lo contrae y no padece la enfermedad o no presenta síntomas. Partiendo de este primer error, José Luis nos guía por una antología del disparate muy didáctica.
Pero mi capítulo favorito es el que se denomina “interludio metodológico”, donde se explica con gran claridad cómo investigamos los economistas, qué métodos utilizamos para contestar las preguntas que nos interesan y por qué se puede defender que la economía es una ciencia. Sospecho que una motivación adicional del autor para escribir el libro procede de sus conversaciones con otros científicos con los que comparte la afición a desenmascarar a charlatanes variados en la esfera pública. En ese empeño a menudo se ha enfrentado con la confusión de estas y otras personas que tienen una visión distorsionada de lo que es la economía. Ahora les podrá decir con más tranquilidad: “como muestro en el capítulo 5 de mi libro…”. Nos ha hecho un favor, creo que yo también referiré en más de una ocasión a otros escépticos a que se lean este libro.
Hay muchas más cosas. Discusiones sobre por qué no es verdad que los economistas profesionales creemos que “el mercado lo resuelve todo”; o refutaciones bien documentadas de que “los economistas no vimos venir la crisis” y otras teorías conspiratorias sobre la misma (así como autocríticas también muy fundadas). Un capítulo que es una auténtica perla es el referido a la elección social, está al final del libro y sería una pena que se lo perdieran, de manera que a quienes tengan problemas de autocontrol como yo les aconsejo que sigan la recomendación del autor y lean en cualquier orden. Por ejemplo, comenzando con ese capítulo.
Una de las pocas cosas buenas que ha traído esta crisis es un mayor interés del público por las cuestiones económicas y una mayor disposición de notables economistas como José Luis a divulgar la ciencia y entrar en el debate público. Para los que acaben este libro y tengan ganas de más, la diversión no acaba aquí, muy pronto esperamos con gran interés poder reseñar el libro de Luis Garicano: El enigma de España: modernidad o peronismo, y no mucho más tarde el de Nacho Conde: ¿Qué va a ser de mi pensión?.
Hay 51 comentarios
Para los que aún somos estudiantes, yo agradecería que algunos de los profesores que leen este blog se preocuparan de que estos libros recomendados se incorporarán a las bibliotecas de sus respectivas universidades.
Me gustaría que el profesores Cabrales dedicara un post a este tema porque la situación es lamentable. Al menos desde yo le escribo -Oviedo- más alla de los libros de texto el número de libros que se incorporá cada año es mínimo.
En tono jocoso, si se me permite:
"se contesta a una pregunta fundamental: ¿es la biología una ciencia?"
Estudiantes de Harvard:
"No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría genética básica como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre los transgénicos (Monsanto Go to Hell). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio."
¿Cuál es el mensaje?
Por lo que le he leído aquí y en otros blogs como politikon donde tuvimos una amigable discusión, el señor Sopmac Leunam lleva tiempo mostrándose contrario al pensamiento ortodoxo de la economía, a veces con mensajes muy claros y otras más crípticos.
Obviamente lo que algunos estudiantes de Harvard hayan declarado o no aporta cero a la discusión sobre si la economía es una ciencia o no, pero es el tipo de mensaje que puede funcionar en algunos ambientes.
Ya. Además, ¿cómo sabe que estudiantes de biología no han montado escenitas similares a sus profesores?
Y no responde a la pregunta. ¿Cuál es el mensaje?
P.D.: Que la economía sea una ciencia o no es un debate que me parece que raya en lo absolutamente irrelevante. Supongo que porque nunca me ha interesado la epistemología lo más mínimo. Creo que ya lo he dicho, pero mi único consuelo es que en otras ramas del conocimiento también hay quien pierde el tiempo discutiendo sobre el sexo de los ángeles.
Quién dice q los slumnos de EC100 quieran ser economistas? (Todos los alumnos de Harvard toman ese curso)
Esta claro que cuando la ciencia choca contra las creencias religiosas o políticas de la gente, es más puesta en duda. La mayoría de las personas tienen posiciones políticas pero no igualmente sobre física o química. Por ejemplo la geología es tan poco "precisa" como la economía (por lo de que no puede adivinar cuando y donde será el siguiente terremoto, por ejemplo) pero no tiene a tanta gente dudando de ella.
Y lo de que necesitas hacer mensaje crípticos me parece ridículo, aquí mientras no insultes hasta te dejan que muchos comentarios del artículo giren sobre un argumento ridículo como el de los estudiantes de Harvard.
Por cierto, el blog de Jose Luis Ferreira tiene muy buena pinta y su intervención en RTVE impecable (fue muy correcto, yo hubiera añadido que Roubini adivina 5 de cada 2 crisis). Gracias Antonio por descubrirnoslo.
En tono jocoso:
Sabe usted algo sobre economia? o simplemente se ciñe a repetir consignas de los de "ocuppy wall street"? Porque vamos poner como argumento lo de los chavales de 18 que toman econ101 en Harvard... es de traca
Creo que discutir a estas alturas si la economía es una ciencia-desde un punto metodológico popperiano es claro que no lo es- es perder el tiempo. Lo importante es que sea útil- lo que decía Keynes de los dentistas- y no que tenga rango de ciencia, de técnica o de propaganda.
Aún recuerdo con cierto mosqueo que los apuntes de contabilidad del plan antiguo dedicaban casi la primera mitad del libro a “demostrar” que la economía era una ciencia. Efectivamente, nadie lo leía.
Saludos.
Gracias, Antonio, por la reseña. En el interludio metodológico señalo, como dice Antonio, la manera en que se investiga en Economía, con los problemas añadidos de esta ciencia social. Solo hago referencia a la Economía como ciencia en el sentido de que los economistas (los buenos) se adscriben al método científico. Si es ciencia en sentido popperiano o en algún otro, coincido con Jorge Durán, es irrelevante para el resto del libro y para el quehacer diario de los economistas, aunque a mí a veces me guste meterme en esas discusiones.
Quizá me equivoco, pero yo veo por aquí poca autocrítica y mucha autocomplacencia. Parece que la culpa es de los demás por no saber suficiente Economía y que, en general, todo va muy bien, tanto la enseñanza como la investigación. Justo al revés de lo que parece que pasa en otros sitios:
http://www.theguardian.com/education/2013/nov/11/university-economics-teaching-overhaul
http://krugman.blogs.nytimes.com/2013/12/02/doing-macro-first/
http://www.theguardian.com/education/2013/nov/18/post-keynesians-comeback
http://mainlymacro.blogspot.com.es/2013/11/attacks-on-mainstream-economics-and.html
Parece evidente que nos gusta copiar a los americanos en las barbaridades. Jorge tiene razón, hay ejemplos de otros campos. Un 40% de los americanos no cree en la teoría de la evolución porque contradice sus creencias en el significado literal de un libro sagrado. Y en algunos estados son mayoría y en las escuelas los profesores de biología tienen que enfatizar que la evolución es una "teoría" y que hay otras. Y cuando alguien, como mi coautor, el biólogo Steve Rissing, dice en público que es un disparate científico le acusan de querer evitar el pluralismo científico.
http://www.nytimes.com/2007/05/19/education/19board.html?pagewanted=print&_r=0
Algunos supongo que preferirían que nos dedicáramos a la exégesis de textos sagrados y, sobre todo, que nadie hiciera caso para seguir como siempre. Yo, mientras pueda, prefiero seguir enseñando la "teoría" de la evolución (con énfasis en "teoría", no sea que vengan los censores de verdad y nos cierren el blog).
Antonio,
Tienes razón el creacionismo como el liberalismo económico son teorías acientíficas que se extienden con mucha preocupación, cuantas veces no hemos oido:
- la economía de un estado es como la de una familia, si te endeudas, tienes que recortar para pagar mejor tu deuda, o su versión sofísticada la teoría de la equivalencia ricardiana...
- el paro es resultado de los altos salarios, ya que se un salario más bajo crearía más empleo, al equilibrar entre empleo y cantidad el mercado. Ergo, Bajemos salarios para crear empleo
- en una economía sin posibilidad de depreciar la moneda, lo mejor es una devaluación interna de salarios, porque equivale a una devaluación del tipo de cambio...
No he leído el libro, ni he encontrado un índice más allá de reseñas generales, para conocer su contenido, pero seguro que tratará de este tipo de cosas, las que krugman llama la economía vudú,. no es así, Antonio?
En realidad no. Tus prejuicios, asi como tu incapacidad para leer un libro, te delatan.
Tenía dudas sobre el contenido del libro. No he encontrado el índice de contenidos online y pensaba mirarlo esta misma tarde, que pasaré por una libreria, pero ya me has aclarado mis dudas.
Me has ahorrado tiempo que puede dedicar a buscar otras lecturas.
Muchas gracias.
En lugar de reeditar un debate estéril, yo quiero más recomendaciones de lectura para esta Navidad.
De momento tengo sobre la mesa el libro de esta entrada así como el de Maurici Lucena, En busca de la pócima mágica que reseñó Gerard Llobet aquí hace unas semanas.
¡La teoría del cierre categorial lo más a la vanguardía en teoría de la ciencia¡. Solo una pregunta, ¿podrías decirme al fecha aproximada en que pasó el Pajares?
Crítica de Juan Ramón Rallo al libro desde la perspectiva de la economía austriaca : ¿Es la economía austriaca una pseudociencia? : http://juanramonrallo.com/2013/12/es-la-escuela-austriaca-pseudociencia/
Un saludo
cuanta jocosidad veo en este blog... El libro de "Economía y Pseudociencia" muy interesante
Lo que determina si una disciplina es una ciencia, no es el objeto de estudio, sino el tipo de metodologías que se utilizan para su estudio. Se requieren tres condiciones: (1) las teorías se construyen aplicando reglas lógicas a partir de axiomas dogmáticos (esto es necesario, pero no suficiente para ser ciencia, por ejemplo la teología puede usar argumentos lógicos pero carece de base empírica), aunque no sea estrictamente necesario conviene utilizar un lenguaje formal matemático para evitar deslizar argumentos heurísticos erróneos en las deducciones lógicas; (2) los dogmas así como sus conclusiones son empíricamente contrastables usando métodos estadísticos. Es clave que los dogmas no se fundamenten en la introspección del investigador (como a menudo sucede en las ciencias sociales, especialmente en política, sino en datos reales), basta recordar la idea Popperiana (teoría debe ser falsificable). Respecto a la contrastación empírica, pueden usarse datos observados o de mercado (el enfoque econométrico tradicional), o datos experimentales (tal y como se hace en behavioural economics); y (3) es reproducible. Todos los investigadores pueden replicar los análisis para encontrar fallos o confirmar el resultado. Resumiendo, si se aplican todos estos requisitos, SE HACE CIENCIA con mayúsculas, y falla alguno se entonces se divaga. Lo mismo pasa en otras ciencias: química versus alquimia, astronomía versus astrología. Así que hay dos tipos de economistas, los que usan la ciencia, y los que dicen ser economistas pero en realidad hablan de futbol en un bar, o en un plató de TV.
En respuesta a algunos comentarios un tanto escépticos, lo cierto es que los legos no leen artículos profesionales, así que están expuestos a las divagaciones de los economistas no científicos. Lo cierto es que un investigador serio, a menudo debe varios dos años a establecer un resultado importante, y los medios de comunicación demandan una inmediatez y un grado de certeza en resultados tentativos que no siempre son compatibles con el método científico, esto hace que en los medios aparezcan más periodistas económicos y asesores políticos que investigadores, y la percepción general sobre el cuerpo central de la economía es probablemente mucho más confusa de lo que realmente se acepta en la profesión.
Estoy de acuerdo en que si es ciencia o no es una cuestión irrelevante. Lo relevante es su capacidad predictiva. He leído últimamente por aquí que el objetivo de la economía no tiene por qué ser la predicción; esto me deja atónito, pues no concibo otro objetivo para cualquier ciencia que pretenda una aplicabilidad práctica en el mundo real (no como la paleontología o la cosmología). Qué pasará independientemente de lo que hagamos, qué pasará si hacemos X, qué pasará si hacemos Y. Por otra parte, también es relevante saber si la modelización matemática, en el estado actual de conocimiento, es superior en capacidad predictiva al “ojímetro experto” en historia económica. Sobre si “los economistas vieron venir la crisis”, pues parece claro que muchos sí avisaron de ella, pero al parecer resulta que lo hicieron desde posiciones teóricas bastantes diferentes. Uno de ellos, Max Otte (“que viene la crisis” 2006) creo que no tiene muchas publicaciones en revistas con factor de impacto.
me suena haber leído que en su momento dos psicólogos conductistas ofecieron a Freud trabajar conjuntamente para operacionalizar los constructos psicoanalíticos y someter la teoría psicoanalítica a contrastación científica. Freud, más chulo que un ocho él, les vino a decir algo así como "gracias, pero no es necesario". Si hoy se demostrara (y esta demostración sí tendría que basarse en el método científico, ensayos aleatorizados y esas cosas) que el psicoanálisis es mucho más efectivo que la terapia conductual o cognitivo-conductual (cosa que no ocurre, para suerte de los egos de los psicólogos científicos), ¿qué haríamos? ¿lo metemos en la cartera de servicios sanitarios o no?
En respuesta a Maese Alcofribas, la predicción es una de las consecuencias lógicas de disponer de un modelo teórico, y es una forma frecuente de validarlo empíricamente (comparando la predicción con la información post-muestral, no usada en la estimación del mismo). Naturalmente casi todos los modelos competentemente elaborados predicen bien a corto, pero casi todos fallan cuando se amplía mucho el horizonte temporal. Entre otras cosas porque los buenos modelos incluyen elementos estocásticos, y la varianza de la predicción de modelos econométricos aumenta cuanto más adelante nos movamos (las realizaciones del equilibrio suelen ser estocásticas y a largo plazo el árbol de escenarios se ramifica, por explicarlo de forma simple). Además del natural incremento de las bandas de confianza de las predicciones, cuando se mira a largo plazo un modelo puede fallar estrepitosamente por causas más profundas. Esencialmente porque todos los modelos teóricos o aplicados (así como todas la estructura dogmática que los sustenta) están basados en una base de datos histórica y/o experimental, y al alargar el tiempo puede aparecer información sorprendente o un fenómeno nuevo, y el modelo debe ampliarse para incluir el contesto inicial y también el nuevo conjunto de observaciones, tal y como la física relativista extiende la física clásica de Newton en nuevas direcciones. Cuando esto sucede (pasa muy de tarde en tarde), los científicos enriquecen su comprensión y los modelos globales aumentan su complejidad (pero en entornos similares a los clásicos la física de Newton sigue funcionando).
Hola, Jose, gracias por tu explicación. ¿Qué implicación tiene esa incapacidad de predecir a largo plazo (como todas las ciencias que estudian sistemas complejos, entiendo) en la forma en que la economía puede informar a la política? ¿cómo sabemos si una intervención sobre la que tenemos alta certeza de que producirá el resultado más eficiente a corto plazo, no será un factor causal de resultados calamitosos a largo plazo?
Por otra parte, la versión de que los economistas vieron venir la crisis pero los políticos no hicieron nada la compro sólo en parte (en lo que corresponde a los políticos). Yo tenía en mente la crisis mundial y no la burbuja inmobiliaria española; supongo que esta era más fácil de predecir (comparando las casas que se estaban construyendo en España con las que se construían en Alemania, y la brutal subida de precios, hasta a un ignorante total en economía como yo se le ponía la mosca detrás de la oreja). Pero en cualquier caso, si el grado de certeza-consenso que había entre los economistas era el que se desprende de tus palabras, ¿cómo es que no hubo antes de 2007 una oleada de manifiestos de los cien, campañas como la del contrato único, economistas contra la burbuja, blogs de economía que alertasen de lo que venía, etc, etc? ¿Qué habría pasado si ese mismo grado de certeza hubiese existido entre los epidemiólogos sobre la aparición de una epidemia en España, o los astrónomos sobre el impacto de un meteorito?
Sigo: En todo caso, y en respuesta a su inquietud, la verdad es que no conozco ningún economista que no esperase el estallido de la burbuja inmobiliaria. Es una burbuja relativamente estándar, lo que no se podía predecir es el momento exacto del estallido (por la propia naturaleza aleatoria de estos fenómenos que tienen mucho que ver con las expectativas de los agentes sobre subidas de precio, que llevan a comportamientos especulativos y generan el cumplimiento de la profecía, hasta que el fenómeno ha crecido tanto que ya no es sostenible). Cuanto más tarde en estallar, más crece y peor es el daño causado a la economía en su conjunto. Pero el fenómeno no supone ningún reto teórico esencial. Lo único sorprendente es que los poderes políticos no hayan hecho algo más contundente para detenerla antes. Pero esto queda más allá del ámbito de la economía, el botón rojo para parar la bomba lo tienen los políticos, y como miran al corto plazo pues esto es como el juego de las sillas: que le toque al siguiente.
La falta de exactitud en las previsiones económicas-especialmente las del futuro, aunque tampoco las del pasado son muy buenas-se debe a que la economía, a diferencia de otras ciencias como la física, no es ergódica. Ver, a este respecto el artículo de Davidson aquí:
http://rwer.wordpress.com/2012/03/12/rwer-issue-59/
Además tres problemas que impiden que la economía sea una ciencia en el mismo sentido que las naturales son, primero que sus experimentos no pueden reproducirse; segundo que el objeto de estudio tiene vida propia- es como si la manzana que inspiró a Newton se hubiese precipitado al suelo no por la fuerza de la gravedad sino por su voluntad y tercero- y esto es consecuencia de NO ser una ciencia -que la ideología juega siempre un papel.
En cualquier caso, como dije antes, esto carece de importancia. Lo importante es que sea UTIL y valga para informar la toma de decisiones que son relevantes para el bienestar de los ciudadanos.
Saludos.
En respuesta a KeyNes: Lo que comentas sobre la ergodicidad es un disparo a ciegas y totalmente fallido. La ergodicidad es un concepto asociado a un sistema dinámico determinista con un comportamiento muy concreto, de forma que los agregados a lo largo del tiempo converjan a promedios en el espacio de los estados. El concepto se exportó hace unos 80 años al ámbito de los procesos estocásticos, y naturalmente muchos procesos económicos son estacionarios y ergódicos, o al menos sus tasas de cambio lo son, por lo que el comentario de que en economía no existe el concepto o no funciona, es radicalmente falso. Además, es perfectamente posible predecir procesos no estacionarios (que obviamente no son ergódicos). Ya que mencionas la caída de la manzana, esa es una trayectoria no ergódica, y el resultado final de que la manzana cae es trivialmente predecible.
Sigo con KeyNes: Sobre tu idea de la no reproductibilidad, es falso, hay multitud de experimentos (la economía experimental es lo que hace, pero el volumen de experimentos se dispara brutalmente cuando miramos a las decisiones para economía de la empresa, por ejemplo en márketing, comportamiento del consumidor, etc). Si usamos datos de mercados, hay multititud de mercados similares, a veces en economías de países muy alejados, o épocas de tiempo muy diferentes. Además, con una misma base de datos, si los datos son públicos cualquier investigador puede chequear el ajuste y comportamiento del modelo. Respecto a la predicción del pasado, no solo es factible, se hace frecuentemente por ejemplo en historia económica. Finalmente, la ideología juega un gran paper si eres economista de plató televisivo, en caso contrario el peso ideológico se diluye en los datos reales. Eso si, hay economistas profesionales muy famosos que actuan de forma esquizofrénica, publican papers científicos, y usan su prestigio para vender ideología, lo que indica que ambas ocupaciones son compatibles en la misma persona.
A Jose M Vidal-Sanz.
Respondo breve y por orden.
Ergocidad. : No sé lo que dice la” Wiki” al respecto. Supongo que, como muchas otras técnicas-cálculo diferencial, por ejemplo- los economistas neoclásicos importaron este concepto de la Física. En Economía el axioma ergódico supone que el futuro está predeterminado por una distribución de probabilidad que no varía y que, por tanto, tomar una muestra del pasado equivale a tomarla del futuro. Esto es lo que permite creer que se puede calcular actuarialmente sucesos futuros partiendo de datos pasados. Este axioma, junto con la hipótesis de los mercados eficientes, ha arruinado a mas gente que los esquemas Ponzi. Que esto no es así lo saben perfectamente gente práctica como los gestores de fondos- alejada por tanto de la Academia y de las discusiones metodológico-ontológico-epistemológicas- y siempre advierten en sus folletos de propaganda que “rentabilidades pasadas no garantizan las futuras”.
Cuando hablo de no reproducibilidad me refiero a lo que se hace en los laboratorios y no, obviamente, a tomar los datos, el modelo y el programa informático de Friedman (por ejemplo), reproducir los cálculos y exclamar-con cara de sorpresa- ¡Me sale lo mismo que a D. Milton!.(lo de la previsión del pasado era una broma, aunque en la URSS, después de la “Glasnot”,se decía que el pasado era impredecible, humorismo ruso).
Contiuo
Termino:
Respecto a la ideología es claro que juega un papel importante. Como aún hay gente- espero que tu no- que aún cree que los que no comulgan con el modelo único-el ortodoxo- están ofuscados por la ideología o no tienen ni p… idea, basta recordar que gente con diferentes ideologías y demostrada capacidad técnica como los premios nóbel Solow, Krugman, Stigliz o Vickrey son tremendamente críticos con las prescripciones ortodoxas.
Saludos
Saludos
A KeyNes. Sobre tu comentario de ergodicidad. Ciertamente la ergodicidad surgió en el ámbito de la física, pero fue desarrollado a fondo en el contexto de sistemas dinámicos deterministas, y se exportó hace años a la teoría de la medidad (y por ende a la probabilidad). La Ergodicidad garantiza que la media de observaciones a lo largo del tiempo en un proceso ESTRICTAMENTE estacionario converja en norma L1 al valor esperado. Se utiliza a veces para establecer leyes fuertes de grandes números en procesos estrictamente estacionarios. Pero no es en absoluto necesaria para la predictibilidad de un proceso estocástico (tal pareces sugerir). De hecho, en general no necesitamos suponer ergodicidad de un proceso estacionario, sino que se usa una version alternativas más débiles de ergodicidad (por ejemplo que la densidad espectral en zero sea acotada), y en los procesos no estacionarios basta con que transormaciones del proceso lo sean. A menudo una transformación de los datos cumple algo que implica ergodicidad (como condiciones mixing). Osea, no existe el problema del que hablas. La decir que la economía está en crisis por esto es una perogroullada. No hagas caso al tal Davidson.
Ciertamente, y en relación con algún comentario más abajo, constato que el pasado es impredecible cuando veo esas afirmaciones en 2013.
don't feed the troll!!!
El libro tiene una pinta estupenda, y gracias por el enlace al blog, no lo conocía.
Pues hablando de pseudociencias, el filósofo de la ciencia Mario Bunge (un hombre que además de ser filósofo tiene formación en una ciencia tan dura como la Física, por cierto) dice que la teoría económica estándar no es sólo una pseudociencia, sino que además es la más peligrosa, "porque sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común". La verdad es que hay cada vez más gente refractaria a las cosas que se dicen en sitios como este.
Da la sensacion de que Bunge decidio dedicarse a la filosofia porque es muy cansado demostrar lo que uno dice con la logica o los datos y prefiere dar rienda suelta a sus prejuicios sin el mas minimo rigor.
Bueno, Bunge ha escrito un poco sobre pseudociencia, es decir, que algo sí sabe del tema. No obstante, si alguien cree que Bunge no sabe suficiente Economía ahí está Joseph Stiglitz, cuyo capítulo 9 ("Reforming Economics") de su libro "Freefall" es simplemente devastador. Y nadie puede negar que Stiglitz sí sabe algo de Economía.
Efectivamente, Stiglitz sí que sabe algo. Tanto es así que su libro de texto, que aún sigue editándose, supongo que porque está de acuerdo con lo que dice ahí, es casi idéntico al de Mankiw! Luego, como es habitual en cualquier ciencia, hay discrepancias, algunas muy estridentes, que se van asentando sobre la base de la evidencia.
Dicho de otra manera, que a Stiglitz le mueve la ideología. Lo que significa que a los no-críticos no les mueve ninguna ideología sino sólo la Ciencia (con mayúscula, obviamente). La triste verdad es que habrá que publicar muchos más libros como el reseñado para convencer a la gente de que no hay ninguna ideología detrás del mantenimiento de ideas como la ley de Say, que la economía tienda al equilibrio, que todo el mundo pueda ser simultáneamente exportador (o ahorrador) neto, la primordial importancia económica de asuntos tales como la legislación laboral o los costes de transacción o las teorías tradicionales sobre la formación de precios.
No señor. Lo que digo es que Stiglitz está de acuerdo con el 99% de lo que decimos los economistas, a menos que en sus libros de texto publique cosas con las que no está de acuerdo. Y fíjese, no se que es la ley de Say, ni me importa mucho. Y es una tautología que no todo el mundo puede ser exportador neto, y me extraña que haya visto un disparate así en ese blog. Lea un poco de economía antes de criticar a los economistas, por favor.
Es evidente, todo el que no siga la ortodoxia neoclásica le mueve la ideología. Por supuesto, detrás de cosas como la eficiciencia en sentido de pareto, los teoremas de la economías del bienestar o los modelos de equilibrio general, o el propio marginalismo, concebido como una respuesta la teoría del valor-trabajo, no hay ideología alguna...
Stiglitz supongo que escribe el libro de texto que espera que se venda de forma masiva para la enseñanza según la doctrina y el canon neoclásico establecidos. Que hay que conocer para estudiar economía, lo que no quiere decir que sea más científico que otros posibles enfoques. Seguramente la teoría del valor neoclásica la peor explicación de todas la formación delos precios en una economía de mercado o capitalista... y a partir de áhí todo lo demás.
Me gusta más el Stiglitz que prologa la última edición de la La gran transformación de Polanyi,
que el de los libros de texto....
Vaya, ahora tenemos argumentos de autoridad selectivos! Muy interesante. Por esto no me interesa la exégesis de libros sagrados. Al "maestro" siempre se le encuentra una cita apropiada y luego a pelearse bravamente por como se deben interpretar sus ideas.
Esta bien, supongamos (que es mucho suponer, hay escuelas y economistas rigurosos con discrepancias de principios teóricos) que existe una comunidad científica dentro del ámbito de la disciplina de la economía con una unanimidad del 99%, entonces como es posible que a la hora de ofrecer recetas de política económica existan tanta discrepancias entre por ejemplo, Stiglitz o Krugman frente a Barro o Mankiw, por poner ejemplos dentro del mismo paradigma de la macroeconómica clásica / neokeynesiana
Es más como es posible que una teoría que reivindica su "cientificidad" haya tenido tan poco éxito en los últimos cuatro año si valoramos por los resultados de sus recetas más ortodoxas (neoclásicas) en la Eurozona: cuanto más de aplican sus recetas peor evolución de indicadores, casi se puede establecer un ranking de más ortodoxia a menos y más desastre a menos: Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia.... Imagináos que tal situaciíon se diera en otras disciplinas por ejemplo la física o la química aplicadas a la ingenieria o la farmacia... Ingenieros cuyos puentes se caen pero aplican formulas de estabilidad de la físcia teórica o farmaceúticos cuyos medicamentos empeoran sistemáticamente a los enfermos,
Sería absurdo que esos ingenieros se dedicaran a justificar que su disciplina es científica y no a tratar de ver en que se equivocan sus postulados para que los puentes se caigan???
Y que conste, soy economista formado en especialidad de econometria, y no hablo desde la lectura de críticas superficiales tipo Bunge.
No, no es un "suponer", es un hecho. Mira por favor los números recientes de las revistas científicas, sí, científicas, del área. Y respecto al éxito de las políticas, resulta difícil sin tener un contrafactual perfecto, pero se han evitado muchos errores. Por ejemplo, esta vez (comparado con 1929) no se ha recurrido al proteccionismo, ni se han hecho contracciones monetarias (más bien al contrario), ni se han permitido corridas bancarias. ¿El paciente no está bien? Ojalá tuviéramos una varita mágica, pero no veo a los médicos decir que hay que dejar de hacer medicina basada en la evidencia porque un paciente muera de cáncer. Ya sé que algunos preferirían mirar la página 525 de la Teoría General o la Teoría del Valor o algún otro texto bendecido para sacarnos del atolladero, pero yo creo que es mejor que seguir haciendo econometría y cuando tenemos evidencia de que nos pasamos con la dosis de un medicamento, pues lo reconocemos y cambiamos de receta, como ha hecho el FMI.
¿De verdad hasta ahora nos hemos beneficiado de una Economía basada en la evidencia? Lo que dice la evidencia es que, en términos de producción industrial, Europa lo ha hecho peor ahora que durante la Gran Depresión. También la evidencia es negativa con respecto al mercantilismo de estilo alemán con el que la Eurozona intenta literalmente exportar la crisis, como en los años 30. La austeridad, que por cierto se suponía que era expansiva (aunque la evidencia empírica de los años 30-40 decía otra cosa), no ha tenido precisamente buenos efectos sobre deuda pública o salud. Podría seguir, claro, especialmente con la evidencia sobre el gran "éxito" social y económico que el neoliberalismo ha llevado a los Estados Unidos en estos últimos 30 años. Todo es evidencia y todo se veía venir: bastaba con leer algunos libros, especialmente los de Keynes o Minsky. Pero hay quien decidió hacer otras cosas. Eso sí, las consecuencias las han sufrido otros. Menos autocomplacencia y más autocrítica.
Pues sí, el VIH ha matado a mucha gente, a demasiada gente, pero no ha hecho que los médicos se cuestionen si tienen que hacer medicina de manera diferente, ni han dicho que ya se veía venir el problema leyendo a Galeno y Epicuro (eso sí, el expresidente surafricano Thabo Mbeki negó mucho tiempo que el SIDA fuera un problema en su país). Y ha sido una de las razones por las que los economistas, empezando por Michele Boldrin y David Levine, nos cuestionemos los derechos de propiedad intelectual a la luz de la evidencia. En este blog se ha criticado la posición alemana repetidamente, pero ellos no quieren "exportar la crisis", simplemente se resisten a pagar una crisis que en buena parte es responsabilidad de los políticos del sur de Europa, y piden garantías de que ayudar no sea echar dinero a un pozo sin fondo.
Los mismos errores que en 1929 con personajes paralelos Hoover, Bruninng, Mellon como Merkel, Draghi y Oli Rehn. Restricción monetaria como la aplicada por trichet en 2011, o la política de no respaldar la deuda de los estados por el BCE que agravo la crisis en Europa en 2010 y 2011 y 2012... Esto se apoya en conocimientos científicos, y en estudiar história económica.... por hablar d elo que ha pasado en Europa, que es ligth si se compara con lo que viene ocurriendo con las recetas "científicas" de la ortodoxia por ejemplo en latinoamérica en los 80 o en la crisis rusa y asiática del 98.... o durante los prócesos de transición en Europa Oriental...
Contracción del gasto, devaluación interna, deflación esa es la receta. En algunos casos la caída de la producción industrial por ejemplo, la crisis en algunos países es mucho más intensa que en 1929. Si la economía fuera una ciencia aplicada como la ingeniería no se creería que aplicar una y otra vez lo mismo, va a tener un resultado diferente alguna vez.
En cuanto a lo de esos cientíticos tan rigurosos que siguen la ortodoxia en sus estimaciones econométricas, y que lo han hecho tan bien que sus recetas supongo que refieres a estos, no
http://economia.elpais.com/economia/2013/04/19/actualidad/1366398440_370422.html
y no a los que pusieron en evidencia su error, por cierto bastante alejados de ese supuesto consenso "científico" defendido con el argumento de autoridad de citas en las revistas JCR, como si estas fueran de física teórica....
http://www.peri.umass.edu/236/hash/31e2ff374b6377b2ddec04deaa6388b1/publication/566/
Draghi ha hecho lo más cercano posible a comprar deuda de los estados. Y respecto a Reinhart y Rogoff, les dejo con Luis Garicano en su entrada sobre el tema: "esta debacle no altera ninguno de los argumentos que hemos hecho aquí, dado que nuestra visión no ha sido la de Schauble de llegar al crecimiento por la austeridad; al revés, hemos dicho, y seguimos diciendo, que es prácticamente imposible desapalancar una economía sin que el sector público rellene, al menos parcialmente los huecos que va dejando el sector privado (ver esta entrada de Tano del 2009 por ejemplo) y que la clave son las reformas estructurales, combinadas con los impagos privados necesarios (si este blog ha tenido un tema, este ha sido “las bancarrotas necesarias” de bancos y cajas y empresas privadas) no la austeridad—de hecho, como hemos dicho desde el principio el peligro era dejar que la austeridad matara el impulso reformista, es decir, hemos visto la austeridad como enemiga de las reformas necesarias para mejorar el crecimiento económico (ver el artículo del FT de Jesús y mío de agosto del 2012″)"
Enhorabuena a todos.
Tras un vistazo rápido a artículo y comentarios --incluyendo el jab despiadado a Bunge-- hay que agradecer a British Rail que Antonio Cabrales haya encontrado aún más tiempo para discernir certezas en las sombras que vemos desde el fondo de la caverna.
Poderosa es nuestra pulsión de buscar seguridades proyectando al futuro lo que del pasado hemos percibido.
También he encontrado muy de agradecer los intercambios de Keynes, Vidal-Sanz y Maese Alcofribas así como el ingenio y la ironía de otros.
Les dedicaré más tiempo este finde porque es asunto central dentro del momento en el que se encuentra la profesión. Momento existencial realmente. De los que piden una razón de ser un poco más trascendente que servir a la política.
Un saludo cordial
La verdad es que iniciativas como el libro de Jorge Juan, o el de José Luis Ferreira son fundamentales para divulgar una perspectiva un poco más objetiva del planteamiento económico. A veces he encontrado incluso a alumnos que finalizan un grado en áreas económicas y sin embargo no entienden bien la ciencia que estudian. Hay cierta tendencia a sobre interpretar resultados, por poner un ejemplo, pasar de los teoremas del bienestar a promover la desregulación del mercado o la privatizacion de todo lo público por ser (supuestamente) más eficiente siempre. Este tipo de dogmatismo hay que combatirlo, y para ello las iniciativas desde el ámbito profesional son fundamentales, gracias a todos por este esfuerzo.
Hace poco le tiré de las orejas (con cariño) a Mario Bunge por no saber encauzar su crítica a la Economía:
http://todoloqueseaverdad.blogspot.com.es/2013/10/un-tiron-de-orejas-mario-bunge-con-todo.html
Estoy respondiendo a Rallo:
http://todoloqueseaverdad.blogspot.com.es/2013/12/es-la-escuela-austriaca-una.html
Muy interesante el propósito del libro “Economía y Pseudociencia.” Hacen falta aclaraciones básicas del tipo de las que este libro ofrece.
Propongo leer otro libro, para mí uno de un nivel excelente, cuyo título lo dice casi todo : “Volkswirtschafslehre : eine Einführung auch für Fachfremde”, Rolf-Dieter Grass, Wolfgang Stützel, Verlag Franz Vahlen (München), 1988, ISBN 3-8006-1321-2.
En español, su título sería : “ Economía : una introducción, también para los no expertos o ajenos a esta disciplina.” Wolfgang Stützel fue un auténtico genio de la Economía. Economista alemán, formó parte del grupo de los “Cinco sabios” ( Consejo asesor del Gobierno federal alemán). Uno de sus alumnos fue el economista Peter Bofinger, que actualmente es otro de estos “Cinco sabios.”
El libro que recomiendo está por desgracia agotado. Pero es una auténtica joya, y es una pena que no se conozca. Propondría una reedición en español. Con ella saldríamos ganando todos. Stützel tiene el enorme mérito de la claridad . Su libro “Saldenmechanik” es otra prueba del genio de este profesor de la Universidad de Saarbrücken.
Os dejo el índice del libro recomendado :
1.- Fundamentos : Cinco formas de explicar la realidad económica. División del trabajo, cambio y precios. Sujetos de la Economía. Los objetos de la Economía. Transacciones económicas ( transacciones de intercambio).Fines de la Economía.
2.-Macroeconomía : Economía como proceso de producción; como proceso de concurrencia; como proceso de cooperación, y como proceso de transformación de riesgos. Economía como red de flujos y fondos.
Apéndices : Sobre pensionistas y rentas. Valor y precio. Los cinco significados más importantes del término “ahorrar.”
Los comentarios están cerrados.