¿Qué impacto ha tenido el Ingreso Mínimo Vital sobre la situación económica de los hogares?

Por Eugenia Bilbao-Goyoaga

En junio de 2020, en plena crisis del coronavirus, el gobierno español puso en marcha una nueva renta garantizada – el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Esta medida generó grandes expectativas tanto entre la población como entre expertos nacionales e internacionales ya que es la primera prestación estatal no contributiva de carácter general en la historia del país.

Hasta entonces, España se encontraba en una situación particular al ser el único país europeo en no disponer de una renta mínima estatal. Mientras que las diferentes rentas autonómicas que se han ido desplegando desde 1989 han ayudado a muchos a sobrellevar situaciones de pobreza, estas han proporcionado una protección generalmente baja y desigual en el territorio español. El objetivo del IMV es llegar a 850.000 hogares en los que residen 2,3 millones de personas, mejorando las cuantías y el alcance de la mayoría de las rentas autonómicas y garantizando un mismo nivel mínimo de ingresos para todos los hogares españoles con bajos recursos.

En un nuevo artículo intento entender si el IMV ha estado a la altura de las expectativas que había generado en el momento de su aprobación.

En el artículo analizo el efecto de esta prestación tanto en la situación económica real de los hogares, incluyendo los ingresos medios, la tasa de pobreza (proporción de hogares con ingresos inferiores al 40% de la mediana nacional) y la brecha de pobreza (intensidad de la pobreza), como en la percepción subjetiva de los hogares sobre su situación económica. Más concretamente, estudio cómo el IMV ha afectado a la estimación que hacen los hogares sobre la evolución de su situación económica en los últimos 12 meses anteriores a la encuesta.

Aunque a menudo no se tiene en cuenta a la hora de evaluar políticas, es importante analizar la percepción que tienen los hogares sobre su propia situación. Tal y como demuestran varios estudios (ver aquí), el bienestar subjetivo puede ser incluso más relevante que las condiciones materiales objetivas para la vida de las personas, afectando así a su salud, educación, productividad e incluso la toma de decisiones.

En el estudio, utilizo datos macroeconómicos de Eurostat correspondientes al período 2010-2022. Dado que solo existen datos de ingresos hasta 2021, se evalúa la situación económica real de los hogares hasta finales de 2021, mientras que la percepción subjetiva se estudia hasta finales de 2022. Se emplea un método de control sintético que permite aislar el impacto causal del IMV al construir una ‘España sintética sin el IMV’ a partir de países similares a España y así comparar la situación económica en la España real con esta España sintética.

Los resultados indican un efecto matizado del IMV en la economía de los hogares españoles. Si bien no se encuentran efectos estadísticamente significativos del IMV entre 2020 y 2021, sí se observa que la medida mejoró la percepción de los hogares españoles sobre sus finanzas entre junio de 2020 y diciembre de 2022, llevándolos a considerar que su situación económica no había empeorado tanto durante las crisis del coronavirus y de la inflación (ver gráfico).

La ausencia de efectos significativos del IMV en su primer año y medio de existencia sobre los ingresos medios, la tasa de pobreza, la brecha de pobreza y la percepción de los hogares sobre su situación económica, podría deberse a varios factores:

  • El 57% de los hogares con derecho al IMV no lo estaban percibiendo a finales de 2021 (el llamado fenómeno de non take-up) ya sea por un desconocimiento de la prestación, la creencia de que no cumplen los requisitos, la complejidad de la solicitud o el escaso beneficio esperado.
  • Aun plenamente implementado, en 2021, el IMV dejaba fuera a la mitad de los hogares en pobreza extrema debido a criterios de elegibilidad restrictivos.
  • Las bajas cuantías del IMV en 2020 y 2021 no permitían a la mayoría de los hogares escapar a la situación de pobreza.
  • 16 autonomías redujeron el presupuesto dedicado a rentas autonómicas en 2021 mientras que el número de titulares disminuyó en 14 de ellas a pesar de las crisis del coronavirus y de la inflación lo que podría haber contrarrestado un efecto positivo del IMV a nivel nacional.
  • Cabe la posibilidad de que haya existido una trampa de pobreza por la cual los beneficiarios se mantienen en situaciones precarias para seguir recibiendo la ayuda. Aunque es cierto que antes de 2023 no existían incentivos al empleo asociados al IMV y que la medida se implementó durante la crisis del coronavirus, cuando el acceso al mercado laboral estaba limitado, un análisis preliminar utilizando datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE no muestra una menor probabilidad de empleo entre los beneficiarios de esta renta mínima en comparación con grupos similares.

El impacto positivo del IMV en el bienestar económico subjetivo después de dos años y medio de implementación puede ser atribuido a diversos mecanismos:

  • El periodo estudiado es más extenso, por lo que puede capturar tanto el despliegue escalonado del IMV como el efecto positivo de la batería de medidas activadas en enero de 2022 para mejorar el acceso a la prestación, las cuantías y la inclusión sociolaboral de los beneficiarios. De ser así, una vez los datos de ingresos para 2022 estén disponibles, se debería encontrar un efecto positivo del IMV en los ingresos y la situación de pobreza de los hogares.
  • En el caso de que este efecto no se materialice, los resultados apuntarían a una diferencia entre la situación económica real de los hogares y la percepción que tienen estos de la misma. Esto podría deberse a un ‘efecto de anticipación’ mediante el cual los hogares con bajos recursos han presentado solicitudes que no se han tramitado, llevándolos a consideran que su situación económica ha mejorado sin haber cambiado su situación real.
  • También podría deberse a un ‘efecto placebo’ mediante el cual los hogares estiman que podrían acceder al IMV en caso de necesitarlo lo que proporciona una sensación de seguridad financiera y reduce la incertidumbre en tiempos de crisis.
  • El desajuste también podría ser el resultado de un 'efecto indirecto': la implantación apresurada del IMV en plena crisis del coronavirus, podría haber indicado a la población que las condiciones económicas eran muy adversas para algunas personas, lo que a su vez hizo sentir a los hogares no beneficiarios que su propia situación económica no era tan mala en comparación con otros.

Estos resultados me llevan a la conclusión de que el Ingreso Mínimo Vital ha supuesto un hito en la lucha contra la pobreza en España. Este estudio demuestra que, si bien al principio la medida no tuvo el impacto esperado, después de dos años y medio de su introducción, el IMV ha ayudado a los hogares a sobrellevar las crisis económicas del coronavirus y de la inflación. A medida que más datos se vayan publicando, el objetivo es intentar contrastar las varias hipótesis que comento arriba y que son compatibles con los resultados encontrados hasta ahora.

Los hallazgos de este estudio proporcionan una visión general de los logros y limitaciones de esta nueva renta mínima estatal. El estudio también destaca la importancia de considerar el bienestar subjetivo a la hora de evaluar políticas públicas ya que revela información importante que, de otro modo, podríamos pasar por alto. Además, dado que los indicadores de bienestar subjetivo (como el que utilizo en este estudio) están disponibles con un retraso mucho menor a los datos de ingresos, estos pueden ser muy relevantes si lo que nos interesa es hacer un seguimiento a tiempo real de las rentas mínimas.