Por Almudena Sevilla
Un artículo que he escrito recientemente con José Ignacio Giménez Nadal encuentra que las madres con mayor nivel educativo, que suelen centrarse en lo que la literatura denomina "maternidad intensiva”, tienden a ser las más infelices cuando pasan tiempo con sus hijos.
Para entender cómo la experiencia diaria de la maternidad varía según el nivel educativo, utilizamos los datos del módulo de bienestar de la Encuesta de Empleo del Tiempo Americana (ATU). La encuesta pregunta a una muestra representativa de madres sobre las actividades que realizan durante un periodo de 24 horas, así como las emociones que experimentan al realizar algunas de estas actividades. Esta encuesta es por tanto un medio ideal para estudiar las diferentes experiencias de maternidad que las madres viven a lo largo del día.
En la mayoría de los países desarrollados las madres de mayor nivel educativo tienden a conversar, razonar, y realizar actividades intelectualmente estimulantes para el desarrollo del niño, tales como la lectura y el apoyo al juego y los deberes, en mayor medida que las madres de menor nivel educativo (Guryan et al., 2008, Giménez y Molina, 2013). Según se ve en la Tabla 1 (que muestra algunas de las actividades que se hacen con los hijos), las madres con mayor nivel educativo pasan una hora menos viendo la tele con sus hijos, pero mayor tiempo comiendo con sus hijos, y también dedican una media hora adicional al día a actividades de cuidado directo (i.e., el tipo de actividades donde hay interacción con los hijos). Los beneficios a largo plazo para sus hijos de este tipo de cuidados directos están bien establecidos en la literatura (Heckman y Mosso, 2014). Pero, ¿es este tipo de maternidad intensiva perjudicial para las madres?
Tabla 1: Tiempo (horas al día) que las madres pasan con sus hijos, según el nivel educativo de la madre.
Notas: La fuente son los datos de ATUS 2012 y 2013 ATUS.
Nuestros resultados sugieren que puede haber un vínculo entre lo que tradicionalmente se consideran las mejores prácticas de crianza y una forma menos satisfactoria de experimentar la maternidad. La Figura 1 representa los niveles de bienestar durante las actividades realizadas con niños para las madres con diferentes niveles educativos. Se ve claramente que a medida que aumenta el nivel educativo, menor es el nivel de satisfacción y sentido que las madres dan a pasar tiempo con sus hijos, y mayor el nivel de cansancio y estrés.
Figura 1: Niveles de bienestar durante las actividades realizadas con niños
Madres no trabajadoras
Madres Trabajadoras
¿Qué es lo que diferencia a estas madres, además de su nivel educativo, que pueda explicar los patrones que observamos en la Figura 1? En el trabajo demostramos que nuestros resultados se mantienen incluso después de controlar por una gran variedad de variables socio-económicas (incluido el empleo). Del mismo modo, encontramos que las madres con mayor nivel educativo experimentaron emociones más negativas independientemente de la duración y del tipo de actividad que realicen con sus hijos.
Adicionalmente, miramos a ver si las diferencias vienen de que las madres con mayor nivel educativo están generalmente menos satisfechas con su vida. La encuesta también preguntaba sobre esto. Sin embargo, incluso cuando comparamos madres que tienen el mismo nivel de satisfacción con la vida en general, los resultados se mantienen.
Descartadas otras explicaciones, proponemos que los resultados de la Figura 1 se pueden deber a que las madres de mayor nivel educativo sienten más presión social que las madres con menor nivel educativo a la hora de llevar a cabo actividades con sus hijos, dada la expectativa social de que tienen que seguir un tipo de maternidad mas intensa. Esta historia de presión social parece consistente con lo que observamos en los padres. En principio, la presión que sienten los padres es seguramente menor que la presión que sienten las madres. Al fin y al cabo las madres están con sus hijos más del doble de tiempo que los padres. Efectivamente, cuando comparamos padres con diferentes niveles educativos vemos que solo hay distinciones en términos de bienestar para aquellos con altos niveles educativos (con estudios de postgrado), pero no para el resto. De forma similar, para descartar que los resultados de la figura 1 puedan venir de algo inherente a la educación, que nada tiene que ver con el hecho de pasar tiempo con los niños, miramos también a una muestra de mujeres que no tienen hijos. Aquí tampoco vemos diferencias entre mujeres con diferentes niveles educativos en cuanto a como se sienten a lo largo del día.
Nuestros resultados llaman a que el diseño de las políticas para el bienestar de los niños pase por prestar atención al bienestar de las madres (y padres). Las sociedades occidentales tardaron mucho tiempo en reconocer que el que una madre trabaje puede también ser beneficioso para los hijos, entre otras cosas mediante el aumento de los ingresos familiares. Sabemos que la salud mental de los padres puede tener un gran impacto en el bienestar de los niños (Borra et al., 2015). Del mismo modo, la insatisfacción puede poner en peligro la relación conyugal, cuya estabilidad también es importante para el desarrollo del niño (Tartari, 2015). Este estudio debe hacernos reconsiderar el enfoque simplista que a veces hace demasiado hincapié en el tiempo que se dedica a los hijos en actividades de desarrollo, independientemente del coste psicológico para las madres (y padres).
Hay 7 comentarios
Excelente y revelador.
Como madre con nivel educativo alto y niños bajitos lo he leido con particular interés.
Sin datos, a esta conclusión llega el libro de Elizabeth Badinter (Le conflit...), aquí referenciado: http://www.nytimes.com/2010/06/06/fashion/06Culture.html
Este libro lo devoré en tres días mientras amamantaba a mi hijo pequeño. Me ayudó a dejar de darle el pecho y disfrutar muchísimo más de la baja de maternidad sin la esclavitud de la lactancia, aunque procurando evitar a las pesadas de la crianza con apego, que tan fundamentalistas se han vuelto y tanta lata dan, sobre todo a mi sector.
He disfrutado mucho de esta entrada en un día en el que he terminado un informe técnico, he revisado la lista de los scouts de mis hijos, les he actualizado el programa scratch (hay que enseñarles a programar, es el futuro), he tenido una video conferencia y varias llamadas. Repaso mi mañana comiendo un tupper en mi mesa. Saldré a las 7 de la tarde tras jornada maratoniana. Sin pausa de comer ni de café (sólo de pipí).
Me lo imprimiré y lo dejaré por casa. Y aprovecharé para reenviarlo a mis grupos de whats app del cole...cada vez que se proponga una actividad infantil.
Saludos
Gracias por tu comentario, y por resaltar la libertad individual. Estoy de acuerdo con tu argumento. He escrito alguna cosa sobre la lactancia materna, y como afecta de manera positiva a niños y a madres. En estos trabajos somos cautelosas al recomendar lactancia para todos , y mas bien identificamos grupos que se beneficiarían de manera especial (como madres que querían dar lactancia y no lo logran, o madres con menos medios). La lactancia materna en particular tiene un gran potencial para que todos los niños empiecen con buen pie, y disminuir así las desigualdades sociales que empiezan muy pronto en la niñez. Sin embargo políticas simplistas hacen que la lactancia y el tiempo con los hijos de las madres menos educadas no aumente, con lo cual no se reducen las brechas entre niños de diferentes clases sociales, y solo parecen incrementar las presiones de las madres mas educadas.
Hola, muy interesante. Mi pregunta es si esto genera un menor nivel de fecundidad entre las madres más formadas.
Hola Lluis,
no se si "genera" es la palabra adecuada (no se en que sentido iria la causalidad), pero lo que esta constatado es que las madres mas educadas tienden a tener menos niños (por razones como un mayor coste de oportunidad). Lo sorprendente es que el tiempo que dedican a los hijos es mayor que el tiempo de las madres menos educadas, sobre todo en actividades de carácter educativo. No tenemos datos del tiempo dedicado a cada niño individualmente, pero menor fecundidad y mayor tiempo absoluto significa que las madres educadas dedican mas tiempo por niño también.
Muchas gracias por compartir este trabajo, muy interesante.
Me pregunto si la clave para entender lo que nos cuentan los datos se encuentra en la relatividad. Quizás el análisis no implica que el tiempo que una madre pasa con sus hijos sea "menos agradable" (madre más infeliz) si sus estudios son superiores. Quizás todas las madres disfruten más o menos por igual del tiempo que pasan con sus hijos. Sin embargo, lo que marca la diferencia es la comparación, para una misma madre, del "tiempo con hijos" con el "resto del tiempo": es decir, a qué se dedica cada madre en el resto del día es lo que importa. Desde esta perspectiva, si asumimos que a mayor nivel educativo el resto de actividades tenderán a ser más placenteras y motivantes (trabajo principalmente, pero no únicamente), entonces el "tiempo con hijos" pasa a ser la parte del día más satisfactoria, con sentido, menos estresante y de menos cansancio para niveles de educación bajos. Pero solo cuando lo comparamos con el resto del tiempo de una misma persona.
Es decir, este análisis estaría reflejando un balance desigual en el uso del tiempo de las distintas madres en función del nivel educativo: quizás mejor balance a medida que aumenta el nivel educativo. Habría que ver, para cada madre, los distintos niveles de bienestar en las distintas actividades. Le he echado un vistazo al modelo que utilizaron y se podría complementar con un modelo que incluya "reference-dependence" de alguna forma.
Un saludo,
Manuel
Hola Manuel, gracias por tu comentario. En el análisis miramos a ver si, comparando madres con el mismo nivel de felicidad en la vida, seguimos viendo este gap en satisfacción dependiendo de la educación materna. Y lo vemos. Mirando a las otras actividades, vemos que las madres educadas lo pasan peor en todas las actividades, no solo en los niños. No hemos hecho un análisis relativo, pero parece muy interesante. Sera el siguiente paso, gracias.
Interesante.
Seguramente la educación realiza una "selección" de perfiles más propensos a "sobre-responsabilizarse" cuando abordan tareas de las que "la narrativa" las "culpabiliza" personalmente ("insecure overachievers").
Esa característica les lleva tanto a tener mayores niveles de educación como a estresarse con el cuidado de sus hijos y a dedicar más horas a las tareas donde la "narrativa" es más clara (la "narrativa" es la "presión social" que identificas en la entrada).
No sé si los "controles" de nivel de infelicidad de las no madres de alto nivel educativo captura este efecto ya que falta la actividad "culpabilizadora" de la maternidad, que es la que desata la infelicidad.
Si el estudio se hace con el cuidado de los progenitores dependientes (en lugar de los hijos) o con el deporte, a lo mejor se encuentra el mismo perfil de más tiempo dedicado al deporte (por ejemplo) y mayor nivel de "insatisfacción y estrés" con su estado físico entre las mujeres con mayor nivel de formación.
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