Por Juan A. Lacomba y Francisco Lagos
En las últimas décadas, las tasas de obesidad han experimentado un notable aumento a nivel global, lo que ha impulsado una creciente investigación sobre su repercusión en el mercado laboral. En particular, varios trabajos han identificado una penalización salarial significativa para mujeres con obesidad, tanto en Estados Unidos (ver este, este o este artículo) como en Europa (ver este, este o este artículo). Para los hombres, los resultados son más variados, mostrando incluso correlaciones positivas en algunos contextos.
Otras investigaciones en Suecia, México o Italia, utilizando el método de correspondencia, que consiste en enviar currículos ficticios a ofertas de trabajo reales, han evidenciado que los candidatos con obesidad son discriminados en el proceso inicial de contratación, siendo las mujeres las que experimentan un trato más desfavorable.
Considerando la información anterior, resulta lógico cuestionarse si los candidatos con sobrepeso, aunque no con obesidad, también son susceptibles de discriminación durante el proceso de contratación. Merece la pena destacar un dato: mientras la población mundial con obesidad está en torno al 13%, aquella con sobrepeso triplica esta cifra, alcanzando el 39%. Y en España los datos no son más alentadores, ya que, según el Instituto Nacional de Estadística, el 45% de hombres y el 31% de mujeres tienen sobrepeso.
Para responder a esta pregunta, Goulao, Lacomba, Lagos y Rooth han llevado a cabo un estudio donde se enviaron 3.155 solicitudes ficticias a doce ocupaciones diferentes en el mercado laboral español. Las fotografías de un primer grupo de candidatos con peso normal, se manipularon digitalmente para mostrar sobrepeso y generar así dos candidatos idénticos, pero con distinto peso. Hay que indicar, sin embargo, que esta alteración fotográfica acarrea un inconveniente inevitable: la manipulación del peso del solicitante reduce inequívocamente su atractivo. Y dado que el atractivo de los candidatos también es un factor relevante para su contratación (ver este o este artículo), es necesario aislar y controlar su efecto. Con este fin, se introdujo una tercera categoría con candidatos de peso normal, pero con un nivel de atractivo similar a aquellos manipulados para aparentar sobrepeso. La Tabla 1 muestra las fotos utilizadas en el estudio junto a sus respectivas ratios de peso y belleza generados a partir de las evaluaciones de un panel anónimo compuesto por 177 personas.
Los resultados principales del artículo se muestran en la Tabla 2, donde se presentan tres modelos. El Modelo A compara la probabilidad de recibir una llamada entre un candidato de peso normal y su contraparte con sobrepeso, con el objetivo de capturar el efecto de la manipulación del peso. La primera columna revela que los solicitantes masculinos con sobrepeso tienen una probabilidad significativamente menor de ser llamados para una entrevista de trabajo que sus semejantes de peso normal, un 4% más baja. Este efecto se agudiza en ocupaciones dominadas por mujeres, donde la diferencia se amplía al 7.5%.
En el caso de las mujeres, no parece haber un efecto estadísticamente significativo del sobrepeso, y la estimación también es pequeña en magnitud (0.009). Sin embargo, esta estimación oculta una heterogeneidad interesante entre las ocupaciones dominadas por hombres y mujeres. Mientras que el efecto para las ocupaciones dominadas por hombres implica una penalización por sobrepeso del 3% (no estadísticamente significativa), la estimación para ocupaciones dominadas por mujeres implica, en cambio, un premio por sobrepeso de casi un 6% (este sí estadísticamente significativo).
El Modelo B compara la probabilidad de recibir una llamada entre solicitantes con sobrepeso y aquellos con peso normal con niveles similares de atractivo, aislando así el efecto peso. Para los hombres, las tres estimaciones (paneles A-C) son todas pequeñas y estadísticamente insignificantes, lo que sugiere que la penalización a candidatos con el peso manipulado encontrada en el Modelo A se atribuye a que el solicitante con sobrepeso es percibido como menos atractivo, y no a su sobrepeso. Para las mujeres, las solicitantes con sobrepeso tienen una probabilidad significativamente menor de que las llamen para una entrevista de trabajo en ocupaciones dominadas por hombres (un 6% más baja). Esto implica que en este tipo de trabajos las mujeres experimentan una penalización por sobrepeso. Sin embargo, en aquellos donde predominan las mujeres, este castigo se convierte en premio (aunque pequeño y no significativo).
Finalmente, el Modelo C confronta a las dos categorías de solicitantes de peso normal donde unos son más atractivos que otros, para aislar y capturar el efecto belleza. Los candidatos masculinos menos atractivos tienen una probabilidad significativamente menor de ser llamados para una entrevista de trabajo, un 4% más baja. Este efecto procede fundamentalmente de las ocupaciones dominadas por mujeres, donde esta probabilidad es inferior en más de 6 puntos porcentuales. Por lo tanto, los hombres parecen enfrentarse a una prima de belleza cuando solicitan empleo, especialmente en ocupaciones dominadas por mujeres.
En cuanto a las mujeres, aquellas menos atractivas tienen una tasa de llamadas en torno a un 3% más alta, tanto en general como en ocupaciones dominadas por hombres y mujeres, pero los efectos no son significativos. No obstante, al examinar la tasa de atractivo de cada fotografía como una variable continua, nuevas regresiones revelan que los solicitantes masculinos atractivos experimentan un aumento del 3.3% en la tasa de llamadas (p=0.20), mientras que para las mujeres atractivas se observa una disminución del 3.4% (p=0.23). Aunque ambas estimaciones no alcanzan significancia, es notable la diferencia de un 6.7% en el efecto belleza entre hombres y mujeres, siendo esta diferencia estadísticamente significativa (p=0.03).
En resumen, estos resultados evidencian que el proceso de contratación en España se ve afectado por la apariencia física de los solicitantes y tiene repercusiones distintas para hombres y mujeres.
Mientras que la penalización de los candidatos masculinos con sobrepeso se atribuye a su percepción como menos atractivos, en el caso de las candidatas, la penalización se debe principalmente a su peso (en ocupaciones dominadas por hombres). Además, se observa un trato diferenciado para candidatas atractivas, quienes experimentan una penalización por su belleza, a diferencia de sus homólogos masculinos, que reciben un premio por su atractivo.
Hay 2 comentarios
No hay nadie que no se deje sesgar por el aspecto físico. No hay que hacer estudios. Los economistas deberían hablar más con los psicólogos. Personalmente más que un bug, que es la conclusión que se quiere sacar aquí, es una feature.
Eso si, si se quieren desarrollar políticas igualitarias por parte del ministerio de justicia universal, se deberían hacer estudios multivariables y no coger solo las que nos interesan para sacar las conclusiones que queremos
Muy interesante!
Sólo una clarificación. A no ser que me esté perdiendo algo, en un modelo de probabilidad lineal los coeficientes deben ser interpretados como cambios en puntos porcentuales, no en probabilidad. Por ejemplo, en el Panel A del Modelo A para hombres, el efecto no es una reducción en la probabilidad de ser llamados del 4%, sino una reducción de 4 puntos porcentuales.
Para hablar de porcentajes, deberíamos expresar el efecto como % de la media del outcome del grupo de control. Si hacemos esto, el efecto es mucho mayor: en este caso, un aumento de 4 puntos porcentuales implicaría un incremento en la probabilidad de ser llamado de un 24% respecto al control.
Gracias!
Pablo
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