Por Gregori Galofré-Vila (Universitat de València) y Víctor M. Gómez-Blanco (CUNEF Universidad)
¿Es el pasado útil para la economía? En 1976, Deirdre McCloskey planteó esta pregunta y respondió con un rotundo “sí”. Para la destacada historiadora del pensamiento económico y profesora emérita de la Universidad de Illinois, la historia económica es clave para entender los fenómenos económicos: ofrece contexto, sirve para contrastar teorías y permite captar las complejidades del comportamiento humano que los modelos abstractos suelen omitir (McCloskey, 1976). Hoy, su afirmación parece más relevante que nunca. Prueba de ello son las investigaciones que les valieron el Nobel a Claudia Goldin (2023) y a Acemoglu, Johnson y Robinson (2024), las cuales tienen una base firme en historia económica––como podéis leer aquí y aquí.
A pesar de su auge reciente, la historia económica sigue siendo una disciplina relativamente ignorada por muchos economistas y científicos sociales. Esto implica que preguntas fundamentales como: ¿Quiénes son sus principales autores?, ¿Qué temas predominan? o ¿Qué instituciones lideran la investigación?, aún carecen de una respuesta clara para buena parte de la comunidad académica.
Con el objetivo de arrojar luz sobre estas cuestiones, hemos realizado un análisis exhaustivo de todos los artículos publicados entre 2000 y 2024 en las cinco revistas más influyentes del campo: Journal of Economic History (JEH), Explorations in Economic History (EEH), Economic History Review (EHR), European Review of Economic History (EREH) y Cliometrica (CLIO). Para ello, combinamos técnicas de Procesamiento de Lenguaje Natural (PLN) con análisis de redes, lo que nos permitió identificar patrones de citación entre autores, revistas y temas, así como caracterizar la evolución de la disciplina en los últimos 25 años.
En esta entrada compartimos algunos de los hallazgos más relevantes. Para quienes deseen profundizar, podéis descargar el trabajo completo desde este enlace.
Instituciones Académicas
Como era de esperar, universidades del mundo anglosajón como Harvard, Oxford, LSE, Cambridge o incluso UC Davis y Vanderbilt lideran en número de publicaciones e impacto (citas)––ver Figura 1. También sobresalen organizaciones como la NBER o CEPR en la conexión entre autores e ideas. Sin embargo, este liderazgo ya no es tan incuestionable como hace décadas y algunas instituciones españolas son un claro ejemplo de ello. Universidades como la Carlos III de Madrid y la Universitat de València, o algunas universidades europeas como Lund (Suecia) y Utrecht (Países Bajos) aparecen en la figura como nodos importantes dentro de las redes de colaboración internacional.
Históricamente, debido a la mayor probabilidad de investigar sobre el país de residencia, Estados Unidos y el Reino Unido han sido los principales focos de atención en la historia económica. Durante la década de 2000, más de la mitad de los estudios publicados se centraban en estos dos países––una proporción similar a la observada en el campo de la economía en general[1]. No obstante, en las últimas décadas este sesgo geográfico se ha reducido notablemente: actualmente, ambos países representan menos del 30% del total de artículos, lo que refleja una progresiva diversificación tanto geográfica como temática en la disciplina.
Sin embargo, aún persisten grandes desigualdades. Asia, África y América Latina apenas aparecen en el mapa bibliométrico. Existen algunas excepciones––como Stellenbosch en Sudáfrica o la Universidad de Hong Kong––, pero en general, la disciplina de historia económica se escribe desde Europa y Estados Unidos, mientras que las instituciones del Sur Global enfrentan barreras persistentes de acceso a financiación, redes o menores incentivos para publicar en revistas internacionales.
Figura 1. Red bibliométrica de organizaciones académicas
Temáticas
A continuación, en la Figura 2, realizamos un estudio sobre qué temas y periodos se publican en las principales revistas utilizando probabilidades condicionales. Los colores oscuros indican una mayor probabilidad de publicar por tema (panel izquierdo) o período (panel derecho) en cada revista. En cierto modo, este análisis refleja las propias preferencias y el perfil editorial de la revista: qué temas y períodos suelen publicar y en qué tienden a especializarse. Aunque instituciones y capital humano centran los debates en la disciplina, otros temas han ido ganando importancia, como la desigualdad, la salud y la demografía. Revistas como EREH tienden a publicar más artículos sobre comercio, EEH muestra una mayor probabilidad en demografía y desigualdad, mientras JEH suele publicar menos sobre estos dos temas y más en instituciones y capital humano. Por período, EHR tiende a publicar más artículos del período preindustrial (en menor medida también EREH), mientras los dos últimos siglos son la base de las publicaciones en JEH, EEH y CLIO. Más allá de analizar patrones temáticos y cronológicos, estos resultados pueden resultar interesantes para investigadores noveles a la hora de decidir dónde enviar un artículo (si en mi tesis doctoral he trabajado sobre aranceles en el siglo XX, ¿en qué revista podría tener más posibilidades de aceptación mi Job Market Paper?).
Figura 2. Probabilidades condicionales de las publicaciones por revista y tema (panel izquierdo) y periodo histórico (panel derecho)
Autores
Una vez respondidas las preguntas sobre qué, dónde y cómo se investiga, la Figura 3 muestra quiénes son los protagonistas de esta producción académica. Autores como Robert C. Allen, Jan Luiten van Zanden, Jeffrey Williamson o Leandro Prados de la Escosura son los referentes en términos de impacto y están bien conectados entre ellos, mientras un grupo emergente de autores, entre ellos Dan Bogart, Jutta Bolt, Johan Fourie, Alessandro Nuvolari, Joan Rosés, John Turner o Fran Beltrán––antiguo editor de NeG––están renovando el campo con nuevos enfoques, datos y preguntas. Curiosamente, el análisis de redes de autores muestra una estructura bastante abierta: hay grandes nombres, pero también una notable dispersión y ausencia de clústeres cerrados, lo que sugiere una disciplina viva, en expansión y con conexiones interdisciplinarias activas.
Cabe señalar que esta red, al analizar únicamente artículos, deja otro importante medio para difundir el conocimiento: los libros. “Popes” como Joel Mokyr, Jane Humphries o Nicholas Crafts deberían ocupar una posición más relevante en la red de la que podemos mostrar. Asimismo, autores como Joachim Voth o Sascha O. Becker, que suelen publicar sus investigaciones de historia económica en las revistas top-5 de economía, quedan también omitidos en esta red. Lo mismo ocurre con autores jóvenes en Estados Unidos, quienes prefieren publicar en revistas de economía para obtener el tenure.
Figura 3. Red bibliométrica de autores
Conclusiones
Y para concluir, la pregunta clave: ¿por qué todo esto importa? Porque la historia económica, como cualquier disciplina, no es neutra. Su evolución, sus métodos y su institucionalización afectan directamente a las narrativas que construimos sobre el pasado. Y esas narrativas, a su vez, influyen en cómo pensamos los problemas actuales: la pobreza, el desarrollo, la desigualdad, el crecimiento económico… Este trabajo no solo ofrece un análisis del estado de la historia económica, sino que también funciona como espejo para la propia comunidad investigadora. ¿Estamos siendo inclusivos en nuestras preguntas? ¿Estamos olvidando regiones relevantes? ¿Qué campos están liderando el conocimiento en historia económica?
En definitiva, este trabajo no es solo una radiografía del campo, es también una invitación a pensar en su futuro. Y, sobre todo, es un recordatorio de que la historia económica no solo sirve para mirar el pasado, sino para entender mejor el presente y, con suerte, construir un futuro más informado.
[1] Según Robinson et al. (2006), Estados Unidos y el Reino Unido concentraban el 56% de los estudios publicados entre finales de la década de 1960 y noviembre de 2002 en las revistas de economía indexadas en EconLit, la base bibliográfica de la American Economic Association (AEA).
McCloskey, D. N. (1976). “Does the Past Have Useful Economics?”. Journal of Economic Literature 14 (2): 434–461.
Robinson, M. D., Hartley, J. E., & Schneider, P. H. (2006). Which Countries are Studied Most by Economists? An Examination of the Regional Distribution of Economic Research. Kyklos, 59 (4), 611–626.
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Agradecemos a Jordi Paniagua por los comentarios y sugerencias realizadas que han ayudado a mejorar esta entrada. El texto está basado en un capítulo de libro titulado “Network-Based Bibliometric Analysis in Economic History” que aparecerá en el libro “Network Analysis for Economic, Business, and Financial History – Methodological Advances and Applications” (Palgrave Studies in Economic History series) editado por Giancarlo Ragozini y Maria Carmela Schisani, que saldrá a la luz a finales de 2025.
Hay 2 comentarios
Es muy necesario. todos hemos pensado que algo se puede hacer porque no sabíamos de nadie que hubiera recorrido antes ese camino.
¡Muchas gracias, Ottavio! Nos alegra saber que el trabajo ha contribuido a visibilizar que existen caminos, aunque en muchos casos no están del todo claros o son obviados. Si este análisis ayuda a quienes vienen detrás a orientarse mejor, entonces el esfuerzo ha valido la pena.