El futuro de las propinas en un mundo sin efectivo

La pandemia ha cambiado nuestras vidas de muchas maneras. Uno de los cambios más visibles en el día a día es que hacemos más pagos con tarjeta que antes. Aunque todavía quedan amantes incondicionales del dinero en metálico, mucha gente se ha acostumbrado a no llevar nunca efectivo, porque prácticamente en todos los establecimientos aceptan ya los pagos con tarjeta (hasta en los taxis!). Esto tiene múltiples ventajas prácticas, pero hay una costumbre que se está resintiendo: la de dejar propinas. La preocupación por este fenómeno ha llegado a tal punto que el gobierno de la Comunidad de Madrid, muy sensible a los problemas del sector hostelero, impulsó el pasado diciembre un vídeo publicitario (no exento de polémica) para animar a los consumidores a volver a dejar propinas en los restaurantes.

Nota: imagen generada por Dall-E, de OpenAI.

 

Este fenómeno puede parecer de una relevancia menor, sobre todo porque en España no hay unas reglas claras sobre la cantidad de propina que se debe dejar (como sí ocurre en otros países como Estados Unidos) y mucha gente no suele dejar nada. Sin embargo, las propinas son una parte no desdeñable de la renta para los trabajadores de la hostelería. Desgraciadamente, no existen datos fiables sobre la cantidad de propinas que se dejan anualmente en España. Por ello, en esta entrada me centraré en tratar de entender cómo afecta la tendencia a un mayor uso de los pagos con tarjeta al equilibrio (inestable) sobre el que se sostenían las propinas antes de la pandemia.

Ojos que no ven… fisco que no recauda

Tradicionalmente, las propinas siempre se han dejado en efectivo. En los establecimientos pequeños, lo habitual es hacer un “bote” común para todos los trabajadores, incluyendo a los camareros y también al personal de cocina. En restaurantes más grandes o con características especiales se puede hacer un reparto más complejo, en función de los días trabajados, tipo de trabajo, etc. Varias conversaciones con personas del sector me sugieren que hay una gran variación en estos mecanismos de reparto y también en la cuantía de las propinas. Lo que está claro es que las propinas son más generosas en los establecimientos turísticos (porque los turistas suelen dejar propinas mayores que los locales), y especialmente en los más caros.

Cuando las propinas se dejan en efectivo, para la empresa lo más cómodo es mirar hacia otro lado: ignorar que esas transacciones se han producido y asegurarse de que no aparecen de ninguna forma en su contabilidad. Es natural asumir que Hacienda tampoco llega nunca a tener noticia de estas transacciones, pues los trabajadores no se toman la “molestia” de declarar esas rentas en el IRPF. Si hay algo en lo que están de acuerdo quienes hacen investigación sobre el fraude fiscal es que la información es una condición necesaria (aunque no suficiente) para que se puedan recaudar impuestos. No en vano, el título de uno de los artículos más citados en esta área en los últimos años es “No taxation without information” (Pomeranz, 2015). Este es un claro ejemplo de que la ausencia de información complica las labores de inspección del fisco.

La llegada del plástico lo complicó todo

Cuando los pagos se realizan con tarjeta, las cosas se complican. Para que el establecimiento pueda aceptar un pago mayor a la cantidad reflejada en la cuenta, el datáfono necesita una configuración especial y en ocasiones la instalación de un nuevo software. También es necesario que el programa que utiliza la empresa para llevar su contabilidad permita esta opción. Llegados a este punto, es natural preguntarse: ¿cómo deberían gestionar esta situación las empresas hosteleras para cumplir la ley?

Resulta que, legalmente, las propinas no se consideran parte del salario, por lo que no afectan a las cotizaciones a la Seguridad Social. Tampoco se les aplica el IVA. Sin embargo, las propinas sí se consideran renta de quienes las reciben, por lo que están gravadas por el IRPF. Dado que el empresario tiene la obligación de retener un porcentaje de lo que paga a sus trabajadores en concepto de IRPF, ¿qué pasa con las propinas? La ley dice que si el pago se realiza con tarjeta y pasa por las cuentas de la empresa, las propinas deben entrar en el cálculo de la retención. Esto genera obligaciones adicionales para la empresa: para que todo quede bien registrado, la empresa tiene que declarar los ingresos por propinas en el Impuesto de Sociedades, deducirse como gasto la parte que transfiere a los empleados y recalcular la retención cada mes. En teoría, este proceso no genera un pago adicional de impuestos para la empresa, pero sí un coste administrativo.

Resumiendo: cuando los clientes dejan propinas con tarjeta, la empresa tiene que incurrir en una serie de costes adicionales (ajuste de datáfonos, software, contabilidad) sin recibir ningún beneficio directo. Este sencillo análisis nos ayuda a entender por qué en algunos locales no se aceptan propinas cuando se paga con tarjeta. Incluso algunos han llegado tan lejos como una empresa hostelera que “prohibió” las propinas en una de sus cafeterías en Oviedo, aunque luego el Tribunal Supremo les obligó a revertir esa decisión.

La negociación entre el empresario y los trabajadores

Está claro que los grandes perdedores de esta nueva situación son los trabajadores del sector hostelero: a raíz del cambio en los medios de pago pierden una parte importante de su renta. Para poder recuperarla necesitan que sus empleadores hagan una inversión en software que, a priori, tienen pocos incentivos a realizar. Se trata de un equilibrio del que parece difícil salir a corto plazo.

Nota: Imagen generada por Dall-E, de OpenAI.

Pese a todo, los camareros tienen cierto poder de negociación, sobre todo en el segmento del mercado donde las propinas son más abundantes. Piensen en un camarero que está considerando cambiar de empleador. Cuando negocia el salario con la nueva empresa, usará como referencia la retribución completa que recibe actualmente, incluyendo el salario y las propinas. Si la nueva empresa no puede garantizar que recibirá la parte que le corresponde de las propinas, tendrá que ofrecerle un salario muy superior para convencerle de cambiar de trabajo. En resumen, los restaurantes en los que las propinas suponen un porcentaje más alto de la renta de los trabajadores tienen un mayor incentivo a adaptar sus sistemas para poder procesar propinas en pagos con tarjeta. De nuevo, la evidencia anecdótica coincide con las conclusiones de este análisis.

Entonces, ¿cuál es el futuro de las propinas?

Todo lo expuesto anteriormente sugiere que a corto plazo convivirán distintos modelos de pago de propinas: habrá quien las siga dejando solo en metálico, se irá expandiendo el número de establecimientos que acepte propinas en pagos con tarjeta… pero seguramente algunos locales se resistirán al cambio. Me animé a escribir esta entrada porque me intrigaba cómo se podría resolver el problema para los trabajadores de esos restaurantes, y mientras la escribía me topé por casualidad con una empresa española que ha desarrollado una aplicación para lidiar con este problema*. La idea básica es que cada camarero tenga una cuenta personal que genera un código QR cada vez que alguien le vaya a dejar una propina. Por lo que infiero de su página web parece que acaba de empezar a funcionar. En los próximos meses sabremos si ese modelo tiene éxito o no.

 

* Declaración de posibles conflictos de interés: no conozco a los propietarios de esta empresa, no tengo ninguna participación en ella ni he usado nunca sus servicios. Solo la cito por el interés que pueda tener en relación con el tema de la entrada.

 

Hay 13 comentarios
  • En algún momento de la postpandemia recuerdo haber leído u oído a alguien plantear la hipótesis de que el fin de las propinas causado por la generalización del pago con tarjeta ha tenido un efecto colateral: ha empujado negociar al alza los salarios del sector porque los trabajadores han visto menguar parte de su salario (las propinas) y eso ha coincidido con una época de cierta escasez relativa de demanda de trabajo. Qué piensa el autor al respecto?
    Me imagino que se tendría que tener en cuenta otros factores como la salida a otros sectores (y no retorno, es decir, reducción de demanda de trabajo) de parte de la fuerza laboral precisamente causada por los cierres y restricciones de la pandemia, los ERTO y la caída del turismo en 2020-21.
    Sería demasiado aventurado argumentar que pagar con tarjeta y no dejar propina ha contribuido (y contribuye) a una mejora de los salarios del sector? O al menos en el segmento medio y/o alto de los negocios de restauración?

    • Hola Héctor,
      Gracias por el comentario. Me parece plausible que todos estos cambios hayan tenido como efecto indirecto una subida de los salarios de los trabajadores del sector, tal como sugieres. Es algo que se podría intentar ver en los datos, aunque lo complicado para identificar un efecto es que el cambio no se produce de un día para otro, sino que es progresivo.
      Un saludo!

  • Muy buena entrada, aunque sea se echa de menos una mayor discussion del hecho de que estos tipos de aplicaciones, que este casi prohibido pagar con efectivo, y que todas las propinas de puedan pagar con tarjeta sin necesidad de que sea el mismo pago asociado a la factura, es algo que existe desde hace un tiempo en el norte de Europa, especialmente en Suecia, y que funcionan excelentemente! Quizás entendener como solucionar el problema para estos trabajadores también requiere entender porque estos sistemas tienen éxito casi desde el primer día, mientras que en Alemania por ejemplo son más reacios a los pagos con tarjeta.

    En cualquier caso, gracias por la entrada.

    Saludos!

    • Hola Toni,
      Gracias por el comentario. No conozco bien el contexto sueco, por eso no lo mencioné en la entrada. Conozco mejor el de Estados Unidos porque viví allí varios años. Cuando pagas con tarjeta en EEUU, en el propio datáfono te aparece la opción de poner una propina del 10%,15% o 20%. Aunque las propinas sean muy diferentes allí porque hay una costumbre de que sean altas, está claro que la tecnología está disponible y no es necesario reinventar la rueda para que los clientes puedan dejar propinas pagando con tarjeta.
      Un saludo!

  • "Cuando los pagos se realizan con tarjeta, las cosas se complican. Para que el establecimiento pueda aceptar un pago mayor a la cantidad reflejada en la cuenta, el datáfono necesita una configuración especial y en ocasiones la instalación de un nuevo software. También es necesario que el programa que utiliza la empresa para llevar su contabilidad permita esta opción. "

    Por mi experiencia dejando alguna propina. El camarero marca manualmente en el datáfono el importe mirando la cuenta y si se le dice que marque más para propina no hay problema. Entiendo que al cerrar caja ven el sobrante y lo reparten. No veo los problemas de adaptación que comentas (al menos en muchos establecimientos).

    • Hola Ben,
      Gracias por tu comentario. En al menos tres ocasiones recientes he intentado hacer eso y el camarero me ha dicho que no le era posible poner una cantidad diferente en el datáfono de la que ponía en la cuenta. A partir de ahí surgió mi curiosidad sobre este tema. Es cierto que muchos establecimientos se han adaptado (si no lo habían hecho antes de la pandemia) y lo lógico es esperar que el resto terminen transitando hacia el nuevo equilibrio. Pero en ese periodo de transición los camareros salen perdiendo.
      Un saludo!

  • En la mayoría de países en América el datáfono, una vez introducida la cuenta, pregunta la propina - te suelen dar el datáfono para que la introduzcas tu mismo. El datáfono, al final del día, muestra los totales separados facilitando el trabajo a la empresa.

    No te arregla el problema del IRPF, pero si la parte administrativa.

    Cabe destacar que muchos datáfonos en las Américas son de empresas (y bancos) con presencia en España. Siempre se me ha hecho curioso el porque esa opción no viene en los datáfonos españoles.

    Resumen: no hacen falta apps ni nada que cree fricción a la actividad de dejar propinas; hay muchos países donde esto está solucionado desde hace muchos años.

    • Hola Marc,
      Gracias por tu comentario. Conozco bien el sistema de Estados Unidos porque viví allí entre 2005 y 2013. Me parece que en tu comentario dices esencialmente lo mismo que la entrada: (1) la tecnología para gestionar las propinas en pagos con tarjeta existe, pero (2) en España muchos establecimientos no la usan.
      Mi entrada parte de la observación de esos dos hechos y trata de entender por qué se da ese equilibrio en España. Los economistas a veces tendemos a ignorar que puede haber costes en la transición hacia un equilibrio "mejor", y por eso me parece interesante pararse a pensar sobre qué incentivos sustentan ese equilibrio. En EEUU las propinas suponen un porcentaje mucho mayor del salario de los camareros, lo cual podría explicar que hayan tenido mayor poder de negociación para presionar a los empresarios a aceptar las propinas en pagos con tarjeta.
      Un saludo!

  • Yo tenía la esperanza de que desaparecierda el sistema de propinas, que encuentro injusto e indeseable para todas las partes. Veo que hay gente trabajando para que el problema perviva: los que desarrollan la aplicación.

    • Gracias por tu comentario, Javier.
      Estoy de acuerdo en que un sistema (como el de EEUU) en el que las propinas suponen una parte muy importante del ingreso de los camareros traslada los riesgos de manera desproporcionada del empresario a los trabajadores. Pero en otros sistemas en los que las propinas son un extra que deciden libremente los consumidores (como es el caso de España), no creo que sea necesariamente injusto e indeseable. Creo que la costumbre pervive porque hay gente a la que le gusta dejar propina y trabajadores que se benefician de recibirla. ¿Es deseable prohibir un intercambio mutuamente beneficioso?

  • Por contribuir con el caso de UK: Al contario que en España, la propina si se espera, aunque no habia una norma clara sobre el importe. Ahora, el pago con tarjeta (o moviles) esta generalizado. Yo no toco dinero en metalico. Hasta las "charities" que van con sus huchas por la calle tienen datafonos para facilitar donaciones de peniques o unas pocas libras.

    Hasta hace unos años la propina en forma de "service charge" se imponia como un 12% adicional en la cuenta de grupos de 6 o mas comensales. Desde la pandemia ya se ha generalizado. No se puede elegir.Puedes dar mas, claro, en la forma que quieras, pero la imposicion de ese servce charge ha eliminado el motivo para hacerlo.

    No dudo que en España haya problemas tecnicos o administrativos para esta transicion pero no puedo evitar pensar que tambien hay una renuencia de cierta parte del sector hostelero a implementar pagos electronicos para ocultar informacion fiscal.

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