Gary Becker, profesor de economía de la Universidad de Chicago, falleció el pasado sábado a los 83 años. Becker recibió el premio Nobel de Economía en 1992 “por haber extendido el dominio del análisis microeconómico a un amplio rango de comportamientos e interacciones humanos, incluyendo comportamientos no de mercado.”
La influencia de Becker sobre la disciplina económica durante los últimos 50 años ha sido enorme. Sus contribuciones abarcan varias áreas, como la teoría de capital humano, la discriminación en el mercado de trabajo, la economía de la familia, el análisis económico del comportamiento criminal, o la economía de la salud. Su forma de pensar sobre estos temas sigue vigente, y se le considera fundador de varias sub-disciplinas muy activas.
Aunque no tuve la suerte de tenerlo como profesor, siempre he sido consciente de su gran influencia en mi trabajo. En particular, es gracias a él que actualmente las herramientas de análisis económico se aplican a temas tan dispares como fertilidad, divorcio, crimen, adicción, o la distribución de las tareas del hogar entre los miembros de una pareja. Muchos de estos temas no se consideraban tradicionalmente objeto de estudio por los economistas. Otras disciplinas, como la sociología, la demografía o el derecho, implícitamente trataban este tipo de decisiones (cuántos hijos tener, la actividad criminal) como, bien irracionales, o bien determinadas por el entorno social y cultural, tratando por tanto a los sujetos como pasivos.
La innovación de la propuesta de Becker consistió en estudiar distintos tipos de decisiones humanas, y no solo las directamente económicas, desde una perspectiva de sujetos activos, que toman sus decisiones conscientemente, intentando maximizar su bienestar, y teniendo en cuenta los costes y los beneficios de las distintas alternativas disponibles. Este punto de vista permite, entre otras cosas, realizar predicciones acerca de los efectos potenciales de distintas políticas públicas sobre la tasa de fertilidad o el nivel de criminalidad en una sociedad, por poner dos ejemplos.
Este nuevo enfoque fue desde luego polémico, tanto dentro como fuera de la economía como disciplina. Y yo diría que lo sigue siendo. Para muchos economistas, estudiar estos temas simplemente “no es hacer economía”. Y para muchos no economistas, tratar este tipo de decisiones dentro de un modelo económico de maximización de utilidad es simplemente insultante. Yo misma he sufrido los dos tipos de críticas al presentar mi trabajo. Pienso que los dos argumentos son infundados. Me permito un par de ejemplos personales ilustrativos.
En 2006 presenté en el congreso anual de la Asociación Europea de Economía (en Viena) un trabajo en el que estudiaba cómo la regulación legal del divorcio ha afectado a la incidencia del divorcio en Europa. Al final de mi presentación, se me acercó un señor catedrático austriaco para decirme que “muy interesante, pero esto no es Economía.” Tuve dos reacciones. La primera fue: “¿Y qué?” Es decir, la pregunta debería ser, ¿este trabajo nos ayuda a entender algo? Y no si lo llamamos economía o derecho o lo que sea. Y la segunda: el análisis estaba basado en predicciones teóricas derivadas directamente del teorema de Coase. Y el análisis empírico usaba herramientas econométricas de datos de panel. Los artículos de referencia de mi trabajo estaban todos publicados en el American Economic Review. ¿Qué más hay que hacer para demostrar que haces Economía? Poco después, el departamento de investigación de La Caixa me invitó a dar un seminario, y envié el mismo trabajo. Me pidieron que por favor presentara algo “con más contenido económico” (nunca llegué a presentar).
Respecto a la segunda crítica, hay quien piensa que el enfoque económico a la hora de estudiar decisiones como educación, matrimonio o fertilidad parte de la premisa de que las personas toman este tipo de decisiones en base exclusivamente a incentivos monetarios. Esto no es cierto. Aunque sí es cierto que un modelo económico estándar reconoce la posibilidad de que las personas respondan a incentivos. Por ejemplo, durante mi doctorado quise entender por qué la incidencia de madres solteras (sin pareja) es tan diferente entre países, y si es posible que las condiciones del mercado de trabajo o las políticas públicas puedan ayudar a explicar estas diferencias. Para ello, proponía un modelo en el que los individuos (las mujeres) podían elegir casarse o no, y tener hijos o no (y ser madre soltera era una de las opciones posibles). Los parámetros de interés eran los salarios de hombres y mujeres, y las ayudas públicas, que podían variar en función de la estructura familiar. Mi análisis empírico concluía que efectivamente, las variables económicas tenían un poder explicativo significativo. Por desgracia, mis resultados no tuvieron la acogida que yo esperaba. Para algunos, eran la prueba de que los gobiernos deberían eliminar cualquier forma de ayudas sociales a las familias monoparentales. Para otros, yo estaba insultando a las mujeres al sugerir que alguien elegiría ser madre soltera por motivos económicos. Sin embargo, todo lo que mi trabajo decía es que las condiciones económicas importan. En ciertos países o épocas, divorciarse con hijos pequeños puede ser inviable económicamente para muchas mujeres.
Mi recuerdo más vívido de Becker procede de la charla plenaria que ofreció en el congreso anual de la European Society for Population Economics, que tuvo lugar en Chicago en 2007. En su presentación, Becker argumentó que el logro socio-económico más importante del siglo XX fue el aumento generalizado en la esperanza de vida. Su presentación me impresionó mucho: nunca lo había pensado antes, pero desde luego, la salud es un componente crucial del bienestar, y la mayoría estaríamos de acuerdo en que la longevidad (acompañada de buena salud) entra de manera positiva en nuestra función de utilidad. A la hora de evaluar mejoras en los niveles de vida, la renta es importante, pero también la esperanza de vida.
La Economía no sería hoy lo que es sin Gary Becker. Sin su influencia sobre la disciplina, la investigación económica seguramente no habría sido para mí. Problemas sociales relacionados con la educación, la discriminación, la formación y disolución familiar, o la salud, me han motivado siempre más que otros temas más tradicionalmente económicos, y esto combinado con un enfoque basado en la combinación rigurosa de teoría y datos hacen de la economía una disciplina más atractiva que otras, y que además pienso que puede ayudarnos a entender el mundo. Por contribuir a que esto sea así, gracias.
Hay 11 comentarios
Un homenaje a toda su carrera: https://bfi.uchicago.edu/sites/default/files/file_uploads/Heckman-tribute-text.1.20.14.pdf
Me sumo al homenaje. Mis trabajos sobre economía del conocimiento científico son también resultado de la influencia de Becker, en muy importante medida.
Gary Becker es el ejemplo perfecto de imperialismo económico. Yo no diré que los razonamientos económicos no tengan ninguna influencia en la realidad, pero el caso es que Becker y su forma de trabajar han sido un pésimo ejemplo de aplicar la economía a todo, desde la familia (inolvidable su defensa de la poligamia) hasta la adicción pasando por el delito.
Más en general, hay que recordar que el entorno sociocultural es fundamental para entender la realidad. Sin tener en cuenta las relaciones sociales de poder, la historia y la cultura, el mundo es simplemente incomprensible, pero muchos economistas (comenzando por Becker) hacen sencillamente caso omiso de tales complejidades. Aquí mismo hemos visto un ejemplo con un inolvidable post sobre la "relación" entre lluvia y religiosidad. Desgraciadamente, Becker ha tenido mucha influencia en la Economía, aunque por suerte muy poca en otras disciplinas sociales.
Por último, me gustaría mucho que alguien definiera qué es "utilidad", en qué se fundamenta, por qué se debe utilizar y cómo se puede cuantificar.
Algunos enlaces interesantes (y hasta divertidos):
http://unlearningeconomics.wordpress.com/2013/08/29/economists-say-the-funniest-things/
http://rwer.wordpress.com/2014/05/06/gary-becker-a-one-trick-pony/
http://larspsyll.wordpress.com/2014/05/08/gary-becker-and-toothbrushing-economics/
http://crookedtimber.org/2014/05/04/gary-becker-an-appreciation-by-michel-foucault/
http://crookedtimber.org/2014/05/05/the-calculus-of-their-consent/
http://unlearningeconomics.wordpress.com/2013/04/16/the-dangers-of-thinking-like-an-economist/
http://www.paecon.net/PAEReview/issue38/ArnspergerVaroufakis38.htm
http://www.psmag.com/magazines/magazine-feature-story-magazines/joe-henrich-weird-ultimatum-game-shaking-up-psychology-economics-53135/
Algunos enlaces interesantes más sobre imperialismo económico y racionalidad:
http://blogs.hbr.org/2013/01/the-end-of-economists-imper/
http://socialdemocracy21stcentury.blogspot.com.es/2014/05/laws-of-nature-historical-background.html
http://books.google.es/books?id=9G23xUw7NEIC&printsec=frontcover&dq=martin+hollis&hl=es&sa=X&ei=KctsU6OxLuHL0AW374GgAw&ved=0CHUQuwUwCA#v=onepage&q&f=false
Felicidades a Libertad por el artículo. Estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto.
Lo del rechazo a nuevos campos de estudio en economía es ya un clásico (incluso se vivió en este blog no hace mucho). El paper "How Are the Mighty Fallen: Rejected Classic Articles by Leading Economists" daba un lista de papers hoy considerados clásicos y rechazados en su tiempo por revistas académicas. El paper de Akerlof: "The Market for Lemons” fue rechazado por American Economic Review y luego por Journal of Political Economy por ser demasiado genérico y trivial. El paper de Becker "A Theory of the Allocation of Time” también fue rechazado inicialmente. Incluso el de Black, Fisher, and Scholes “"The Pricing of Options and Corporate Liabilities”.
Sin embargo, los no economistas siempre han visto las aportaciones de Becker y seguidores como poco relevantes para los problemas tratados-especialmente los relativos a la drogadicción- acusando a la economía de ciencia “imperialista”, con pretensiones de intrusismo.
Aquí una exposición “equilibrada”
http://stumblingandmumbling.typepad.com/stumbling_and_mumbling/2014/05/what-can-economics-explain.html
Aquí un video con cierta gracia.
https://www.youtube.com/watch?v=wC1O50az108
Saludos.
La ciencia económica trata de entender cómo las personas toman decisiones y las consecuencias de las mismas. Otras ciencias sociales, en particular la Sociología, parecen ir sobre por qué las personas no pueden tomar decisiones y por qué no hay que preocuparse por consecuencias que vienen predeterminadas por no se sabe bien qué.
Y tiene guasa que de la persona que acuñó el concepto de Capital Humano se diga que "ha tenido mucha influencia en la Economía, aunque por suerte muy poca en otras disciplinas sociales."
Gracias a ti, Libertad, por esta entrada. Tus palabras explican mejor que nadie en qué ha consistido la contribución de Becker a la economía y lo difícil que es a veces investigar cuando se está rodeado de mentes obtusas. Pero al final sólo hay una prueba del algodón: la del tiempo. Que tantos investigadores jóvenes se declaren herederos intelectuales de un investigador octogenario lo dice todo.
Se agradece y uno aprende siempre de estos textos y comentarios, enlaces, sugerencias....
Pero como economista de formación, sociólogo y demógrafo de profesión tengo que avisar que chirría la confusión entre fertilidad -capacidad biológica- y fecundidad.
Problema de traducción-formación en inglés.
A los científicos sociales en general, no-economistas en su mayor parte, les fastidia el avance que ha tenido la Economía en general en muy distintas áreas, fundamentalmente por una mejora en la formalización, la capacidad de aplicar matemáticas a las preguntas y problemas concretos. Y esa actitud no es exclusiva de no-economistas, aún dentro de Facultades de Economía hay departamentos así... :(:(:(
Muchas gracias por compartir el post.
A mi modo de ver, lo que realmente identifica la economía de hoy, frente a la sociología, no es el campo de estudio, que tiende a converger, sino la utilización de distintos instrumentos para comprender la realidad y el hecho de partir de distintas premisas. Personas como Becker han ayudado a extender el análisis económico como forma de comprender el mundo. Yo creo que el estudio del divorcio, o de cualquier otra realidad humana, es plenamente económico.
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