La Paradoja de la Prosperidad: Cómo el Crecimiento Económico Aumenta (sin querer) la Segregación de Género

Por Manuel Bagues y Natalia Zinovyeva

En todo el mundo, las mujeres son minoría en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), mientras que los hombres lo son en áreas como educación y salud. Paradójicamente, esta segregación es más pronunciada en los países más prósperos. Por ejemplo, en Finlandia, las mujeres tienen cuatro veces menos probabilidad que los hombres de graduarse en STEM, comparado con solo tres veces menos en España. ¿Por qué en los países más ricos y con mayor igualdad de género persiste — e incluso se intensifica — la segregación educativa entre hombres y mujeres? Esta aparente contradicción ha desconcertado a investigadores y responsables políticos durante décadas.

Nuestra investigación, basada en datos de más de 500,000 niños de 37 países occidentales y el seguimiento de 7,000 familias británicas a lo largo de dos décadas, revela que estos patrones de segregación comienzan mucho más temprano de lo que se pensaba. Ya a la edad de 11 años, los niños tienen menos amigos del sexo opuesto en los países más ricos y donde hay más igualdad de género. El análisis de los datos individuales sugiere que esto se debe al efecto de la renta y no a un backlash contra la igualdad de género. Dentro de cada país, el número de amigos de sexo opuesto disminuye con la renta de los padres; no obstante, es mayor cuando los padres defienden valores menos sexistas. Nuestro trabajo identifica varios mecanismos a través de los cuales la prosperidad económica inadvertidamente exacerba la segregación de género, relacionados con diferencias en las prácticas de crianza y la personalidad de los niños. Además, la evidencia sugiere que las amistades de la infancia importan para el futuro: los individuos que carecen de amigos del sexo opuesto en la niñez tienden a elegir opciones educativas más segregadas, aspiran a profesiones dominadas por su propio sexo, y desarrollan valores más sexistas.

El Tiempo No Resuelve el Problema

Nuestra primera observación desafía la expectativa de que el progreso social reduciría automáticamente la segregación. Durante las últimas dos décadas, el Índice de Desigualdad de Género — que mide la participación de las mujeres en la educación superior, el mercado laboral y la política — ha mejorado sustancialmente en los 37 países occidentales de nuestra muestra. Sin embargo, la segregación de género en la educación superior se ha mantenido sorprendentemente estable.

El índice de segregación Duncan se mantiene cercano a 0.30, lo que significa que para eliminar la segregación sería necesario que un 30% de estudiantes cambiase de carrera (ver Figura 1). En otras palabras, a pesar de décadas de progreso en igualdad de género, hombres y mujeres siguen eligiendo campos de estudio muy diferentes.

Figura 1: Desigualdad de género y segregación a lo largo del tiempo, 37 países.

 

La `Paradoja’ de la Igualdad de Género

Más sorprendente aún, esta tendencia se acentúa precisamente en las sociedades más prósperas e igualitarias. Los datos revelan una correlación contraintuitiva pero consistente: en los países más ricos y con mayor igualdad de género, las mujeres tienen menor propensión a graduarse en STEM y hay mayor segregación educativa en general. Estas correlaciones son estadísticamente significativas y oscilan entre el 43% y el 58%, dependiendo de las medidas utilizadas.

Los números son reveladores: en el periodo 2000-2021, la probabilidad de que una graduada finlandesa haya cursado STEM es cuatro veces menor que la de un varón, comparado con tres veces menos en España, y algo menos de dos veces en Italia. Esto ocurre a pesar de que estos países tienen mayores niveles de desigualdad de género según medidas como el Índice de Desigualdad de Género (ver Figura 2).

Figura 2: La `paradoja' de la igualdad de género en educación

¿Qué explica esta aparente paradoja? Algunos sociólogos atribuyen la mayor segregación educativa en las sociedades más prósperas a un mayor énfasis en la realización personal que, combinado con la persistencia de diferencias en las preferencias de chicos y chicas, facilita que escojan diferentes carreras. Por ejemplo, estudios previos muestran mayor segregación cuando se pide a los estudiantes que escojan la carrera que más les apasiona, en lugar de la que tiene mejores perspectivas profesionales. Además, también podrían influir las diferencias en la estructura económica de los países, incluyendo el peso del sector servicios y las diferencias salariales entre ocupaciones.

La segregación comienza en la infancia

Nuestra investigación revela un factor adicional hasta ahora pasado por alto. En aquellos países donde hay mayor segregación educativa en la universidad también se observa una fuerte segregación de género en los grupos de amigos durante la infancia. Las diferencias son notables: mientras que en Finlandia a los 11 años únicamente el 16% de los amigos son del sexo opuesto, en Portugal esta cifra se eleva al 39%.

Esta relación es robusta y estadísticamente significativa. Considerando el conjunto de países, la correlación entre la proporción de amigos del sexo opuesto y la propensión femenina a graduarse en STEM es del 43% (p-valor = 0.02), y con el índice de segregación Duncan del 47% (p-valor = 0.01). La siguiente gráfica ilustra esta relación entre el porcentaje de amigos del sexo opuesto a los 11-15 años y la segregación educativa posterior.

Figura 3: Segregación de género en la universidad y proporción de amigos del sexo opuesto en la infancia

Los datos longitudinales británicos confirman esta conexión a nivel individual. Los niños que no tenían amigos del sexo opuesto a los 7 años tienden a seleccionar entre los 14 y los 18 años asignaturas dominadas por su propio género. Esta asociación permanece robusta incluso controlando por habilidades cognitivas y socioemocionales, características familiares y personalidad de los padres.

¿Por qué en algunos países los niños tienen más amigos del sexo opuesto? La importancia de la renta

A primera vista, observamos una fuerte correlación inversa con las medidas tradicionales de igualdad de género: el porcentaje de amigos del sexo opuesto es menor en los países que son más igualitarios según los índices tradicionales de igualdad de género.

Figura 4: Desigualdad de género y proporción de amigos del sexo opuesto en la infancia

Sin embargo, esta correlación no necesariamente representa una relación causal, ya que estos países se diferencian en numerosas dimensiones. De hecho, también observamos que los niños tienden a tener significativamente menos amigos del sexo opuesto en países más ricos (ρ = -0.39, p-valor = 0.02) o donde prevalecen valores parentales permisivos que favorecen la autorrealización de los niños (ρ = -0.68, p-valor = 0.00).

Para desentrañar estos factores, analizamos la variación individual dentro de cada país. El resultado es claro: la relación entre renta y menor cantidad de amigos del sexo opuesto se repite dentro de los países. Los niños de familias más acomodadas consistentemente reportan menos amistades del sexo opuesto — un patrón que aparece en 34 de los 37 países analizados.  Otros factores que tambien predicen el sexo de los amigos son el sexo de los hermanos y el número de niños y niñas en la clase, pero su importancia es relativamente menor y no explica las diferencias entre paises.

Crucialmente, los datos británicos revelan que es la prosperidad económica—y no las normas de género—lo que explica por qué en los países más avanzados los niños tienen grupos de amigos más segregados. Los números son contundentes: pasar del quintil de ingresos más bajo al más alto se asocia con una disminución de 12 puntos porcentuales (30% relativo) en la probabilidad de tener amigos del sexo opuesto. No obstante, los niños con padres más igualitarios tienden a tener más amigos del sexo opuesto, lo que confirma que el factor clave es la renta, no las actitudes hacia la igualdad.

Figura 5: Probabilidad de tener amigos del sexo opuesto a los 11 años, por quintil de renta, Reino Unido

Los Mecanismos: Cómo la Prosperidad Crea Segregación

Nuestra investigación identifica dos mecanismos complementarios a través de los cuales la prosperidad económica inadvertidamente genera mayor segregación de género en la infancia.

  • Actividades Estructuradas y Expresión Personal

Las familias acomodadas a menudo abrazan valores parentales permisivos que enfatizan la autoexpresión de los niños, mientras que simultáneamente inscriben a sus hijos en actividades organizadas que tienden a estar segregadas por género. Esta combinación de ideología progresista con implementación estructurada crea entornos donde los niños pueden expresar libremente preferencias típicas de género.

En nuestros datos, las niñas representan aproximadamente el 80% de los niños que toman clases de danza fuera de la escuela y el 66% en lecciones de música. Igualmente, los clubes deportivos — también más populares entre las familias con mayor renta — tienden a estar organizados según líneas de género. En contraste, los niños de familias menos acomodadas pasan más tiempo no supervisado con familiares y compañeros del barrio, fomentando interacciones espontáneas entre géneros.

  • Perfiles de Personalidad y Desarrollo Socioemocional

Los niños de familias con mayores ingresos suelen exhibir mejor regulación emocional, habilidades de cooperación más fuertes y menos dificultades conductuales — rasgos que, paradójicamente, se correlacionan con patrones de amistad más segregados por género.

Estos perfiles de personalidad podrían retrasar la transición hacia redes de amistad mixtas que normalmente tiene lugar en la pre-adolescencia. El número de amistades del sexo opuesto suele aumentar conforme los niños se acercan a la adolescencia, pero los niños con mejor regulación emocional y menos dificultades conductuales — características asociadas con ingresos familiares más altos —  tardan más en hacer esta transición, manteniendo por más tiempo los grupos de amigos predominantemente del mismo sexo que son característicos de la infancia temprana.

Esta "ventaja" en el desarrollo socioemocional puede paradójicamente reducir la motivación de los niños para buscar la diversidad que viene con las amistades entre géneros, ya que están más satisfechos con sus redes homogéneas existentes y menos interesados en afrontar los desafíos sociales de las relaciones entre géneros.

Implicaciones: Repensando las Intervenciones

Mientras que nuestro análisis con datos observacionales no puede establecer de una manera definitiva la existencia de una relación causal, los patrones observados sugieren fuertemente que la segregación de género en la educación superior y los mercados laborales tiene raíces importantes en las dinámicas sociales de la infancia.

Nuestro estudio revela que las sociedades modernas se enfrentan a dos fuerzas que se contraponen. Por un lado, las normas sociales más igualitarias favorecen la reducción de la segregación mediante cambios institucionales (como la práctica desaparición de las escuelas segregadas en los países occidentales) y la educación familiar en valores menos sexistas. Por otro lado, el progreso económico parece tener el efecto opuesto: cuanto más ricas son las familias, menos amigos del sexo opuesto tienen los niños. Como muestra la Figura 1, ambas fuerzas parecen compensarse y, durante el período para el que tenemos datos, 2002-2010, la proporción de amigos del sexo opuesto se mantiene constante en nuestra muestra de 37 países occidentales, a pesar de las continuas mejoras en los indicadores de igualdad.

Estos resultados plantean desafíos importantes para las intervenciones políticas dirigidas a reducir la segregación de género. Si el gradiente de ingresos refleja principalmente la mayor capacidad de los niños acomodados para expresar sus preferencias típicas de género — en lugar de enfrentar barreras estructurales — los enfoques tradicionales centrados en el acceso igualitario podrían ser insuficientes. Los gobiernos que aspiren a reducir la segregación quizás necesiten abordar la formación de preferencias desde la infancia, desarrollando actividades estructuradas que fomenten naturalmente la colaboración entre géneros. Otra estrategia prometedora sería crear espacios donde los niños con preferencias de género no estereotípicas puedan conectar con otros niños del mismo sexo que comparten intereses similares. Por ejemplo, las niñas interesadas en STEM o los niños atraídos hacia actividades artísticas podrían beneficiarse de entornos especializados que normalicen estas elecciones no tradicionales y proporcionen redes de apoyo.

La paradoja de la prosperidad revela que alcanzar la igualdad plena es más complejo de lo esperado: el progreso económico y social no siempre van de la mano con la integración de género.

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