¿Puede una serie de televisión transformar una identidad colectiva?

En 1987, la India se paralizaba cada domingo por la mañana por un programa de televisión: Ramayan, una serie que adaptaba la epopeya hindú del mismo nombre. El programa se convirtió en un fenómeno de masas: las calles se quedaban desiertas, se aplazaban bodas y funerales, y muchísima gente no se presentaba en el trabajo durante su emisión.

Este fenómeno no sucedía solo en India. Por esa misma época, en España, que ya había vivido su propio furor televisivo a finales de los 70 con Hombre rico, hombre pobre y el malísimo Falconetti, arrasaban las telenovelas venezolanas. En 1990, el último episodio de Cristal alcanzó una cuota de pantalla del 85 %. En el Reino Unido, el impacto colectivo de las soap operas es tal que es habitual que, tras concluir episodios particularmente dramáticos de Coronation Street o EastEnders, se registran gigantescos picos de consumo eléctrico cuando millones de personas encienden a la vez sus hervidores de agua para prepararse un buen té inglés.

Si estos programas de televisión unían a las familias y moldeaban sus costumbres y rituales, ¿por qué no pensar que también tuvieron un impacto político y económico?

Este es el tema de la sesión plenaria que Dean Yang, profesor en la Universidad de Míchigan, impartió hace unas semanas en el marco del 6º Workshop on the Economics and Politics of Migration, organizado por el EBRD, King’s College London y la Universidad Carlos III, y auspiciado por la Fundación Ramón Areces, y que cada año reúne a especialistas internacionales en inmigración y economía política. Hubo muchas ponencias interesantes, pero quizá fue la de Dean Yang la que más me llamó la atención, dado mi interés por la economía de las narrativas y la cultura, interés del que he dado cuenta varias veces en este blog (por ejemplo, aquí y aquí). En la presentación de este trabajo, Yang argumentó que la emisión de Ramayan contribuyó a consolidar el nacionalismo hindú y al auge del BJP como fuerza dominante en la política del país a día de hoy.

El fenómeno Ramayan

Emitida por la cadena estatal india Doordarshan, Ramayan narró a lo largo de 78 episodios la historia del príncipe Rama, una figura central de la religión hinduista. Aunque su objetivo inicial era simplemente aumentar los ingresos por publicidad, su impacto fue mucho más allá. La serie se convirtió en un fenómeno nacional. Millones de personas la seguían con un fervor casi religioso: se bañaban antes de verla, adornaban sus televisores con flores y pasta de sándalo, y se reunían en grupo, a menudo todo un vecindario, en torno al aparato. Aún había pocos televisores, lo que acentuaba el carácter colectivo y ceremonial de la experiencia. No era solo puro entretenimiento.

El estudio plantea si la televisión puede moldear de manera duradera la identidad y creencias de la población. Y si eso ocurre, qué consecuencias sociales y políticas acarrea. Para responder a estas preguntas, los autores aprovechan que la emisión de Ramayan coincidió en el tiempo con la expansión de la cobertura televisiva en India. No todas las regiones tuvieron acceso al mismo tiempo. En 1987, año en que se estrenó la serie, la cobertura alcanzaba a solo el 62 % de la población. La llegada de la señal a una región dependía en gran medida de su orografía, lo que proporciona a los investigadores una fuente de variación exógena que puede utilizarse para identificar efectos causales con una estrategia de diferencias en diferencias que compara zonas con distinta exposición a la televisión antes y después del "tratamiento".

Como no existen datos directos de audiencia, Yang y sus coautores utilizan la calidad de la señal de televisión en cada circunscripción electoral como indicador de exposición al programa. Luego combinan esta medida con otras fuentes: censos electorales que les permiten rastrear nombres propios (que se lo digan a los 24.000 niños españoles que se llaman Arya, Daenerys o Jon por Juego de Tronos), censos de población que ofrecen información sobre la dieta de las personas (que depende de su religiosidad) y patrones de inmigración. También bases de datos sobre violencia religiosa y resultados electorales. La estrategia empírica es muy ingeniosa y, sobre todo, convincente.

Resultados

En las zonas con mejor acceso a la televisión en 1987, aumentó la frecuencia con la que los recién nacidos recibían nombres tradicionalmente hindúes. Esta tendencia se mantuvo durante años. También se observó un aumento notable del vegetarianismo, especialmente entre las castas más bajas, lo que los autores interpretan como reflejo de la adopción de prácticas culturales características de las castas superiores. No se trata, por tanto, de que la serie produjera solo cambios “nominales”, sino también transformaciones de calado en los hábitos y los referentes culturales de la población.

Los efectos tampoco se limitaron a lo identitario. En los años inmediatamente posteriores a la emisión de la serie, se registró un aumento de los episodios de violencia entre comunidades hindúes y musulmanas. Si bien ese efecto fue más breve en el tiempo, sí apunta a una profundización de las divisiones religiosas en ciertas regiones. Mucho más duradero fue el impacto político: en las zonas con mayor exposición a Ramayan, el apoyo electoral al BJP, el principal partido nacionalista hindú actualmente en el poder, creció de forma sostenida. Este partido, que hasta entonces era marginal, pasó a ganar cientos de escaños, aprovechando también de forma directa el éxito de la serie al incorporar como candidatos a varios actores de la serie. Los autores sugieren que ese auge consolidó al BJP como la fuerza dominante que es hoy en día en la política india.

¿Y si no fue solo Ramayan?

Una preocupación que se repitió durante la ronda de preguntas tras la ponencia de Yang fue si los efectos descritos se deben a la exposición a la televisión en general y no al programa en particular. Para responder a esto, los autores distinguen entre la señal disponible en 1987 y la de años posteriores, y muestran que los efectos están ligados específicamente al momento de la emisión de Ramayan. Además, muestran que ningún otro programa de televisión fue mencionado con tanta frecuencia en la prensa de la época; Ramayan era, de lejos, el contenido más comentado en los medios de comunicación. También controlan por sucesos políticos que ocurrieron por entonces, como el movimiento Ram Janmabhoomi, que impulsaba la construcción de un templo dedicado a Rama (el héroe protagonista del Ramayan). Los resultados principales se mantienen prácticamente sin cambios.

Además de su interés intrínseco, el trabajo de Yang y sus coautores conecta con debates más amplios en economía política sobre la naturaleza de la identidad. Tradicionalmente, muchos modelos asumían que la identidad social era una característica fija. Pero modelos más recientes consideran que la identidad es endógena al entorno y los incentivos. Este estudio proporciona evidencia empírica sobre ello: demuestra que una intervención puntual (una serie de televisión) puede alterar la forma en que una sociedad se identifica y que esos cambios pueden ser duraderos y tener consecuencias sobre su política y sus normas de convivencia. Shocks temporales pueden mover una sociedad de un equilibrio político a otro, más basado en la religión, por ejemplo. Después, el refuerzo mediante políticas locales o flujos migratorios ideológicamente afines consolidan estos cambios.

Todo esto nos obliga a pensar, ya fuera del contexto indio, en el poder transformador de los medios. Ramayan no fue un instrumento de propaganda deliberado ni fue emitido con fines ideológicos. Pero al insertar una narrativa poderosa y llamativa en un nuevo ecosistema mediático, logró alterar el equilibrio identitario de un país. Hoy que los contenidos audiovisuales se consumen de manera mucho más fragmentada, pero también mucho más constante, la lección es clara: las narrativas que aparecen en nuestras pantallas no solo reflejan identidades. También las construyen.

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Hay 2 comentarios
  • Recuerdo un estudio similar de hace décadas sobre las telenovelas brasileñas. En las zonas con cobertura televisiva se observaba que las actrices de las telenovelas influían en las espectadoras en cuanto a independencia, trabajo remunerado, decisiones sobre vida sexual, etc.

    • Asi es, Andres. Son los trabajos de Eliana La Ferrara y coautores. Tambien hay un estudio de Andrea Tesei y coautores que utiliza una metodologia similar para estimar el efecto de la extension de la Tele Berlusconi sobre las actitudes politicas de los italianos.

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