Los efectos no deseados (en salud) de reducir las prestaciones por desempleo durante una recesión

admin 2 comentarios

Por Manuel Flores

El 2012 fue un año muy difícil para la economía española. Con la tasa de paro en niveles nunca vistos del 26% y la zona euro inmersa en una crisis de deuda soberana, el Gobierno de Rajoy ¾presionado por la Comisión Europea¾ adoptó una serie de reformas para impulsar el crecimiento económico y la competitividad y garantizar la estabilidad presupuestaria.

Así, de manera inesperada y mediante decreto-ley, el 14 de julio de 2012, el Gobierno redujo la tasa de reemplazo de la prestación por desempleo del 60% al 50% a partir del séptimo mes en desempleo (la tasa de reemplazo durante los primeros seis meses quedó inalterada en el 70%). La reforma se había anunciado un día antes y entró en vigor al día siguiente, afectando a todos los nuevos parados con derechos de prestación por desempleo de más de 6 meses. Esta reforma ya se discutió en un post anterior aquí. El decreto-ley incluía otras medidas, también comentadas en posts anteriores aquí y aquí.

Rebollo-Sanz y Rodríguez-Planas (2020) evaluaron los efectos de esta reforma en el mercado laboral. Quizá contra pronóstico, encontraron que el recorte en la prestación por desempleo aumentó la salida del paro en el corto plazo (de hecho, durante los primeros seis meses de paro, antes de que la reforma tuviera efectos en la tasa de reemplazo), pero no a partir del séptimo mes (cuando entraba en vigor la nueva tasa de reemplazo). Según las autoras, la reforma activó a algunos parados para que buscaran empleo más intensivamente y salieran del paro antes. A los 15 meses de seguimiento, la reforma había reducido los gastos en prestaciones por desempleo en un 16%.

Todo esto ocurrió en un contexto de profunda recesión económica con una tasa de paro disparada. En ese escenario, podría suponerse que, para muchos desempleados, especialmente aquellos con menores niveles de empleabilidad, encontrar un trabajo resultaba especialmente complicado. Además, al combinar esta situación con una reducción adicional de aproximadamente un 17% en la tasa de reemplazo, es probable que ello generara estrés financiero, con posibles repercusiones negativas en la salud.

En nuestro artículo, con Fernando G. Benavides y Laura Serra-Saurina, estudiamos en qué medida reducir la generosidad de la prestación por desempleo en un contexto de crisis económica puede tener efectos no deseados en la salud. Hasta la fecha únicamente dos estudios (Kuka (2020) y Ahammer & Packham (2023)) han aportado evidencia causal sobre este asunto y ninguno de ellos en un contexto de recesión económica.

Datos y estrategia empírica

Utilizamos datos administrativos de la Seguridad Social (Muestra Continua de Vidas Laborales, MCVL). Mediante sus historias laborales podemos determinar qué individuos habían cotizado lo suficiente como para verse afectados por la reforma cuando perdieron sus empleos durante el 2012. Aquellos que habían acumulados derechos de paro por más de 180 días y que perdieron su empleo a partir del 15 de julio de 2012 se vieron afectados por las nuevas reglas y sabían con certeza que su tasa de reemplazo se reduciría del 70 al 50% a partir del día 181. Para individuos similares que hubieran perdido su empleo un día antes, su tasa de reemplazo seguiría reduciéndose únicamente del 70 al 60% a partir del día 181 (Gráfico 1). Para la submuestra catalana de la MCVL tenemos información detallada sobre las incapacidades temporales o ITs (por contingencia común) que estos individuos tuvieron durante los años 2012-2015. Esto nos permite calcular si la reforma aumentó la probabilidad de tener una IT. Las ITs son nuestra medida de salud. Como es habitual en esta literatura, utilizamos un grupo control; en este caso los parados con derechos de paro de 120-180 días y que por lo tanto no se vieron afectados por la reforma. Con esta información estimamos modelos de diferencias en diferencias.

Gráfico 1: Generosidad de la prestación por incapacidad temporal (SI) y por desempleo (UI) antes y después de la reforma de 2012

Resultados y posibles mecanismos

Además de replicar los resultados positivos de corto plazo (pero no de largo plazo) en el empleo de Rebollo-Sanz y Rodríguez-Planas (2020), encontramos que la reforma aumentó la probabilidad de tener una IT entre aproximadamente 1-2 puntos porcentuales (p.p.), lo que supone entre duplicar y triplicar la probabilidad de tener una IT.

¿Cómo se explican estos resultados? Exploramos dos posibles mecanismos. El primero, comentado anteriormente, es el del estrés financiero. Para ello clasificamos cada código ICD de los episodios de IT como potencialmente relacionado con estrés o no. Aproximadamente un tercio de todos los episodios observados podría estar causado o agravado por el estrés. El segundo es el riesgo moral: algunos parados afectados por la reforma tienen un mayor incentivo para “cogerse” una IT (véanse las tasas de reemplazo por IT en el Gráfico 1), especialmente en casos de “recaída”, ya que no “consumen” su tiempo de paro mientras dura la IT. No disponemos de esta información, pero según Marie & Vall Castelló (2023) menos de un 5% de todas las ITs a nivel estatal se deben a recaídas. Además, según estos autores, durante el período de estudio había un “sistema de monitoreo muy estricto”, lo que a priori limita comportamientos de riesgo moral.

Para desentrañar estos dos mecanismos, nos basamos en evidencia indirecta. En particular, examinamos si los efectos de la reforma varían según subtipos de IT, considerando su naturaleza (por ejemplo, si está relacionada con el estrés o no), duración (corta o larga) y momento de inicio (si comenzó inmediatamente tras quedar desempleado o más tarde).

Encontramos que el efecto general sobre las ITs se concentra en las ITs más largas (superiores a 20 días) y en aquellas relacionadas con el estrés (Tabla 1) y se mantiene si se eliminan, por ejemplo, las ITs por lumbalgias (a priori más difíciles de diagnosticar de manera objetiva). También encontramos que los efectos de la reforma aparecen pronto y se mantienen durante al menos un año (Gráfico 2). Por sub-grupos, entre los más afectados están aquellos que tenían trabajos menos “protegidos” y los más jóvenes (menores a 40 años).

Tabla 1: Efectos de la reforma en subtipos de episodios de IT (0-1) según la duración del episodio

 

Gráfico 2: Efecto temporal de la reforma en los episodios de IT (0-1)

En conjunto, tal y como argumentos en nuestro artículo, estos resultados sugieren que la reforma afectó de manera diferente a distintos individuos y que tanto el estrés financiero como el riesgo moral son mecanismos a través de los cuales la reducción en la generosidad de la prestación por desempleo resultó en mayores tasas de IT.

Conclusiones

Reducir la generosidad de la prestación por desempleo durante una recesión tiene efectos no deseados en otros programas de protección social, como el de las ITs. En este sentido, el aumento que la reforma causó en las ITs supone un coste que contrarresta parcialmente los ahorros fiscales que el gobierno pretendía alcanzar con esta reforma.

Hay 2 comentarios
    • Gracias Ignacio. La medida que estudiamos aquí, aunque forma parte de la misma reforma laboral de julio de 2012, es distinta a la del paper que mencionas.
      Nosotros nos centramos en la reducción en la generosidad de la prestación contributiva de desempleo y no en el aumento en la edad de acceso al subsidio de desempleo.
      Por otra parte creo que los efectos en salud que encontramos también son distintos (e incluso opuestos).
      Una ventaja de nuestro paper con respecto al que mencionas es que podemos linkar las historias laborales individuales de la MCVL con las bajas por incapacidad temporal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.