Por Libertad González, Lídia Farré, Claudia Hupkau y Jenifer Ruiz-Valenzuela
El permiso de paternidad en España se introdujo en 2007 con una duración de solo dos semanas, pero desde 2017 ha experimentado reformas sustanciales hasta equipararse en 2021 al permiso de maternidad, tanto en duración como en condiciones. En esta entrada resumimos las principales conclusiones de nuestro reciente documento de trabajo, en el que analizamos los efectos de estas reformas sobre la utilización de los permisos por parte de los padres, usando datos administrativos para el universo de nacimientos entre 2016 y 2023.
Cinco reformas para lograr la igualdad de los permisos de maternidad y paternidad
A diferencia de otros países, en España el permiso no se puede compartir entre los progenitores, ni posponer más allá del primer año de vida del hijo. En Suecia y Noruega también existen partes del permiso que están reservados exclusivamente para los padres / madres. Sin embargo, también tienen una parte del permiso que se puede compartir entre los progenitores, cosa que no existe en España. Cada progenitor tiene un derecho individual, intransferible y plenamente remunerado. Si no se utiliza, se pierde. Este diseño genera fuertes incentivos para que los padres ejerzan su derecho.
Gráfico 1: Resumen de la normativa sobre permisos de maternidad y paternidad en España desde 2015
¿Qué ocurrió tras las reformas?
Con datos administrativos de la Seguridad Social, analizamos todos los permisos de maternidad y paternidad concedidos en España entre 2016 y 2023. Como el permiso de maternidad se mantuvo sin cambios en este período, lo usamos como grupo de comparación para estimar el efecto de cada reforma sobre el comportamiento de los padres (varones).
- Aumento drástico en la participación
Dado que no contamos con datos directos sobre la fracción de los padres que tenía derecho al permiso, medimos el efecto de las reformas sobre el margen extensivo (la decisión de tomar o no el permiso) mediante cambios en la tasa de participación, definida como la proporción de nacimientos con un permiso de paternidad asociado. Esta medida se ve poco afectada por cambios en las condiciones de elegibilidad, que fue constante a lo largo de todo el periodo.
Antes de 2017, aproximadamente el 46% de los padres disfrutaban del permiso. En 2023, esa cifra había superado el 75%. El salto más fuerte ocurrió tras la reforma de abril de 2019, cuando se introdujo la obligatoriedad (parcial): la participación aumentó en 20 puntos porcentuales. A partir de entonces, la tasa de participación de los padres superó a la de las madres, debido a que estas últimas son menos propensas a cumplir los requisitos de cotización necesarios para acceder al permiso (principalmente por su menor participación laboral).
Gráfico 2: Evolución de la utilización del permiso de paternidad, 2015-2023
Fuente: Farré, González, Hupkau y Ruiz-Valenzuela (2025). Nota: La tasa de participación se calcula dividiendo el número de permisos de paternidad semanales iniciados entre el número de nacimientos en la misma semana.
- Utilización casi completa de las semanas disponibles
Los padres también reaccionaron en el margen intensivo (duración): con cada ampliación, utilizaron prácticamente todas las semanas disponibles (véase Gráfico 3). Nuestras estimaciones de diferencias en diferencias muestran incrementos significativos en la duración del permiso, que van de 2 a 4 semanas adicionales, dependiendo de la reforma. El comportamiento de las madres se mantuvo constante: utilizaron sus 16 semanas completas durante todo el periodo.
Gráfico 3: Evolución de la duración media de los permisos
Fuente: Farré, González, Hupkau y Ruiz-Valenzuela (2025). Notas: El gráfico muestra la duración media de los permisos por mes de nacimiento del hijo, por separado para madres y padres. Las líneas punteadas verticales marcan las fechas límite de las reformas. El derecho legal de los padres se indica mediante la línea discontinua negra.
- Aumento de la flexibilidad: permisos fraccionados y uso a tiempo parcial
Desde 2018, es posible dividir el permiso en dos o más periodos no consecutivos. En 2019, un 30% de los padres optaba por esta modalidad, mientras que en 2023 superaban el 50% (ver el Gráfico 4). Generalmente, los padres toman primero la parte obligatoria tras el nacimiento, y dejan el resto para varios meses después, con frecuencia cuando la madre agota sus semanas de permiso.
También aumenta lentamente el uso del permiso a tiempo parcial: del 3% en 2019 al 7% en 2023. Aunque sigue siendo minoritaria, esta modalidad ofrece una vía para adaptar el cuidado al contexto familiar.
Gráfico 4: Evolución del uso de los permisos fraccionados, 2018-2023
Fuente: Farré, González, Hupkau y Ruiz-Valenzuela (2025). Notas: El gráfico muestra la proporción de padres que dividen su permiso en dos o más períodos no consecutivos por mes de nacimiento del hijo, por separado para madres y padres. Las líneas punteadas verticales marcan las fechas límite de las reformas. Desde julio de 2018, los permisos se pueden dividir en diferentes periodos de manera oficial.
- Heterogeneidad: menor en la duración, más pronunciada en la flexibilidad
La duración del permiso es sorprendentemente homogénea: padres de todas las regiones, edades, sectores y niveles de ingresos toman cerca de 16 semanas. El fraccionamiento del permiso sí revela algunas diferencias: los padres del cuartil superior de renta tienen una probabilidad 32 puntos porcentuales más alta de dividir su permiso que los del cuartil inferior. La posibilidad real de ejercer flexibilidad parece estar ligada a la calidad del empleo.
¿Cómo se compara España a nivel internacional?
El caso español contrasta con lo ocurrido en países como Noruega o Suecia, donde ampliar el permiso reservado para los padres tuvo efectos más modestos. Una de las diferencias clave es el diseño: cuando el permiso es voluntario, parcialmente (o no) remunerado o transferible a la madre, los padres lo utilizan menos (o no lo utilizan).
El “éxito” español parece vinculado a tres elementos: obligatoriedad, intransferibilidad, y remuneración completa. Estas características coinciden con lo que sugiere la economía del comportamiento: las normas por defecto y la aversión a la pérdida importan más que los derechos formales.
¿Qué implica esto para la igualdad de género?
Nuestro estudio no mide directamente los impactos de las reformas sobre otros comportamientos en los hogares, más allá de los periodos de permiso. Sin embargo, trabajos anteriores han demostrado que el permiso de paternidad puede cambiar las normas de género, influir en la participación laboral de las madres, e incluso influir en las creencias a largo plazo de los niños sobre los roles de género, aunque los resultados varían según el contexto y el uso de los permisos.
Aunque algunos trabajos recientes en España encuentran efectos modestos a corto plazo, igualar los permisos podría ayudar a reducir la llamada penalización por maternidad en el largo plazo, al alterar las expectativas tanto en las familias como en los empleadores.
Conclusión
La experiencia española muestra que el diseño institucional importa. Cuando los incentivos son claros, las reglas son obligatorias y tomar el permiso es lo predeterminado, los padres responden, y lo hacen rápido. Aunque persisten retos en torno a la flexibilidad y la calidad del empleo, España ofrece una lección valiosa para otros países: la corresponsabilidad no es solo un ideal, es un comportamiento alcanzable si se dan las condiciones adecuadas.