En este blog se ha discutido en varias ocasiones cuáles son los determinantes históricos del crecimiento de las ciudades (ver aquí, aquí, o aquí). Una cuestión relacionada con esto es entender por qué las ciudades se crean en un determinado territorio y no en otro. Sin pensarlo demasiado, la respuesta a esta pregunta puede parecer obvia- la gente va simplemente donde otra gente ya vivía inicialmente, beneficiándose de lo que los economistas llamamos economías de aglomeración. Al fin y al cabo, es más sencillo encontrar trabajo en localidades más pobladas y abrir un negocio tiene más sentido en territorios con alta densidad de población que en el medio del desierto.
Pero esto no responde a mi pregunta inicial…Si uno pudiera imaginar un territorio completamente vacío y fuera posible abrir ese territorio a un gran número de personas que pudieran elegir libremente donde construir su casa, ¿a dónde irían? El problema es que es prácticamente imposible pensar en una situación como la que describo. Tal vez un candidato seria la colonización de América del Norte por los británicos allá por el siglo XVI. Los británicos intentaron por primera vez establecer una colonia en la isla de Roanoke, en lo que hoy forma parte de Carolina del Norte. Fracasaron de forma estrepitosa, pero voy a dejar la discusión de lo que allí sucedió para otra entrada. Es cierto que gran parte de Norte América estaba prácticamente deshabitada en esa época- las tribus de Nativo americanos ocupaban una pequeñísima fracción del territorio. Sin embargo, la llegada de colonos británicos tuvo lugar en sucesivas oleadas y, solo tras varios intentos se consiguió establecer un asentamiento exitoso en Jamestown, en el actual estado de Virginia. Así pues, este experimento no ayuda a contestar la pregunta ya que las expediciones de inmigrantes que llegaron después del asentamiento de Jamestown ya tenían un punto claro de referencia, es decir ya se pudieron beneficiar de esta aglomeración inicial.
Pero la historia nos ofrece un precioso evento (tal vez el único) que reúne las características necesarias para entender cómo se originan las ciudades en un territorio despoblado. En el año 1889, el Presidente de Estados Unidos Benjamin Harrison sucumbió a las enormes presiones de compañías ferroviarias, township companies (algo así como empresas promotoras de construcción) y en general un gran número de ciudadanos mayoritariamente blancos que querían ocupar el último espacio disponible en todo Estados Unidos: un territorio de 2 millones de acres conocido como las Unassigned Lands (tierras no asignadas). Años atrás, las tribus nativo americanas habían sido paulatinamente desplazadas (casi siempre de forma forzada) a territorios al este del río Mississippi para poder disponer de sus tierras. La mayor de estas oleadas de emigración forzada tuvo lugar alrededor de 1830 en el tristemente célebre Trail of Tears (sendero de lágrimas) donde se calcula que un tercio de la población de estas tribus murió debido a las enfermedades asociadas a las bajísimas temperaturas y la falta de agua y comida durante el éxodo. Casi todas las tribus fueron recolocadas en lo que es hoy el estado de Oklahoma. Sin embargo, por diferentes motivos, ninguno de los múltiples tratados que se firmaron en esa época dando derechos exclusivos a los nativo americanos en territorios específicos hacía referencia a dichas Unassigned Lands, marcadas en blanco en el centro del siguiente mapa.
Así pues, minutos antes de las doce del mediodía del 22 de abril de 1889, unos 20,000 individuos esperaron ansiosamente el pistoletazo de salida que les permitiera alcanzar su sueño: 160 acres (unos 80 estadios de fútbol) completamente gratuitos para el primero que reclamara una parcela. Lo único que había que hacer era ser el primero en plantar una banderita en uno de estos enormes cuadrados y construir algo de valor en ellos en los siguientes 5 años. Un auténtico regalo- la última posibilidad de vivir el sueño americano de conseguir tierra gratis en el Far West.
En un reciente trabajo con John Brown, de Clark University, estudiamos el Oklahoma Land Run de 1889 en detalle. Después de esfuerzos titánicos hemos conseguido juntar datos que contienen el nombre de cada uno de los colonos de 1889, su edad, raza, su capital humano (si sabían leer o escribir) y de que estado venían, entre otras características. Otra base de datos nos permite saber su ocupación y posiblemente algún indicador de su riqueza. Con toda esta información, nuestro plan es intentar responder diferentes preguntas sobre como funcionó el proceso de urbanización en este particular episodio.
La principal pregunta que nos hicimos inicialmente es si las ventajas geográficas de especificas áreas de las Unassigned Lands jugaron un papel determinante para entender donde se establecieron los individuos y familias en los días y meses posteriores al Land Run. Nuestros resultados preliminares muestran que, efectivamente, las mayores concentraciones de población meses después de abril de 1889 tuvieron lugar cerca de la única vía de ferrocarril existente (la línea de Santa Fe), pero, curiosamente, no demasiado cerca de los ríos otra –potencialmente- importante vía de comunicación. Esto se puede ver claramente en el siguiente mapa, donde dos de las principales aglomeraciones e 1889- Oklahoma City y Guthrie- están situadas en la misma línea del ferrocarril (en morado en el mapa).
Otra pregunta interesante es si estas ventajas geográficas dominaron a las economías de aglomeración en las siguientes décadas. Varios trabajos demuestran que la geografía o la infraestructura inicial a menudo tienen enorme persistencia (ver por ejemplo este trabajo de Hoyt Bleakley y Jeff Lin sobre los puertos). Nuestros resultados sugieren que, en realidad, la importancia de estas ventajas físicas fue disminuyendo a medida que paso el tiempo. Tal vez las proliferaciones de más líneas ferroviarias hicieron que la línea inicial dejara de ser fundamental.
Por otro lado, más allá del deplorable trato que recibieron las tribus nativo americanas durante esos años, la asignación de estas tierras de forma gratuita puede entenderse como una sustancial política redistributiva. Los documentos de la época sugieren que muchos de los participantes en el Land Run eran individuos de renta media o baja que tenían mucho que ganar con este proceso. En el futuro nos gustaría estudiar en qué medida la fortuna de estos individuos y sus familias aumentó en las siguientes décadas, en línea con el trabajo de Hoyt Bleakley y Joseph Ferrie que estudian la lotería de asignación de tierras en el estado de Georgia (ver aquí).
Por cierto, para los interesados en una versión fácil de digerir sobre un episodio parecido a éste, Tom Cruise y Nicole Kidman protagonizaron hace años la película Far and Away que refleja muy bien al menos las espectaculares cabalgatas de los participantes para conseguir su pedazo de tierra.
Hay 2 comentarios
Muy interesante David, la base de datos que habéis reunido tiene una pinta estupenda. ¿Habéis mirado si los individuos/familias se asientan en distintos lugares dependiendo de su capital humano inicial?
Hola Fran, la única medida de capital humana de la que disponemos (al menos de momento) es si el individuo sabe leer y/o escribir. Estoy de acuerdo, es muy interesante saber cómo gente con distinta educación se sitúa en sitios diferentes. En parte, seguramente se correlaciona con su ocupación, de lo que si tenemos información.
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