¿Liberarse imponiendo grilletes arancelarios?

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Por Juan de Lucio y Francisco Requena

Estados Unidos ha decidido “liberarse” de su compromiso con la apertura comercial anunciando aranceles de manera indiscriminada. El nivel de la tasa arancelaria anunciada, la generalización por países y la ejecución errática de la política comercial carece de sustento teórico. Aunque en algunos escenarios pudiera ser óptimo una guerra arancelaria, aquí, la propuesta es tan extravagante que ningún economista la había anticipado y tampoco analizado sus posibles consecuencias. Quizás, sólo Ron Vara, el imaginario estudiante de economía creado por el profesor y asesor comercial del gobierno de EE.UU., Peter Navarro a partir de las letras de su apellido, podría haber imaginado un escenario como el propuesto.

Tradicionalmente los economistas han analizado el impacto económico de procesos que conducen a una mejora del bienestar de los países, como el acuerdo Nafta (Caliendo y Parro, 2015), la integración de China en la OMC (Aichele & Heiland, 2018), o la reducción de las barreras al comercio fruto de los avances del multilateralismo (Shepherd, 2022). Recientemente, la irracionalidad política ha obligado a los economistas a analizar el impacto de la desintegración comercial como el Brexit (Dhingra et al., 2017) o un hipotético distanciamiento entre la UE y China (de Lucio et al., 2025). Ahora toca analizar el impacto sobre el bienestar de la extraña propuesta arancelaria de EE.UU.

Para ello, dejando de lado los complejos modelos de equilibrio general computable, disponemos de dos aproximaciones metodológicas recientes. Por un lado, están los modelos basados en la ecuación de gravedad (Yotov et al, 2016). Por otro, tenemos los nuevos modelos cuantitativos de comercio de equilibrio general. Ambos modelos, que bajo ciertos supuestos son equivalentes, tienen un sólido fundamento teórico y permiten integrar dinámicas económicas complejas.

De acuerdo con estos modelos cuantitativos, las ganancias del libre comercio frente a una situación de autarquía se sitúan por debajo del 10% del PIB per cápita de los países en modelos unisectoriales y con una elasticidad de sustitución de productos entre países alta. En modelos con elasticidad de sustitución más pequeñas, con varias etapas de producción y con vínculos input–output entre industrias y países, las ganancias de comercio se llegan a multiplicar por 8 (Antrás, 2024). En estos modelos las ganancias de bienestar son mayores para economías pequeñas y pueden ser bastante moderadas para economías grandes, como EEUU.

Recientemente hemos utilizado uno de estos modelos cuantitativos de comercio para analizar la política comercial propuesta por EEUU (un ejemplo aquí). Recordemos, EE.UU. propone un arancel equivalente al máximo entre el 10% y el valor absoluto del déficit comercial dividido entre doble de las importaciones. Suponemos, según lo anunciado, que EE.UU. impone aranceles del 25% a México y Canadá.

La barra izquierda en el Gráfico 1 ilustra la pérdida de bienestar que supone la propuesta del 2 de abril de 2025. La barra de la derecha representa la pérdida de bienestar en una situación hipotética en la que existan represalias por parte de los países del resto del mundo de la misma magnitud al arancel impuesto.

Los datos de comercio provienen de FIGARO (Full International and Global Accounts for Research in Input-Output analysis) que incorpora las relaciones entre 64 sectores y 46 países. Utilizamos las elasticidades propuestas por Egger et al. (2021) y los aranceles de WITS (World Integrated Trade Solution) del año 2022.

Gráfico 1. Variación del bienestar (PIB per cápita real) para algunas economías seleccionadas en dos escenarios arancelarios basados en el anuncio del gobierno de EE.UU. de 2 de abril de 2025 (entre paréntesis arancel impuesto).

Fuente: elaboración propia.

 

Los nuevos aranceles conducen a una caída significativa del bienestar (medido por la variación del PIB per cápita real) en EEUU. También se reduce el bienestar en países pequeños con relaciones comerciales intensas con EEUU como Suiza, e Irlanda. El impacto sobre el bienestar es menor en el conjunto de la UE y para España es incluso menor debido al menor grado de exposición de nuestras exportaciones a EE.UU. comparado con la media europea. China también sufre una pérdida de bienestar, pero no diferente de Japón e inferior a la de México o Canadá. Sus relaciones comerciales con el resto del mundo y su tamaño claramente juegan a su favor.

La barra naranja de la derecha del gráfico 1 representa la pérdida de bienestar derivada de una guerra arancelaria, en la que los países imponen a EE.UU. el mismo arancel que soportan. EE.UU. sufriría la represalia de todos los países y la caída de su bienestar se duplicaría en relación con la situación en la que solo impone aranceles EE.UU. Sorprendentemente, las pérdidas adicionales asociadas a las represalia por parte de China son muy pequeñas en comparación con otras economías. Es quizás por ello que China haya anunciado rápidamente contramedidas.

Para la UE la guerra comercial supondría una pérdida de bienestar que multiplicaría por casi dos la pérdida inicial. En el caso de España la pérdida se multiplicaría por más de 3. La situación en Irlanda es similar. En este sentido, la UE no debería tener interés en una guerra comercial. Probablemente la UE deba actuar en ámbitos que van más allá del simple incremento de aranceles como el instrumento anti-coerción que permite a la EU ajustar contramedidas como la limitación de ciertas empresas en la licitación pública.

En conjunto, las barreras arancelarias (y no arancelarias) suponen una pérdida de bienestar agregado. Sin embargo, es igual de claro que el descontento de cierta parte de la población pone de manifiesto que las ganancias netas no son evidentes para todos. En este sentido, podemos estar ante una oportunidad para repensar el comercio y diseñar mecanismos que permitan compensar las pérdidas de ciertos colectivos de manera que los beneficios del comercio internacional mejoren el bienestar de todos los grupos de población. En función de los resultados aportados, “liberarse” de la sensatez económica es muy costoso para los países. Y más para los más pobres dentro de cada país dado el carácter regresivo de los aranceles.

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Hay 2 comentarios
  • El complejo trumpista es una psicopatología que se manifiesta en la obsesión por la creencia ciega que el mal de la economía radica en que cada vez que un producto fabricado en el extranjero tiene éxito en el mercado nacional, se produce un doble efecto, se deja de fabricar ese producto a nivel nacional y se transfiere riqueza por la compra nacional por cada producto extranjero.

    Esto en un contexto competitivo y manufacturero, favorece o hace más fuerte a unas economías frente a otras. Es una relación desigual extractiva, un juego de suma cero.
    Esta estrategia comercial es más palpable desde economías pseudo-dirigidas como la China que además introduce subvenciones en su industria exportadora.

    Ahora bien, en el intercambio global… ¿Qué papel juega el comercio? Ya que desde un punto de vista liberal, dejar caer una empresa es algo natural, pero desde un enfoque geopolítico la cosa cambia, si se usa como instrumento para tumbar el dominio de un competidor por la hegemonía imperialista mundial.

  • Gracias por tu reflexión, que plantea puntos muy relevantes sobre la dimensión geopolítica del comercio internacional. Es cierto que cuando se analiza desde una lógica puramente económica, el comercio puede parecer principalmente un mecanismo de mejora de eficiencia; pero desde una óptica estratégica, también puede convertirse en una herramienta de influencia.

    Reducirlo todo a un juego de suma cero y de una relación extractiva, como parece se está haciendo, nos lleva a ignorar los efectos positivos del comercio bien gestionado: generación de valor compartido, transferencia tecnológica y mejora del bienestar, entre otros.

    El reto está en equilibrar apertura, resiliencia y autonomía estratégica sin caer en respuestas simplistas o reactivas que cierren oportunidades de beneficio mutuo en lugar de aprovecharlas.

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