Ciudades frescas: el valor de los árboles urbanos

Por Lu Han, Stephan Heblich, Christopher Timmins, y Yanos Zylberberg

 

Las ciudades se están calentando más rápido que los entornos rurales. Pero las políticas climáticas suelen omitir el beneficio que la silvicultura urbana proporciona al ecosistema por la dificultad de darle un valor económico. En “Cool Cities: The Value of Urban Trees”, llevamos a cabo una estimación del beneficio económico de los árboles urbanos. Una catástrofe ecológica (una plaga de escarabajos exóticos en los árboles de Toronto, Canadá) nos permite cuantificar el valor ecológico y económico de la silvicultura urbana, proporcionando evidencia detallada de que los árboles de una ciudad reducen el consumo de energía y moderan las temperaturas durante las olas de calor.

Muchas ciudades no son frescas, debido sobre todo a factores globales como el cambio climático y la contaminación atmosférica, así como a factores locales como el uso del suelo y la densidad de población. Este fenómeno se conoce como “efecto isla de calor urbano”: las ciudades son más cálidas, y se calientan más rápido, que las zonas rurales circundantes debido a las actividades humanas y a las infraestructuras. Por ejemplo, en un contexto de aumento de las temperaturas globales, las ciudades norteamericanas registraron un incremento de más de 3ºC en las temperaturas estivales entre 1985 y 2020. Un factor que ayuda a mitigar el calor urbano es la silvicultura urbana: Las ciudades norteamericanas que mejoraron su infraestructura verde experimentan menos calentamiento (Akbari y Taha 1992, Nikoofard et al. 2011).

Los servicios al ecosistema de los árboles urbanos suelen ser omitidos en las políticas climáticas debido a las dificultades para asignar un valor monetario creíble a las infraestructuras verdes urbanas, ya que no pasan por el mercado. Esto es preocupante porque muchas de las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático podrían, de forma contraproducente, llevar a la conversión de ecosistemas como las infraestructuras verdes en otros usos del suelo (Druckenmiller 2022). El objetivo de nuestro reciente artículo (Han et al. 2023) es cuantificar el valor ecológico y económico de los árboles urbanos aprovechando una catástrofe ecológica: la plaga del barrenador esmeralda del fresno (BEF) en el área metropolitana de Toronto (Canadá).

Figura 1: Copa de los árboles, temperatura y la infestación del barrenador esmeralda del fresno en Toronto.

Notas: La Figura 1 presenta un ajuste polinómico local para la diferencia anual de la cubierta forestal (puntos porcentuales, línea verde y sólida) y la temperatura media de la superficie terrestre durante los meses de verano (grados Celsios, línea púrpura y de trazos largos) entre Toronto y un grupo placebo de ciudades no nororientales, definidas como todas las ciudades canadienses y estadounidenses excepto las situadas al norte y al este de la ubicación más occidental y meridional de Illinois. Las líneas discontinuas muestran el mejor ajuste lineal para estas diferencias entre 1985 y 2010. Además, la figura incluye el número anual de fresnos de gestión pública retirados en Toronto (en miles), según el registro de todas las órdenes de mantenimiento de árboles del departamento de Parques y Silvicultura de la ciudad.

La plaga del barrenador esmeralda del fresno (BEF o EAB, por sus siglas en inglés) supone un reto importante para la silvicultura urbana, pero también ofrece una oportunidad fascinante para estimar el valor de los árboles urbanos por dos motivos. En primer lugar, mientras Toronto aumentaba activamente su infraestructura verde, la plaga contribuyó a deshacer décadas de progreso en comparación con otras ciudades norteamericanas (véase la Figura 1). La ciudad preveía la pérdida de una parte sustancial de sus 860.000 fresnos, que constituyen alrededor del 8% de la cubierta arbórea tanto en terrenos públicos como privados, con notables variaciones dentro de los barrios y entre ellos. En segundo lugar, el BEF, originario de Asia, se introdujo inadvertidamente en Norteamérica durante el verano de 2002 y se alimenta exclusivamente de fresnos. Por consiguiente, la distribución espacial de los fresnos frente a otras especies arbóreas urbanas comunes nos permite aislar la variación exógena en los cambios de las copas de los árboles de los barrios. Esta estrategia empírica se centra en la variación local, dentro de la ciudad, lo que contrasta fuertemente con otro estudio reciente que aprovechó las variaciones climáticas que afectan a las tasas de supervivencia del escarabajo de la corteza para valorar la mortalidad de los árboles en el oeste de EE.UU. (Druckenmiller 2023).

Para cuantificar el valor de estos árboles urbanos (y sus servicios al ecosistema) y aislar la exposición a la plaga del BEF dentro de cada uno de los 45.000 códigos postales de la ciudad, recopilamos evaluaciones exhaustivas del arbolado urbano de Toronto entre 2007 y 2018, y las combinamos con un registro único y georreferenciado de todos los árboles urbanos gestionados por la ciudad, que informa de las especies de árboles, las fechas de mantenimiento y las talas. A continuación, combinamos los datos sobre árboles con datos exhaustivos sobre transacciones de propiedades residenciales entre 2007 y 2018, y un panel mensual de lecturas de contadores de electricidad y gas para completar el cuadro.

Figura 2: Asignación inicial de fresnos y características del barrio

Notas: La Figura 2 muestra las estimaciones estandarizadas de las regresiones que relacionan las características y atributos del vecindario con la densidad inicial de fresnos de mantenimiento público. Las características del vecindario son: diferencia estandarizada en la cuota de superficie de silvicultura urbana dentro del código postal entre 2007 y 2018; superficie (logarítmica) del código postal; cuota de superficie de agua dentro del código postal en 2007; cuota de viviendas unifamiliares vendidas en 2007-2008; cuota de viviendas de varias plantas vendidas durante el mismo periodo; tamaño de la vivienda (según el número medio de habitaciones en las transacciones); y precio medio (logarítmico) de la vivienda dentro del código postal en 2007-2008. Para facilitar la exposición, normalizamos el tratamiento (la densidad de fresnos de mantenimiento público) y todos los resultados. La banda más oscura representa un intervalo de confianza del 10%, la banda media muestra un intervalo de confianza del 5% y la banda más clara representa el intervalo de confianza del 1%.

El principal reto empírico a la hora de valorar los beneficios de la silvicultura urbana consiste en establecer una relación causal entre la masa arbórea y el precio de la vivienda. Se podría pensar que los barrios frondosos tienden a ser zonas con mejores servicios no observables, como una calidad escolar superior, lo que sesgaría al alza la correlación entre la densidad arbórea y el valor de la propiedad. Por el contrario, en barrios muy atrayentes y densamente poblados, el coste de oportunidad del suelo puede ser mayor, lo que podría provocar un sesgo a la baja. Para mitigar estos problemas y establecer la causalidad, empleamos un enfoque de variable instrumental, explicando la evolución del dosel arbóreo dentro de un código postal por su exposición exógena a la infestación del BEF. La Figura 2 ilustra la fuerte correlación entre la distribución inicial de fresnos gestionados por la ciudad y los cambios futuros en la silvicultura urbana, y la débil correlación con otras características del vecindario (para una densidad dada de árboles gestionados por la ciudad).

Nuestros resultados revelan que un árbol adicional por código postal aumenta el precio de la vivienda en un 0,45%; por otro lado, un punto porcentual adicional de cubierta arbórea en un código postal eleva el valor de la vivienda en un 1%. Los barrios en los que los fresnos constituían la mayoría de los árboles gestionados por la ciudad antes de la infestación experimentaron una asombrosa reducción de 7 puntos porcentuales en la cubierta arbórea y una caída del 7% en los precios de la propiedad.

El valor hedónico de los árboles es una medida compuesta que combina su atractivo estético con el valor de los servicios al ecosistema, como el potencial de refrigeración y la reducción del consumo energético, así como la reducción de la contaminación local. Ampliamos nuestra estimación para cuantificar los efectos de los árboles urbanos en tres aspectos de estos servicios la temperatura urbana, el consumo de energía y la contaminación atmosférica. Las olas de calor provocan picos en el consumo de energía, y estos picos se mitigan en los barrios con una generosa cubierta arbórea. Nuestro análisis revela que un punto porcentual adicional de cubierta arbórea dentro de un código postal se traduce en una reducción de 0,05° Celsius en la temperatura media local de la superficie terrestre (TST) durante los meses de julio y agosto. Este descenso de la temperatura se traduce en una reducción del consumo energético de aproximadamente el 2,5%, lo que corresponde a un ahorro mensual de 5 dólares canadienses durante este periodo de dos meses. Utilizamos estas estimaciones para asignar un valor monetario al papel de los árboles en la mitigación de los efectos de la isla de calor urbana en distintos escenarios, que abarcan proyecciones de cambio climático más y menos conservadoras. Los resultados revelan un importante ahorro energético atribuido a los árboles urbanos. Y lo que es más importante, el valor monetario de este único servicio de arbolado supera ya los costes anuales de mantenimiento por árbol. Esto no es más que una parte del valor hedónico total asociado a los árboles, lo que subraya que los árboles urbanos proporcionan una forma muy rentable de regular las temperaturas en las zonas urbanas.

Nuestro estudio no solo cuantifica el valor social de los árboles urbanos, sino que también ilustra que el valor de la silvicultura urbana no es lineal, y que el efecto marginal solo se manifiesta en zonas con una importante cubierta arbórea existente. Esto es consistente con los resultados de Ziter et al. (2019), que muestran que la reducción de la temperatura no es lineal con el aumento de la cubierta de copas, y que el efecto de enfriamiento se vuelve más significativo cuando la cubierta de copas supera el 40 %. Teniendo en cuenta que las ciudades o los barrios con una infraestructura verde limitada a menudo representan zonas económicamente desfavorecidas, las intervenciones políticas dirigidas a dichas ciudades o regiones tienen el potencial de abordar no solo los desafíos de coordinación, sino también de generar importantes efectos redistributivos.

Aprovechando el desastre ecológico de la infestación del BEF en el área metropolitana de Toronto, nuestra investigación ofrece estimaciones causales del valor multidimensional de los árboles urbanos. Estos resultados proporcionan pruebas convincentes de la importancia de incluir la silvicultura urbana en los planes de desarrollo urbano y en las estrategias de mitigación del cambio climático. Además, demostramos que estos hallazgos van más allá de Toronto y resuenan en todas las ciudades norteamericanas. Esto subraya la aplicabilidad más amplia del estudio y pone de relieve el beneficio universal de los árboles urbanos en la mejora de los entornos urbanos y la mitigación del impacto del cambio climático.

Nota: Este post ha aparecido originalmente en VOXEU y ha sido traducido al castellano por Antonia Díaz con la ayuda de DeepL.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.