Por Felipe Carozzi y Andrés Gago
En los últimos días se ha viralizado en X (antes Twitter) lo que aparentemente es un hecho empírico novedoso, reciente y universal: se ha abierto una brecha ideológica entre hombres y mujeres. A raíz de un artículo que publicó hace unos días el Financial Times, donde se hacía referencia al trabajo de la profesora Alice Evans, no paran de salir posteos donde el foco es siempre el mismo: ¿por qué las mujeres de la Generación Z se ha vuelto más progresistas (y según dónde, los varones más conservadores)?
Este fenómeno, que también afecta a España -- y que en parte importante explica la ajustada victoria del PSOE en las últimas elecciones --, plantea algunas preguntas intrigantes: ¿ha llegado a la política la “guerra de sexos”? ¿pueden las discrepancias políticas dividir a hombres y mujeres? Y en caso afirmativo, ¿es esto producto de la exacerbación del discurso simbólico-identitario, como algunos sugieren? ¿o existe una realidad material detrás? En este post desglosamos el trabajo que publicamos recientemente en el Jorunal of Economic Behavior and Organization (JEBO), donde encontramos evidencia causal que muestra que los políticos de centro-derecha son menos proclives a implementar políticas de género tangibles allá donde gobiernan.
La premisa de nuestro paper parte del trabajo clásico de R. Chattopadhyay y la premio Nobel, E. Dufló. Éste muestra como en la India rural, tener una alcaldesa aumenta las probabilidades de que en un municipio se atiendan de manera apropiada las necesidades de las ciudadanas mujeres. Para ello, se apoyan en una peculiar política estatal que forzaba a algunos municipios de la India escogidos al azar a ser gobernados por mujeres. Esta política posibilitó a los autores algo muy inusual: tener variación aleatoria en el género del alcalde. Como sucede en los estudios clínicos, donde uno administra el medicamento y el placebo a distintos individuos, esto les permitió una clara identificación del efecto del género del alcalde en la atención a las mujeres. Sin embargo, el mismo contexto del estudio presentaba algunas particularidades que resultaban limitantes a la hora de universalizar sus conclusiones, haciendo emerger de manera orgánica la siguiente pregunta. Las políticas estudiadas en el paper de Dufló eran las propias de un medio rural en desarrollo (por ej., la construcción de un pozo de agua), y el ámbito político un ámbito desprofesionalizado y no competitivo. ¿Se mantendrían los resultados del estudio en el contexto de un país desarrollado, con concurrencia de partidos, y donde las políticas de género fueran claras e identificables? En nuestro trabajo de JEBO, tratamos de dar respuesta a esta pregunta.
Es importante señalar que otros trabajos antes del nuestro habían explorado la existencia de diferencias sistemáticas entre el tipo de políticas que implementaban hombres y mujeres (ver un resumen aquí). Sin embargo, estos estudios no se focalizaban en la provisión de políticas de género, sino en categorías más amplias, donde no resultaba sencillo tener un a priori. De la misma manera, si bien ya existía cierta evidencia de que una mayor presencia de legisladoras mujeres podía favorecer la discusión de políticas de género (ver los interesantes trabajos de Clots-Figueras para la India y de Lipmann para Francia), la evidencia empírica sobre qué factores políticos determinaban que estas se desplegasen era muy limitada. Nosotros nos apoyamos en un diseño de regresión discontinua para abordar el efecto que el género del alcalde y su afiliación partidaria tuvieron en la oferta de políticas de género en municipios españoles entre 2010 y 2014. Este diseño, que ya ha sido discutido en otras entradas de este blog, nos permite evaluar el impacto causal de la victoria de un determinado perfil político en la implementación de las políticas de interés.
En nuestro trabajo, hacemos uso de la mencionada metodología aplicada a las elecciones municipales de 2007 y 2011, para estudiar si el género o el partido del alcalde afectan la probabilidad de que el municipio despliegue políticas de género a lo largo de la legislatura. Para ello, nos enfocamos en políticas de ayuda a la dependencia, de servicios de conciliación de la vida laboral y familiar, y de educación preescolar, utilizando los datos que obtenemos de los presupuestos municipales.
Son varias las ventajas que ofrece el contexto español durante este período. En primer lugar, las políticas analizadas son universalmente reconocidas como políticas de género por agentes sociales y electores en el contexto de los países desarrollados. Además, son políticas que afectan de forma particular a la vida de las mujeres, que son quienes se encargan mayoritariamente de las tareas de cuidado, y también quienes más las demandan. Son políticas discrecionales para los ayuntamientos (pueden elegir si ofrecerlas o no), y para las cuales tenemos datos de gasto detallados. En un contexto político local que funciona como una pequeña democracia parlamentaria con dos partidos hegemónicos, uno de centro-izquierda (PSOE) y otro de centro-derecha (PP), acompañados de otros minoritarios de orientación regionalista, localista, o netamente de izquierdas (IU), que compiten en un gran número de municipios (+8,000) con elecciones concurrentes y reglas comunes. Todo ello nos permite aplicar la metodología detallada, la regresión de discontinuidad, en una muestra suficientemente amplia para entender el efecto del género del alcalde y de su orientación ideológica en el desarrollo de una agenda política con orientación de género.
La Figura 1 muestra como la probabilidad de que gane un alcalde mujer/del PP, salta cuando una mujer/el PP son los más votados. Si bien a veces en España gobiernan lo que coloquialmente se llaman “coaliciones de perdedores”, la probabilidad de que un alcalde gobierne cuando es el más votado es 50 puntos porcentuales más alta. Si la identidad del alcalde tuviese un impacto causal en la probabilidad de que el municipio despliegue las mencionadas políticas, deberíamos ver que dicha probabilidad también salta cuando una candidata mujer, o un candidato del PP, son los más votados. Por el contrario, si esto no ocurriese, entonces podríamos concluir que la agenda de género se desarrolla de manera independiente a la política.
Figura 1: Primera etapa. Probabilidad de ser alcalde cuando eres el candidato más votado.
En la Figura 2, podemos ver claramente que el resultado que encuentran Chattopadhyay y Dufló para la India rural no se confirma para el contexto español. Cuando nos movemos al ámbito de un país desarrollado y de la política profesional, y analizamos políticas universalmente reconocidas como políticas de género, tener un alcalde hombre o mujer no hace diferencia. Por el contrario, cuando exploramos como varía la probabilidad de que un municipio despliegue políticas de apoyo a la dependencia, de educación preescolar, y ofrezca servicios de conciliación laboral y familiar cuando gana un candidato del Partido Popular, podemos ver que cae de manera sistemática (Figura 3). Tener un alcalde del partido de centro-derecha impacta negativamente en la probabilidad de desplegar políticas de género, a pesar de que, tal y como se muestra en el artículo de JEBO, los municipios en los que el PP gana por un margen estrecho no son significativamente distintos a aquellos en los que pierde (los características no son discontinuas y no hay manipulación del margen de victoria).
Figura 2: Segunda etapa. Probabilidad de invertir en políticas de género cuando gana una mujer.
Figura 3: Segunda etapa. Probabilidad de invertir en políticas de género cuando gana el PP.
Hasta aquí el paper de JEBO. ¿Qué nos dice esto sobre las preferencias políticas de hombres y mujeres hoy? Nuestro artículo muestra diferencias significativas a la hora de ofrecer políticas de género materiales y concretas entre los partidos progresistas y conservadores en España, y sugiere que esto sería extensible a otros contextos políticos similares. Por otra parte, una observación informal muestra que, en muchos países, estas intervenciones para promover la igualdad de género han proliferado de forma muy marcada en las últimas décadas. ¿Podría derivarse de ahí la actual divergencia en las preferencias políticas de hombres y mujeres? Si la política determina quién obtiene qué, cuándo y cómo (Lasswell, 1936), parece razonable suponer que las lealtades electorales reflejen en algún grado los beneficios que se derivan del menú de políticas que ofrece cada corriente. Esto sería consistente con el hecho de que, más allá del fenómeno subrayado estos días, el corrimiento de las mujeres hacia posiciones más progresistas se venía observando ya en los años anteriores al #MeeToo (ver aquí, aquí, aquí y aquí). A esto, como apunta Alice Evans, se pueden haber sumado otros factores de corte simbólico-cultural, que también puedan haber jugado un rol a la hora de profundizar las diferencias en los últimos años. Pero para hablar de esto, todavía no tenemos paper.
Hay 5 comentarios
Creo que el PSOE no tuvo una victoria ajustada, de hecho fue el segundo partido más votado.
Hola Jose Antonio,
Gracias por tu comentario. Lo que se miran son Ayuntamientos donde el PP gana o pierde por un margen estrecho de votos, para que así, la variación en quién gobierna sea pseudo-aleatoria. Piensa que en España hay 8.000 ayuntamientos, y son dos ciclos electorales, con lo cuál hay bastantes donde el margen de victoria es estrecho. Si tienes más dudas al respecto de la metodología, encantado de aclararlas.
Un saludo,
Andrés
Dado que la izquierda ha abandonado en gran medida las políticas de "clase" para centrarse en políticas "identitarias", que sus apoyos electorales cambien no es nada extraño
Hola, me parece que falta comparar las gestiones de un mismo partido según su género, por ejemplo varones del PSOE vs mujeres del PSOE.
Gracias por el comentario! Algo de eso hacemos en la table 9 del paper, en la que comparamos qué tanto se implementan estas políticas por parte de alcaldesas del PP vs alcaldesas de otros partidos. Los resultados indican que las alcaldesas del PP tienden a implementar estas políticas mucho menos que las de otros partidos. No es un resultado ultra sorprendente dados los otros resultados del paper pero ahí está. (No lo hemos hecho para el PSOE, sería interesante ver qué sale ahí)
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