Por Susana Ferreira, Sara Martínez de Morentin, y Amaya Erro-Garcés

Tradicionalmente, los economistas han recurrido a los modelos de salarios hedónicos para estimar cuánto sueldo adicional se necesita para compensar condiciones laborales adversas, como un mayor riesgo de accidentes o un entorno ambiental desfavorable. Según la teoría de diferencias salariales compensatorias, los salarios deberían ajustarse a las características del empleo: a mayor riesgo, mayor salario, manteniendo constantes las demás variables determinantes de los ingresos laborales. Es decir, los empleos que implican peores condiciones laborales, como un mayor riesgo, deberían ser remunerados con salarios más elevados.
Para estimar estas diferencias salariales, tradicionalmente se han empleado los modelos de salarios hedónicos, que combinan información sobre salarios y riesgos laborales para inferir la disposición de las personas a aceptar riesgos en el trabajo a cambio de salarios más altos. Sin embargo, estos modelos se basan en supuestos muy restrictivos—movilidad laboral perfecta, información completa y mercados en competencia perfecta— que rara vez se cumplen en la realidad. Por ello, medir estas diferencias salariales resulta en la práctica muy complejo.
Nuestro reciente trabajo, publicado en Journal of Environmental Economics and Management, cuestiona esta dependencia exclusiva en los modelos de salarios hedónicos y propone una alternativa: utilizar la satisfacción laboral como variable proxy de la utilidad en el trabajo, con el objetivo de estimar cuánto valoran los trabajadores unas condiciones de trabajo más seguras y saludables.
¿Cómo lo hacemos?
Cuando los salarios no logran reflejar adecuadamente cómo valoran los trabajadores la calidad del empleo, la satisfacción laboral se convierte en una alternativa novedosa para comprender el bienestar en el trabajo, y, en última instancia, en una nueva forma de valorar el riesgo laboral.
Además de preguntarnos cómo responden los salarios a las condiciones del trabajo, nos enfocamos en cómo influyen esas condiciones en lo que los trabajadores sienten respecto a su empleo, y cómo esas percepciones revelan, indirectamente, los intercambios que los trabajadores realizan entre salario y riesgo.
Para ello utilizamos dos enfoques complementarios:
(a). Modelos de salarios hedónicos, que estiman cómo responden los ingresos a los riesgos y demás condiciones laborales desfavorables.
(b). Modelos de satisfacción laboral, que analizan cómo influyen las características del empleo en la satisfacción de los trabajadores con el mismo—controlando por salario— y permiten inferir la disposición a pagar por mejoras en las condiciones de trabajo.
Los modelos de satisfacción laboral introducen un enfoque de “preferencias experimentadas”, que se basa en estimar directamente los trade-offs entre salarios y características del empleo que mantienen constante la utilidad en el trabajo. Dado que no es posible observar de manera directa dicha utilidad, empleamos el nivel de satisfacción reportado por los trabajadores como una variable proxy de la misma.
Nuestra base de datos combina información de más de 35.000 trabajadores en 30 países europeos de la European Working Conditions Survey (EWCS) con registros de accidentes y lesiones de la European Statistics on Accidents at Work (ESAW) en Eurostat.
Entre las condiciones analizadas se incluyen, además de los registros de accidentes obtenidos de Eurostat, medidas de riegos complementarias como la percepción que tienen los trabajadores sobre su seguridad o la información que poseen sobre sus riesgos, los días de ausencia por accidentes, y la exposición a condiciones laborales adversas, como ruido, vibraciones, o temperaturas extremas.
¿Qué encontramos?
Nuestra investigación concluye que los trabajadores con empleos más riesgosos, duros o desagradables no necesariamente ganan más, pero sí reportan menor satisfacción laboral. Es decir, los salarios a menudo no reflejan las desventajas del trabajo, ya que la mayoría de riesgos y condiciones difíciles no son compensados con mayores ingresos, lo que contradice la teoría tradicional. Esta desconexión desafía los supuestos de los modelos de salarios hedónicos, y requiere de nuevas formas de medir el bienestar en el mercado laboral. Por otro lado, la satisfacción laboral responde fuertemente a las condiciones del empleo: quienes tienen empleos más riesgosos o desagradables muestran menor satisfacción laboral, aun con el mismo salario.
Las “preferencias experimentadas” aportan información valiosa: al tratar la satisfacción laboral como medida de utilidad, podemos estimar cuánto estarían dispuestos a sacrificar los trabajadores en salario a cambio de mejores condiciones. Por ejemplo, nuestras estimaciones sugieren que, en promedio, los trabajadores estarían dispuestos a renunciar a 27 €/hora para eliminar todos los riesgos de salud y seguridad que perciben en el trabajo y mantener constante su satisfacción laboral, y a 6 €/hora por mejoras en el confort y comodidad en el lugar de trabajo.
Nuestros resultados nos permiten también estimar el valor de una vida estadística, que mide la disposición a pagar de la sociedad para reducir los riesgos de mortalidad y es un indicador fundamental en los análisis coste-beneficio de las políticas públicas en ámbitos como el laboral o el medioambiental. Encontramos que los trabajadores aceptarían intercambiar alrededor de 0,12 €/ hora para disminuir el riesgo de mortalidad en el trabajo, lo que se traduce en una estimación del valor de una vida estadística de unos 2,3 millones de euros.
¿Por qué es importante este estudio?
Nuestro trabajo propone y aporta evidencia sobre una forma innovadora de estimar el valor de reducciones del riesgo de mortalidad (el denominado valor de una vida estadística) a partir de la satisfacción laboral, y contribuye así a mejorar los análisis coste-beneficio en políticas laborales y ambientales.
Las implicaciones prácticas son, por tanto, relevantes. Nuestro estudio sugiere que es importante redefinir el bienestar en el mercado laboral, ya que los salarios no capturan completamente lo que hace a un empleo “bueno”, y la satisfacción laboral puede ser una medida más directa para caracterizar un empleo. Asimismo, resulta relevante para orientar regulaciones y diseño de los lugares de trabajo: los datos de satisfacción pueden ayudar a definir estándares laborales, políticas de salud ocupacional y mejoras en los espacios de trabajo, además de mejorar la valoración en los análisis coste-beneficio, dado que los modelos de satisfacción ofrecen una nueva herramienta para valorar beneficios y daños no monetarios, como entornos laborales más seguros y colaborativos.
En definitiva, este estudio propone un cambio en la forma en que economistas, empresarios y responsables de políticas públicas piensan sobre los mercados laborales: no solo como sistemas de precios e intercambios, sino como entornos que moldean la felicidad y el bienestar de las personas. Al poner en el centro la satisfacción laboral, damos un paso más hacia medidas más humanas de calidad del empleo y valor económico.
Este post resume un artículo publicado en Journal of Environmental Economics and Management: “Measuring Job Risks When Hedonic Wage Models Do Not Do the Job” https://doi.org/10.1016/j.jeem.2025.103120.