Por Libertad González y Ana Rodríguez González
A mediados de abril del año pasado, apenas un mes después de la declaración del primer estado de alarma, publicábamos esta entrada en la que hacíamos un primer análisis de los datos de mortalidad asociados a la covid-19. Combinando los datos de defunciones del INE con los del MoMo, mostrábamos el pico de mortalidad de marzo en relación a los 20 años anteriores, para estudiar en qué medida el drástico aumento en los fallecimientos era realmente excepcional, en perspectiva histórica.
A nivel nacional, documentábamos que el pico de marzo era comparable a los aumentos de mortalidad de enero de algunos años anteriores, por causa de la gripe estacional. Pero esto se debía a que, en marzo, las muertes por covid-19 estaban todavía muy concentradas en algunas regiones, como Madrid y Castilla la Mancha.
Nueve meses más tarde, parece un buen momento para volver a analizar los datos, ya con las cifras del 2020 completas, para revisar las conclusiones de aquellas primeras semanas. Ahora, además, contamos no solo con los datos del MoMo, sino también con los del proyecto de estimación del número de defunciones semanales durante el brote de Covid-19 del INE (proyecto EDeS). Las conclusiones se pueden resumir en la figura 1, que muestra el número anual de defunciones en España desde el año 2000.
Figura 1. Número anual de defunciones en España, 2000-2020 (INE y MoMo)
Según el MoMo, en 2020 se registraron 465.517 fallecimientos en España, y 499.764 según el EDeS. Se trata sin ninguna duda del peor año de la serie, con diferencia.
Podemos comparar esta cifra con los cinco años anteriores. Entre 2015 y 2019, el número de defunciones anuales osciló entre las 410.000 de 2016 y las 428.000 de 2018. Es decir, en 2020 murieron entre 38.000 y 72.000 personas más que en el peor año de los 5 anteriores, y entre 45.000 y 79.000 más que la media de esos 5 años, un exceso de entre un 11% y un 19%, según la fuente.
La figura 2 presenta las cifras mensuales. El exceso de mortalidad sin precedentes procede sobre todo del pico de defunciones en marzo y abril. Sin embargo, la magnitud de la tragedia se observa de manera más vívida en los datos por regiones.
Figura 2. Número mensual de defunciones en España, 2000-2020
La figura 3 presenta los fallecimientos mensuales en la Comunidad de Madrid. Si bien el pico de la primavera de 2020 a nivel nacional era sólo un poco más pronunciado que los máximos de años anteriores, las cifras de Madrid en marzo y abril son desoladoras.
Figura 3. Número mensual de defunciones en la Comunidad de Madrid, 2000-2020
Como ya comentamos en la entrada de abril, la mortalidad en Madrid fue inusitadamente alta entre las personas mayores de 65 años, pero la figura 4 muestra que la población más joven también sufrió los efectos del virus.
Figura 4. Número mensual de fallecimientos en la Comunidad de Madrid, 2000-2020, por edad
No se trata desde luego de la única región afectada. La figura 5 muestra los datos de Castilla la Mancha, otra de las comunidades autónomas más afectadas en la primera ola.
Figura 5. Número mensual de defunciones en Castilla la Mancha, 2000-2020
En la entrada de abril, los datos del MoMo sugerían que la primera ola estaba siendo más suave en Cataluña. Sin embargo, la figura 6 desmiente aquel resultado provisional, lo que sugiere que hubo retrasos importantes en los registros durante las primeras semanas.
Figura 6. Número mensual de defunciones en Cataluña, 2000-2020
Las figuras 2 a 6 se pueden realizar con los datos del EDeS en lugar de los del MoMo para 2020, con resultados similares. En general, los datos del EDeS muestran picos de mortalidad aun mayores, especialmente en aquellas Comunidades Autónomas donde la cobertura de los datos del MoMo no es total, como es el caso de Madrid. Los datos del EDeS se basan en los registros de defunciones informatizados, que abarcan el 93% de las defunciones totales en España, y en los cálculos del INE para estimar el número total. La figura 7 compara las cifras mensuales según las diferentes fuentes de datos. Vemos cómo la cifra del pico de defunciones en abril oscila desde 56.419 en los datos del MoMo a 70.257 según los del EDeS.
Figura 7. Número mensual de defunciones en España, 2000-2020 (comparación de fuentes)
En definitiva, ya con los datos provisionales disponibles para todo el 2020, constatamos un exceso de mortalidad muy importante durante el año pasado. Por desgracia, todavía no podemos saber cuál será el saldo total de la pandemia. Cuídense mucho.
Hay 5 comentarios
¡Muchas gracias por la entrada! Vuestra artículo del 15 de abril me dio mucho que pensar… Entonces calculabais cerca de 50.000 defunciones en marzo de 2020 en base a los datos de MoMo pero hoy sabemos que fueron 55.000. Y MoMo asignaba de nuevo el 15 de mayo otras 50.000 defunciones al mes de abril, pero hoy asignamos a ese mes 56.000. Se ve que, en tiempos de pandemia, el retraso en la notificación de las defunciones puede tener efectos notables. No conocía los datos de EDeS: ¿también son revisados intensamente? Propuse y evalué varios métodos para reducir el efecto del retraso en la notificación en las estimaciones de MoMo aquí: http://www.unav.edu/documents/10174/6546776/UNAV_0220/73afd8b1-6cbd-23c2-6ebb-815d40468827
¡Muchas gracias por la entrada! Vuestro artículo del 15 de abril me dio mucho que pensar… Entonces calculabais cerca de 50.000 defunciones en marzo de 2020 en base a los datos de MoMo pero hoy sabemos que fueron 55.000. Y MoMo asignaba de nuevo el 15 de mayo otras 50.000 defunciones al mes de abril, pero hoy asignamos a ese mes 56.000. Se ve que, en tiempos de pandemia, el retraso en la notificación de las defunciones puede tener efectos notables. No conocía los datos de EDeS: ¿también son revisados intensamente? Propuse y evalué varios métodos para reducir el efecto del retraso en la notificación en las estimaciones de MoMo aquí: http://www.unav.edu/documents/10174/6546776/UNAV_0220/73afd8b1-6cbd-23c2-6ebb-815d40468827
Gracias por el esfuerzo de visualizar lo que casi todos sospechabamos. Espero que la prensa se haga eco y nos haga conscientes a todos que no podemos permitirnos seguir asumiendo un nivel tan alto de fallecidos. Terminaremos siendo más pobres, quizá nuestra principal empresa nacional, el turismo y el ocio, pierda peso. Pero no quiero que asumamos seguir maldespidiendonos de persona próximas y familiares. Por justicia ES NUESTRA PRIORIDAD romper con esa tendencia.
Gracias Miguel Ángel. Creo que es importante ver las cifras en perspectiva. Estamos hablando de muchos miles de personas fallecidas antes de tiempo, y pueden ser aún muchas más, por desgracia. Tenemos que aguantar un poco más todavía, y ponernos las pilas con la vacunación.
Muchas gracias por el artículo, Libertad.
El interés suscitado por las cifras fue muy grande y aún lo es, al menos para algunos medios de comunicación. Desorientó mucho las distintas maneras de publicar los datos de cada CCAA, aún más con respecto a las que ofrecía el ministerio, que en muchos casos provocó enfado e incluso inseguridad por parte de los centros sanitarios (hubo un caso que las muertes recogidas en una zona sanitaria fueron prácticamente las mismas a las anunciadas por el sr. Simón para toda la Comunidad).
A mi modo de ver la exactitud y rapidez de la información es más importante para el sistema sanitario que para los medios, porque así puede gestionar y analizar la situación con más precisión, tanto para valorar las defunciones por el virus como las que provocó la falta de asistencia.
Ahora se sabe que la gripe estacional este año apenas ha tenido incidencia (estábamos avisados por el hemisferio Sur), por lo cual las defunciones que cada año se producían por ella podrían ser achacables a la misma Covid-19 o a otras enfermedades que nadie ha podido tomar en cuenta.
Cualquier esfuerzo que facilite la información en tiempo real ha de ser bienvenido, porque nos puede resolver muchos problema o, en cualquier caso, aprendizaje para otras situaciones parecidas.
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