Gasto turístico como consumo prosocial: evidencia tras la erupción del volcán Cumbre Vieja (La Palma)

Por Ubay Pérez, Ascensión Andina y Juan Luis Jiménez

En los últimos 60 años, el número de desastres naturales en el mundo se ha multiplicado por más de seis (véase aquí). El cambio climático, del que mucho se ha hablado en Nada es Gratis (para un par de entradas recientes, véase esta o esta otra), parece parte responsable. Por todos es sabido que los desastres naturales generan importantes costes para la sociedad, no sólo en vidas humanas, sino también económicos. De acuerdo con Our World in Data, en 2021 por ejemplo, fallecieron más de 10.000 personas en 447 desastres, con un coste económico global que ascendió al 0,27% del PIB mundial. Este último impacto, el económico, es especialmente relevante en regiones con alta dependencia del turismo. Numerosos trabajos hasta la fecha han documentado importantes efectos negativos de los desastres naturales sobre el número de turistas, ingresos por turismo, o empleo en el sector, etc. (véase por ejemplo Roselló et al., 2020 o Leoni y Boto-García, 2023).

En un trabajo recién publicado analizamos los efectos de la erupción del volcán Tajogaite en la isla de La Palma, en septiembre de 2021, sobre el sector turístico. El foco de este trabajo no está, sin embargo, en los efectos de la erupción del volcán en el número de turistas o en la oferta de servicios de la isla, sino en el gasto que los turistas realizan durante y tras la erupción del volcán.

¿Por qué el gasto? Porque en el escenario actual, donde el modelo de turismo de masas muestra importantes externalidades negativas – por generar para muchas ciudades y regiones más costes que beneficios, p.ej. reducción del número de viviendas de alquiler y efectos en precios, consumo excesivo de recursos hídricos escasos, gentrificación y expulsión de residentes de los centros urbanos – creemos que el diseño de políticas en el sector debe ir encaminado hacia el desarrollo de un turismo rentable económicamente pero sostenible. Bajo esta perspectiva, entender los factores que explican el gasto turístico parece una pregunta oportuna, al igual que estudiar cómo el gasto responde a los desastres naturales.

La erupción del volcán Tajogaite en la isla de La Palma nos servirá como experimento natural para realizar nuestro estudio.

Caso, datos y metodología

Quizás aún tengamos en la retina imágenes del 19 de septiembre de 2021, fecha en la que erupcionó el volcán Tajogaite, en el parque natural de Cumbre Vieja, en La Palma. Durante 86 días, la lava destruyó más de 1.600 edificios, 1.000 hectáreas de terrenos y 73 kilómetros de carreteras, entre otros. Aproximadamente 3 meses más tarde, el 25 de diciembre de 2021, tras 12 días de inactividad, se declaró oficialmente el fin de la erupción.

En una isla donde en torno al 20% de su PIB proviene del turismo, el impacto negativo del volcán fue relevante. De acuerdo con Leoni y Boto-García (2023), la demanda de habitaciones cayó un 61% durante la erupción y un 49,7% en los meses posteriores. Los efectos también se dejaron sentir en el empleo del sector, con caídas del 32% y 45% durante los períodos de actividad e inactividad, respectivamente. Pero, ¿qué ocurrió con el gasto turístico?

Para responder a esta pregunta utilizamos datos de la Encuesta sobre Gasto Turístico del ISTAC, que nos proporciona información sobre el gasto en destino y origen por turista y día, así como una serie de variables de control (número de noches alojado, tipo de alojamiento, género, renta, etc.). Nuestros datos mensuales se refieren al período enero 2021 – marzo 2022, donde distinguimos dos subperíodos tras el shock: el primer período con el volcán activo (19 septiembre – 13 diciembre 2021) y el siguiente, con el volcán inactivo (14 diciembre 2021 – 31 marzo 2022).

La metodología que utilizamos es la de Diferencia-en-Diferencias, utilizando el turismo en El Hierro y La Gomera como grupo de control (el turismo en ambas islas es muy similar y cumple los contrastes de tendencias paralelas).

Resultados

El primer resultado que obtenemos es que el gasto turístico en destino por turista y día en La Palma tras el volcán se incrementó en 11,39 euros con respecto al gasto contrafactual estimado (La Palma sin erupción). Esto supone un aumento del gasto del 32% con respecto al gasto del grupo tratado antes de la erupción. Cuando diferenciamos entre el período con el volcán activo e inactivo, obtenemos que el gasto aumentó casi el doble en el primer periodo que en el segundo (14,57 y 7,1 euros, respectivamente). Obtenemos resultados similares cuando analizamos el gasto por categorías.

Más allá de los citados aumentos en el gasto, lo más relevante del trabajo está en el análisis posterior, donde tratamos de entender qué razón o razones explican este aumento en el gasto observado. Para ello, planteamos un modelo teórico sencillo que nos permite identificar las variables que afectan a la demanda de servicios turísticos de un consumidor. En base al marco teórico, formulamos tres hipótesis que a continuación contrastamos con los datos.

La primera hipótesis es que el aumento en el gasto por turista y día puede venir explicado por un cambio en el perfil del turista. La segunda es que dicho aumento se deba a un cambio en los precios de los servicios turísticos. La tercera es que tenga como origen una mayor preferencia del consumidor hacia el bien vacacional (mayor disposición a pagar) como consecuencia del desastre. En esta última hipótesis encajan dos posibles argumentos que podrían explicar por qué el volcán genera una mayor disposición a pagar: la curiosidad por verlo, y/o también la empatía del turista hacia la gente local afectada por el desastre.

En el trabajo exploramos una a una estas hipótesis. Los resultados sugieren que el aumento del gasto turístico observado no se explica ni por un cambio en el perfil de los turistas, ni por un cambio en los precios, ni por el efecto curiosidad. Para descartar la primera, controlamos por variables socioeconómicas y demográficas, además de estimar también el efecto del volcán sobre el gasto en origen y obtener que el mismo aumentó (nótese que para un presupuesto dado, un aumento del gasto en origen reduce la renta en destino). La hipótesis de los precios es igualmente descartada en base a un análisis que, entre otros, estima la evolución de los precios de hidrocarburos en el grupo tratado y de control durante el período. Finalmente, la hipótesis de la curiosidad es descartada en base a los resultados de una estimación que compara el gasto de los turistas en función de la antelación con la que reservaron el viaje. De ser la curiosidad lo que explicara el aumento en el gasto, deberíamos obtener mayor gasto para los turistas que reservaron con poca antelación, pues la erupción del volcán fue naturalmente imprevista y la duración de la actividad relativamente corta.

Estos resultados sugieren que la razón del aumento del gasto turístico por persona y día en destino es otra. Exploramos pues la última vía, la opción de la empatía del turista hacia los isleños al contemplar la destrucción del volcán y la nueva realidad de la población de La Palma, como la vía que explica el aumento en el gasto.

Para explorar esta hipótesis, dividimos la muestra entre turistas con más o menos grados de cercanía con la isla, diferenciando entre aquellos con lazos familiares y/o de segunda residencia con la isla y los turistas sin estos lazos. Los resultados muestran que el aumento en el gasto es mayor cuanto mayor es el lazo del turista con la isla.

Para ahondar más en la hipótesis de la cercanía y proximidad, dividimos posteriormente la muestra de turistas sin lazos con la isla entre turistas españoles y turistas extranjeros, obteniendo que el aumento en el gasto fue mayor para los turistas españoles que para los extranjeros. Los principales resultados, medidos en cambios porcentuales sobre el gasto medio, se muestran en la tabla siguiente.

Conclusiones

Los resultados de nuestras estimaciones muestran que parte del gasto turístico realizado por los turistas en destino tiene componentes de gasto o consumo prosocial, entendiéndolo como el consumo de un bien que se realiza no sólo para satisfacer una necesidad sino también para ayudar a una comunidad. Observamos además que este consumo prosocial es mayor cuanto mayor es la cercanía y proximidad del turista con la comunidad afectada. Por último, concluimos que no sólo la aparición de este tipo de consumo prosocial sino también la duración del efecto, están positivamente correlacionadas con la identificación de los turistas con la comunidad local. Estos resultados son consistentes con la literatura sobre consumo prosocial que identifica la empatía como motor del consumo prosocial y encuentra que tanto esta como los sentimientos hacia una comunidad aumentan con la proximidad social al grupo afectado (véase aquí o aquí).

Creemos que los resultados de este trabajo tienen implicaciones relevantes para los responsables políticos del sector turístico y pueden servir de base no sólo para el diseño de políticas post-catástrofe destinadas a promover la recuperación del turismo tras un desastre natural, sino también para el diseño de políticas que favorezcan la identificación y apego del turista con la comunidad local como medio para favorecer y promover el gasto turístico.