Hoy publicamos la cuarta entrada de la serie sobre el impacto de la pandemia en diferentes países. El objetivo de esta serie es dar a conocer la situación objetiva y subjetiva de la pandemia (gestión, incidencia, retos, etc…) en otros lugares, para poder sacar lecciones sobre los elementos que se pueden/deben mejorar en la gestión de la pandemia en nuestro entorno.
La primera se centró en el caso del Reino Unido (aquí), la segunda en Argentina (aquí) y la tercera en los Países Bajos (aquí). Hoy nos fijamos en Australia. Como se puede observar en el gráfico 1 y 2, en el caso de Australia tanto la incidencia como la mortalidad han sido espectacularmente bajas durante todo el período COVID. Nos explica las razones que justifican este éxito en el caso Australiano Marian Vidal-Fernández, profesora asociada en la University of Sydney. Marian ha centrado su investigación en el área del capital humano y en la identificación de los elementos que pueden ayudar a ciertos subgrupos de la población a maximizar su acumulación de capital humano. Gracias Marian por participar en esta iniciativa y por ayudarnos a entender las razones del éxito Australiano.
Gráfico 1. Número de casos nuevos diarios en España (naranja) y en Australia (azul) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.
Gráfico 2. Número de muertes diarias en España (naranja) y en Australia (azul) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.
Australia posee características geo-sociales que dotan al país de varias ventajas comparativas respecto a España en cuanto a la lucha contra la COVID19. Por ejemplo, la densidad poblacional es baja (407 personas por Km2 vs 5,400 en Madrid), la edad media es de 37 años (45 en España), culturalmente hay poco contacto físico entre personas y las estaciones del año están invertidas en el hemisferio sur, lo que supuso una ventaja al inicio de la pandemia.
Además, al ser una isla, resulta relativamente fácil controlar los accesos fronterizos y prevenir la importación del virus. No obstante, tales ventajas no iban a impedir, por si solas, la expansión de la COVID19. Cabe destacar, entonces, las políticas federales y estatales que han facilitado que, a día de hoy, los casos de COVID19 transmitidos a la comunidad se puedan contar con los dedos de una mano (y esto ha sido así desde hace más de dos meses). La razón por la que utilizo esta definición de contagio comunitario es porqué, desde hace casi un año, a todos los pasajeros de vuelos internacionales se les aplica un protocolo muy estricto: al llegar al aeropuerto se les hace un test COVID19, son siempre escoltados desde el aeropuerto hasta habitaciones de hoteles con equipos médicos de las cuales no pueden salir durante 15 días. Antes de terminar la cuarentena se someten a un segundo test y dos días después de salir del hotel todavía deben exponerse un tercer test.
Aún así, este sistema de cuarentena internacional tan estricto no ha sido inmune a la expansión de los contagios probablemente debido a la transmisión a través de los sistemas de aire acondicionado (Figura 3). Durante una época además parecía se habían olvidado de que el virus de podía también importar por mar y los pasajeros del crucero Ruby Princess llegaron a puerto sin ningún tipo de control, lo que generó una oleada de contagios a centenas por lo que se abrió una investigación para averiguar el origen del error burocrático.
Figura 3. Número de casos por origen de la infección.
Department of Health, Australia, April, 2020
En Melbourne, perteneciente al estado de Victoria, en julio de 2020 hubo un confinamiento masivo que violaba derechos humanos básicos ya que prácticamente no se avisó a los residentes de una serie de edificios relativamente humildes, de que no podrían salir durante semanas después de que el sistema de cuarentena en hoteles fallase debido a la falta de protección y formación de los trabajadores de empresas de seguridad en los hoteles que se habían contagiado.
A medida que los gobiernos estatales con focos de contagio locales confinaban a la población (casi siempre con permiso para ir al colegio y hacer deporte), los gobiernos vecinos cerraban fronteras a aquellos empadronados en el estado afectado. Las diferentes políticas federales han provocado continuos encontronazos entre los Premiers estatales ya que éstos cerraban sus fronteras a otros estados más rápidamente de lo que ordenaban confinamientos locales cuando empezaban a tener casos en su territorio.
Aparte de cuarentenas y confinamientos, los elementos clave en el control de la pandemia en Australia han sido la inmediatez y focalización de acción, la independencia de gobiernos estatales, los tests masivos y gratuitos en masa junto a la obligación de estar confinado hasta la obtención del resultado negativo por SMS, el rastreo inmediato y efectivo de casos positivos y, más que la aplicación de multas por violaciones de restricciones, la impresionante colaboración y obediencia ciudadana.
Otro elemento destacable es la creación de una aplicación móvil por parte del gobierno federal, con la cual recibías un aviso inmediato si habías estado en algún transporte público o área con algún caso positivo. A pesar del asesoramiento por parte de economistas del comportamiento sobre los métodos para incentivar a la población a utilizar la aplicación, la campaña publicitaria para resaltar la protección de datos y su descarga gratuita, el resultado no fue el esperado y su implantación fue relativamente menor, en parte porqué aún quedaban dudas sobre la seguridad en la protección de datos y la existencia de varios problemas técnicos.
Dada la poca efectividad de la app nacional, el gobierno de New South Wales (NSW) optó por una negociación más tácita. Todas aquellas personas que quieran entrar en un local, ya sea público o privado, tienen que hacer un “check-in” a través de un código QR. El incumplimiento de esta premisa o la provisión de datos falsos por parte del local o del individuo es una acción punible. Este sistema facilita el contacto inmediato de todas aquellas personas que se ven expuestas a un caso positivo. Desgraciadamente, este sistema no se implementó dentro de uno de los sitios más susceptibles a la transmisión infecciosa; el transporte público. Las únicas medidas implementadas en el transporte público hasta hace relativamente poco eran la provisión de desinfectante y de personal de limpieza constante, así como la distancia entre pasajeros, elementos que resultan inútiles cuando se está compartiendo el mismo sistema de aire acondicionado. Las mascarillas solo eran obligatorias durante brotes en sitios cerrados y, a partir de enero del 2021, también en el transporte público.
En NSW, las escuelas y las guarderías nunca han llegado a cerrar puertas del todo. Durante el único confinamiento estatal que duró solamente unas semanas en abril de 2020, permanecieron siempre abiertas para hijos de trabajadores esenciales (personal médico, profesores, y transportistas) y familias vulnerables. Una vez reabiertas sólo se cerraban 2 días para desinfectar la escuela si se detectaba un sólo caso, y se localizaba y ponía en cuarentena a los estudiantes del mismo curso y a sus familiares.
En la actualidad, los únicos casos registrados en NSW son los de pasajeros extranjeros sometidos a estrictos controles de confinamiento. Hace meses que no hay ningún brote en la comunidad y, a partir de este fin de semana, los que tengan tiempo y les apetezca ya pueden salir a bailar a las discotecas.
En términos económicos, se han introducido un abanico de ayudas económicas focalizadas en los sectores más afectados, como el turismo, la hostelería, y las guarderías. Esta batería de ayudas incluye el reparto de vales a los consumidores y campañas para incentivar el turismo nacional. No obstante, el mayor desembolso consiste en una ayuda denominada JobKeeper, que se puede traducir como “Conservar el puesto de trabajo” que, durante un año, ha financiado una parte substancial de los salarios de los trabajadores en cualquier empresa que pueda demostrar que su facturación ha descendido un 30% debido a restricciones de la pandemia. La polémica ha estallado cuando ha salido a la luz que varias multinacionales se han beneficiado de estas ayudas multimillonarias y han repartido unos jugosos beneficios y bonuses a sus accionistas y altos ejecutivos. Por suerte, algunas han tenido la decencia de devolver voluntariamente estos beneficios al gobierno.
A pesar de los buenos resultados hasta el momento, todavía queda mucho camino a recorrer en el tema de la vacunación. En el momento de escribir este artículo, Australia ocupa el curioso puesto 69 en cuanto a proporción de individuos vacunados. Justo esta semana, después de vacunar al personal que vigila la cuarentena en hoteles, así como a parte del personal sanitario y trabajadores en residencias de ancianos, ha empezado la vacunación a los mayores de 70 años y a las personas con problemas médicos.
La implementación del proceso de vacunación resulta un tanto complicada: Los pacientes deben buscar por su cuenta y a través de internet un proveedor de la vacuna. Sinceramente, lo veo un poco sofisticado para aquellas personas mayores con dificultades para, por ejemplo, enviar un SMS o aquellos viviendo en zonas rurales. Varios economistas han puesto el grito en el cielo por la lentitud de este proceso, que resulta primordial para avanzar en la apertura de fronteras; elemento clave para recuperar el desarrollo económico del país y la libre movilidad de personas.
Una curiosidad, aquellos que reciben la vacuna por primera vez, no saben quién la ha fabricado hasta después de la inyección. Así mismo, se está barajando la posibilidad de solicitar un certificado de vacunación para viajes interestatales o para acceder a determinados establecimientos similar a la idea del pasaporte sanitario. Cabe destacar que esta no es algo totalmente nuevo en Australia ya que, actualmente, los niños que no tienen el calendario de vacunación actualizado con todas las vacunas no pueden obtener ningún tipo de subvención de guarderías, así que no sería una política totalmente novedosa en el país.
Aunque me resulta un poco chocante y hasta intimidatorio el nivel de control, seguridad, monitoreo, y dudosa ética de algunas medidas que rememoran los orígenes convictos de este país, la inmediatez de acción y a veces despotismo ilustrado de los gobernantes australianos que han intentado casi siempre justificar las decisiones en base a la evidencia científica actualizada al minuto, parecen haber sido clave en el control de la COVID19. Aún así, queda por ver la efectividad y celeridad en el proceso de vacunación que se proyecta estará finalizado para finales de año, así como la gestión de la pandemia tras la apertura de las fronteras internacionales.
Hay 1 comentarios
Me sorprende la comparación sobre densidad de población entre Australia (Pais) y Madrid (Ciudad o Comunidad Autonoma) pues en el caso de Sidney esta es de más de 2500habitantes/km2 y muy similar en Mebourne.
Por lo demás, es evidente que sobre todo han sabido actuar pronto en los brotes. Y aislarse bastante bien en frontera. Y en eso si somos diferentes. Europa (Si comparamos es mejor comparar continentes) tiene muchas fronteras terrestres que en el modelo libre de transito; no se identificaron a tiempo como un alto riesgo. Algo que ni rastreo ni cuarentenas (No aplicadas) compensaron.
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