COVID en el mundo. Países Bajos

Hoy publicamos la tercera entrada de la serie sobre el impacto de la pandemia en diferentes países. El objetivo de esta serie es dar a conocer la situación objetiva y subjetiva de la pandemia (gestión, incidencia, retos, etc…) en otros lugares, para poder sacar lecciones sobre los elementos que se pueden/deben mejorar en la gestión de la pandemia en nuestro entorno.

La primera se centró en el caso del Reino Unido (aquí) y la segunda en Argentina (aquí). Hoy nos fijamos en los Países Bajos. Como se puede observar en el gráfico 1 y 2, en los Países Bajos han experimentado una primera ola con una incidencia muy baja en el número de casos, que ha sido mucho más pronunciada en la seguna y tercera ola, llegando a superar los números (por habitante) del caso español. Se encargan de aportar luz sobre las razones de la evolución del virus en este país y las políticas adoptadas, dos magníficos investigadores especializados en economía de la salud y economía laboral: Pilar García-Gómez de la Erasmus University Rotterdam y Eduard Suari-Andreu de Leiden University. Gracias a las dos por participar en esta iniciativa.

Gráfico 1. Número de casos nuevos diarios en España (naranja) y en Países Bajos (azul) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.

Gráfico 2. Número de muertes diarias en España (naranja) y en Países Bajos (azul) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.


COVID en los Países Bajos: del confinamiento inteligente a la falta de rumbo

Pilar García-Gómez y Eduard Suari-Andreu

Fuente: Wikimedia Commons

A medio camino entre el confinamiento estricto de Italia y España y la relajada respuesta sueca, el gobierno holandés de Mark Rutte optó como respuesta inicial a la pandemia de la COVID-19 por el denominado confinamiento inteligente. Esta estrategia fue una combinación de medidas estrictas (cierre de escuelas, restauración, locales de ocio) con un respeto a la libertad individual típico de los Países Bajos. Eso significó que durante toda la primera ola fue posible salir a la calle, visitar comercios, y no usar mascarilla. Eso sí, el gobierno hizo apelación a la responsabilidad individual pidiendo evitar el transporte público, alentando el teletrabajo, y repitiendo el mantra de los 1,5 metros de distancia. Se trató de una estrategia con cierto riesgo pero que, aun así, logró contener la primera ola e incrementar la popularidad del primer ministro.

Junto con el confinamiento inteligente, llegaron las medidas destinadas a compensar el cierre económico y la caída correspondiente del consumo. Las más importantes fueron el programa de retención de empleo y las ayudas a los autónomos, las cuales se combinaron con la apertura de guarderías y colegios para los hijos de los trabajadores considerados esenciales. Aunque las medidas del gobierno lograron controlar la subida del desempleo (se ha mantenido por debajo del 5% desde el inicio de la crisis), no lograron evitar una caída histórica del PIB, el cual se redujo en un 8,5% en el segundo trimestre de 2020 (ver figura 1).

La desescalada se implementó de manera progresiva durante la primavera y con la llegada del verano se instaló una nueva normalidad en la que, con medidas para asegurar distancia entre personas, se pudo retomar buena parte de la actividad. La primera consecuencia de la desescalada fue una subida histórica del PIB, el cual se incrementó en un 7,6% en el tercer trimestre de 2020. Esta rápida subida demostró que las medidas del gobierno habían conseguido mantener a la economía en vida y dio la esperanza de una recuperación rápida en forma de V. Entrado el otoño, los casos empezaron a subir de nuevo y se fueron introduciendo medidas cada vez más restrictivas para controlar la situación. Fue en este momento cuando, entre otras medidas, finalmente se aprobó la obligatoriedad de usar mascarilla en espacios cerrados para la población mayor de 13 años.

Ante una nueva aceleración de los casos en diciembre, el gobierno adoptó, casi sin previo aviso y siguiendo las medidas recién aprobadas en Alemania, las medidas más estrictas hasta la fecha: cierre del comercio no esencial, reuniones de máximo dos personas, nuevo cierre de escuelas, restauración, y locales de ocio, más toque de queda a las 21:00. Con este giro, Mark Rutte borró por completo el término confinamiento inteligente de su vocabulario.

Las consecuencias económicas no tardaron en llegar: el PIB volvió a caer en el cuarto trimestre del año. Esta vez la caída fue mucho más suave, pero la ansiada recuperación no se consumó. En su conjunto, el PIB cayó en un 3,8% en 2020. Esta caída se distribuyó de forma desigual entre los distintos sectores, siendo la restauración la mayor perjudicada con una caída superior al 40% tras varios meses de cierre. Al mismo tiempo, el mercado inmobiliario se disparaba, llegando a ser febrero del 2021 el mes con mayor crecimiento interanual en 20 años.

En el proceso de vacunación, los Países Bajos empezaron a la cola de Europa (segunda semana de enero) debido a problemas logísticos. A finales de marzo el número de dosis de vacunas acaba de superar los dos millones (un 12% de la población aproximadamente), y casi medio millón de personas están completamente vacunadas (ver Figura 2).

Durante toda la pandemia, ha habido en los Países Bajos una atención constante a las consecuencias políticas de la gestión de la crisis. El resultado de las elecciones del 17 de marzo de 2021 podía depender directamente de esta gestión. Al final de la primera ola, la popularidad del primer ministro había subido muy considerablemente. Sin embargo, la improvisación y pérdida de rumbo durante la segunda ola, juntada con la dimisión en bloque del gobierno en enero por un escándalo político, arrojaron algunas dudas sobre la facilidad de la reelección. De todos modos, los votantes mostraron su aval a las políticas de Mark Rutte, cuyo partido subió en porcentaje de voto y escaños.

Además de las consecuencias a corto plazo, es importante también considerar cuales pueden ser las más importantes a largo plazo. El principal instituto de análisis de políticas económicas (CPB) prevé una subida de la actividad económica del 1,5% por año entre 2022 y 2025. Según sus cálculos, esto situaría el PIB en 2025 un 4% por debajo de lo que habría sido sin la pandemia. Un tema relacionado, ya que puede tener consecuencias para la productividad de las empresas y la conciliación laboral, es la persistencia del teletrabajo. Un estudio basado en datos de encuesta representativos de la población muestra que antes de la pandemia se trabajaba cuatro horas en casa de media semanal. Durante el primer año de pandemia, esta media ha oscilado entre 10 y 15. Según las previsiones de los propios encuestados, una vez terminada la pandemia esta media quedaría en ocho, lo cual implicaría una subida del 100% respecto al nivel pre-pandemia.

Por otro lado, podemos esperar efectos a largo plazo del cierre escolar. Un reciente estudio compara, utilizando una amplia muestra de las escuelas primarias, los resultados de los exámenes nacionales después del primer cierre escolar con los resultados de los mismos exámenes hechos por grupos comparables en años anteriores. Los autores concluyen que el retraso educativo medio es equivalente a una quinta parte de un curso escolar. Este efecto es considerablemente mayor para los estudiantes pertenecientes a hogares con un nivel educativo más bajo. Los efectos pueden ser mayores si se suma el segundo cierre escolar y se tienen en cuenta los resultados de este otro estudio. Las simulaciones muestran que, por cada tres meses de cierre escolar, la pérdida acumulada puede acabar siendo de más de un año escolar. Esto indica que toda una generación puede acabar sintiendo los efectos de la pandemia durante décadas o incluso durante todo el ciclo vital.

Por último, si bien los datos de la primera oleada indicaban que la salud mental de la población neerlandesa no había empeorado (ver aquí o aquí) y la sociedad se sentía relativamente unida, las cifras son menos halagüeñas actualmente, y en especial entre los más jóvenes. En el momento de escribir este post, se mantienen las recomendaciones de teletrabajo, la limitación al número de contactos fuera del núcleo familiar, la educación universitaria completamente a distancia, la educación presencial para estudiantes de secundaria solo al 50%, el toque de queda, y restaurantes y locales de ocio siguen cerrados sin calendario claro de desescalada. Estas medidas deberían acompañarse de una estrategia de apoyo no solo a nivel económico, sino también de servicios de salud mental para evitar consecuencias irreparables en el largo plazo.

Figura 1. Evolución PIB y Desempleo 2018-2020

Fuente: Statistics Netherlands (CBS)

Figura 2. Número total de vacunas administradas

Fuente: AlleCijfers.nl