COVID en el mundo. Argentina

Hoy publicamos la segunda entrada de la serie sobre el impacto de la pandemia en diferentes países. El objetivo de esta serie es dar a conocer la situación objetiva y subjetiva de la pandemia (gestión, incidencia, retos, etc…) en otros lugares, para poder sacar lecciones sobre los elementos que se pueden/deben mejorar en la gestión de la pandemia en nuestro entorno.

La primera se centró en el caso del Reino Unido (aquí) y hoy nos vamos a Argentina. Como se puede observar en el gráfico 1 y 2, Argentina ha tenido un aumento generalizado en el número de contagios, así como en el número de muertos por COVID durante la segunda ola de la pandemia en España. Se encargan de aportar luz sobre las razones de la evolución del virus en este país y las políticas adoptadas, dos fantásticas investigadoras: Inés Berniell de la Universidad Nacional de la Plata y Maria Lombardi de la Universidad Torcuato Di Tella. Gracias a las dos por participar en esta iniciativa.

Gráfico 1. Número de casos nuevos diarios en España (azul) y en Argentina (amarillo) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.

Gráfico 2. Número de muertes diarias en España (azul) y en Argentina (amarillo) por cada 100.000 habitantes. Fuente: Organización Mundial de la Salud.

 


Inés Berniell (CEDLAS-Universidad Nacional de la Plata) y María Lombardi (Universidad Torcuato Di Tella)

Situación epidemiológica. Para analizar el impacto de la pandemia en Argentina en términos epidemiológicos, es mejor enfocarse en las cifras de muertes y no de contagios, dada la baja tasa de testeo que hubo en el país (la tasa de positividad promedio en los testeos de Covid-19 fue del 28% --casi 50% en el pico de contagios--, mientras que en España fue del 7,6%). A pesar de que en Argentina no hubo ni picos de muertes muy marcados ni saturación del sistema de salud, en comparación con lo experimentado por varios países europeos, la tasa acumulada de muertes es relativamente alta (1183 muertes por millón en Argentina, vs. 1135 en Europa), sobre todo si se tiene en cuenta que la población argentina es mucho más joven que la europea.

Figura 1. Tasa cumulativa de mortalidad por Covid-19, por cada millón de habitantes

Fuente: Our World in Data

Por otro lado, era de esperar que una pandemia de estas características golpee fuerte en Argentina, en donde más del 90% de la población vive en áreas urbanas, y una proporción importante de la población urbana está concentrada en asentamientos informales de alta densidad poblacional y malas condiciones habitacionales, que son justamente quienes se han visto desproporcionadamente afectados por el virus.

La pandemia llegó en un momento delicado para la Argentina. Mientras que en la primera década del siglo XXI el país tuvo varios años de crecimiento económico y una importante reducción en las tasas de pobreza y desigualdad, la segunda década estuvo marcada por el estancamiento económico y por un retroceso absoluto en la lucha contra la pobreza. Así, al llegar la pandemia, Argentina se encontraba en una situación económica crítica y con poco margen de maniobra, luego de dos años de caída anual del PIB per cápita superior al 3%, una tasa de inflación que llegó a casi 54% (sí, leyeron bien) en 2019, y con más de 1 de cada 3 argentinos por debajo de la línea de la pobreza.

Intensa y extensa cuarentena. Desde el comienzo de la pandemia, el gobierno argentino emuló las medidas tomadas en muchos países europeos, y limitó fuertemente (y de manera extendida en el tiempo) la mayoría de las actividades no esenciales. La cuarentena argentina fue, y continúa siendo, una de las más estrictas del mundo. Para darle al lector español una idea de la intensidad de la cuarentena argentina, en la Figura 2 mostramos la evolución del “Stringency Index” para España y Argentina. Este índice fue desarrollado por la Universidad de Oxford y refleja la severidad de las restricciones implementadas por el gobierno del país. La Figura 3 muestra, además, los datos de movilidad de Google, que aportan una medida más realista sobre la intensidad efectiva de la cuarentena. Los datos de movilidad de Google muestran cómo cambió el patrón de movimiento de las personas en lugares específicos (lugar de trabajo, casa, negocios, etc.), en comparación con febrero de 2020. Ambos indicadores reflejan una cuarentena más prolongada e ininterrumpida en Argentina, con restricciones más intensas (excepto en lo relacionado al tiempo en el lugar de trabajo habitual). Si bien la comparación entre los dos países no es obvia, porque al estar en diferentes hemisferios enfrentaron olas en distintos momentos, el hecho de que ya haya pasado un año desde el inicio de la pandemia facilita la comparación.

Figura 2. Stringency index (Oxford) Figura 3. Índices de movilidad de Google

Fuente: Elaboración propia en base a Oxford COVID-19 Government Response Tracker

Fuente: Elaboración propia en base a COVID-19 Community Mobility Reports

Impacto sobre el empleo y la situación social. Como en todos lados, la pandemia golpeó fuertemente a los más vulnerables. La ya elevada tasa de pobreza, aumentó 7pp entre el primer trimestre del año (38% pre-COVID) y el tercer trimestre del 2020 (45%), que es el último dato disponible.

Este fuerte impacto sobre los niveles de pobreza se explica en gran parte por: (1) las intensidad del confinamiento; (2) la alta tasa de informalidad laboral en Argentina (aproximadamente el 35% del empleo no está registrado, 50% entre los trabajadores de baja educación); y (3) el bajo porcentaje de trabajadores que efectivamente podían trabajar desde su casa durante la cuarentena (23% en la Ciudad de Buenos Aires, o sólo 12% si se consideran las limitaciones relacionadas al acceso a internet y a la estructura del hogar, según Berniell & Fernández, 2021).

Figura 4. Tasa de Pobreza

Fuente: Leopoldo Tornarolli - CEDLAS, en base a la Encuesta Permanente de Hogares. Nota: Para hacer comparables los valores, en este cálculo no se incluyen los aguinaldos (paga extraordinaria), porque esos ingresos únicamente se captan en el 1er y 3er trimestre del año.

Parte del impacto de la pandemia sobre los ingresos de los más vulnerables fue atenuado por las medidas de apoyo social implementadas por el gobierno. En abril se creó el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), una transferencia mensual de un poco menos de 100 euros, dirigida a trabajadores informales y beneficiarios de programas asistenciales. El pago del IFE fue recibido por casi 9 millones de personas (como referencia, Argentina tiene menos de 6 millones de trabajadores registrados). También hubo pagos extras a beneficiarios de programas sociales y jubilados con el haber mínimo. Por supuesto que estas transferencias no fueron suficientes para compensar el efecto desigualador de la pandemia y cuarentena, pero sí ayudaron a amortiguar su impacto. Gasparini y Bonavida (2020) estimaron, para los primeros meses del 2020, que sin estas ayudas el coeficiente de Gini hubiera aumentado de 44 a 45,6. A raíz de estos programas sociales, el Gini habría sido un poco menor (45,2).

Hubo otra serie de medidas dirigidas al sector formal de la economía. No conocemos estimaciones del impacto de estas medidas, pero se puede suponer que explican en gran parte por qué, ante una cuarentena tan estricta, la caída en el empleo formal no fue tan pronunciada (el empleo privado asalariado registrado cayó 3,4% entre diciembre 2019 y diciembre 2020). Entre las medidas más importantes está la prohibición de despidos y suspensiones, la postergación del pago de las contribuciones patronales y el pago de un salario complementario abonado por el Estado Nacional a los trabajadores de empresas privadas negativamente afectadas por la cuarentena.

Educación. Una de las actividades que más se vio limitada fue la asistencia a la escuela. Al igual que en el resto del mundo, el gobierno argentino decretó el cierre de las escuelas al comienzo de la pandemia. Lo que quizás diferencia a Argentina (y a América Latina) de gran parte del mundo es la duración de esta medida. Durante el año académico de 2020, que va de marzo a diciembre, los alumnos argentinos solamente tuvieron dos semanas de clases presenciales, a comienzos de marzo.

Figura 5. Evolución en el cierre de escuelas

COVID-19: School and Workplace Closures - Our World in Data

 Fuente: Our World in Data

La migración a la modalidad online presentó muchas disparidades debido a la respuesta desigual de las escuelas y las diferencias entre hogares en su capacidad de adaptarse a la educación online. Entre un tercio y la mitad de los niños en edad escolar tuvieron clases online. Además, sólo la mitad de los hogares con niños en edad escolar tienen por lo menos una computadora en el hogar que puede destinarse a actividades escolares, y un tercio no tiene acceso a internet, o tiene acceso solamente con datos del teléfono móvil. En marzo de 2021, el nuevo año escolar se inauguró de manera presencial en la mayoría de las provincias, en parte debido a la presión de organizaciones de padres y de la sociedad en general.

Desafíos en los próximos meses. Argentina comenzó a vacunar al personal de salud justo antes del comienzo del año nuevo. Si bien este proceso se inició relativamente temprano, el ritmo de vacunación ha sido bastante lento, principalmente debido a las demoras en el arribo de las vacunas. Por lo pronto, alrededor del 3% de la población total ha recibido por lo menos una dosis, y sólo 6,5% de los mayores de 60 años. Considerando que el verano está llegando a su fin, el principal desafío para los próximos meses es acelerar la vacunación antes de que comience el frío. Siendo un año de elecciones (de medio término), y enfrentando a una población que fue golpeada duramente en lo económico y que presenta resistencia ante mayores confinamientos, el gobierno difícilmente tenga el capital político necesario para implementar una cuarentena como la de 2020.