Algunos aspectos de la invasión de Rusia a Ucrania a la luz de la Teoría de Juegos

Con la Teoría de Juegos en la mano se pueden decir unas cuantas cosas sobre cómo jugar al tenis o al fútbol. Ninguna de ellas me permite sustituir a Nadal o a Iñaki Williams en la cancha; entre otras cosas, porque los jugadores profesionales suelen saberlas ya, aunque solo sea por la experiencia tras mucha prueba y error. Esto no merma el interés de tener una teoría que explique su porqué ni impide que la teoría sirva para que el no profesional entienda mejor algún aspecto del juego. Con esta cláusula de descargo intentaré dar luz a algunos aspectos de la invasión de Rusia a Ucrania. No hablaré de los económicos (aquí lo hacen Antonia Díaz y Luis Puch) ni de las causas generales de las guerras (aquí nos habla de ello Santiago Sánchez-Pagés), ni de la estrategia nuclear (aquí una idea de lo que se hacía en la Guerra Fría), sino de las líneas rojas, las creencias compartidas y las negociaciones.

Las líneas rojas

Son líneas que una parte no está dispuesta a que se sobrepasen so pena de escalar la guerra todavía más. Para que sean creíbles y funcionen como advertencia, debe ser una disposición real y objetiva. Todo el mundo debe entender que, al traspasar la línea, en la consideración de costes y beneficios la escalada es una reacción racional. En esta invasión hay, por lo menos, un par de líneas claras: (i) un enfrentamiento directo entre tropas de un tercer país y de Rusia y (ii) la declaración de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania. Ambas partes están de acuerdo en esto y así se ha reconocido en numerosas declaraciones (aquí y aquí).

Además de estas líneas rojas, en los últimos días, Putin ha querido incluir algunas más: (iii) la entrada de Finlandia o Suecia en la OTAN, (iv) las sanciones económicas excesivas y (v) permitir a Ucrania usar bases aéreas en terceros países. No tengo todos los datos para reproducir el análisis coste-beneficio para Rusia (o, tal vez mejor dicho, para Putin) de todo esto, pero sospecho que (iii) y (iv) son un farol y que (v) muy probablemente también. Inventarse líneas rojas puede estar muy bien si lo que quieres es una excusa para llevar a cabo una acción que ya tenías pensado hacer, pero no para hacer cosas que no quieres. Hoy por hoy, está claro que a Rusia no le conviene abrir otros frentes a no ser que sea absolutamente necesario (líneas rojas (i) y (ii)). Putin podría decir que enviar armas a Ucrania es también una línea roja, pero obviamente nadie le iba a hacer caso.

Las creencias compartidas

Lo anterior nos lleva a una cuestión importante. Si las amenazas ante la posibilidad de que Finlandia o Suecia entren en la OTAN o ante la severidad de las sanciones económicas no son creíbles, ¿por qué se realizan? Hay muchas posibles respuestas. Destacaría las siguientes.

(i) La premisa es falsa y las amenazas sí son creíbles.

(ii) Putin piensa que hay alguna probabilidad de que se las crean. O por lo menos de que las crean una parte de la población de la UE y países afines y que esto suponga un freno a la oposición a Rusia por parte de los gobernantes.

(iii) Putin ha perdido la medida de la proporción.

(iv) Putin pretende aparentar cierta irracionalidad.

En contra de (i) juega la manera ambigua en que se han producido las amenazas y la rapidez con que se han desdeñado por parte de los amenazados. De ser cierta la respuesta (ii), Putin estaría arriesgándose a una pérdida de credibilidad grande si finalmente esos países acaban incorporándose a la OTAN, las sanciones se recrudecen y Putin no ataca a ningún país. Como he dicho antes, la amenaza ante el uso de bases aéreas en terceros países puede tener más credibilidad, aunque personalmente no lo creo. Es posible que Putin esté sobrepasado por los acontecimientos y no tenga clara la manera de reaccionar, dando lugar a la explicación (iii). La clave en este caso es si, aunque ahora Putin se crea que cumplirá las amenazas, cuando llegue el momento querrá o podrá cumplirlas. Desconozco cuánto poder tienen sus generales a la hora de convencer a Putin de la conveniencia o no de determinadas acciones.

En cuanto a (iv), aparentar irracionalidad (y tener o aparentar poder) puede ser una buena estrategia si convences de ello al oponente. “Estoy loco y atacaré con todo aunque sea un suicidio”, puede estar queriendo decir, “tú ganarás, pero te habrá costado mucho y preferirás no haberme provocado” (aquí). En sus últimas intervenciones, Putin se ha presentado muy premeditadamente como un nacionalista fanático, apelando a hechos históricos de hace mil años, a las decisiones de Lenin, a la inexistencia de la nación ucraniana y a sus convicciones personales sobre lo que es un único pueblo. A ello se añaden otras declaraciones completamente absurdas acerca de programas ucranianos para desarrollar armamento nuclear y biológico. Todo esto se puede entender como parte de desarrollar una narrativa para que todo nacionalista ruso pueda también justificarse, pero también como un toque de atención a la UE y la OTAN de que empiezan a importar más los sentimientos irracionales que la conveniencia estratégica. Finalmente, la insistencia de Putin en aparecer solo y distanciado está mostrando que tiene el control directo del país, negando la posibilidad de ser influenciado o silenciado por ningún grupo de presión político, económico o militar.

La negociación

Tras algunas dudas, finalmente España ha aceptado enviar armas Ucrania. No sé si la cantidad de armas que están enviando los distintos países incrementa de manera significativa las opciones de Ucrania. Aquí me centraré en analizar los argumentos esgrimidos por algunos grupos políticos y de opinión sobre la conveniencia de mantener las negociaciones diplomáticas y de no enviar armas a Ucrania. Entiendo que la negociación será para encontrar una salida a la invasión. ¿Qué cosas se pueden negociar? Entre ellas, si Ucrania puede ingresar en la UE o en la OTAN, si se reconoce la anexión a Rusia de parte del territorio ucraniano y si Ucrania puede mantener una democracia o será un régimen títere al modo bielorruso. Las armas de la negociación serían la amenaza de aislar políticamente a Rusia, de endurecer las sanciones económicas por parte de la UE y de la OTAN y países afines y la consumación de la invasión por parte de Rusia. No entro en la posible escalada nuclear, improbable si no se ataca directamente a Rusia. Tampoco entro en lo que pueda hacer Rusia en otros países en el futuro y me centraré solo en las consecuencias para Ucrania. Toda negociación tiene varias reglas de oro bien estudiadas. Veamos cómo influyen.

Primera regla: identificar el punto de desacuerdo, es decir, la situación que prevalecerá en caso de que la negociación fracase. Cuanto peor sea su posición en este punto para una de las partes, más cederá en la negociación y viceversa, cuando mejor sea, menos cederá. Una Ucrania con menos posibilidades de defenderse implica una victoria más fácil para Rusia, que podrá hacer lo que quiera con el país. Este sería el punto de desacuerdo, con toda la ventaja para Rusia.

Segunda regla: la parte más impaciente será también la más perjudicada en la negociación. Con armas, la defensa de Ucrania puede durar mucho. Sin ellas, no podrá negociar con un horizonte temporal que le dé una mínima tranquilidad. De nuevo, toda la ventaja sería para Rusia.

Tercera regla: la parte con más aversión al riesgo negocia peor. Con poco armamento, la decisión de dónde emplearlo es una decisión de mucho riesgo y perder una batalla es perder la guerra. Con más armamento, se puede diversificar su uso. En este caso se puede continuar la defensa aun perdiendo algunas batallas.

Quienes piden negociar sin dar armas a Ucrania están, de facto, favoreciendo la posición negociadora de Putin.

Nada de lo anterior elimina la conveniencia de desescalar conflictos siempre que se pueda. La negociación o la interposición de una fuerza neutral entre dos países en guerra tiene sentido cuando se puede limitar el armamento de ambas partes o cuando eres superior a ellos para imponer este tipo de acuerdos por la fuerza. Nada de esto es el caso.

Además del status de Ucrania está en juego la vida de muchas personas si se alarga el conflicto. Si bien con armas podrá negociar una salida más ventajosa, será a costa de aumentar el número de muertos. ¿Merece la pena? Cada cual sopesará las cosas según sus preferencias morales, pero si hablamos de lo que conviene a Ucrania serán los ucranianos quienes tengan que decidir si aceptan un aumento de la probabilidad de morir en la defensa de su país a cambio de tener un país más libre. Las noticias que nos llegan de ese país, aquellas a las que podemos dar credibilidad, parecen decirnos que, en términos generales, a la mayoría de la población sí le merece la pena. Por lo menos a día de hoy. Mientras pueden defenderse.

Hay 20 comentarios
  • No creo que la alternativa para los ucranianos sea más muertos a cambio de más libertad. El resultado en todo caso va a ser un nacionalismo ucraniano aún más agresivo y por lo tanto una Ucrania menos libre.

    • No sé en qué escenario una Ucrania títere de Putin (o de quien sea que gobierne una Rusia muy falta de democracia) pueda tener menos libertades que una Ucrania independiente acercándose a los valores europeos. Incluso si aumenta el nacionalismo ucraniano, no sucederá a costa de ningunear a la población ruso-hablante, que parece estar defendiendo esa segunda opción de la mano del resto de la población y de su presidente, también ruso hablante.

      • "Incluso si aumenta el nacionalismo ucraniano, no sucederá a costa de ningunear a la población ruso-hablante, que parece estar defendiendo esa segunda opción de la mano del resto de la población y de su presidente, también ruso hablante".

        O bien hay una errata en este párrafo o el autor desconoce totalmente la evolución del conflicto ucraniano, que no ha empezado este año sino hace unos cuantos en parte precisamente por el ninguneo (en ocasiones con resultado de muerte) de la población rusohablante por parte de grupos ultranacionalistas dentro del resto de la población ucraniana (en muchos casos también rusohablante pero no como primera lengua). Eso es indiscutible, luego ya podemos entrar si es merecido, bueno o malo, o las causas. Pero negar eso es no saber nada de la evolución histórica de este conflicto.

        • En la entrada no he dicho nada acerca del pasado, sino acerca del presente y posible futuro. Los problemas habidos entre población pro-rusa o de lengua rusa y el resto son ciertamente un posible obstáculo para este futuro. Sin embargo, desde hace unos pocos años hay datos para el optimismo en este sentido: (i) el presidente en ruso hablante, (ii) en su campaña y luego en su gobierno ha promovido la convivencia de las dos lenguas, (iii) en las elecciones de 2019 obtuvo amplia mayoría en todos los olbast del país, incluyendo a todos los de lengua rusa, haciendo de esas elecciones las menos divididas por razón de lengua, (iv) los ruso hablantes parecen estar mayoritariamente en contra de la invasión rusa. Todos estos elementos influirán en la convivencia futura si Ucrania consigue librarse del yugo de Putin.

  • Hola, José Luis.

    Buscar una solución sin empatizar lo más mínimo con la otra parte lleva a cualquier negociación al fracaso, o a un “armisticio de veinte años”, como diría el mariscal Foch en referencia al tratado de Versalles. Yo creo que tanto Occidente como Rusia cometen cuatro errores ante un posible marco negociador.

    Primer error: establecer un criterio en base a la lógica de buenos y malos (superioridad moral).

    Segundo error: negar la posibilidad de la razón “parcial” de tu oponente (principio de razón no dividida).

    Tercer error (Ad hominem): no tomar en consideración los argumentos del adversario para desarmar sus justificaciones o no, mediante el uso de la razón (estigmatizar al oponente).

    Cuarto error: criterio de la vía única o la imposición de mis criterios como condición de posibilidad para cualquier acuerdo de paz.

    Si observamos estos errores de forma objetiva, aparcando el orgullo y encontrando la humildad necesaria, tal vez logremos limar hostilidades en una posible mesa de negociaciones.

    Un cordial saludo.

    • No sé a qué negociaciones te refieres con esos errores. Yo hablo de una negociación concreta sobre el status de Ucrania en una situación de invasión y resistencia.
      Está bien pedir que todos seamos buenos y nos tengamos respeto, pero ahora hay una situación de fuerza por una parte que no parece estar dispuesta a hacer nada de lo que pides.

  • Entrando en la teoría de juegos y dejando la ética a un lado (el resto de nuestros proveedores habituales de combustibles fósiles lo agradecerán), lo primero que habría que valorar es el interés que tiene España en el estatus de Ucraina.
    Porque está claro que, en el mundo de la geopolítica, conseguir que otros defiendan tus intereses de gratis es siempre una buena opción. Pero me temo que aquí somos nosotros (y, sobre todo, los ucranianos) los que asumimos pérdidas por intereses ajenos.

    • Esa cuestión es ajena a los aspectos tratados en la entrada y a los argumentos para entenderlos.

      Si te interesa mi opinión en ese aspecto, yo diría que todo lo que suponga la libertad de cualquier país en el mundo nos importa, y más si el país es europeo, y más todavía si la causa de la pérdida de su libertad es la agresión de otro país que se convierte en amenaza para la libertad de otros países europeos. Nos importa también que la Unión Europea tenga fuerza en las relaciones internacionales y que la OTAN tenga una fuerza disuasiva. Pertenecemos a ambas organizaciones y nos afecta todo lo que tenga que ver con ellas. Por supuesto, nos afectarían más otras cosas que nos pudiera pasar directamente a nosotros, pero ahora nos afecta esto.

      • Estoy de acuerdo con usted en que todo lo que suponga la libertad de cualquier país nos importa (o debería importarnos), pero me parece un punto de partida pésimo para un análisis racional de las relaciones entre estados, de igual modo que analizar el sistema económico bajo la premisa que nuestro interés es el bienestar de nuestros congéneres puede dar lugar a conclusiones opuestas a la realidad.
        Las actuaciones de los estados suelen estar regidas por su propio interés económico y geopolítico, siendo la defensa de principios éticos una herramienta de propaganda interna (solo es necesario valorar nuestra actitud y la de nuestros aliados en Egipto, Yemen o Siria, por poner tres ejemplos).
        En cuanto a la Unión Europea y la OTAN, cualquier incremento de la fuerza de la Unión Europea en el escenario internacional, lo que implicaría un posicionamiento propio en la escena geopolítica, conllevará un debilitamiento de la OTAN, que de facto es una herramienta del poder hegemónico estadounidense. Esto explica la oposición de EEUU a la creación de un ejército europeo o a la profundización de la integración en Europa.

        • Dices:

          "Estoy de acuerdo con usted en que todo lo que suponga la libertad de cualquier país nos importa (o debería importarnos), pero me parece un punto de partida pésimo para un análisis racional de las relaciones entre estados"

          Me parece bien que te parezca un punto de partida pésimo, pero si he de entender que te refieres a mi entrada, conviene aclarar que no es un punto de partida. Lo he explicado en la contestación al comentario de PEDRO F.

  • Interesante entrada aunque, inevitablemente especulativa. ¿Quién puede determinar si una línea roja es creíble o no. Ni siquiera la amenaza nuclear puede desecharse con claridad. Hay que tener en cuenta que hoy hay muchos tipos de armas atómicas, algunas con poca potencia (mucho menor que las de Hiroshima o Nagasaki). Un arma de este tipo provocaría "poca" destrucción (aunque probablemente un gran efecto psicológico). Por otra parte, Putin ya ha bombardeado una central atómica enorme y se dio mucha prisa en ocupar Chernóbil que, al contrario de Zaporiyia, no produce electricidad, sólo radiación. Estos son hechos sin precedentes y muy inquietantes respecto a los frenos que pueda tener el mandatario ruso ante el empleo de armas atómicas. Respecto a los que abogan por la diplomacia, habría que decir que nunca se han cerrado esas vías, ni antes ni durante el conflicto (Macron suele hablar con frecuencia con Putin). Sin embargo ante la invasión, la defensa armada del invadido lo menos que puede hacerse es proporcionarle ayuda con armas y de otro tipo. Es imposible centrarse solo en la diplomacia.

  • Me alegro de que te interesara la entrada. En cuanto a la parte especulativa, es cierto. Como digo al comienzo, yo no soy experto militar. Tampoco soy kreminólogo. Como también he dicho, he dejado fuera el uso de armas nucleares. Con todo, lo que he dicho de las líneas rojas pueden servir para entender mejor análisis que se hagan, según cómo se justifiquen, o decisiones que se tomen. Los expertos rellenarán con su estimación de probabilidades y coste-beneficio. Yo he intentado ofrecer un marco en el que entenderlo.

  • Hola Jolse Luis,
    Gracias por tu artículo. Me parece todo muy acertado, también tus repuestas a los comentarios
    Aunque para ser rotundo has tenido que apartar de las premisas el pasado, y también los sentimientos de los actores.
    Pero en la vida real no se pueden obviar.
    En la que no te daré la razón es en los motivos para intervenir: "todo lo que suponga la libertad de cualquier país en el mundo nos importa".
    Bajo esa premisa no dejaríamos de entrar en ningún conflicto.
    En alguno de los últimos conflictos, incluso nos hemos sumado a "la Rusia del momento" y les hemos ayudado a invadir.
    Y decir que hemos de actuar por estar en la OTAN o en Europa, sería cierto, pero triste. Lo normal sería decidir que hacer, y luego intentar que la OTAN y Europa nos escucharan, e intentar que fueran por donde nos interesa.
    Hemos llegado a donde la OTAN quería llegar, ahora lo que apetece es ayudar a solucionarlo y después dejarle claro a los EEUU y a la OTAN que así no nos valen como aliados de Europa.

  • Gracias a ti por leer y comentar.

    Dices:

    "En la que no te daré la razón es en los motivos para intervenir: "todo lo que suponga la libertad de cualquier país en el mundo nos importa".
    Bajo esa premisa no dejaríamos de entrar en ningún conflicto."

    De esa premisa no se concluye esa conclusión. Nos importa que las gentes y los países sean libres. Cuánto nos importan los países más cercanos frente a los más lejanos y cómo de costoso sea cada intervención hará que en algunos conflictos entremos y en otros no. En algunos entramos solo para dar alguna ayuda humanitaria, en otros para participar en un boicot deportivo, en otros para poner algunas pequeñas sanciones, en otros participamos con una fuerza de paz, y así sucesivamente.

  • Lo que predice la teoria de juegos secuenciales con información asimétrica entre potencias nucleares con capacidades similares, es que cualquier conflicto directo termina sí o sí en tablas o en un apocalipsis nuclear. Por ello, los conflctos se derivan siempre hacia países terceros, no nucleares, que terminan siempre destruidos. Por ejemplo: Vietnam. Irak, Afganistán, Kosovo, Libia, Siria, etc, etc. y, ahora, Ucrania. Un país a la que europeos y americanos hemos embarcado en una guerra absurda para dejarla al final sola. Dejamos a un lado la guerra económica que hemos delarado a Rusia que me temo que los europeos vamos a perder por goleada.

    • Ya he dicho en la entrada que no iba a analizar la parte que toca a la estrategia nuclear. Todo lo que he escrito se refiere justamente a un conflicto localizado.

      Asumes que en la guerra económica la UE perderá por goleada. No sé en qué basas tu opinión. La economía de la UE es muchísimo mayor y con mayor acceso a más mercados que la de Rusia. La dependencia energética hace que haya un costo a corto plazo para la UE, pero nada insalvable. Para Rusia el coste será muchísimo mayor.

      • Si prescindimos del hecho de que la mayoría de los conflictos que se han producido en el mundo desde la segunda guerra mundial son la derivación a suelo ajeno del enfrentamiento entre las grandes potencias nucleares, para evitar el conflicto directo -lo estamos viendo ahora con la actitud de la OTAN en Ucrania-, no se entiende nada.

        Como el conflicto de Ucrania tiene que acabar sí o sí en tablas, porque nadie puede ganar y todos podemos perderlo todo, el acuerdo final deberá incluir el levantamiento de todas las sanciones económicas porque la doctrina militar rusa contempla expresamente el uso del arma nuclear en una guerra económica que afecte gravemente a su economía. Guerra económica y guerra militar son dos caras de la misma moneda. Es lógico que en caso de conflicto, Rusia se reserve la elección del tipo de guerra.

        Estamos empujando a Rusia a orientar su economía a los grandes mercados asiáticos, China y la India, que es lo que va a hacer EEUU en cuanto cambie su presidente. Los europeos corremos el riesgo de quedar aislados en una esquina del espacio económico formado por Rusia, Asia, el Pacífico y América, asumiendo la inmigración masiva de africanos.

        • Expresas unos pronósticos catastrofistas que no sé de dónde vienen. Es cierto que mientras haya armas nucleares hay un riesgo de uso, pero eso no quiere decir que nos inventemos más riesgos de los que hay. La doctrina militar rusa puede decir lo que quiera, lo que importa es qué tan creíble o posibles son esas amenazas. El uso nuclear ante sanciones económicas no lo es, en mi opinión. Me baso en que nunca se ha contemplado en el pasado y en que no hay una línea roja clara para desencadenar su uso, como pueda serlo el uso de las armas nucleares por la otra parte o la escalada bélica que ponga en peligro el estado ruso.

          En cuanto a los bloques futuros, el que Rusia corte lazos comerciales con Europa y los estreche con Asia no es motivo para que Europa pierda ningún mercado. ¿Por qué van India, Indonesia o Filipinas a cerrarse al comercio con Europa? ¿Egipto, Nigeria, Sudáfrica? ¿Los países americanos?

          • No es cierto que nunca se haya contemplado en el pasado el uso de armas nucleares como respuesta a una guerra económica. La prueba: la actual doctrina militar rusa. Rusia ha advertido a todo el mundo que la incorporación de Ucrania a la OTAN supone un riesgo inaceptable para sus intereses vitales. Biden se ha negado a cualquier acuerdo y el resultado es lo que tenemos, Rusia no está jugando a la guerra y es evidente que está escalando progresivamente el conflicto.

            En cuanto a los bloques, no es que los países asiáticos se cierren al comercio con la UE, el problema es que el comercio mundial se desdolarice o "deseuroice" (lo siento por el palabro) Si el estatus actual del dólar, el euro y la libra cambia a peor, nos vamos a enterar los europeos y los americanos de lo que vale un peine (es una forma de hablar) Tenemos unas economías muy eficientes produciendo bienes y servicios perfectamente prescindibles, dirigidos a satisfacer necesidades inventadas por los expertos en marketing. Son economías extremadamente frágiles por la importancia del sector financiero especulativo que funciona sobre las expectativas, que son tan volátiles que pueden dan lugar a crisis generalizadas como la de las subprimes. Si a ello, se une el impacto sobre el empleo del desarrollo tecnológico, que nadie aborda en serio, creo que tenemos un futuro complicado, pero eso es otra cantar.

            • Nos estamos repitiendo. Además, estamos fuera del tema de la entrada, que no era el de ir repartiendo opiniones de lo que piensa cada uno sin ser expertos diplomáticos ni conocedores de los pormenores del asunto, sino de la manera en que la Teoría de los Juegos puede ayudar a entender algunos aspectos del tema.

Los comentarios están cerrados.