De cómo gracias a Ignacio Palacios-Huerta me encontré en Wembley al lado de Vicente del Bosque y de las cosas maravillosas que allí sucedieron

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Ayer, en Wembley, yo, madridista de pro (al menos hasta que Mourinho abandonó aquello del señorío) gocé de una noche inolvidable viendo al Barca destrozar al United.  El entender qué hacía yo allí, en Wembley, con un ticket de precio “0.00 pounds” nos lleva a la investigación de mi compañero en la LSE Ignacio Palacios-Huerta.

Tom Sargent, cuándo un estudiante que trataba de decidir si volver a Chile o seguir con el doctorado, le preguntó por qué le gustaba ser académico, le explicó que uno podía dedicar su tiempo y talento a aquello a lo que  su curiosidad y su pasión le llevara, y que no había ningún otro trabajo donde eso fuera posible- recuerdo que Tom le habló en concreto de la Revolución Francesa: “a mí desde niño  me ha interesado la revolución francesa, y mira, ahora me acabo de pasar unos años pensando e investigando sobre ella."

Pues bien, Ignacio Palacios-Huerta tiene dos pasiones (aparte de su mujer y sus gemelos, claro) en la vida, el fútbol (jugó profesionalmente en el Baracaldo) y la economía (hizo el doctorado, en Chicago, un poco antes que yo, también con Becker, Rosen y Murphy). A base de trabajo y persistencia, ha conseguido  unificar a las dos, a partir de una observación sencilla: los deportes profesionales (el fútbol, pero también el tenis o el ajedrez) son una laboratorio excelente para observar las interacciones estratégicas humanas. Al contrario que en las guerra de precios entre supermercados o líneas aéreas, en la que existen miles complejidades y sólo una observación, larga pero única, en la decisión de cómo tirar un penalti hay miles de observaciones similares en las que dos agentes se enfrentan de una forma perfectamente controlada. No son experimentos de laboratorio, en los que todo es artificial, sino situaciones reales, pero con un ambiente perfectamente controlado.

La historia empieza con los penaltis. Ignacio observó que las predicciones de teoría de juegos sobre cómo jugaban dos jugadores en situaciones de “suma cero” (si yo gano, tu pierdes) habían sido testeadas (con resultados más bien negativos) en experimentos en laboratorio; pero estas eran situaciones artificiales, y las personas se enfrentaban a algo abstracto como un juego en una hoja de papel. ¿Qué pasaría si buscáramos una situación en la que de verdad había profesionales tomando decisiones en un juego de suma cero?

Para su artículo en la Review of Economic Studies “Professionals Play Mínimax,” (2003)  Natxo recogió en video 1400 penaltis de la  liga española, italiana e inglesa.  Su resultado es que las dos predicciones de la teoría funcionan bien estadísticamente: (1) los profesionales tiran aleatoriamente, de forma que es imposible predecir el futuro usando la secuencia pasada de penaltis (contrariamente a los estudios anteriores que siempre encontramos que cuando los humanos tratan de aleatorizar, cambian demasiado de elección, tendiendo a hacer secuencias izquiera-derecha-izquierda-derecha); y (2) que los delanteros zurdos tienden a tirar a su lado “natural”, la izquierda del portero, mientras los diestros a la derecha del portero, los porteros tienen a tirarse al lado natural del delantero, y las probabilidades con las que actúan son tales que las dos estrategias resultan en que para cada uno de ellos, las probabilides de éxito en los dos lados se ecualizan. Si, me va mejor mi lado natural, pero te sorprendo lo suficiente con mi lado malo como para que me valga la pena, pero no más de lo que debo sorprenderte.

El resultado de este trabajo es que Natxo se encontró con una basa de datos única en el mundo entero, que tenía la forma de tirar penaltis de todos los delanteros y la forma de pararlos de todos los porteros. Cierto, en la mayor parte de los casos los delanteros y porteros hacían lo correcto, pero había delanteros y porteros que eran predecibles.

Con esta base de datos, y sus sucesivas ampliaciones, Natxo ha hecho dos cosas muy interesantes. Primero, la ha usado para aconsejar cómo tirar la tanda de penalties a varios clubs de fútbol, incluido el Barca. Por ejemplo, en su informe para el Chelsea en la final de la Champions de hace dos años, el informe de Natxo mostraba que van der Saar se tira demasiado al lado natural del lanzador, que paraba más penalties a media altura que los altos o bajos, y que algunos jugadores eran predecibles. Por ejemplo, si Cristiano Ronaldo se para, el 85% de las veces tiraba a la derecha. El ejercicio funcionó bastante bien: Cristiano hizo paradinha y tiró a la derecha, lo que detuvo Czech. Desgraciadamente, Anelka desoyó su chuleta, y el United se llevó la Champions.

La segunda aplicación nos lleva directamente a mi asiento en Wembley. En un reciente artículo en el AER de diciembre del 2010, Ignacio muestra que el que tira primero en la tanda de penalties tiene un 60% de probabilidad de ganar. Obviamente, esto demuestra que la suerte importa directamente demasiado (el ganar el cara o cruz antes de la tanda y no ser tan tonto como para elegir ir segundo, como Buffon en 2008) . La propuesta de Ignacio es, como mínimo, hacer las tandas de penalti como el tie break de tenis, es decir equipo A tira 1, luego B 2, luego AA, luego BB etc (esta no es la propuesta ideal, pero se acerca). A la UEFA, a Platini, le interesa el trabajo, Ignacio está en conversaciones con ellos, y le dieron, por su trabajo, una invitación para Wembley.

Desgraciadamente, Ignacio se puso enfermo, me llamó, y así me planté yo, sin comerlo ni beberlo, en la Final de la Champions, sentado al lado de Vicente del Bosque y Fernando Hierro, con un ticket de precio “0.00 pounds,” disfrutando de muchas cosas maravillosas: una nocha dulce, casi cálida, un juego precioso y limpio (a diferencia de mi querido Madrid, el United intentó jugar al fútbol), una afición entusiasta y muy educada (gracias Jordi de Juan) y un plantel de jugadores sobre el campo jugando un fútbol que, a este nivel, no había visto jugar nunca y que quizás no volveré a ver jugar.

Antes pensaba que el fútbol era un juego, y no importaba. Ahora que tengo hijos me doy cuenta de que si importa, y mucho. Es en los juegos donde nos encontramos, donde nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones diarias, donde comunicamos. Como decía un entrenador del Liverpool: “algunos dicen que el football es cosa de vida y muerte, y yo digo que no. Es mucho, mucho más.” Feliz semana a todos.

Hay 7 comentarios
  • Gracias Luis por el artículo.

    Es curioso, ayer me puse a escribir al final del partido, casi de forma compulsiva, en mi blog, yo que no sé nada de fútbol, y también hablaba de niños y de jugar y también lo relacionaba con la economía, aunque en este caso era con la economía de mi empresa.

    Me dais mucha envidia los académicos. Qué tonto era yo de joven, no darme cuenta 🙂 (Por eso mismo no debía de servir)

    Muchas gracias

  • Muy interesante esto del paper que comenta que los pros juegan un tipo de estrategia...

  • Qué casualidad que hace meses que no sé nada de Nacho, y hoy, en el mismo día y por diferentes medios, su nombre me salta a los ojos por tercera vez 🙂

  • Luis,
    Que envidia me das! Acabo de volver de Londres (a San Francisco), donde he pasado los ultimos dias atendiendo una conferencia en el Banco de Inglaterra sobre riesgo sistemico y Basilea III (el nuevo marco regulatorio propuesto en respuesta a la crisis financiera). Yo participe como critico de uno de los articulos presentados (junto con Rafael Repullo).
    El sabado tuve el dia para hacer turismo y tuve la oportunidad de respirar el ambientillo. Por la manyana visite el museo Britanico, que no habia visitado desde que hicieron las reformas tan estupendas que han conectado los edificios principales con un atrio enorme. Aparte de esto, han mejorado mucho las instalaciones y disfruta uno mas de como se presentan los tesoros que alli se exhiben. Me hizo gracia ver a muchas familias de cules que aprovecharon el viaje futbolero para aderezarlo con una visita cultural para los peques. No veas los ojos que se les hacen cuando miran a las momias! Y lo gracioso que es ver el museo lleno de "pulguitas."
    Luego, de camino a la National Portrait Gallery, vi como los cules habian tomado la plaza de Trafalgar: menudo jolgorio! Ademas de canticos, vi a varios grupos sentados en las mesas mentiendose unos bocatas de butifarra y unas cervezas que asi me explico yo el derroche de energia que tanto cantico conlleva. El centro de Londres era un mar blau-grana. Luego de camino al hotel vi que tambien habian tomado Picadilly Circus. Los policias londinenses tambien parecian disfrutar de la alegria tan contagiosa -- y sorprendentemente educada y pacifica.
    Si esto ocurria en el centro de Londres, imagino que presenciar el partido desde el estadio debio ser una de esas cosas que luego se cuenta a los nietos. Si algun dia nos conocemos en persona, espero que me lo cuentes a mi tambien con pelos y detalles...

  • Una cosa que me sorprende un poco del análisis de Luis es que traiciona sus presupuestos. Es decir, si el análisis económico y estadístico demuestra que no hay que ser predecible y que si una estrategia no funciona hay que variarla, no entiendo cómo se puede elogiar al Manchester por intentar jugar (y no conseguirlo) y perder (dos finales), y a Mourinho por después de perder 5-0 variar la estrategia y ganar (al menos la final de copa). ¿O es que hay que tirar siempre los penaltis por el lado natural del portero para que la estética del paradón no se resienta? Al final hay que dar la razón a Keynes (una vez más) y reconocer la tiranía de esos animal spirits que hacen tan difícil la ciencia... 🙂

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