En mi última entrada, que repasaba el perfil de los emigrantes internos en la España del siglo XIX y principios del XX, me quedé con las ganas de entrar en el debate, siembre tan de actualidad, sobre los efectos de la inmigración. Y qué mejor que hacerlo repasando la historia de uno de los países que más está dando que hablar en este momento. Como atestiguan las viñetas que acompañan este texto y que ilustran el sentimiento anti-inmigración que recorrió Estados Unidos en la década de 1920, las actitudes negativas hacia la inmigración es un tema que reaparece continuamente, especialmente cuando las cosas no van tan bien como nos gustaría. En ellas, los miedos que ahora simbolizan los emigrantes que tratan de cruzar la frontera mejicana, estaban entonces representados en los europeos que atravesaban el océano en búsqueda de nuevas oportunidades: alrededor de 30 millones de noruegos, alemanes, irlandeses, italianos, entre otras muchas nacionalidades (incluyendo algún que otro español), llegaron al país entre 1850 y 1920.
Tras décadas recibiendo millones de emigrantes, el ambiente político en los Estados Unidos propició un fuerte endurecimiento de la política migratoria, especialmente hacia determinados grupos (más detalles, por ejemplo, aquí). Así, en 1917, el Congreso estableció que los emigrantes debían pasar un examen de comprensión lectora y, en la década de 1920, se estableció una política de cuotas que permitía la llegada de emigrantes anglosajones pero bloqueaba aquellos procedentes del sur y este de Europa, además de los que llegaban de Asia. Los españoles éramos especialmente vistos con malos ojos ya que estábamos a la cola del ranking de “social inadequacy” que intentaba cuantificar los "males" (en términos de criminalidad o enfermedades, incluidas las mentales) que traían consigo los inmigrantes de determinadas nacionalidades (más aquí). Como el propio presidente Coolidge declaró, América debía ser para los americanos (¿a qué me suena?). Junto a otros factores, esta política era una respuesta a las demandas de los trabajadores locales (incluidos previos inmigrantes ya establecidos) que temían que la llegada de inmigrantes y la consiguiente competencia en el mercado laboral iba a deprimir sus salarios o, peor aún, dejarlos sin empleo.
Sin embargo, como José Luis Ferreira nos contó aquí hace poco, estos miedos son exagerados. La temida bajada de los salarios propiciada por la expansión de la oferta de trabajo no suele producirse o es poco importante. Esto se explicaría porque el efecto negativo directo se ve compensado por los múltiples efectos que la llegada de inmigrantes producen en las economías locales como el aumento de la demanda de determinados bienes y servicios, las complementariedades entre la mano de obra nativa y la foránea, o el propio incremento de la productividad de las empresas. Aunque la evidencia se va acumulando en su contra, George Borjas, quizás el economista más beligerante a la hora de resaltar los efectos negativos de la inmigración, sigue defendiendo que los procesos migratorios no sólo generan ganadores, sino también muchos perdedores (aquí).
Pero más que repetir lo que ya saben nuestros lectores, lo que quería hacer en esta entrada es dar cierta perspectiva a estos debates. En un trabajo recién sacado del horno y titulado Migrants and the making of America: The short- and long-run effects of immigration during the age of mass migration, Nunn, Qian and Sequeira estudian los efectos a largo plazo de la inmigración que vivió los Estados Unidos entre 1850 y 1920. Estos autores encuentran que los condados donde la inmigración tuvo mayor importancia disfrutan hoy, casi un siglo después, de mayor renta per cápita y niveles de urbanización, menor pobreza y desempleo y mejores resultados educativos. El trabajo también resalta que estos efectos positivos en el largo plazo se derivan en parte de la persistencia de considerables efectos positivos en el corto plazo. Así, sus resultados indican que la inmigración influyó de manera favorable en la productividad agrícola, el número y tamaño de los establecimientos industriales y el grado de innovación en esos mismos condados.
Lo que este y otros trabajos por tanto evidencian es que los inmigrantes supusieron un ingrediente crucial en las economías locales. No sólo ampliaron significativamente la oferta de mano de obra poco especializada, sino que suministraron habilidades clave en determinadas industrias, lo que en el corto y el largo plazo hizo más ricas a esas sociedades. En cualquier caso, los resultados de este artículo no deberían sorprendernos: los Estados Unidos siempre han hecho gala de ser un país de inmigrantes y, económicamente, no parece que les haya ido tan mal. Los planes, por tanto, para restringir (aún más) la inmigración a este y al otro lado del Atlántico no tiene pinta de que vayan a mejorar las posibilidades económicas de nuestros nietos y nietas.
Hay 23 comentarios
Interesante pero como todos los debates de historia me plantea el problema de que las cosas no tienen porqué ser exactamente igual que en el pasado. Es decir, puede que hace dos siglos USA se beneficiara de la emigración (aunque no está claro en opinión de investigadores como Borjas), pero ¿garantiza eso que ahora el resultado sería el mismo?
Gracias por tu comentario. La historia desde luego no tiene por qué repetirse. Pero aunque el tipo de ocupaciones en las que trabajan los inmigrantes ha cambiado (o la tipología del propio inmigrante como señala Jesús abajo), creo que la clavé es que siguen contribuyendo de muchas maneras y de forma significativa a las economías que los acogen.
Lei el paper de Nancy y sus coautores con interes y refleja un poco la impresion personal que mucha de la gente mas creativas en EE.UU. son hijos de emigrantes. Me queda la duda, sin embargo, sobre la estabilidad del resultado. Vivimos en un mundo muy diferente al del siglo XIX en terminos de asimilacion. En el siglo XIX la gente llegaba a Estados Unidos y la segunda generacion tenia muy pocos vinculos con los paises de origen por motivos de coste de transporte y comunicaciones. Hoy no es asi. Hoy se puede hacer vida de "español" en EE.UU.: ver la tele española y leer los periodicos españoles por internet, comprar comida española importada (con un sobrecoste, pero relativamente razonable), ir constantemente a España por 800 dolares, etc.
Quizas entre España y Estados Unidos (dos culturas mas cercanas de lo que parece) esto no tenga mucha importancia, pero si esto supone que no vamos a integrar plenamente a gente que viene de sitios muy diferentes, implicara esta falta de integracion efectos diferentes de la inmigracion en el largo plazo que en el pasado? (digo "diferentes" para enfatizar que pueden ser mejores o peores y que una integracion parcial puede, potencialmente ser mas positiva que una integracion total).
Aunque como bien señalas, la integración puede ser positiva o negativa, el argumento de la integración es el "tonto útil" en muchas de las argumentaciones contra la inmigración (sobre todo, claro está, de los "otros").
Por eso, remarcar, por si acaso, que tenemos internet porque los inmigrantes originales de norte america no fueron "asimilados" (precisamente) por las tribus nativas que habitaban el continente.
La verdad es que hay bastantes papers de Borjas que estan muy bien (full disclosure, he trabajado con el en algunos proyectos).
Me parece que a Borjas se le puede criticar que su foco suele ser el short-term impact of immigration, pero decir que no hay efectos redistributivos de la immigracion es como decir que no los hay de los trade shocks (si bien pocos economistas creen que trade no es overall good o immigration no es overall good). Es mejor ser conscientes que si puede haberlos, que negarlos. No creies?
Esto es evidentemente independientemente de la posicion politica que uno tenga. Esta claro que la mayoria de immigrantes ganan con la immigracion, que unos cuantos nativos pierden y que otros nativos (seguramente mas de los que pierden) ganan tambien.
Las posiciones politicas, dentro del marco de como funcionan los mercados laborales, deberian ser, a mi entender, sobre si hacer seleccion o no con la composicion de quien es admitido, sobre cuanta gente se admite, y sobre si se hacen politicas redistributivas que permitan admitir el mayor numero de immigrantes posible.
Eso suponiendo que el debate sobre inmigración sea fundamentalmente económico.
Pagar pensiones a los ancianos favorece a la mayoria de los ancianos, perjudica a algunos nativos y favorece a otros nativos. Sin embargo, personas razonables podrían considerar que no dejarles morir de hambre por la calle es un objetivo que supera el debate sobre beneficiados y perjudicados.
Hay un debate (normativo si se quiere) que es "mayor" al de las consecuencias económicas de la inmigración: creo que existe un derecho inalienable del individuo a habitar en la parte del planeta que estime más oportuno.
Es hora de superar la tendencia "carnívora" a marcar las esquinas para definir territorios "de la manada".
Sobre todo si mi único derecho sobre el territorio surge de haber llegado 100 años antes y exterminado a los habitantes originales como único hecho diferencial con los "visitantes" actuales. Muy débil posición moral es esa.
Jose Pablo,
E mi comentario, no he explicado mi vision politica, que de hecho puede ser muy cercana a la tuya. Mi punto es simplemente que cualquier idea politica debe entender que los mercados funcionan de determinadas maneras. Entender como funcionan me parece interesante. Intentar usar evidencia empirica selectiva para hacer afirmaciones para pensar sobre la immigracion, no me parece que conduzca a mucho, la verdad.
Lo mismo aplica a otras partes de la economia.
Y, aunque en este tema mi vision pueda ser cercana a la tuya, no creo que tu moral sea superior a la de otra persona que tenga una "moral" distinta. Es mas, casi todos los gobiernos del mundo parecen dar mas peso politico a sus ciudadanos que a los de fuera.
Joan, los debates normativos son infinitos y, seguro que este no es su sitio; pero, por supuesto que existen "visiones del ser humano" (o "morales" si quieres ponerlo en esos términos) superiores a otras.
Y creo que hay un consenso razonable en que la visión liberal/occidental/"Popperiana" donde el individuo es el centro y el gobierno está a su servicio, es superior a cualquier otra que coloque la Tribu (o la Nación) como elemento/valor (artificial) a defender.
Las políticas y los mercados solo tienen legitimidad si sirven a esa visión superior. Así, includo si el sistema exclavista de producción maximizase el output, seguiría sin tener sentido adoptarlo (JFV abrió un debate muy interesante sobre esto con motivo de la muerte de Fidel Castro). Del mismo modo las personas de "moral" exclavista (por poner un ejemplo) tienen, desde luego, una moral "inferior".
Y, de igual manera, incluso si la inmigración fuera negativa para el desarrollo económico no tendríamos derecho moral a detenerla, como no tiene el Estado el derecho a decir al individuo que solo puede tener un hijo, incluso si esa limitación es beneficiosa para la sociedad.
"exclavista" no es "de después de poner un clavo" ... es de pura ignorancia ortográfica. Disculpas
Gracias Joan por participar. Estoy contigo que los papers de Borjas son muy importantes y por eso lo he mencionado en la entrada. Mi argumento sin embargo es que, al igual que otras actividades que también producen ganancias netas pero que pueden generar perdedores, como el comercio o el progreso tecnológico, es preferible no restringir esas actividades sino diseñar mecanismos que compensen a los perdedores.
Sin duda, pero no hay que obviar los costes de transicion que pueden ser altos para algunas personas. A veces bajo el lema no debemos preocuparnos de la immigracion porque es buena nos olvidamos de ellos.
Ademas, dado que tanto en US como en España es muy posible que los que mas salen ganando de la immigracion sean high skilled y algunos high skilled son los que hacemos investigacion sobre el tema puede haber sesgos sistematicos involuntarios, como olvidarse de estos costea de transicion.
En cualquier caso, se hace difícil pensar que los efectos económicos de la inmigración son de tipo lineal, es decir proporcionales al número de inmigrantes que llegan. En algún momento los costes derivados de la simple acumulación de personas tienen que sobrepasar los beneficios económicos que supuestamente produce la presencia de inmigrantes.
Gracias Ernest. El paper no tiene en cuenta el tipo de efecto no linear que comentas. Parece ser que los flujos migratorios durante esa época variaban bastante año a año en respuesta al ciclo económico por lo que se podría decir que se regulaban a sí mismos. Por comparar y aunque no tengo los datos a mano, me imagino que el volumen de inmigración en España en los últimos años es mucho menor de lo que fue en la época de las vacas gordas.
¿Qué tasas de retorno a la madre patria se estiman para la inmigración contemporánea (del último medio siglo) a los EEUU? Para los italianos de hace cien años, un grupo que a menudo se ha comparado con los mexicanos de hoy, tengo entendido que fue del 50-80%.
Las estadísticas oficiales dan una tasa media de retorno para los europeos del 30 por ciento a principios del siglo XX. Un trabajo reciente estima que la realidad podría doblar esa cifra. Y desde luego los números serán distintos por nacionalidades.
¿Y para la inmigración más moderna? Recuerdo una estimación, creo que de Borjas, del 25% para los mexicanos. No obstante, se refería sólo a un breve periodo de principios de los años setenta del siglo pasado.
Las cifras varían mucho porque es difícil de medir. Quizás estos links te ayuden:
https://www.oecd.org/migration/mig/43999382.pdf
http://m.cream-migration.org/publ_uploads/CDP_02_07.pdf
Muchas gracias.
En el momento en que la inmigracion puede suponer un riesgo de cambio de paradigma, no meramente economico, similar a la de una invasion, entiendo que es legitimo"defenderse".
Estoy pensando en los indios americanos versus los europeos y en la sociedad occidental versus la inmigracion islamica con voluntad de imponer la sharia, incompatible con los valores occidentales.
Una de las cosas que quería resaltar en esta entrada es que tener una visión negativa de los inmigrantes no es nada nuevo: como se ve en el vínculo que incluyo, se defendía que los inmigrantes, muchos de ellos europeos, traían consigo todo tipo de conductas criminales y enfermedades. A pesar de la percepción que se tenía del "otro" o de ese "riesgo de cambio de paradigma", la evidencia indica que los lugares que recibieron más inmigrantes disfrutan de un mayor bienestar hoy, lo que no dice mucho de la exactitud de esas percepciones. Que haya una minoría que satisfaga esos criterios no significa que se puedan extender a la mayoría. Si eso fuera así, ¿qué opinión tendríamos de los españoles si nos basamos en los casos de corrupción que tenemos estos días en los periódicos?
Los indios americanos solian recibir fenomenal a los inmigrantes y mire como viven ahora unos y otros.
Me da la impresión, en mi opinión, de que la entrada omite por completo la única cuestión esencial.
¿Qué efectos tendrá la cultura de las nuevas poblaciones sobre las instituciones y la cultura del país de acogida. ?
Dicho de otro modo:
¿Será el EEUU hispano de 2050, más parecido, a Europa, o a México?
Porque de eso, depende absolutamente, todo.
Y en este asunto algunos economistas dan una respuesta, como la de esta entrada.
Y la historia,
desde el origen de los tiempos,
enseña otra.
Gracias ninyure por tu comentario. La asimilación de los inmigrantes y el efecto cultural que mencionas es desde luego un elemento importante y no hay duda de que pueden existir fricciones a corto plazo. La entrada no habla directamente de esa cuestión pero el artículo que comento estima el efecto total de la llegada de los inmigrantes, incluido el efecto que el choque de culturas puede tener en la sociedad local.
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