El caso Narbona-Pardo. Cómo juntar la baja calidad y la ilegalidad

En noviembre del año pasado salió en la prensa la noticia de que la exministra Cristina Narbona, presidenta del PSOE, había formado parte de un Tribunal de Tesis Doctoral en 2016 sin ser doctora. Las normas sobre estos tribunales son claras al respecto: solo pueden ser parte de ellos quienes estén en posesión del título de doctor. El Rector de la Universidad Carlos III, en la que ocurrieron los hechos, ordenó inmediatamente la apertura de actuaciones previas de carácter informativo sobre este tema. Hace unos días conocimos el contenido del informe resultante de estas actuaciones (aquí), en el que se destacan dos conclusiones. La primera es que, efectivamente, Narbona no tenía el título de doctor y, la segunda, que esto no tendrá repercusiones sobre la validez del título del doctorando, por cuanto, aun eliminando del tribunal a Narbona, sigue contando con una mayoría favorable.

Hasta esta mañana, en la página del PSOE seguía constando que Narbona es doctora. El lector puede comprobar aquí si se ha cambiado.

A propósito de estas noticias, y a la espera de lo que el Rector pueda dictaminar para exigir responsabilidades y, en su caso, realizar alguna acción disciplinaria, quiero aprovechar para denunciar la falta de incentivos que la universidad tiene para evitar que ocurran estos hechos y otros que hemos conocido recientemente, pero que solo son la punta del iceberg (tesis de mala calidad, másteres regalados, etc.). Si son conocidos es solo porque afectan a políticos y eso hace que sea noticia en la prensa.

En el caso concreto del tribunal de tesis en que participó Narbona los hechos son los siguientes:

  • -Mercedes Pardo, directora de la tesis, también era directora del programa de doctorado en el que se realizó la tesis. En calidad de esto último, era su responsabilidad proponer un tribunal para la evaluación de la tesis.
  • -En la documentación se incluye el currículum de Narbona, donde aparece como doctora, sin serlo.
  • -Hay una irregularidad más, y es que Cristina Narbona es coautora de un libro con el doctorando.
  • -Según las normas de la Escuela de Doctorado (artículo 29 aquí), lo anterior impide a una persona ser parte del tribunal.
  • -Mercedes Pardo no puede alegar desconocimiento de este hecho, puesto que la tesis (que, recordemos, ella dirige) cita 20 veces ese libro.

Queda por saber si Mercedes Pardo aceptó por bueno un currículum de Narbona al que hubiera accedido en alguna página de internet o si Narbona envió ex profeso un currículum falso a Pardo como parte de una documentación oficial. Esto importará para la atribución de responsabilidades.

De nuevo tenemos un caso de un político engañando en su currículum. Las leyes y los jueces (y los votantes) dirán de las consecuencias de este engaño. Lo que quiero señalar es la facilidad con la que un grupo de personas dentro de la universidad puedan realizar su trabajo sin unos estándares mínimos de calidad. No es por falta de recursos (eso importará cuando se quieran superar los mínimos), sino por falta de tener una organización que reparta méritos y responsabilidades de manera adecuadas (aquí hemos hablado de ello y aquí se presentó un caso ilustrativo). Hoy por hoy, las consecuencias de la falta de calidad se reducen a, por ejemplo, no tener sexenios de investigación (un pequeño complemento al sueldo). Solamente en casos extremos, algunos grupos ven que su proyecto se cancela. De hecho, así ocurrió con el programa de doctorado en el que se leyó la tesis que ocupa esta entrada, que la Universidad ni siquiera elevó para su acreditación ante la falta evidente de calidad ya antes de que se conociera el caso Pardo-Narbona. Así todo, no fue fácil eliminar ese programa, y eso que la Universidad Carlos III tiene ya cierto nombre por su compromiso con la calidad y donde abundan, tal vez más que en otras universidades, personas que activamente se preocupan de la calidad, no solo de los programas que les afectan de manera directa, sino de cualquier otro que se desarrolle en la universidad. En otros centros este tipo de acciones es casi imposible. Nadie tiene incentivos a preocuparse por la calidad del departamento vecino y los rectores tienen pocas ganas de hacerse enemigos cerrando programas o disciplinando departamentos.

Hay 16 comentarios
  • Leyendo la enconada defensa que la Carlos III hace de Narbona, más que un problema de falta de control de calidad, lo que todo esto sugiere es una alarmante falta de independencia y un claro sesgo político de los altos estamentos de esta universidad.

      • Al propio artículo que has enlazado en la entrada, donde se menciona que la Universidad sostiene que 'Narbona no ha incurrido en ninguna irregularidad' y usan el mismo argumento con el que se defiende ella. La propia Universidad invitó a Narbona a formar parte del Tribunal sabiendo que su título de doctorado no es tal.

        Una lástima que en la Universidad pública española abunden estos casos de amiguismo y trato de favor a políticos. En ese sentido aún queda mucho trabajo por hacer para sacarla de la mediocridad que todos los rankings internacionales muestran.

        • Los directores de tesis y el propio estudiante suelen proponer una lista de expertos en el tema a las escuelas de doctorado, que luego nombran al tribunal. El personal administrativo comprueban si el papeleo está en regla, el problema es que con los títulos internacionales es difícil, especialmente si el título italiano tenía el nombre de "dottoressa" Es normal que nadie sospechase de que se trataba de un título de licenciatura. No me parece un error tan llamativo.
          Pero a mi me parece que los tribunales de 5 miembros, tal y como se hacían antes, eran más seguros (permiten dar más seguridad al procedimiento, incluso si a posteriori se detecta un problema de este tipo la tesis seguiría siendo examinada por un amplio equipo), pero es más caro y la financiación pública no se prodiga mucho con las universidades.

          • Por eso el nivel al que deben exigirse responsabilidades es el nivel en el que se tiene la información. En este caso, el programa de doctorado que propone el tribunal. Tienen, o pueden conseguir fácilmente, toda la información relevante de los miembros, puesto que los conocen.

  • José Luis, me pregunto por qué los economistas sabemos tan poco sobre cada uno de los muchos servicios prestados por los distintos niveles de gobierno, en particular por qué no hay un seguimiento y control de la prestación de estos servicios que permitan tomar decisiones sobre su reforma o terminación. Y como es costumbre proponer que el gobierno atienda nuevas demandas populares, también me pregunto por qué cada propuesta no es analizada seriamente. Sí, me pregunto por qué para muchos colegas "el gobierno" es el abrelatas que todo lo puede --si gastamos más en X, tendremos más X y seremos felices.

    Llevo décadas viendo el poco interés en responder a esas preguntas. Las pocas veces que vi algún interés, tengo claro que duró muy poco. Las denuncias de casos --se trate de una doctora, de una universidad, de todo el sistema de educación e investigación-- sirven para recordarnos las preguntas y el poco interés en responderlas, pero no acallan los gritos de muchos de nuestros colegas por más gasto público.

    Nota: Muchos colegas hoy piden que las políticas públicas estén informadas por la investigación académica pero ignoran que estos pedidos ya eran comunes décadas atrás. Los viejos y los nuevos pedidos, sin embargo, solo han servido y sirven para que algunos políticos los usen para su beneficio personal.

  • "Nadie tiene incentivos a preocuparse por la calidad del departamento vecino ..." Discrepo, los hay, pero no son los correctos. Quiero decir, hay incentivos a que programas de baja calidad se mantengan. Tiene que ver con la baja calidad de una parte importante del profesorado universitario. La exigencia de unos estándares mínimos de calidad, obligaría a cerrar algunas universidades y muchos departamentos universitarios verían su personal reducido a la mitad o menos. ¿Puede hacerse esto de golpe?

    • No hace falta cerrar, hay más cosas que se pueden hacer. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, restringir más qué departamentos pueden ofrecer programas de doctorado. El Ministerio y muchas consejerías usan como índice de calidad el número de tesis. Sin ponderar por su calidad (p.e., publicaciones a que da lugar), esta política lleva al desatino.

  • Hablando de transparencia y buen hacer, no sería malo que se precisara en el artículo quién es "la prensa": El Confidencial, en este caso. Imaginemos un artículo en el que se habla del paper presentado por un catedrático y ni se menciona ni su especialidad ni su Universidad. ¿Sería creíble? En todo caso, post muy certero.

    • Gracias por los comentarios. respecto a la mención a "El Confidencial", creemos que una vez han sacado el caso, otros medios también se han hecho eco y por ello queríamos darle más relevancia aludiendo a la prensa en general.
      En todo caso, si mira entre las muchas entradas que dedicamos a artículos de invetsigación, nuestro estilo de cita muchas veces no incluye el nombre del autor, ni mucho menos su universidad sino que directamente ponemos el link ("en un artículoque pueden encontrar aquí"), por lo que espero que entienda que no ha habido ninguna intención de tapar al medio.
      Un saludo cordial.

  • Muy buen post profesor Ferreira.
    Además de analizar lo que ha pasado debemos preguntarnos el porqué ha pasado.
    Yo tuve la suerte de estudiar mi grado en la UC3M y la universidad, aun siendo extraordinaria, es un organismo completamente politizado: la UC3M es al PSOE lo que la URJC es al PP.

    Cuanto más libres sean las universidades de la influencia de los partidos políticos, menos casos de irregularidades de este tipo encontraremos. Esta es una asignatura todavía pendiente en España y muy necesaria.

  • Parece que ya han actualizado la web del PSOE, ahora simplemente figura "Economista. Cursó la carrera en la Universidad LUISS de Roma". La versión antigua se puede recuperar del Internet Archive, donde efectivamente pone "Doctora en Economía por la Universidad de Roma".

    Cabe remarcar aquí otra falsedad: Narbona estudió en la LUISS (Libera Università Internazionale degli Studi Sociali "Guido Carli") una pequeña universidad privada localizada geográficamente en Roma, y que no tiene nada que ver con La Sapienza, que es lo que daba a entender con "LA Universidad de Roma". Es como decir que uno ha estudiado en Oxford... omitiendo que simplemente fué allí al cole de pequeño.

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