¿La Revolución antes de la Revolución?

La Revolución Industrial supuso un hito histórico tan fundamental que ejerce una fascinación especial en la historia económica a la que no soy ajeno. En mi anterior entrada expliqué cómo recientes investigaciones están modificando de forma importante lo que sabíamos sobre el propio período en el que ocurrió y por tanto poniendo en cuestión los factores que facilitaron la misma (aquí). Hoy también voy a hablar de este tema pero voy a remontarme al período previo a la misma. Tanto esta como la entrada previa resaltan además el dinamismo de la historia económica que se está realizando en Inglaterra, algo que quizás no es nuevo ya que siempre ha sido un foco de referencia tanto por la riqueza de las fuentes que utilizan como por usar los métodos de investigación más innovadores (una vitalidad que ya he dejado patente en otras entradas anteriores: aquí, aquí o aquí).

Un ejemplo más de que el “big data” es una realidad en la historia económica (ver más ejemplos aquí) es el nuevo trabajo de Patrick Wallis, Justin Colson y David Chilosi que reconstruye la participación sectorial de la mano de obra en Inglaterra y Gales entre 1500 y 1800 (aquí) . Su investigación demuestra que el porcentaje de trabajadores agrícolas se redujo considerablemente desde finales del siglo XVI. Estos resultados implican que la productividad agrícola e industrial debió crecer significativamente mucho antes de la propia revolución industrial, permitiendo así que Inglaterra experimentara un cambio estructural inusualmente temprano que los autores sitúan en el siglo XVII: mientras en 1600, alrededor de un 68 por ciento de la fuerza laboral masculina trabajaba en la agricultura, esta cifra había bajado al 48 por ciento hacia 1700, unas estimaciones que van a la par con el crecimiento de la población urbana.

Tan interesante como los propios resultados es el modo en el que han llegado a esta conclusión. Las estimaciones que teníamos previamente sobre la estructura productiva inglesa durante este período se basaban en datos sacados de distintas fuentes alrededor de varias fechas concretas: 1520, 1570, 1650, 1688 y 1710. No es de extrañar que distintas fuentes dieran estimaciones diferentes. El trabajo de Wallis y coautores se basa en una nueva base de datos que recoge la información sobre ocupaciones masculinas contenida en testamentos y fuentes similares. Esta base de datos es mucho mayor (unas 459,000 observaciones; alrededor del 30-40 por ciento de todas las defunciones) y más representativa del conjunto de la población que las usadas anteriormente. Su trabajo se asegura además de reducir al máximo los posibles sesgos de la fuente, especialmente el hecho de que exista más información para ciertas regiones, que la población con menos bienes esté infra-representada, o que las tasas que se cobraban podían variar entre distintas instituciones (o en el tiempo) y por tanto afectar a los incentivos a la hora de hacer o no testamento.

Pero incluso más extraordinario es el trabajo que está haciendo el Cambridge Group for the History of Population and Social Structure, liderado ahora por Leigh-Shaw Taylor, que también está reconstruyendo la estructura ocupacional de la economía inglesa desde 1381 en adelante (por ejemplo aquí, aquí o aquí). Para el período previo a los censos modernos (que empieza en 1841) usan información parroquial y, en concreto, la ocupación de los padres en los registros bautismales y las ocupaciones contenidas, como arriba, en testamentos y fuentes relacionadas. La universalidad de estas fuentes les permite no sólo estimar la tendencia general sino también lo ocurrido a niveles más desagregados (tienen información sobre unas 11-15 mil unidades espaciales dependiendo del período analizado). Además, como toda fuente, tienen ventajas y desventajas pero su uso combinado permite minimizar problemas de representatividad y cobertura geográfica.

Tanto los trabajos del grupo de Cambridge como los de Wallis y compañía concluyen que la mayor parte del cambio estructural, la transición de la agricultura a otros sectores, en Inglaterra ya se había completado hacia 1700. La re-evaluación del tempo y la velocidad del cambio de la economía inglesa en el período anterior a la revolución industrial queda claramente reflejada en el siguiente gráfico que muestra el porcentaje de los trabajadores en los distintos sectores (agricultura, industria y servicios).

Distribución sectorial de los trabajadores masculinos en Inglaterra y Gales, 1381-1911

Fuente: The Cambridge Group for the History of Population and Social Structure

Las implicaciones de estos resultados son enormes ya que ponen el foco en lo que estaba pasando en el período anterior a la revolución industrial. Ya no se trataría por tanto de explicar qué diferenciaba a Inglaterra del resto en el siglo XVIII, sino de estudiar procesos muy anteriores. Asimismo, estas estimaciones también resaltan el crecimiento de la productividad agrícola durante el siglo XVII ya que este sector fue capaz de alimentar un número creciente de personas que no vivía del campo. Estos trabajos se unen también al ingente esfuerzo de Stephen Broadberry y sus coautores que han reconstruido, con todos los problemas que conlleva, el PIB británico desde 1270 a 1870 (aquí; una reseña crítica aquí). Como se ve en el siguiente gráfico, este indicador también apunta a un importante crecimiento económico previo a la revolución industrial (especialmente desde inicios del siglo XVII) producto de los avances agrícolas y de una avanzada división del trabajo. La idea de que, si queremos entender las causas del crecimiento económico moderno, tenemos que cambiar el enfoque y rastrear desarrollos cada vez más alejados en el tiempo es algo que ya llevan tiempo expresando otros historiadores, lo que Jan Luiten van Zanden denomina como la “revuelta de los modernistas tempranos” o “de los medievalistas” dependiendo de la época a la que consideren que nos debemos retrotraer (aquí o aquí).

British GDP per cápita (in 1990 Geary-Khamis dollars), 1270-1870

Fuente: Broadberry et al. (2015)

Valga pues esta entrada para resaltar (una vez más) la vitalidad de la historia económica (en este caso la inglesa) y cómo el uso innovador de la abundante información que todavía permanece a la espera de ser sacada de los archivos (o analizada de nuevo con otros métodos) está revolucionando nuestro entendimiento del pasado. Un mérito añadido de estos trabajos es que consiguen mantener el difícil equilibrio entre la aplicación de sofisticadas herramientas econométricas y el empleo de otras técnicas más descriptivas. Aunque las primeras muchas veces permiten mejorar la precisión de los análisis, especialmente en relación a la identificación causal de los mecanismos en juego, la búsqueda de la identificación perfecta nos lleva a veces a olvidarnos de temas que son quizás más importantes pero más difíciles de abordar (en términos empíricos) y por tanto dejados de lado, una práctica que empobrece a la profesión. No es el caso desde luego de los trabajos de los que he hablado hoy.

Hay 10 comentarios
  • Buen resumen del esfuerzo investigador de los nuevos historiadores ingleses, en la línea de la mejor tradición de la historia económica acerca de los orígenes de la Revolución Industrial. Convendría que los historiadores económicos españoles se apuntaran al carro, fijando más su atención sobre el discurrir de la economía hispana en los siglos modernos. Un saludo

  • Muy interesante, gracias.

    Como sospechosos a este crecimiento "pre-industrial" yo propondría:
    - El descubrimiento de América. Nuevos cultivos, nuevos comercios, ...
    - El comercio de las especies. Mejor conservación de alimentos(¿?)
    - El nacimiento de la bolsa.

    Habría que ver que sucedió en otros países.

    • Como explicaba en la entrada anterior, para Robert Allen fue el éxito del comercio colonial inglés el que permitió que Londres se convirtiera en un centro económico muy dinámico, lo que hizo subir los salarios y desencadeno otros procesos, incluido el crecimiento de la productividad agrícola (que permitió que cada vez más gente viviera de la industria y los servicios) debido a la mayor demanda. Creo sin embargo que también hay espacio para otras explicaciones más institucionales en el sentido que no se impidió el cambio (o no tanto como en otros países).
      La experiencia inglesa sólo es comparable a lo que estaba pasando en los Países Bajos.

      • Completamente de acuerdo: en otros países europeos tenían también abundantes mercados coloniales que no originaron el mismo proceso.
        Creo que la explicación es más institucional. El despegue se produce a mediados del SXVII, coincidiendo con un rey que se quedó sin cabeza.
        (Offtopic: creo que en la Historia hay una correlación positiva entre progreso y cabezas cortadas de reyes).

        • Tres sospechosos más del crecimiento 'pre-industrial' en Inglaterra, y no solo en este país.
          1.- La creación del Banco de Inglaterra, el referente de la época y segundo en Europa después del Banco de Suecia. Es decir, adiós a las quiebras bancarias (y de las empresas industriales, agrícolas y de servicios afectadas) de periodicidad ‘semanal’.2.- La explosión en la constitución (un dato fácil de demostrar) de sociedades mercantiles (anónimas, etc...).Es decir, es el paso de propiedad individual en el capital productivo del Feudalismo (propiedad. individual-familiar, capital escaso, solo hereditario, y poco eficiente) al capitalismo (X número de socios propietarios burgueses y sin limite, igual a mayores recursos propios y financiación en las empresas).
          Esos dos sospechosos tienen detrás, en mi opinión, el' sospechoso habitual’ el cual no es ningún offtopic en materia de progreso y crecimiento económico: 3.-La Revolucion Inglesa, desde 1642 hasta la Revolución Gloriosa pasando por la cabeza cortada del rey que menciona Durruti77, es decir, esa disrupción de tipo politico que propicia la explicación institucional: instituciones que no impiden el cambio o, seguramente incluso, que lo fomenten. El Banco de Inglaterra sale de ese cambio institucional y el boom en la constitución de sociedades mercantiles por la burguesía inglesa ídem. Saludos

  • Interesantísima entrada, junto con la anterior sobre las diferentes teorías de la RI. Estas píldoras de historia económica merecen mucho la pena.

    Tengo una pregunta relacionada con las dos entradas, especialmente con la primera. Allen suele dar bastante peso a los aranceles externos para explicar el desarrollo de numerosas economías durante el siglo XIX, por ejemplo en A very short Introduction to Global Economic History, repite constantemente que la fórmula del desarrollo para varios países fue 1) educación; 2) sistema financiero; 3) mercado interno unificado e infrastructuras; 4) aranceles. Sin embargo, otros autores (por ejemplo, Douglas Irwin en Clashing Over Commerce) son mucho más escépticos con respecto a la importancia de los aranceles, y de hecho incluso argumentan que debido a que la transferencia tecnológica fue la clave del desarrollo, los aranceles pueden ser negativos (reducen la capacidad de transferencia entre naciones). Un ejemplo claro en este debate creo que son los aranceles de USA de 1816. Allen da mucha importancia a la tecnología, pero hablando de la industria americana del algodón dice: "its success required the tariff". Irwin dice: "the tariff made no significant contribution to the secular growth of American demand for New England mill products over the period from 1815 to 1833" y "[it] would hardly have been much retarded in the absence of protective duties”.

    Cuál es tu posición al respecto?

    Muchas gracias!

    • Muchas gracias por el interés! Muy buena pregunta a la que me temo no tengo respuesta clara. Como tú mismo indicas la evidencia es ambigua. Aunque sobre un contexto distinto, quizás te resulte útil esta entrada de pseudoerasmus comentando un trabajo reciente que estudia cómo los bloqueos napoleónicos pudieron proteger a la industria y tener un efecto positivo en el largo plazo:
      https://www.google.no/amp/s/pseudoerasmus.com/2016/12/26/napoleon/amp/

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