Impacto de la incertidumbre económica sobre el suicidio

Por Oscar Claveria (AQR-IREA, Universidad de Barcelona)

A pesar de una progresiva disminución en los últimos años, el suicidio sigue siendo una de las principales causas de mortalidad. Concretamente, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. A nivel mundial, mientras que más de 700.000 personas mueren por suicidio cada año, por cada suicidio hay más de 20 intentos. Por ello, es fundamental avanzar en la investigación encaminada a su prevención.

En este blog se ha tratado este tema previamente (véase el post de Judit Vall o el post de Hannes Mueller). Se ha demostrado que la enfermedad mental y la dependencia del alcohol y las drogas son factores de riesgo clave. Los factores socioeconómicos también tienen un impacto sobre la mortalidad por suicidio.

En las últimas décadas se ha observado en ciertas regiones una asociación directa entre la incertidumbre económica y la tasa de suicidio. El papel de la incertidumbre en el crecimiento económico y la alta frecuencia con la que se puede calcular, la convierten en una variable clave para analizar el efecto de los factores socioeconómicos en el suicidio. Una de las razones por las que este vínculo no ha sido analizado con mayor profundidad puede estar relacionada con la naturaleza no observable de la incertidumbre económica. Desde la Gran Recesión de 2008, ha habido un renovado interés en aproximar la incertidumbre económica. Se han propuesto diferentes estrategias para medirla, siendo una de las más comúnmente utilizadas el índice global de incertidumbre de política económica (GEPU) basado en la minería de textos de prensa de un conjunto de 21 países que representan el 80% del producto mundial.

Datos

Partiendo de este indicador de incertidumbre, en este estudio recientemente publicado se evalúa el impacto de la incertidumbre económica sobre la tasa de suicidio, entendida como el número de muertes por suicidio anuales por cada 100.000 habitantes. Con ese objetivo, se utilizan las tasas de suicidio de los últimos 20 años (2000-2019) de 183 países—disponibles en la web de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Adicionalmente, se incorpora información relativa al desempleo y al crecimiento económico de cada país. A estas dos últimas variables de control, se añaden variables dicotómicas para cada país y cada período con el objetivo de considerar tanto los efectos fijos de país y como los relativos al tiempo.

La contribución del estudio es triple. Por un lado, la mayoría de la investigación existente se centra únicamente en países desarrollados. Por otro, a diferencia de estudios previos de corte transversal, en el presente trabajo se toma en consideración la dimensión temporal. Adicionalmente, el análisis se realiza tanto para las diferentes regiones definidas por el Banco Mundial, como para diferentes grupos de países en función de su nivel de ingresos. Finalmente, también se analiza si los shocks de incertidumbre tienen un impacto inmediato sobre el riesgo de suicidio, o por el contrario su efecto se transmite con un cierto retardo.

En el siguiente gráfico se presenta la distribución del crecimiento del suicidio por continentes durante los últimos 20 años. Se puede observar cómo a pesar de que en conjunto ha habido una disminución de la tasa de suicidios, en algunos países los incrementos durante las dos primeras décadas del siglo XXI son muy elevadas. Tal y como menciona la OMS, la prevalencia y las características del comportamiento suicida varían enormemente entre diferentes comunidades y a lo largo del tiempo.

Gráfico 1. Distribución del crecimiento de la tasa de suicidio por continentes

En los dos gráficos siguientes se muestra la evolución de la tasa de suicidio por género en España durante el período 1960-2020, junto con su crecimiento. Por un lado, se puede apreciar que las muertes por suicidio son muy superiores entre hombres. Por otro lado, en el caso del crecimiento anual se observa cómo la tasa femenina muestra mayor variabilidad, alcanzando valores muy elevados en algunos años concretos, como es el caso de 2020.

Gráfico 2. Evolución de la tasa de suicidio en España por género (1960-2020)

 

Gráfico 3. Evolución del crecimiento de la tasa de suicidio en España por género

 

Resultados

Con el objetivo de analizar las diferencias entre distintas áreas geográficas e incorporar una dimensión temporal, se utiliza un modelo de datos de panel de efectos fijos. En conjunto, se encuentra que la incertidumbre económica—retardada un período—afecta significativamente a la tasa de suicidios, traduciéndose en un aumento de esta de 0,034. Adicionalmente, el crecimiento económico tiene un impacto similar sobre la tasa de suicidios a nivel global. Este resultado sugiere que períodos de rápido crecimiento económico pueden venir acompañados de desigualdades e inestabilidades sociales que provoquen, a su vez, un mayor riesgo de suicidio.

Al replicar el análisis para las diferentes áreas geográficas del mundo, se observan diferencias notables entre continentes. Mientras que para África y Oriente Medio se obtienen resultados muy similares a los obtenidos a nivel global—siendo esta la región en la que el impacto de la incertidumbre económica es mayor—, en Europa y en Asia Central—que es la región que muestra la tasa media de suicidios más elevada durante el período analizado—el signo de los coeficientes es opuesto al obtenido a nivel mundial. Esta divergencia podría venir explicada por un mayor acceso a ayudas gubernamentales, así como por la existencia de programas de prevención y atención médica pública de calidad, que mitigarían la tensión económica provocada por los incrementos sostenidos de la incertidumbre económica.

Finalmente, en cuanto a la tasa de paro y al crecimiento económico, en todas las regiones para las que se obtienen coeficientes significativos, éstos toman un signo positivo. El mayor impacto de los aumentos en el desempleo se da en Asia Oriental y Pacífico, seguida de América Latina y Caribe; mientras que es en África Subsahariana donde el coeficiente asociado al crecimiento económico toma el valor más alto.

Conclusiones

En conjunto, los resultados obtenidos sugieren que el grueso del impacto de aumentos no esperados en la incertidumbre económica no se refleja necesariamente de forma inmediata en la tasa de suicidio, sino de forma progresiva. Poniendo de relieve la compleja relación entre ambas variables.

En este sentido, tal y como apunta Hannes Mueller en su post, la persistencia de la incertidumbre económica, asociada a tasas de desempleo de larga duración y de altos niveles de endeudamiento, acabaría ejerciendo una presión adicional sobre la salud mental e incidiendo sobre la mortalidad por suicidio.

Estos resultados ponen de relieve la utilidad de los indicadores de incertidumbre para la detección temprana de períodos de mayor riesgo de suicidio, así como para el diseño de estrategias de prevención. Dado que los factores de riesgo son muy diversos y que el suicidio se puede prevenir (OMS), es imperativo diseñar planes específicos para cada país con el objetivo de mejorar la efectividad de las estrategias de prevención.

En este sentido, el Ministerio de Sanidad recientemente puso en marcha la Línea 024 de atención a la conducta suicida. Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados, básicamente a través de la contención emocional por medio de la escucha activa por los profesionales del 024.

 

 

Nota del autor: Este estudio ha recibido el soporte del proyecto “Ciudades y Globalización Sostenible: Causas y Consecuencias de la Urbanización (GLOBAL-CITIES)” (PID2020-118800GB-I00) de la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación.