Habilidades emprendedoras: ¿una buena inversión?

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de Aleksander KucelMontserrat Vilalta-Bufí

España lidera el ranking de desempleo juvenil europeo de los últimos años. La transición de la escuela al trabajo es particularmente problemática. Incluso la educación terciaria no garantiza el éxito en el mercado laboral español. La existencia de sobre-educación, por ejemplo, es otra muestra de los problemas que los jóvenes encuentran en el mercado laboral español. Gobiernos de izquierda y derecha han intentado mejorar la situación de los jóvenes españoles sin mucho éxito. La iniciativa más reciente denominada "Estrategia de emprendimiento y empleo joven 2013/2016" pretende combatir el alto paro juvenil mediante el fomento del espíritu emprendedor entre los jóvenes, entre otras acciones. Se propone destinar 678 millones de euros del plan de choque a "convencer a los jóvenes" a crear sus propios puestos de trabajo en lugar de buscarlos en el mercado de trabajo. A esto cabe añadir la cantidad destinada a medidas a medio plazo con el mismo objetivo. La idea, aunque atractiva, puede resultar ilusoria si se tienen en cuenta algunos resultados de la literatura sobre la educación emprendedora y el mercado laboral. Se ha demostrado que los jóvenes que se ven expuestos a cursos sobre como emprender a través de talleres, simulaciones de puesta en marcha, visitas a las instalaciones de incubación de empresas y, sobre todo, la creación de microempresas en las escuelas, se vuelven más atentos a nuevas oportunidades y, en promedio, están más dispuestos a iniciar su propio negocio. La prensa española ha recogido experiencias de este tipo (véase El País (2013), La Vanguardia (2015), por nombrar algunos). Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de estos jóvenes emprende en realidad y un gran número de ellos fracasan. Teniendo esto en cuenta, surge una pregunta natural: ¿está desperdiciando el Gobierno los recursos con la promoción del emprendimiento? Nuestro reciente estudio[1] investiga los efectos de las "habilidades emprendedoras" sobre los salarios en trabajos por cuenta ajena. Si hay una recompensa positiva de estas habilidades en trabajos por cuenta ajena, los beneficios de una política que las promueva serán mayores.

Para encontrar nuestros resultados estimamos los determinantes del salario en un empleo por cuenta ajena, controlando por la selección de los individuos en este tipo de empleo. Tenemos pues dos ecuaciones: una que explica el salario y otra que explica si el individuo trabaja por cuenta ajena o por cuenta propia.[2] Las variables explicativas más relevantes para contestar a nuestra pregunta son las competencias de los individuos. Éstas incluyen entre otras el conocimiento del campo de especialización, el conocimiento de otros campos, la capacidad de análisis, capacidad de negociación, de estar alerta a nuevas oportunidades, de trabajar con otros, de presentar ideas, etc. Utilizamos los datos REFLEX (Research into Employment and professional FLEXibility), que incluyen la auto-valoración de 19 competencias en una escala del 1 al 7.

Consistente con la literatura sobre el emprendimiento iniciada por Israel Kirzner en 1973 y la teoría de Lazear publicada en 2005, detectamos que el estar alerta a nuevas oportunidades y tener una base amplia de conocimiento son los aspectos más destacados que fomentan el emprendimiento en una muestra de universitarios españoles. De hecho, ambas habilidades aumentan las probabilidades de emprender. En cambio, la habilidad de trabajar con otros es la única competencia que aumenta la probabilidad de trabajar por cuenta ajena. De las dos competencias emprendedoras encontradas solo una, el tener una base amplia de conocimiento, proporciona una prima salarial cuando se emplea en un trabajo por cuenta ajena (ver tabla 1).

Tabla 1. Competencias emprendedoras.

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Controles: female, age, education, field of education, grade secondary education, experience.

En un segundo ejercicio, incluimos el nivel requerido de competencias en el trabajo. Al igual que con el nivel de competencias del individuo, los encuestados valoran del 1 al 7 el nivel requerido de competencias en el trabajo. Los resultados muestran que los empleos que requieren mayor grado de competencias son mejor pagados. Esto también es cierto para el estar alerta a oportunidades y el tener una base amplia de conocimientos. En cualquier caso, el nivel de competencia del individuo pasa a ser insignificante cuando controlamos por el nivel de competencia requerido en el trabajo (ver tabla 2). No obstante, si el tener estas habilidades permite mayor acceso a un trabajo que las requiere, entonces los individuos emprendedores pueden también acceder a trabajos mejor pagados.

Tabla 2. Habilidades emprendedoras y nivel requerido en el trabajo.

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Controles: female, age, education, field of education, grade secondary education, experience.

Estos hallazgos tienen potencialmente un fuerte impacto en la mencionada política del Gobierno español. Si se puede enseñar a los jóvenes el estar alerta a nuevas oportunidades a través de la educación emprendedora, incluso si al final deciden no emprender, estamos mejorando sus posibilidades en el mercado de trabajo. Igualmente, si proveemos a nuestros jóvenes con un amplio abanico de habilidades (o una base de conocimiento amplia), al igual que mostró Edward Lazear en 2005, serán más propensos a emprender, y, según nuestros resultados, recibirán un mayor salario en caso de trabajar por cuenta ajena.

Por esto, el rendimiento de la educación emprendedora viene condicionado por la calidad de los puestos de trabajo en la economía. Si pensamos que la calidad de los puestos de trabajo está relacionada con el nivel de innovación de la empresa, los buenos resultados de las políticas de promoción del emprendimiento dependen de si existen suficientes incentivos para innovar en la economía. El papel del Gobierno en las políticas de innovación no se puede menospreciar. La promoción del emprendimiento resultará productiva en mayor medida si viene acompañada de una política que promueva la innovación en la economía española. ¿De qué sirve tener trabajadores con habilidades emprendedoras si las empresas no están preparadas para usar estas habilidades?

[1] En proceso de edición en el “International Journal of Manpower”.

[2] La variable de exclusión utilizada es el nivel educativo del padre. Los individuos con padres universitarios son más propensos a emprender en España.

Hay 2 comentarios
  • Contratar en España es muy caro. Casi tanto como emprender. La suma de ambos costes es letal para los emprendedores. Más allá de propaganda oficial o de actitudes voluntaristas en favor del emprendimiento, antes de animar a ello habría que dejar claro a quienes lo intenten que para sobrevivir se necesita conseguir desde el principio una elevada rentabilidad bruta. Mayor cuanto menos capital se tenga disponible. De lo contrario, los costes administrativos y fiscales convierten la nueva empresa en una trampa muy peligrosa para sus impulsores. Son pérdidas impuestas a priori.

    Otro tanto podría decirse a la hora de buscar trabajo. Si la empresa no ve que un candidato puede ofrecerle un alto retorno de la inversión que supone la creación del puesto de trabajo, suficiente al menos para cubrir los costes perdidos en cotizaciones, impuestos, indemnizaciones, etc, es difícil que lo contrate.

    Supongo que eso es lo que habría que enseñar a los alumnos para afrontar el futuro laboral. La capacidad de aportar alta rentabilidad a la empresa que funden o para la que trabajen. Eso, o reformar la economía Española para que baje del puesto 50 en el índice de libertad económica, con el abaratamiento que implicaría en términos de costes para la actividad económica.

  • El emprendedurismo florece en sitios con inversores dispuestos a arriesgar. Un ejemplo es San Francisco. Donde los inversores buscan seguridad, los emprendedores pasarán mal.

    Hay emprendimientos que requieren fuerte capital, como todos los que requieren terrenos y maquinaria. Otros emprendimientos no, por ejemplo informática. Si no hay capital de inversión, sería buena idea promover emprendimientos que requieren poco capital.

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