De Miguel Angel Fernández Ordóñez
En pocos años el Dinero Público Digital ha pasado de la clandestinidad a ser un asunto ampliamente estudiado por bancos centrales, organismos internacionales, el sector privado y la academia.
Las búsquedas en Google de “CBDC” ( el acrónimo inglés de ¨Central Bank Digital Currencies¨) han tenido un crecimiento exponencial. Y Nada es Gratis le ha dedicado tres excelentes posts de David Tercero Lucas. Por mi parte dediqué al dinero público la mitad de un libro que solo pude presentar en Barcelona debido al confinamiento.
Pero el interés por el dinero público no cesa e incluso ha aumentado durante el confinamiento. En abril las búsquedas en Google de CBDC han alcanzado el pico máximo de la serie histórica y se han publicado numerosos documentos de imprescindible lectura.
La propuesta de sustituir totalmente el uso de un dinero privado y frágil -los depósitos en los bancos comerciales- por un dinero público y seguro, como las CBDC, ha empezado a examinarse por la academia pero todavía no está en la agenda de las autoridades ni del sector privado.
Sin embargo, han florecido otras propuestas menos ambiciosas que explican este creciente interés. Por una parte, la aceptación por la mayoría los bancos centrales de la idea de introducir -de forma limitada, para sustituir el efectivo- las CBDC en el sistema actual. Por otra, el anuncio de Facebook del proyecto Libra, que permitiría suministrar servicios de pagos a más de 1500 millones de personas en el mundo que tienen un móvil, pero no tienen una cuenta bancaria causó gran alarma, y las CBDC empezaron a verse como la mejor forma de no perder la soberanía monetaria.
Un documento reciente interesante es el titulado “CBDC: Opportunities, Challenges and Design”. Es del Banco de Inglaterra que fue pionero en el estudio del dinero público digital. En la década pasada lo introdujo en su programa de investigación. Además, publicó un artículo “disruptivo” sobre la creación del dinero y contrató a economistas como M. Kumhof o Ben Dyson que fueron de los primeros en exponer las ventajas del Dinero Público para la estabilidad cuando la mayoría de economistas estábamos entonces proponiendo aumentar aún más las regulaciones y la protección de los bancos comerciales para reducir su fragilidad.
Otro documento interesante es el del último boletín del BIS, no sólo por su calidad, sino por la institución que lo publica, que ya ha incorporado las CBDC como una cuestión a estudiar normalmente por la institución.
Pero el documento más importante de este periodo ha sido la publicación por parte de Libra de su White Paper V 2.0. que ha supuesto un giro muy importante sobre su propuesta inicial de 2019. Libra ofrece ser una plataforma al servicio del Dinero Público y cita expresamente a las CBDC numerosas veces. Las autoridades tendrán más difícil oponerse a su aprobación porque el Estado no perdería el control de la oferta monetaria, sino que incluso el control sería más efectivo que el que se ejerce ahora con los bancos comerciales. Pero todavía Libra tendrá que superar las barreras regulatorias que surjan del catálogo expuesto en el documento del FSB sobre las stablecoins.
Los críticos con las dos iniciativas mencionadas (CBDC para sustituir el efectivo y unas stablecoins respaldadas al 100% por CBDC) destacan su efecto negativo en el negocio de los bancos comerciales. Y es que no deja de ser curioso, que, así como una reforma de sustitución total del dinero privado acabaría para siempre con los problemas de fragilidad e inestabilidad del sistema actual, una introducción parcial de CBDC podría disminuir los beneficios de los bancos comerciales y, mientras se mantenga el sistema actual, aumentaría su fragilidad.
Como ha sucedido hasta ahora, esas iniciativas solo podrán salir adelante si paralelamente se aumentan las protecciones de los bancos comerciales por parte del Estado y se reduce la competencia aumentando la concentración de los bancos privados. Esto será inevitable, pero es aconsejable tener en mente la posibilidad de reformar totalmente el sistema actual con el fin de no tomar medidas que sirven para proteger a la banca ahora pero que pueden perjudicar un diseño razonable cuando se decida adoptar un sistema de dinero público y seguro e instaurar una plena liberalización y competencia en las actividades de préstamos a familias y pymes y servicios de pagos.
Un ejemplo es la idea de introducir un tipo de interés como remuneración del dinero digital público, que se menciona en varios papeles como en un interesante documento de Ulrich Bindseil del BCE. El objetivo es que los ciudadanos consideren más atractivo mantener sus depósitos en los bancos privados en vez de en el banco central. Pero, si se piensa que una de las ventajas del dinero público es que es absolutamente seguro y no puede generar crisis bancarias, tiene poco sentido incentivar el uso del dinero privado que es el que produce las crisis.
Esta idea de remunerar el dinero público digital también procede de economistas muy meritorios -como K. Rogoff- que consideran que el manejo del tipo interés podría aumentar la eficiencia de la política monetaria. Y esto es cierto si se mantiene el sistema actual, pero se convertiría en un disparate innecesario si pasáramos a un sistema en que el ente emisor se ocupara de controlar directamente la oferta monetaria y por tanto no tendría necesidad -ni capacidad - de manipular los tipos de interés.
Estas contradicciones se explican porque todavía están en su infancia los estudios de las reformas que se proponen aumentar la estabilidad financiera sin deteriorar los mercados con numerosas protecciones y asfixiantes regulaciones como sucede ahora. Sabemos ya mucho de sus beneficios, pero todavía se ha escrito poco sobre los posibles diseños y sobre la transición, asunto esencial en todas las reformas estructurales que se proponen la liberalización y la introducción de competencia.
Finalmente, debo decir que no he mencionado ningún documento sobre la introducción del dinero público en China, porque todavía no se ha publicado nada a pesar de que ya han empezado a experimentarlo. Pero es muy probable que, en cuanto se implemente esta reforma y se conozcan sus detalles, el debate sobre el dinero público digital alcance el punto de ebullición.