por Bruno Conte
El cambio climático es, hoy en día, uno de los mayores retos a superar por nuestras sociedades. Hace mucho tiempo que varios científicos advierten sobre la carga ambiental de nuestro sistema económico. Sin embargo, la complejidad de la relación economía-clima dificulta la implementación de políticas de mitigación coordinadas a nivel mundial. Por lo tanto, las predicciones de impactos no son optimistas.
Una de sus consecuencias más preocupantes es el desplazamiento de la población en economías en desarrollo, generalmente conocido como “The Great Climate Migration”. Los países del África subsahariana (SSA) se encuentran en el centro de este problema. Son economías rurales cuya población crecerá muy rápidamente durante las próximas décadas. Por lo tanto, comprender cómo se adaptarán estos países a un mundo futuro, donde la agricultura se verá afectada, es crucial para descubrir a dónde se iría esta población.
En mi artículo proporciono una metodología para medir el impacto del cambio climático en SSA y un modelo económico que permite estudiar sus consecuencias en términos de migración y bienestar. Mis resultados sugieren que la migración podría tener un papel crucial en la adaptación, al reducir las pérdidas de bienestar asociadas con el cambio climático.
¿Cómo medir el impacto del cambio climático en las economías rurales?
Considero el impacto del cambio climático como el cambio en el rendimiento de diferentes cultivos. Siguiendo este paper, obtengo del proyecto GAEZ medidas de rendimientos de cultivo actuales y futuros de los seis principales cultivos de la región: yuca, maíz, mijo, arroz, sorgo y trigo.
Estimaciones del rendimiento de yuca en 2000 (izquierda) y 2100 (derecha).
Los mapas anteriores muestran las estimaciones para uno de estos cultivos, la yuca. Los cambios en los rendimientos son complejos tanto dentro como entre países: algunos sufrirán pérdidas homogéneas (por ejemplo, Malí, Senegal, Sudán del Sur), mientras otros experimentarán cambios heterogéneos (por ejemplo, Kenia, Tanzania, Etiopía).
¿Cómo reaccionará la economía ante el cambio climático?
Intuitivamente, las personas reaccionarían a estos cambios alejándose de las regiones afectadas. La realidad, sin embargo, podría no ser tan sencilla. Primero, las economías en desarrollo son conocidas por sus grandes limitaciones a la movilidad. Por lo tanto, algunos agentes podrían quedarse "atrapados" en regiones afectadas. Segundo, SSA no produce solamente yuca. Por lo tanto, si los cambios en el clima todavía permiten que las regiones afectadas produzcan bienes de otros sectores (por ejemplo, otro cultivo o bienes urbanos), es posible que las personas no necesiten mudarse de sus regiones de origen.
Es decir: la reacción de los agentes económicos al cambio climático podría generar cambios estructurales en las economías afectadas. Podría alejar a las personas de las regiones (y/o sectores) que hoy en día son extremadamente pobres e improductivas, en línea con investigaciones recientes sobre los beneficios de la migración rural-urbana. Desde este punto de vista, el cambio climático no tendría por qué ser necesariamente malo. Sin embargo, en presencia de altas fricciones, tal proceso de adaptación podría no ocurrir. En ese caso, pérdidas de bienestar podrían ser importantes, y esto es lo que sugieren mis resultados.
Modelo económico y previsiones para el futuro.
Para evaluar cuantitativamente la reacción de la SSA con respecto a las dimensiones descritas, desarrollo un modelo de equilibrio general inspirado en literatura anterior. El modelo captura el papel de la infraestructura de transporte, las barreras migratorias y el rendimiento agrícola en la distribución espacial de la población y la actividad económica.
Un detalle importante de mi modelo es que los bienes agrícolas – cultivos – son definidos como bienes de necesidad, de modo que los agentes no puedan sustituirlos por completo por bienes no agrícolas. Eso limita la capacidad de cambio estructural como respuesta al cambio climático: el food problem identificado aquí.
Utilizo el modelo para simular la economía de SSA a finales de siglo en un escenario con cambio climático (RCP 8.5, el más pesimista). En total, los flujos migratorios estarían alrededor de 4 millones de personas. Este resultado es menor que los obtenidos en otra literatura, que sugiere flujos del orden de cientos de millones de individuos (ver aquí y aquí).
¿Qué explica tal discrepancia? La respuesta: barreras migratorias. En mi modelo, dos componentes determinan el coste del desplazamiento: la distancia geográfica y barreras nacionales. Al cuantificar este último con datos de flujos migratorios, tengo en cuenta las características institucionales que limitan que personas migren a diferentes países. De hecho, al eliminarlas, las estimaciones de migración aumentan en 60 millones de personas (y en 100 millones si se elimina por completo el coste de migración).
El panel A documenta estos resultados. También muestra que la eliminación de las barreras migratorias revierte las pérdidas de PIB per cápita asociadas al cambio climático. Eso sucede porque los agentes se alejan de las áreas dañadas, lo que permite una distribución más eficiente de la población, en particular a las regiones relativamente menos impactadas o más productivas en el sector urbano.
De hecho, la migración permite que la economía supere el food problem: las personas se trasladan a zonas más ricas y demandan menos bienes agrícolas, lo que hace del cambio climático un problema menor. El panel B complementa este argumento: mayores barreras para el comercio intensifican perdidas, que se reducen si se bajan las barreras migratorias.
Resultados desagregados dentro y entre países.
Mi modelo presenta un alto nivel de desagregación espacial, que permite estudiar los aspectos distributivos de los resultados. Los paneles A y B a continuación documentan parte de ellos: la mayoría de los principales destinos se encuentran en países que se especializan relativamente más en agricultura, como en el Golfo de Guinea (por ejemplo, Guinea, Costa de Marfil, Ghana) o África Oriental (por ejemplo, Tanzania, Uganda). La mayoría de los inmigrantes vienen de las zonas más afectadas (Sahel o Congo DRC central).
Finalmente, el Panel C ilustra las consecuencias sobre el bienestar. Aunque, en agregado, el PIB real per cápita cae “solo” el 1,2%, las regiones afectadas por el cambio climático experimentan pérdidas de 15% o más. A nivel nacional, hay países que experimentan pérdidas de hasta 7%.
Resultados de las simulaciones: migración, especialización y bienestar.
Un experimento: SSA como la Unión Europea.
En un experimento final, simulo el escenario hipotético de reducir barreras en SSA al nivel de la Unión Europea. El panel C de la primera tabla documenta los resultados. Al reducir las barreras comerciales (aranceles) a los niveles de la UE, las áreas afectadas son más capaces de cambiar al sector urbano y comerciar por alimentos con las ubicaciones menos dañadas. Por lo tanto, se produce menos migración. En cambio, reducir las barreras migratorias nacionales a los estándares de la UE aumenta los flujos migratorios y conduce a resultados similares a los discutidos en el Panel A. Curiosamente, una combinación de ambas políticas conduce a menos migración, pero mayores ganancias de bienestar. Con costes comerciales más bajos, menos personas necesitan emigrar, pero aquellos que lo hacen se trasladan a lugares que hacen que la economía sea más productiva.
Conclusión: ¿la migración es buena o mala para hacer frente al cambio climático?
Mis resultados muestran claramente que la migración podría tener un papel clave en la adaptación de la economía al cambio climático. Sin embargo, las actuales barreras en SSA – al comercio y migración – dificultarían este proceso. Además, el comercio regional interactuaría con las decisiones de migración en ese sentido: al permitir que regiones se especialicen (y comercien entre sí), menos personas tendrían que marcharse de las regiones afectadas.
Hay 1 comentarios
No es tanto el clima como causa última como las fricciones en la economía
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