Aprendiendo a votar: Cómo las sufragistas fomentaron la participación electoral de las mujeres

Meeting en Exeter, "The Common Cause", Julio 25, 1913 (LSE Digital Library)

Por Mona Morgan-Collins y Valeria Rueda

En el mundo actual, en la gran mayoría de los países, tanto hombres como mujeres tienen el mismo derecho al voto. En muchos casos, la participación electoral de las mujeres es igual a la de los hombres, y a veces es más elevada (por ejemplo, en los Estados Unidos y en el Reino Unido). Sin embargo, este patrón no es generalizado. Todavía se observan diferencias importantes en países con normas de género más conservadoras y en los que las mujeres obtuvieron el derecho a votar más recientemente (Solijonov, 2016). En los Estados Unidos, pasaron décadas desde de la ratificación de la Decimonovena Enmienda hasta que las mujeres votaron en niveles a la par de los hombres (Cascio y Shennhav, 2020).

¿Cómo se logró la transición hacia una representación real de las ciudadanas después de que obtuviesen sus derechos formales? La sociedad del comienzo del siglo XX no veía a la mujer como un ser político. De hecho, es todavía común que las mujeres en política reciban ataques evidentemente sexistas. Para asegurar la representación política de todas y todos, es importante entender cómo se han logrado romper las barreras de género en la política a través del tiempo.

En un artículo reciente, exploramos el papel de los grupos de activistas en fomentar la participación política tanto de sus miembros como la de los ciudadanos que se involucran en estas actividades (Morgan-Collins y Rueda, 2023). Estos grupos organizan eventos como marchas, manifestaciones, charlas y conciertos con el objetivo de difundir sus argumentos y causas. Nuestra investigación revela que dichos eventos desempeñan un papel crucial en la educación de los ciudadanos sobre sus derechos y en su motivación para ejercerlos. Asimismo, demostramos la importancia del activismo político como agente de socialización política.

La marcha por el sufragio femenino de 1913

En nuestra investigación, nos centramos en el movimiento por el sufragio de la mujer en Inglaterra en los años previos a la Primera Guerra Mundial.  Analizamos el impacto de la marcha nacional por el sufragio de la mujer en el verano de 1913, organizada por el National Union for Women's Suffrage Society (NUWSS). La marcha, que duró tres semanas, atravesó el país de norte a sur y de este a oeste a lo largo de seis rutas diferentes (Figura 1), culminando en un evento masivo en Londres que congregó a miles de personas en Hyde Park. En el caso inglés, como explicaremos más adelante, los datos nos permiten demostrar que este evento impactó significativamente la movilización política de las mujeres.

El NUWSS era un movimiento pacifista que buscaba ganar la causa del sufragio de la mujer por medios legales y democráticos. Su propósito era convencer el público del valor de su causa y presionar a los representantes del parlamento para que propusieran y votaran por ese cambio constitucional. Aunque hoy en día se recuerdan más en la cultura popular a las suffragettes del Women Social and Political Union, quienes empleaban métodos mucho más drásticos que llevaron a muchas y muchos de sus miembros a ser arrestados, es importante recordar que el NUWSS fue un grupo mucho mayor; contaba con más de 50,000 miembros y casi 500 secciones repartidas por todo el país. La marcha, un evento pacífico y que incluyó a hombres y mujeres de toda clase social, buscaba reflejar la popularidad de la causa del sufragio femenino sin crear alteraciones mayores en el orden público.

Figura 1: Mapa de la marcha, "The Common Cause" Julio 11, 1913 (LSE Digital Library)

Evaluación de impacto

Desde el final del siglo XIX hasta 1918, cuando se extiende el sufragio a todos los hombres mayores de edad y a una fracción de las mujeres, las inglesas de clase media y alta tenían el derecho a votar únicamente en elecciones locales (municipios y distritos). Como todos los votantes, debían cumplir una serie de criterios de propiedad y residencia para inscribirse el año anterior a la elección en los registros electorales. Para nuestro estudio, recogimos datos históricos de registros en 1000 municipios en el período 1911-1914. Con estos registros, podemos medir el número de electores que solo podían votar en elecciones locales, los “votantes locales” (la única categoría en la que se podían inscribir las mujeres), con relación al número de votantes en todas las elecciones, los “votantes generales” (el tipo de elector más común, y como se registraban la gran mayoría de los hombres).

Utilizando el método de diferencias en diferencias, evaluamos la variación en la proporción de votantes locales respecto a los generales antes y después de la marcha, y comparamos esta variación entre los municipios por los que pasó la marcha y aquellos por los que no lo hizo. También controlamos por las características socioeconómicas de cada municipio, obtenidas del censo de 1911. La Figura 2 muestra los resultados: la proporción de votantes evoluciona de manera similar entre los municipios de la marcha y los demás hasta el año 1913 (tendencias paralelas), pero esto cambia después de la marcha. De 1913 a 1914, esta proporción se incrementó de manera mayor en los municipios por donde pasó la marcha, lo que sugiere que la marcha provocó un incremento significativo en el número de votantes en la única categoría en la que las mujeres podían registrarse. En cambio, no observamos ningún efecto en el número de votantes generales, por lo que ese efecto probablemente se deba a la movilización femenina.

Figura 2: Efecto de la marcha en la proporción de votantes locales

También recogimos cada nombre inscrito en el registro para una muestra de 20 municipios en 1911 y en 1914 (21,500 nombres). A partir de estos nombres, inferimos el género de cada persona registrada. Así podemos comprobar que el registro de votantes locales se feminiza más entre 1911 y 1914 en distritos tratados que en el grupo de control (Figura 3). La evidencia sugiere pues que la marcha tuvo un rol de socialización política, motivando a las mujeres que no estaban ejerciendo su derecho a votar a dar el primer paso hacia la participación electoral.

Figura 3: Proporción de mujeres en los votantes locales en distritos tratados y distritos de control, 1911 y 1914

Finalmente, también analizamos la amplitud del efecto que pudieron tener las sufragistas. La Figura 4 muestra el efecto estimado dependiendo de la distancia a la marcha partir de la cual se considera que un municipio está “tratado.” Este efecto es muy localizado: en municipios a más de 2 km de la marcha no se observa ningún cambio en los registros electorales. Es importante tener en cuenta que Inglaterra en 1913 ya era un país extremadamente integrado en donde más del 99% de hombres y mujeres oficialmente saben leer y escribir (Vincent, 1989, p. 4) y donde se publicaban aproximadamente 170 periódicos diarios distintos (Silberstein-Loeb, 2009). Dado que la marcha recibió una gran cobertura mediática, es probable que la noticia circulara y fuera leída más allá de esos 2 km de distancia.  Por ende, concluimos que el efecto de las sufragistas se debió al contacto personal y directo con las ciudadanas, y no simplemente a un efecto de difusión de la información. Este impacto es comparable con el que se observa hoy en día en campañas personales de movilización política, como las visitas casa por casa, que logran movilizar bastante a los votantes (Gerber y Green, 2020; Braconnier et al, 2017).

Figura 4: La marcha tuvo un efecto muy localizado

Discusión

Nuestra investigación demuestra como el activismo de las sufragistas contribuyó a la socialización política de las primeras electoras. Los resultados subrayan la importancia del activismo como espacio de aprendizaje político y su papel fundamental para lograr representación sustantiva de grupos previamente excluidos de la política.

¿Qué relevancia tiene nuestro estudio en el hoy en día? En la mayoría de los países de la OECD, la participación electoral ha disminuido en las últimas tres décadas. En España, por ejemplo, la proporción de adultos en edad de votar que participa en elecciones pasó de ser el 83% en 1982 al 65% en el 2020 (V-Dem, indicador “Election VAP turnout”). Uno de cada cuatro jóvenes declara no tener ningún interés en la política. Nuestra investigación demuestra la importancia del contacto personal y directo entre activistas políticos y ciudadanos, durante eventos tal vez más inclusivos y pacíficos que un mitin político o una manifestación. A través de una discusión informal y amena, estos eventos pueden ayudar a las personas que no sienten que la política sea especialmente para ellas a dar sus primeros pasos.