de Virginia Sánchez Marcos y Ángel Garrido Aldea
La pregunta es relevante porque, según un trabajo reciente de Del Boca, Monfardini y Nicoletti (2017), la inversión en tiempo de los adolescentes en determinadas actividades tiene efectos positivos sobre sus capacidades cognitivas. El estudio citado se engloba dentro de una literatura muy extensa que se ha preocupado de estudiar la importancia de las actividades desarrolladas durante la infancia y adolescencia, así como del contexto familiar, escolar y social durante estas etapas iniciales de la vida, para determinar la situación económica durante la vida adulta. El premio Nobel de economía James Heckman ha sido uno de los principales impulsores de esta literatura.
Como se explica, entre otros sitios, en el trabajo ya citado o en Fiorini y Keane (2014), determinar el impacto sobre las capacidades cognitivas y no cognitivas del tiempo dedicado a distintas actividades durante la infancia o adolescencia es una tarea complicada por diversas razones, pero, sobre todo, por un problema de endogeneidad (¿mejora la lectura las habilidades cognitivas de los individuos, o los individuos más inteligentes leen más?). En una entrada reciente, Ainhoa Aparicio discutía estas dificultades y la evidencia empírica sobre el efecto de los deberes sobre los resultados académicos.
El objetivo de esta entrada es muy modesto y simplemente queremos documentar la asignación de tiempo de los adolescentes y su correlación con algunas características del hogar en el que residen. Si encontramos desigualdades en la asignación de tiempo de los adolescentes en función de características observables, podemos especular (a la luz de la literatura) que podrían ser una fuente de desigualdad en el futuro.
Para ello utilizamos la Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010, y nuestra muestra de estudio son los individuos entre 11 y 16 años que consideran el día de la entrevista como un día habitual. La razón por la que consideramos este rango de edad es que queremos restringir la muestra a individuos a los que por su edad les corresponde estar cursando educación secundaria. Nuestra muestra está compuesta por 525 individuos. En la encuesta los individuos responden sobre la asignación de tiempo en un día concreto, y nosotros trasladamos la asignación diaria de horas de distintas actividades a asignación semanal simplemente multiplicando por siete.
Los individuos de nuestra muestra dedican 84 horas semanales (de un total de 168) a cuidados personales (entre los que se incluye dormir y comer). El tiempo restante se distribuye como se muestra en la Tabla 1 (no incluimos en la tabla una columna con “Otras actividades”, a las que se dedican un total de 17 horas semanales y que aglutina una serie muy variada de actividades de otro tipo). El tiempo en el colegio asciende a unas 20 horas (12% del total semanal) y el destinado a tareas escolares a 9 horas semanales (esta cifra es similar a la reportada en este documento con datos de PISA 2012, pero inferior a la cifra de otros documentos más recientes, como por ejemplo este, con datos de PISA 2015 en el que se utiliza un concepto más amplio de formación fuera de la escuela). El ejercicio físico ocupa a los adolescentes durante aproximadamente 6 horas semanales, y la lectura tan sólo durante 1 hora. Las horas dedicadas a entretenimiento con TV y videojuegos ascienden a 17, casi el doble que el tiempo dedicado a tareas escolares, mientras que a otro tipo de juegos y vida social se dedican unas 8 horas semanales. Por último, los adolescentes dedican en media 6 horas semanales a realizar tareas domésticas.
Características del hogar
A continuación, en la Tabla 1 presentamos la asignación de tiempo de los adolescentes condicionando en algunas características del hogar, y encontramos algunos hechos interesantes. En primer lugar, observamos que los individuos que viven en hogares con ingresos mensuales inferiores a 1200 euros (aproximadamente un 27% de nuestra muestra) dedican a tareas escolares unas 6 horas semanales, mientras que en el resto de los hogares el tiempo medio se sitúa en torno a 10 horas. Además, resulta muy llamativo que los individuos que pertenecen a estos hogares dediquen tan sólo 1 hora a tareas escolares en compañía de sus padres (un 20% del total de las horas dedicadas a tareas escolares) mientras que, por ejemplo, en los hogares con ingresos superiores a 3000 euros mensuales la cifra es de 5 horas (un 46% del total de las horas dedicadas a tareas escolares). Uno de los resultados más importantes del trabajo de Fiorini y Keane es que durante la infancia el tiempo dedicado a actividades educativas, especialmente con los padres, es el input más productivo para el desarrollo cognitivo (cierto que aquí nos centramos en la adolescencia porque la Encuesta de Empleo del Tiempo no recoge información en el diario de actividades si el individuo tiene una edad inferior de 10 años).
En segundo lugar, los individuos cuya madre tiene educación terciaria dedican aproximadamente 2 horas semanales más a tareas escolares que el resto de individuos. La educación del padre no parece estar correlacionada con el tiempo dedicado a tareas escolares.
En tercer lugar, es muy llamativo el escaso tiempo medio dedicado a lectura, no más de 1 hora semanal. Además, conviene señalar que el porcentaje de individuos que no leen en absoluto es muy elevado:
aproximadamente un 85%. Se aprecian diferencias en dicho porcentaje en función de los ingresos del hogar. Así, aproximadamente un 8% de los individuos en hogares con ingresos inferiores a 1200 euros responden haber dedicado tiempo a lectura, mientras que en hogares con ingresos entre 1201-2000 este porcentaje asciende a 11%, en hogares con ingresos entre 2001-3000 a 21%, y en hogares con ingresos por encima de los 3000 euros el porcentaje se sitúa en aproximadamente el 19%. La educación de los padres no parece estar correlacionada con el tiempo de lectura de los individuos, pero sí lo está el tiempo de lectura de los adolescentes y de sus padres.
Finalmente, es muy notable la heterogeneidad en el tiempo dedicado a TV y videojuegos en función de los ingresos del hogar o de la educación de los progenitores. Mientras que el tiempo medio en esta actividad asciende a unas 21 horas semanales en los hogares de ingresos más bajos, o en los que el padre o la madre sólo han completado la educación primaria, el tiempo se reduce a unas 14 horas en el resto de hogares.
Diferencias de género
Por último, estudiamos posibles diferencias en la asignación de tiempo de los adolescentes en función de su género (véase Tabla 2). Encontramos diferencias significativas en el tiempo dedicado a TV y videojuegos y a tareas domésticas. Las chicas dedican una media de 14 horas semanales a TV y videojuegos, frente a las 19 horas de los chicos. Las tareas domésticas incluyen: actividades culinarias, mantenimiento del hogar, confección y cuidado de ropa, jardinería y cuidado de animales, construcción y reparaciones, compras y servicios, gestiones del hogar, cuidado de niños, ayudas a adultos miembros del hogar, y otras actividades no especificadas. Mientras que el tiempo medio que dedican los chicos a esta actividad asciende a 4 horas semanales, el tiempo medio que dedican las chicas asciende a 8 horas semanales. Por último, las chicas dedican una media de 6 horas a ejercicio físico frente a las 7 que dedican los chicos, pero la diferencia no es significativa.
Álvarez y Miles ya documentaron en un trabajo de 2012 importantes diferencias de género en la asignación de tiempo a tareas domésticas con la Encuesta de Empleo del Tiempo de 2002, y encontraron evidencia a favor de la transmisión inter-generacional de roles como determinante de la asignación desigual de tiempo entre chicos y chicas a tareas domésticas. Como se muestra en la Tabla 2, la relación entre los ingresos del hogar y el tiempo que dedican a esta actividad las chicas con respecto a los chicos no es monótona. En lo que respecta a la educación, es sorprendente que los hogares con mayor educación del padre (o de la madre) presenten una ratio mayor.
Estas diferencias de género son importantes por dos razones. En primer lugar, es posible que se perpetúen en el tiempo. En segundo lugar, se pone de manifiesto que no sólo se necesitan políticas de conciliación laboral y familiar, como explicó aquí Sara de la Rica. La desigual asignación de tiempo a tareas domésticas de los adolescentes según su género apunta a la necesidad de que las propias familias adopten un papel más activo en la distribución equilibrada de tareas domésticas entre chicos y chicas.
Hay 6 comentarios
¿Las actividades extraescolares de contenido académico dónde están metidas (idioma, robótica, música etc)?
Virginia,
Gracias por tu pregunta. Sin duda tendría interés saber qué pasa con esa categoría de actividades, pero nuestra impresión es que no está bien recogida en la encuesta. Los individuos pueden registrar como actividades ESTUDIOS DURANTE EL TIEMPO LIBRE o ESTUDIOS SIN ESPECIFICAR, pero el 90% de nuestra muestra no les dedica tiempo a las mismas. Sospechamos que estas actividades extraescolares estén contabilizadas en lo que llamamos "Colegio", al menos en algunos casos.
Puedes explicar que significan 'horas de colegio' ? Creia que el tiempo en el aula es fijo para todos
Una cosa que me llama la atencion es que a mas educacion de la madre, mas diferencias parecen haber entre ninyos y ninyas. Y la educacion de la madre influye mas que la educacion del padre. Como se explica esto? Madres con mas estudios significan hogares con menos disciplina porque la madre trabaja mas tiempo fuera?
Juan,
Gracias por tus comentarios. Respecto al primero de ellos, en “Horas de colegio” incluimos el tiempo dedicado a “Clases, cursos y conferencias” (ten en cuenta que la encuesta no está pensada expresamente para niños y adolescentes, más bien para adultos). Puede ocurrir que algunos individuos incluyan en esta categoría el tiempo dedicado a actividades extra-escolares. En cualquier caso, existe cierta variabilidad en el número de horas lectivas entre escuelas o colegios. Respecto al segundo comentario, sí, también nos sorprendió mucho el mayor diferencial en producción en el hogar entre niños y niñas en el grupo de hogares con madre más educada. Tenemos que ser cautelosos porque el número de observaciones es pequeño cuando condicionamos a características del hogar, pero, definitivamente, sería muy interesante indagar sobre este aspecto
Enhorabuena, un artículo muy interesante.
Sería curioso realizar este estudio de nuevo en unos 20 años. Tiene sentido que el hecho de que la educación de la figura materna quien, por general y de manera histórica ha pasado más tiempo con sus hijos, influya positivamente en el adolescente. Sin embargo, y dado que actualmente la estructura familiar está cambiando (en gran medida por una independencia laboral que se iguala de manera considerable) sería curioso analizar si, en 20 años, cuando un adolescente tenga una madre ingeniera y un padre banquero, siga recibiendo ese apoyo extra. No por falta de interés, asocio esta pregunta, pero por incopatilibidad horaria.
Un saludo.
Lidia,
gracias por tu interés. Son diversas las formas en que la madre y el padre pueden incidir en cómo sus hijos asignan el tiempo y en otros aspectos. La educación misma de los progenitores y el tiempo que pasan con sus hijos (que, obviamente, depende del tiempo que pasen trabajando) son importantes, pero ambas cosas están correlacionadas, por lo que no es fácil separar sus efectos. Por supuesto, cambios en la asignación de tiempo de los padres y en su educación pueden tener consecuencias sobre las capacidades cognitivas de los hijos, por eso es importante que entendamos el papel de cada cosa, como tratan de hacer los trabajos que menciono.
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