Arriesgándome a ser un tanto borde y nadar contra corriente, ¡Qué alivio que Gallardón no tenga excusas para seguir malgastando el dinero (todos los que habéis ido a FEDEA en las últimas semanas tenéis evidencia empírica de su predisposición en esta faceta)! Que estamos como para tirarlo en festejos…
Por cierto, evidencia empírica acerca de los efectos económicos de los grandes eventos deportivos se puede encontrar aquí.
Actualización: Alejandro García me recuerda este otro paper.
Jesús Fernández-Villaverde es Catedrático de Economía en la University of Pennsylvania, investigador afiliado del CEPR y del NBER, consejero de la iniciativa de regulación e imperio de la ley de la Hoover Institution at Stanford University y visiting scholar en los Bancos de la Reserva Federal de Filadelfia y Chicago. Antes de ello, obtuvo un doctorado en Economía por la University of Minnesota (2001) y ha sido Kenen Fellow en Princeton University y National Fellow de la Hoover Institution at Stanford University. Es miembro del consejo editorial de la International Economic Review. En 2017, para estar seguro que escucha las dos versiones de lo que ocurrirá en las Ashes, enseñará también en University of Oxford y University of Melbourne. Sus campos de investigación son macroeconomía, econometría e historia económica. Su objetivo profesional en el largo plazo es encontrar alguna manera de poder dedicarse a esto de la economía desde Ribadesella, pero por el momento ha fracasado de manera absoluta en su empeño.
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Vale, me creo que un país lance al mundo un grito: ¡Quiero liberalizar! cuando monte una juerga mundial y esto dinamice su comercio exterior. Pero me temo que nuestros políticos hacen un cálculo más pedestre cuando se lanzan a promover una candidatura para un evento de este tipo. A la hora de negociar el pastel de infraestructuras nacionales resulta útil poner encima de la mesa un compromiso internacional. ¡Es que tenemos que organizar el campeonato mundial de tenis de mesa. "Porfa", acaba esa autopista de doce carriles a la que nos comprometimos en las elecciones del 96! De lo contrario es difícil comprender la lucha denodada de nuestros administradores por conseguir el sello de "Patrimonio de la Humanidad" hasta para las minas de antimonio de Santa Petronila
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Vale, me creo que un país lance al mundo un grito: ¡Quiero liberalizar! cuando monte una juerga mundial y esto dinamice su comercio exterior. Pero me temo que nuestros políticos hacen un cálculo más pedestre cuando se lanzan a promover una candidatura para un evento de este tipo. A la hora de negociar el pastel de infraestructuras nacionales resulta útil poner encima de la mesa un compromiso internacional. ¡Es que tenemos que organizar el campeonato mundial de tenis de mesa. "Porfa", acaba esa autopista de doce carriles a la que nos comprometimos en las elecciones del 96! De lo contrario es difícil comprender la lucha denodada de nuestros administradores por conseguir el sello de "Patrimonio de la Humanidad" hasta para las minas de antimonio de Santa Petronila
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