50 Años que Son una Vida

Mientras el resto del mundo celebra que los americanos llegaron a la luna 15 años después que Tintín, el Capitán Haddock y Tornasol, nosotros tenemos nuestro propio aniversario.

Hoy hace 50 años del decreto-ley 10/1959 de 21 de Julio de ordenación económica, o para entendernos, de la aprobación del Plan de Estabilización. Tanto se ha escrito sobre el tema que poco nos falta que decir, excepto repetir lo que Juan y yo escribimos en una columna en El Mundo en Mayo:

No deja de resultar paradójico que, en un país como España, donde abundan las conmemoraciones de los más variados eventos de nuestra historia, el quincuagésimo aniversario del Plan de Estabilización de 1959 se acerque sin pena ni gloria. Pero si bien este quietismo acerca de una cesura clave en la modernización de España es triste, no es en absoluto sorprendente. Un paquete de medidas de política económica, muchas de ellas de apariencia remota, poco puede aspirar a infiltrarse en el bastión de la memoria colectiva.

Sin embargo, es crucial luchar contra estas dificultades y entender el papel histórico del Plan de Estabilización, no solo para honrar a todos los economistas como Joan Sardá o los hermanos Varela que tanto contribuyeron al bienestar nacional, como para afrontar los retos de la economía española en las próximas décadas.

El Plan de Estabilización fue el punto álgido en un proceso de ruptura con un modelo de crecimiento económico iniciado en la Restauración y que, caracterizado por la autarquía, el intervencionismo, la desconfianza en el mercado y el voluntarismo, había solo logrado retardar la modernización y aislarnos del resto del mundo.

Los siguientes 50 años se han ocupado por una larguísimo tarea de deshacer los entuertos que nos aterraban en 1959. En el plano político, nos dotamos de una democracia parlamentaria, realizamos una profundísima descentralización del poder que, con todas sus asperezas, funciona razonablemente, nos integramos en Europa, y alejamos definitivamente el espectro de un conflicto colectivo violento. En el plano económico, nos abrimos al comercio internacional, suprimimos monopolios y restricciones a la competencia, liberalizamos el movimiento de capitales, creamos mercados financieros modernos, elaboramos un sistema fiscal que suministra a las Administraciones Públicas con los recursos necesarios para funcionar y nos subimos al carro del Euro, una moneda estable, de peso internacional y controlada por una autoridad monetaria independiente y de alta competencia técnica.

Cierro con una recomendación: si alguno tiene el Información Comercial Española 311 de Julio de 1959, lo debería leer, en especial un apartado titulado “Nuevo Orden Económico.” Si los que estaban en cargo de la censura en aquella época no hubiesen sido tan obtusos, esto no habría salido a la luz ni de casualidad.