Un regalo inesperado II

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de Francisco de la Torre

Concluíamos la primera parte de este artículo, señalando que algunas estimaciones de crecimiento de ingresos fiscales, basadas exclusivamente en el crecimiento de renta e ingresos, podían resultar excesivamente optimistas. Así, hace unos días, Funcas realizaba una estimación del crecimiento de la recaudación del IRPF y el IVA e Impuestos Especiales derivados del crecimiento económico en los dos próximos años en algo más de 13.700 millones de euros, 6.739 millones en 2015 y 7.040 millones en 2016 . Aquí está disponible la Nota de prensa y aquí el estudio publicado en cuadernos de información económica (páginas 23 a 28)

¿Por qué creo que la estimación es excesivamente optimista? Porque se está partiendo de datos históricos con un tipo de crecimiento distinto. Durante los años de la burbuja inmobiliaria, el crecimiento se traducía de forma un tanto exagerada en recaudación fiscal; y ahora probablemente no será así. La actividad inmobiliaria generaba ingresos públicos directos e indirectos que no genera otro tipo de crecimiento económico más sano. 

En el año 2002, España cambio la peseta por el clon de una de las monedas más fuertes del Mundo, el marco alemán: el euro. El efecto automático fue la disminución de tipos de interés, y que se diesen más facilidades de financiación. Cualquier comprador de una casa pudo disponer de créditos muchísimo más baratos y a más largo plazo. Esto hacía que pudiese disponer de más capacidad para pagar por activos inmobiliarios, que es donde se invirtió el dinero. Esta mayor demanda se tradujo en una importante elevación del precio de los pisos, y también de los salarios, especialmente en construcción. 

La gran burbuja hinchó muchas cosas, pero también la recaudación fiscal. En primer término, la recaudación directa de licencias urbanísticas, Impuesto de construcciones e instalaciones y obras e impuesto de actos jurídicos documentados en todas las operaciones de segregación, propiedad horizontal… Los ayuntamientos y CCAA se apresuraron a elevar los tipos de estos impuestos. En segundo lugar, la venta de viviendas está gravada con IVA (primera entrega) e ITP (segundas y sucesivas) y por supuesto su recaudación se disparó. Económicamente todo esto lo pagaba el comprador de la vivienda. Sin embargo, el comprador no lo percibía porque aunque los impuestos se ingresaban inmediatamente, el precio de la vivienda se pagaba con un crédito hipotecario. Como además, los salarios, especialmente en la construcción, y el consumo crecieron, la recaudación fiscal se disparó en casi todos los conceptos. Esto es lo que denomino una burbuja fiscal y a la que dediqué un capítulo en mi libro "¿Hacienda somos todos?".

Una situación de este tipo tiene muchas derivadas. La que a mí me parece más relevante es su efecto en el mercado político: no hay forma de distinguir si las autoridades públicas lo hacen bien o mal, simplemente porque como todas tienen dinero para todo, todo el mundo lo hace bien. Esta distorsión la explican de forma magistral Jesús Fernández-Villaverde, Tano Santos y Luis Garícano en su paper Political Credit CyclesThe case of the Euro Zone y que comentaron aquí hace algún tiempo. Este trabajo lo hemos citado casi todos los que hemos escrito de política y economía en los últimos tiempos.

A día de hoy la situación es muy distinta. En primer término, el primer efecto de una caída del precio del petróleo es una disminución de los ingresos por IVA. Un litro de gasolina lleva muchos impuestos. La parte fundamental es el impuesto especial, 40 céntimos por litro más el tipo autonómico. Esto no se ve afectado por la caída del precio del crudo, si acaso, ligeramente beneficiado, porque deberían consumirse algunos litros más. Sorprendentemente, la base de los impuestos especiales está cayendo, según los últimos datos disponibles, a un ritmo del 2%. Esto mucha lógica no tiene, dada la situación del consumo en España, y seguramente es un indicio de aumento del fraude, pero las bases de los impuestos las comentaremos otro día.

Ahora bien, dejar de pagar 15.000 millones de euros en crudo del petróleo (tomo esta estimación media pero el argumento es el mismo con otra cifra) sí que es, una vez refinado, dejar de ingresar el 21% de esta cantidad en concepto de IVA de la venta de combustible. La cuantía de lo que se deja de recaudar es algo inferior porque una parte de este IVA es deducible para las empresas. Sin embargo, las empresas acaban vendiendo más barato, como demuestra un IPC negativo, lo que obviamente reduce la recaudación en IVA, y en menor medida en impuestos especiales. Además, si los salarios no crecen, tampoco lo hará la recaudación por IRPF. Efectivamente, se está creando nuevo empleo, pero si las retribuciones de los nuevos empleados son escasas, estos empleados apenas pagan IRPF. De hecho las bases del IRPF, la renta bruta de las familias, está creciendo, según los últimos datos, a una tasa del 0,0%. Lo que sí está creciendo es el gasto final sujeto a IVA, a un ritmo del 5,8%, lo que tiene mucho más que ver con que se haya incrementado el consumo, a costa del ahorro interno, que con cualquier otra cosa.

Con estos antecedentes, el déficit no se está reduciendo a la velocidad prevista y en 2014 se ha quedado en un 5,7%. En 2015, el crecimiento permitirá algo más de recaudación. Sin embargo, probablemente no será suficiente para compensar a la vez: En primer término el efecto directo de la caída recaudatoria en el IVA de los productos petrolíferos, ya comentado. En segundo, término, también hay que compensar el coste de la reforma fiscal una rebaja fiscal de 3.498 millones de euros en 2015, según las memorias económicas. Este coste se distribuye según el Ministerio de Hacienda en 3.366 (IRPF), 437(Impuesto de Sociedades) y  un "menor coste" de 305 (subida del IVA): 3.498 millones de euros. Por último, habría que recaudar casi 15.000 millones adicionales para cumplir el objetivo de déficit de 2015. La caída de los precios del petróleo ha sido un gran regalo para la economía española pero no es suficiente por sí sola para solucionar una crisis fiscal como la española. Ante eso, no quedará más remedio que realizar un esfuerzo adicional en recaudación fiscal y en reducción de gasto público, empezando por el improductivo y suntuoso. No es optativo y es algo que habría que contar a los españoles ante los procesos electorales en curso.

Hay 11 comentarios
  • en realidad, la recaudación por IVA es indiferente al precio del crudo importado, puesto que éste se grava como importación pero luego se deduce como "input", de manera que el IVA por diseño recae sobre el valor añadido generado en España (margen de refino y margen de distribución de la gasolinera). Más bien cabe pensar que estos dos márgenes se habrán elevado (puesto que los precios finales han caído mucho menos que el del crudo) y por tanto la recaudación neta por IVA se elevará (aunque esa elevación puede manifestarse en 2016 por los decalajes propios del impuesto y el proceso de refino-distribución).
    - el menor coste del crudo se manifiesta en un aumento de renta disponible nacional (empresas o familias) que será gravado como tal (Sociedades o IRPF) y dará lugar a más consumo e inversión que también será gravado como tal.

    Por tanto, no hay motivos para suponer que un crecimiento basado en una mejora de la relación real de intercambio (por caída precio crudo) deba generar menos impuestos de lo habitual. Lo que sí es cierto es que un modelo de crecimiento basado en las exportaciones genera menos ingresos que otro basado en la construcción: es la razón por la que no se puede atribuir la caída en la presión fiscal 2007-2014 al "fraude", como a veces se hace de manera simplista

    • Hola Lima: No conoce ni la mecánica del IVA ni la contabilidad nacional. Veamos, si una refinería importa 1 barril de crudo por 100 euros, paga 21 que luego se deduce (IVA a la Importación). Pero luego vende ese barril refinado por 120 euros que se ingresan al 21%, 25,2 Euros. Esto se lo deduce la gasolinera que luego vende el producto por 140 euros, lo que supone un ingreso del 21% 29,4. Imagine que todo lo de la gasolinera se vende al consumidor final que no se deduce nada, el ingreso total en la Hacienda Pública por IVA es de 29,4 Euros.
      Ahora el barril pasa a 50 euros. Se paga el 21% a la importación, 10,5 Euros que luego se deduce. Se vende el barril refinado, manteniendo un margen de 20, por 70, se ingresa el 21%, 14,7 que luego deduce la gasolinera. Finalmente la gasolinera vende por 90 euros, ingresando el 21% que son 18,9, nuevo ingreso total en la Hacienda Pública. Como ve, 18,9 es mucho menos que 29,4, de hecho 10,5 menos.
      De hecho, el 21% de 50 son precisamente 21,4. Es decir que lo que la refinería ha pagado de menos por el barril es exactamente la disminución de la base del IVA.
      Por ejemplo, si usted llena el depósito igual pero paga menos, el IVA que grava proporcionalmente el consumo recauda menos. Visto de otra forma, si las ventas de las gasolineras a consumidor son las mismas, pero a menos precio, hay una disminución del IVA recaudado...
      El "simplismo" lo dejamos para otra ocasión....

      • Hola Francisco. Su ejemplo parte de la base de que el margen de 20€ se mantiene. Si el margen aumenta cuando baja el precio del barril de petróleo, puede darse el caso de que a pesar de que el precio final sea menor, la recaudación neta de IVA aumente. Cierto?

        Un saludo

        • La recaudación hará lo que haga el precio final (en realidad, el producto de precio final por cantidad adquirida por los consumidores, pero dada la baja elasticidad del consumo de derivados del petróleo lo normal es que la recaudación aumente solo si el precio final aumenta).

  • Un artículo muy pertinente. El ajuste presupuestario no es optativo. En estos momentos se avanza a un ritmo muy lento porque ha regresado una cierta confianza a los mercados (que aún no sabemos si será transitoria o se asentará en el tiempo) y porque de efectuarlo ahora de una vez los riesgos deflacionistas pueden ser importantes. Pero el ajuste se tendrá que producir. Si no lo hacemos, en épocas de mayor pujanza económica veremos como nuestra economía se ve sometida a la importante perturbación de una política fiscal muy expansiva que producirá una inflación sostenidamente mayor que la de otros países competidores con nuestra misma moneda, con lo que repetiremos los errores que nos llevaron a una continua pérdida de competitividad en el pasado. Y si no hacemos el ajuste seremos más vulnerables ante crisis de deuda.

    Y los ciudadanos tenemos el derecho a saber dónde propone realizar cada partido el ajuste, ese debería ser uno de los ejes de las próximas campañas. Precisamente ese es uno de los peligros más importantes del déficit, que hace perder el control ciudadano de la política. El político puede gastar o rebajar impuestos sin tener que dar cuentas, ya lo pagarán las generaciones venideras. El equilibrio presupuestario también es regeneración política, coloca al político ante la necesidad de solicitar más impuestos ante sus programas de mayores gastos o de explicitar dónde va a recortar el gasto para financiar sus rebajas de impuestos.

    Un cordial saludo.

  • Sr. De la Torre,

    Usted tiene razón sobre las dificultades de proyectos ingresos tributarios luego de una crisis fuerte, mucho más si la crisis ha precipitado intervenciones estatales y ajustes privados importantes. En relación a la importancia del precio del petróleo, le agradeceré referencias a estudios que incluya tanto el largo período (2003-2014) de precio alto, como el más reciente de precio bajo (o mejor dicho de un valor más cercano al precio promedio 1973-2003).

    En cuanto al déficit, poco me preocupa porque cualquier objetivo que se haya acordado o fijado es arbitrario y Montoro, por las buenas o por las malas, se encargará de que no se dispare mucho. Sí me preocupa que los políticos y sus economistas no quieran hablar del gran despilfarro del gasto público (ni tampoco de las miles de regulaciones que limitan las actividades productivas y el empleo y que por cierto condicionan a las bases de los impuestos).

  • No estoy muy de acuerdo en las cuentas del articulo.

    Primero los ingresos de IVA. En realidad no todos los combustibles los compran consumidores finales. Desconozco la cifra pero imagino que alrededor de la mitad o mas son empresas. Como estas. Recupercuten el IVA, en realidad este IVA no se pierde, se cobra igualmente. Asi que el IVA perdido por la reduccion del precio del petroleo sera menos de la mitad de lo que parece a primera vista.

    Por otra parte lo que ahorra el consumidor en gasolina en su mayoria lo gastara en otros productos que pagan IVA, por lo que el estado recupera por esa via lo perdido en la gasolina.

    Pero ademas hay un tercer efecto. El ahorro en las empresas provocara mayores beneficios e inversion. Si hay mas beneficios hay mas impuesto de sociedades. Si hay mas inversion mas puestos de trabajo , que daran mas IRPF y mas cotizaciones a la SS. Y esto de nuevo da mas consumo , mas crecimiento y mas recaudacion.

    Los efectos de segunda y tercera derivada son los importantes. Pensemos en el sector agricola, pesquero, transporte de mercancias y viajeros, fabricantes de productos quimicos, plasticos etc.. Mejoraran fuertemente sus margenes y eso acelerara la recuperacion.

    Pensemos en bares y restaurante donde igual gastamos los euros ahorrados en gasolina, etc..

  • Que haya dificultades para reducir el déficit a pesar del crecimiento económico, puedo significar algo bueno, y es que esto nos obligará a mantener la disciplina durante mucho más tiempo, y no nos permitirá caer en las alegrías presupuestarias y alocamientos propios de los años 2000.

    Tenemos que sentar las bases de una política de ingresos y gastos públicos coherente, más allá de los vaivenes de los ciclos económicos y de las variaciones de la recaudación.

    La clave está en las reformas estructurales que, se diga lo que se diga, no se han hecho. No se han hecho. No se han hecho. Ahí existe un profundo agujero de eficiencia que, como bien señala el artículo, limitan el empleo y la propia capacidad de recaudación del sistema.

    Si no avanzamos en flexibilidad, dotando a la economía de una capacidad de adaptación mayor ante las circunstancias cambiantes, si no hacemos de los mercados más productivos, eliminando rigideces absurdas y concentrándonos en garantizar el libre acceso de los agentes productivos, así como el fluido, igualitario y honrado intercambio de información, mal vamos.

    Si seguimos sin eliminar trabas y continuamos teniendo una mentalidad intervencionista, la rigidez de las cuentas públicas nos impedirá crecer como debemos. Y la deuda acabará jugándonos malas pasadas, en cuanto las tornas vengan mal dadas.

  • Sr de la Torre,
    Gracias por el artículo.
    Me sorprende que al realizar una importación se pague IVA, ya que asumía que el IVA se aplica a al valor creado en Epaña. Supongo que esto se hace para evitar que productos extrangeros tengan una ventaja (sería el caso si no se pagara IVA en la importación y el producto importado no pagara IVA -o lo hiciera a un tipo más bajo- en el país de origen). Sin embargo, el sistema que describe impide que las exportaciones paguen IVA, ya que si lo hicieran se gravaría dos veces el mismo concepto (en el país de origen y en el de destino).
    Entonces, ¿los productos exportados no pagan IVA (en el país de origen), ni en España ni en otros países? (Una pequeña implicación de esto sería que fiscalmente es algo negativo tener una balanza comercial positiva, ceteris paribus).
    Gracias por su tiempo.

  • Uno de los recortes que hay que hacer es el de los ayuntamientos. Hay demasiados, y demasiado gasto sin control: museos a los que no va casi nadie, polideportivos que se utlizan poco, casas de cultura exageradas, en fin servicios excesivos y caros que no deben estar ahí. Hay que apretarles el cinturón.

  • Es verdad que el crecimiento que viene de bajadas en el precio del petróleo tiene un efecto menos positivo sobre el déficit que el que viene de una burbuja de vivienda, pero en cualquier caso sigue siendo positivo.

    Mis estimaciones:
    * Una burbuja en el precio de la vivienda que aumente el PIB en un punto mejora el déficit entre 1.0 y 1.2 puntos.
    * Una bajada del precio del petróleo que aumente el PIB en un punto mejora el déficit entre 0.5 y 0.7 puntos.

    Y lo mismo si miramos deuda/PIB (hay incluso algo más de diferencia entre los dos escenarios, pero se sigue consiguiendo una notable mejora).

    El freno en la consolidación fiscal a finales del año pasado lo achacaría más a que vienen elecciones y los políticos intentan no perder muchos votos frente a los populistas.

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