- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

Pesadilla con el PET

La actual Secretaria General de Inclusión del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones—MISSM (Mónica Martínez-Bravo, una de las mejores economistas españolas) se hacía eco en una tribuna en El País de unas palabras de Manuel Arellano en su discurso de aceptación del Premio Rey de España de Economía 2020, “una nación sin buenos datos administrativos es como un sistema hospitalario sin acceso a equipos avanzados de resonancia magnética”.

Las instituciones españolas vienen haciendo un esfuerzo por poner a disposición de los investigadores bases de datos administrativos o microdatos custodiados por diversas administraciones públicas estatales y locales. Un magnífico ejemplo es el Laboratorio de Datos del Banco de España (BELab) donde se permite el acceso in situ o remoto a una gran variedad de datos financieros o a la propia Central de Balances por otras vías. Lo mismo ocurre con la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL), dependiente del MISSM, que se ha convertido en una de fuentes estadísticas más utilizadas por investigadores españoles y extranjeros para analizar la problemática del mercado laboral en España. Y así se podrían citar otros muchos casos de buenas prácticas.

Sin embargo, no todo el monte es orégano, como bien señalaba Mónica en su tribuna: la realidad es que el grado de acceso es notablemente inferior al de los países de nuestro entorno. A ello quiero referirme en este post. En concreto, el caso que pretendo denunciar es la actitud obstruccionista de la Subdirección General de Presupuestos, Estudios Económicos y Estadísticas de la Tesorería de la Seguridad Social en lo referente a una solicitud de datos del Panel de Empresas y Trabajadores (PET) que he vivido en primera persona.

En enero de este año, comencé a supervisar el Trabajo de Fin de Grado (TFG) de un alumno de UC3M cuyo objetivo es estudiar el papel que juega la diferencia en poder de monopsonio de las empresas en determinados sectores a la hora de explicar la brecha salarial por género. Siguiendo las contribuciones seminales sobre este tema de Alan Manning (LSE) y otros autores (acá y acá), el grado de concentración de las empresas puede dar lugar a diferentes grados de explotación monopsonística (la diferencia relativa entre la productividad marginal del trabajador y el salario percibido, que en un mercado competitivo sería cero mientras que un mercado sujeto a fricciones de movilidad sería positivo). La medida habitual para medir dicho grado de concentración es el conocido índice de Herfindahl–Hirschman (HHI), que se calcula computando la suma de los cuadrados de las cuotas de empleo de las empresas competidoras en una industria, de manera que varía entre 0 (un gran número de pequeñas empresas en el sector) y 1 (una empresa monopsonística).

Para implementar este análisis, el alumno sugirió el PET (con datos disponibles de 2013 a 2016) como la mejor fuente estadística para abordar esta investigación por su naturaleza de matched employer-employee data. Esta base de datos, presentada en 2019, ha sido elaborada siguiendo la metodología de la MCVL por la Tesorería de la Seguridad Social en colaboración con FEDEA (con un papel fundamental de Florentino Felgueroso y Marcel Jansen, entre otros). En el discurso de presentación del PET, el Director de Ordenación de la Seguridad Social subrayó “la importancia de desarrollar herramientas como ésta que se abran al campo de la investigación para permitir análisis más certeros de nuestro mercado de trabajo, de cara a diseñar políticas públicas adecuadas y realizar evaluaciones rigurosas de estas políticas”.

Inmediatamente, nos pusimos a rellenar la solicitud con la esperanza de que los datos solicitados llegaran en un plazo razonable pues la entrega del TFG está prevista para junio. Nada mas lejos de la realidad. Hasta el momento hemos recibido varias denegaciones por escrito debido a los siguientes motivos.

En resumen, “vuelva usted mañana” como el título del famoso artículo en 1833 de Mariano José de Larra en el que se satirizaba la burocracia y la ineficiencia del sistema administrativo de nuestro país. En este caso, todavía es más grave: en un país donde el acceso a los datos administrativos todavía es complicado y, en muchos casos, se convierte en una auténtica pesadilla (pese a comprometernos a cumplir todas las cláusulas exigidas para el uso anonimizado y confidencial de dichos datos), resulta muy decepcionante que las administraciones públicas sigan poniendo trabas absurdas a una labor fundamental para el desarrollo de la investigación con datos sufragados con nuestros impuestos. Seguro que muchos colegas habrán sufrido experiencias como estas. Esperemos que, con estas denuncias, los Freddy Krueger que custodian con afán patrimonial nuestras bases de datos se alejen de nuestros sueños.