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RESET

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Bien, ahora que nos hemos empachado de tanta confrontación electoral, quizás vaya siendo hora de mirar hacia adelante y ponerse a trabajar. Pero antes, conviene hacer reset, olvidarse de mensajes y promesas, erróneos o exagerados. Dibujemos un escenario algo más certero, o simplemente, ya, apagamos y nos vamos. Esta entrada va de mercado de trabajo, uno de los temas más vilipendiados durante esta campaña.

20 millones de empleos en la próxima legislatura

Fue una cifra repetida reiteradamente durante esta campaña. Si en dos años se ha creado un millón de empleos en términos netos, en cuatro años se crearán dos millones. Si estamos en 18 millones, pues así de fácil, llegamos a 20 millones.

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No cuestionemos aquí que este objetivo sea o no factible, pero si que convendría reflexionar sobre dónde y en qué condiciones se crearán. Primero remarquemos que cuando se habla de "empleos", no se está utilizando la palabra más adecuado, deberíamos decir "ocupados", y más en concreto, "ocupados EPA", es decir, personas que hayan trabajado al menos 1 hora en la semana en que se entrevistaron.  Iniciamos la recesión con 20,7 millones, así que la cifra de 20 millones equivaldría a volver a la casilla inicial.

Es un objetivo aún lejano al que se fijó en la estrategia Europa 2020, esto es, que el 75% de las personas de 20 a 64 años estén empleadas de aquí a final de la década. Nuestra tasa de empleo en este grupo de edad aún no ha alcanzado el 63%, 7 p.p. menos que el máximo alcanzado en el 3º trimestre del 2007, con 450 mil habitantes menos de 20 a 64.  Con el ritmo actual perderíamos aún más población de aquí al 2020 (unos 280 mil), así que para alcanzar el 75% habría que aumentar la ocupación en 3,25 millones de personas.

graf2_teClaro que esta cifra y la meta del 75% no tiene en cuenta las horas que vayan a trabajar estas personas. De hecho, como se muestra en el Gráfico 2, si hiciéramos los cálculos con las tasas de empleo equivalente a tiempo completo, el panorama cambiaría bastante. Pero el detalle quizás más relevante de éste gráfico sea precisamente la intensidad del empleo a tiempo parcial. Sigue siendo bajo en comparación con otros países europeos,  y parece haberse estancado con el inicio de la recuperación.

¿Dónde?

Volver a la casilla inicial no significará volver a recuperar el terreno perdido, ni tampoco volver a cometer los mismos errores. Parece evidente que no se recuperará el empleo destruido en la Construcción, ni en sus industrias auxiliares (una pérdida neta de 2 millones de empleos). ¿Así que de dónde vendrán las buenas nuevas? De momento, el crecimiento por sectores está siendo bastante desequilibrado. El 23,6% del aumento de la ocupación en estos dos últimos años se produjo entre las personas que tienen su empleo principal en el sector de la Hostelería. Este sector no sólo habría recuperado ya la ocupación perdida durante la recesión, sino que se sitúa incluso un 7% por encima de su tamaño en el año 2008. La gran cuestión es si seremos capaces de seguir con este ritmo y generar al menos 500 mil empleos más en este sector, o simplemente se trata de una nueva burbuja. El segundo grupo que hay que remarcar en cuanto a su contribución al aumento de la ocupación, con un 18% de total, son la Educación (11%) y las Actividades Sanitarias (7%). A pesar de los recortes en el gasto público que han afectado ambas actividades, no perdieron ocupación durante la recesión y siguen creciendo durante esta primera fase de la recuperación. Aquí también conviene hacer un reset sobre todo lo que se dijo en campaña electoral en materia de empleo, y quizás centrarnos más en qué colectivos se vieron más afectados por los recortes, por ejemplo, cómo ha afectado a la atención (educativa) a la diversidad

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La segmentación laboral

Otra pelea electoral que tomó unos tintes digamos que pintorescos fue la discusión sobre la dualidad laboral en nuestro país. Que si 75% de indefinidos, o 92% de temporales. Fue quizás el tema realmente más cansino. Ya lo hemos tratado en varias ocasiones en este blog (por ejemplo, aquí), pero déjenme recuperar brevemente y actualizar lo que escribí conjuntamente con Juan José Dolado hace ya unos cinco años en estas mismas páginas. Una forma de ilustrar la segmentación de nuestro mercado de trabajo consiste en clasificar nuestra población en cinco grandes grupos, tal como aparecen en el siguiente cuadro. El paro, al menos el de corta duración, y la temporalidad, no dejan de ser (en gran parte) dos caras de la misma moneda.  Los flujos de entrada y salida del paro hacia y desde la temporalidad no se pueden captar con una foto instantánea como hace la EPA. Una cifra indicativa que nos da también esta encuesta es que 21,3 millones de personas trabajaron el año pasado, 3,2 millones más que las ocupadas en el primer trimestre del 2016.  Esto es, si fuera por el número de personas ocupadas a lo largo del año, superaríamos ampliamente los 20 millones de ocupados.

Existe pues un segmento de personas que están en un circuito secundario, de paro y temporalidad, y que conviene agrupar para no quedarse en un único fotograma de la película. Este sería el segmento B.

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Con esta clasificación constatamos que menos de un 50% de nuestra población de 20 a 64 años estaría en una situación más o menos estable (incluidos de primer grado o segmento A), por un 20% en el segmento B.

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El paro de larguísima duración

Y entre el resto de segmentos, uno de los que más nos tiene que preocupar por su crecimiento durante la crisis y su resistencia a la baja en esta recuperación es el segmento C, el de las personas excluidas que llevan un larguísimo tiempo buscando  empleo, en especial, las que, teniendo experiencia laboral, no han salido aún de su situación de exclusión desde la primera fase de la crisis.

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Y la cuestión que nos hemos de plantear seriamente es si saldrán realmente de esta situación de exclusión y si les llegará también el turno de beneficiarse del crecimiento económico. En definitiva, ¿qué estamos haciendo realmente para que esto ocurra? (1, 2)

Décadas de abandono escolar...

Otro tema de no menor importancia, y con bastante correlación con lo anterior, es si generaremos suficiente empleo para ocupar a los millones de personas con un nivel educativo tan bajo que han perdido su empleo durante la recesión. De hecho, en términos netos, parece que la destrucción de empleo ha incidido prácticamente en exclusiva sobre este grupo y que no se acaba de recuperar.

Graf7Tantos años de abandono escolar temprano se acaban pagando, y si bien parte de la caída de la ocupación se ha visto compensada por la disminución de este grupo de población, no es menos cierto que tu tasa de empleo está aún a casi 20 p.p. de lo que era al inicio de la crisis.  Así que otra grandes preguntas es ¿qué tipo de empleos se pueden generar acordes con este nivel educativo y qué planes de formación y educación básica tenemos en marcha? (34)

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Parados de edad avanzada y bajo nivel educativo

Y otro tema básico es el de las brechas por edades. Por una parte, hemos de hacer frente a un paro de larguísima duración que afecta sobremanera a las personas de edad avanzada con bajo nivel educativo,

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Demografía + paro + precariedad =

Y por otro lado, también hemos de hacer frente a otra realidad: la demografía, el paro y la precariedad laboral han incidido en especial entre los más jóvenes. Este último gráfico me parece uno de los más dramáticos que he tenido la desgracia de dibujar en los últimos años.  La caída en el número de horas trabajadas por la población de menos de 45 años, y su falta de recuperación incluso en esta nueva fase de crecimiento, deberían dar mucho que pensar a quienes nos vayan a gestionar en los próximos años.

Graf17_horas de trabajo45añosComo ven, este es el escenario, el que indican los datos. Aún así, seamos optimistas, sólo hay que ponerse a trabajar, y, por seguro, si nos ponemos todos a la tarea, al margen de confrontaciones electorales sin fin, nos irá mejor. 

Nota: esta entrada se basa en este documento de trabajo de Fedea, titulado "El mercado de trabajo en el inicio de la recuperación"