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Desigualdad, Movilidad e Innovación

El libro de Thomas Piketty, el Capital en el Siglo XXI, del que hemos hablado en entradas anteriores (cómo aquí o aquí) es sin duda uno de los trabajos más influyentes de los últimos años en la profesión. Una de las mayores contribuciones de Piketty (y sus co-autores) ha sido obtener datos acerca de la evolución de la distribución de la renta y la riqueza en 20 países (Samuel habló del caso español aquí). De estos datos se ha destacado la gran proporción de la riqueza (y de la renta) en manos del 1% o el 0.1% más ricos. También se constata el incremento de esta proporción en las últimas décadas Pero ¿a qué se debe este incremento? Una de las explicaciones más habituales es la disminución del papel del Estado en la redistribución de los ingresos vía impuestos. Sin embargo, un trabajo reciente de Aghion, Akcigit, Bergeaud, Blundell y Hémous (2015) (AABBH a partir de ahora) indica que el crecimiento de la innovación de las últimas décadas puede explicar una gran parte de este incremento y eso puede tener un lado bueno al aumentar la movilidad social.

AABBH parten de la observación de que en EEUU la proporción de los ingresos yendo al 1% más rico ha aumentado a la par que la innovación (medida como patentes per cápita) que llevan a cabo la empresas (Figura 1 abajo). Y sí, el número de patentes no es la mejor medida del mundo para hablar de innovación pero en el resto del análisis las ponderan por medidas de calidad como número de citas, que han mostrado ser un indicador bastante razonable.
Figura 1

Para explicar esta regularidad desarrollan un modelo clásico a la Schumpeter donde la innovación permite reemplazar a las empresas ya establecidas. Como resultado, cuando las empresas tienen tecnologías parecidas sus beneficios son muy bajos debido a la competencia, pero cuando un innovador las reemplaza obtiene mayores beneficios debido a la mayor calidad de su producto. Estos beneficios se trasladan al innovador/directivo/accionista que entra a formar parte del segmento rico de la sociedad. Con el tiempo este innovador será imitado o reemplazado por otra empresa y sus rentas se disiparan.

Esta explicación de la desigualdad es muy distinta de la que ilustra el libro de Piketty. Para AABBH la innovación genera desigualdad y a la vez movilidad al hacer que los pobres de hoy, con buenas ideas, sean los ricos de mañana. Las referencias de Piketty a Jane Austen y a Honoré de Balzac nos remiten a sociedades de rentistas, que preservan su estatus debido a que el valor de sus propiedades crece más rápido que la economía. Sin embargo, el libro no va sobre rentistas de una novela del siglo XIX como algunos críticos con pocos escrúpulos nos quieren hacer creer. Así, en la práctica la discrepancia entre Piketty y AABBH no es tan grande porque, aunque a menudo se olvida, Piketty dedica una parte de su libro a tratar, aunque de manera menos sistemática, la mayor movilidad que hemos observado en las últimas décadas asociada a la innovación.

El trabajo de AABBH contrasta en los datos las implicaciones de su modelo. La más obvia es si realmente la innovación explica el incremento en la desigualdad y si, como indicaría el modelo, también contribuye a a aumentar la movilidad. Para lo primero utiliza datos de EEUU a nivel de estado entre 1975 y 2007 y relaciona el número de patentes (en logaritmos) con el porcentaje del ingreso que va al 1% más rico. La columna (1) de la siguiente tabla muestra que un incremento en el número de patentes del 1% genera un incremento en la renta del 1% más rico de cerca del 0,17%.

Tabla6

La tabla también muestra otros resultados interesantes. El primero es que la innovación no explica otras medidas de desigualdad más amplias como el ingreso del 10% más rico (columna 3), el coeficiente de Gini (columna 4) o el índice de Atkinson(columna 6). El segundo es que la proporción de ingresos del 1% más rico y algunas de las otras medidas de desigualdad crece con el tamaño del sector financiero y es menor cuando el Estado es más grande. Por cierto, estos resultados se obtienen en una regresión con instrumentos que no voy a discutir aquí (representantes del Estado en el comité de apropiaciones e innovación en estados adyacentes), lo que nos permitiría hacer interpretaciones causales.

La segunda parte del trabajo relaciona innovación y desigualdad. La dificultad en este caso proviene de obtener datos a nivel de Estado, lo que les obliga a analizar áreas metropolitanas para las que sí existen indicadores de desigualdad. Sus resultados muestran que en aquellas áreas en las que la innovación aumenta, la movilidad crece tanto si la medimos como el percentil “esperado” que alcanzará el hijo nacido de un padre en el percentil 25 inferior (AM25) o la probabilidad que tiene este niño de transitar desde el quintíl del ingreso más bajo al más alto (PM1-5) o del segundo más bajo al más alto (PM2-5).

Tabla12

Por supuesto, uno podría argumentar que para que la movilidad aumente como resultado de la innovación está debería ser llevada a cabo por nuevas empresas. Es decir, si las mismas empresas que ya están en el mercado innovan, la posición de sus accionistas/directivos en la distribución del ingreso no se vería afectada (algo así como los rentistas de Austen y Balzac). Para comprobar si este es el caso, los autores diferencian las patentes entre aquellas que pertenecen a entrantes (empresas que no han patentado nada en ese área hasta los últimos tres años) y empresas establecidas (el resto, en inglés “incumbent”). Como la siguiente tabla muestra, sus resultados son consistentes con esta idea y las innovaciones de las empresas ya establecidas no afectan a la movilidad social.

Tabla13

Finalmente, una de las contribuciones más interesantes, sobre todo desde la perspectiva española, es el efecto de los grupos de presión (lobbies) sobre como la innovación afecta la desigualdad y la movilidad. Para ello construyen un indicador de la importancia que tienen los lobbies en cada área metropolitana basado en las contribuciones que las empresas de cada sector hacen a los partidos políticos (ver aquí) y ponderadas por el tamaño que tiene cada sector en ese área metropolitana. Sus resultados, en la siguiente tabla, indican que los grupos de presión reducen el impacto que tiene la innovación sobre los ingresos del 1% más rico. La segunda columna, sin embargo, muestra que esto sucede a través de su efecto sobre los entrantes. Esto podría suceder, por ejemplo, porque los grupos de presión consiguen imponer legislación que beneficia a las empresas establecidas en detrimento de los entrantes (algo parecido a nuestro “capitalismo de amiguetes” y tiene que ver con un comentario de Jesús a su entrada del martes). En cuanto a los efectos sobre la movilidad, los autores separan las áreas metropolitanas entre las que tienen una importancia de los grupos de presión por encima de la mediana (columna 4) o debajo de ésta (columna 5). Los resultados muestran que la innovación por parte de los entrantes solo aumenta la movilidad en el último caso, cuando los grupos de presión son poco importantes.

Tabla15

¿Qué podemos concluir de este trabajo? Aunque la innovación aumenta la ingresos del 1% más rico (y no necesariamente la desigualdad de manera más amplia) también tiene el potencial de incrementar la movilidad social. Para ello, son necesarias instituciones que promuevan la igualdad de oportunidades y mantengan a los grupos de presión (y las empresas establecidas) bajo control.

Ah, ¿y quién es el 1%? Un artículo reciente de la OCDE nos lo muestra para países europeos. Los siguientes gráficos son para el caso español, y lo contrastan con el otro 99%.

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