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Primer premio CIA NeG. Representando la (enorme) magnitud de la burbuja inmobiliaria

de Kiko Llaneras

No descubro nada diciendo que la burbuja inmobiliaria es uno de los fenómenos responsables de la actual crisis española, una de las razones por las que los vaivenes de la economía mundial nos han afectado con especial virulencia. Todos somos conscientes de eso,  y sin embargo, en ocasiones creo que olvidamos la magnitud del desplome inmobiliario.

La siguiente gráfica muestra el número trimestral de compraventas inmobiliarias y el valor de tasación promedio desde marzo de 2007 hasta marzo de 2012 (con datos del Consejo General del Notariado):

Podéis ver como el valor de los inmuebles vendidos ha caído un 30%. Una caída importante, sin duda, pero que se ve eclipsada cuando la comparamos con el desplome de las transacciones: el número de compraventas de inmuebles ha caído hasta un 70%.

En esencia, la gráfica refleja la caída de una actividad económica. Se venden muchísimos menos inmuebles y sensiblemente más baratos. Pensad que hablamos de cientos de miles de operaciones, de cientos de miles de euros cada una. Es decir, de muchísimo dinero.

¿Pero cuánto representa todo ese dinero? La siguiente gráfica intenta responder a eso. Su propósito es ilustrar la magnitud económica que representaban las compraventas de inmuebles, y de como esa actividad se ha volatilizado. Para ello he representado el valor del total de compraventas de cada trimestre expresado en relación al PIB del mismo periodo. (Nota: la cifra solo pretende dar orden de magnitud a un valor en euros; pensad en ella como el equivalente a los campos de fútbol para medir distancias.)

Podéis apreciar la enorme magnitud de la burbuja en su apogeo: en el año 2007 el valor de las compraventas de inmuebles equivalía al 30% de todo el PIB español. A partir de entonces el desplome fue fulminante —la venta de inmuebles colapsó y su precio se contrajo—, hoy, cinco años después, las compraventas apenas equivalen al 6% del PIB. Cuatro veces menos de lo que fue.

Lo que muestran estos datos es que una actividad enorme se ha volatilizado, y podemos intuir y especular sobre las consecuencias que eso habrá tenido sobre el endeudamiento privado, la destrucción de empleo, la perdida de ingresos del Estado, o la debilidad del sistema español. Pero eso es trabajo de otro día; esta nota solo quiere reflejar la magnitud de la burbuja inmobiliaria y del cráter que ha dejado.