Seguro que alguno de mis colegas en este Blog hace una interesante disección de las 55 medidas que contiene el “Acuerdo Político para la Recuperación del Crecimiento Económico y la Creación de Empleo” que hoy se ha hecho público. A uno, amante de lo concreto, estas casi cinco docenas de medidas le marean.
Pero, además, he llegado a la quinta medida –hoy ésto va de cincos- y no he podido evitar un sobresalto: “Fomento de la VPO: ampliar el apoyo financiero del ICO a promotores de viviendas de protección oficial para cuando estas se destinen a la venta”. Además de ser bastante absurdo que la ayuda sólo sirva para cuando las casas sean para la compra, no para el alquiler, he comprobado cómo de nuevo la dichosa vivienda de protección oficial se ha vuelto a colar en el programa pensado para llevarnos a la nueva economía… Con poca esperanza, me gustaría dedicar lo que resta de post a explicar brevemente por qué no es una buena idea.
Garbiñe Saez es una joven y entusiasta diputada del Parlamento Vasco. Antes de lograr su escaño se presentó al sorteo de una VPO en Amurrio con tan mala fortuna que se lo adjudicaron cuando ya era diputada. Legalmente cumplía todas las condiciones para quedarse con el piso… pero ahora ganaba algo más de 67.000 euros. Garbiñe renunció al piso que en justicia le correspondía pero muchos y muchas en circunstancias similares no lo hacen. Porque las VPO no van a quienes tienen escasos ingresos, sino a quienes una vez (y esto ocurre a pobres y ricos) tuvieron poca renta.
Pensemos por un momento en lo perverso del sistema. Los presupuestos para 2010, contemplan un gasto en vivienda protegida en propiedad de alrededor de 1.000 millones de euros. Esos mil millones, como segunda lotería de navidad, va a parar a unos pocos de los también escasos que consiguieron enterarse de que en su ayuntamiento iban a hacer una promoción de VPO. Son en su mayoría jóvenes, no necesariamente de familias con escasos recursos porque aquí nadie pregunta por el patrimonio familiar, a quienes el Estado “les pone un piso”, es decir, les hace una descomunal transferencia de renta (una broma comparada con el cheque bebé). ¿Qué pensaríamos de un Estado que gasta 1.000 millones de euros anuales en poner Porches Cayennes –se escribe así?- a aquellos que han tenido la suerte de enterarse donde es el sorteo? Pues con lo que gana el que vende un piso de VPO (que suele valer un 50% menos que uno de precio libre) probablemente te puedes comprar un par de esos.
Muchos pensarán que la solución al problema anterior es impedir que la gente pueda vender una de estas viviendas. Y de hecho, limitaciones bastante amplias se encuentran en todas las legislaciones. Con lo que el sistema ya no es solo inequitativo (por regalar Porches) sino desincentivador del empleo. ¿Qué trabajo tienen que ofrecerte en otra ciudad, pueblo o lo que sea, para que estés dispuesto a perder tu vivienda protegida que has conseguido milagrosamente a mitad de precio? Nuestra falta de movilidad laboral no es fruto de la cultura ni de nuestro amor por la tierra: es el resultado de políticas que nos clavan a la tierra como postes y que al final se traducen desafortunadamente en más paro.
Hace unos meses unos cuantos economistas sugerimos algunas medidas (ver aquí) para despertar el mercado de la vivienda, dando salida a las numerosas casas vacías, aprovechando la demanda potencial y haciendo que la propiedad de los inmuebles no sea una limitación en la búsqueda de empleo. Eliminar la vivienda de protección oficial y dedicar esos recursos, tan importantes, a fomentar el alquiler, era una de nuestras propuestas. Nuestra propuesta se basa en la convicción de que hoy, probablemente no cuando se inició esta política, se puede proteger a las personas y no a los ladrillos. Y creemos que una buena parte de la sociedad también ya lo piensa así.
Hay 6 comentarios
Hombre, eso que comentas es bién sabido (yo mismo podría hablarte de parejas que tienen dos casas, en las cuales uno o los dos miembros han adquirido una VPO), pero eso tampoco quiere decir que no se deban hacer viviendas sociales; de hecho la VPO de alquiler ya existe, sólo que en una proporción ridícula. Lo que se ha de hacer es revisar las condiciones anualmente.
Es una vergüenza que con el dinero de todos hagan negocio algunos con más o menos suerte. Lo justo sería el alquiler subvendionado (revisable, según renta anual) con opción a compra, a precios de mercado. Se evitarían muchas injusticias y corrupciones.
Este post me ha resuelto una clase de doctorado. El tema es como cambian por las políticas públicas las restricciones presupuestarias. Comparar la restricción presupuestaria del hogar (tanto ex-ante sin saber si ha tocado, como ex-post de aquellos a los que les sonó la flauta) con y sin política ilustra claramente la extravagancia de las viviendas de protección oficial. Desafío a los más imaginativos a que contribuyan un modelo donde está política contribuye a un fin explícito del gobierno. Gracias, Pablo.
Desde luego, la medida tiene todo el aspecto de una "huída hacia adelante" en toda regla. Con el stock de viviendas vacías (es decir, perfectamente habitables pero vacías todo el año) que existe en estos momentos en España, podríamos satisfacer las necesidades de vivienda de todos los hogares netos que se crean en la zona Euro. Eso sí, la restricción presupuestaria de las familias no permite un ajuste entre la "oferta" (por llamarlo de alguna manera) y la demanda de vivienda (uno de cuyos factores, el préstamo fácil y barato, ya no es tan fácil). De modo que este descomunal exceso de ¿oferta? no se vacía porque el ¿mercado? no hace su trabajo. Lanzar más viviendas a ese pozo sin fondo, sean VPO o no, con o sin corrupción, es ineficiente y profundamente injusto.
Si lo que nos preocupa es la caída "excesiva" en el precio de la vivienda, la medida es nuevamente absurda.
Y sí, la medida reduce la movilidad geográfica desde el punto de vista del mercado de trabajo. Pero también fomenta que, cuando las condiciones de vida aprietan (y vaya que si lo hacen) los "agraciados" por VPO tengan que hacer desplazamientos diarios absolutamente inhumanos ante la imposibilidad de cambiar de residencia. Esta otra "movilidad geográfica diaria" es otro monumental derroche de tiempo, de recursos y de productividad.
Una nota: no se las equivalencias entre las hipotéticas ganancias de capital de los agraciados VPO y los porsches Cayenne, pero veo que los que conducen esos coches finalmente suelen ser los que promueven las VPO, no los que viven en ellas.
Gracias por el blog.
D, das en el clavo; no se trata de no hacer política social con la vivienda; sino de hacerla con "más" cabeza. Los apartamentos sociales de alquiler en algunas ciudades americanas nos enseñan que esa tal vez no es tampoco una buena idea. Es mejor, como sugiere, Angel, ayudas a los que alquilan (es decir, a los contribuyentes, no a las casas).
Victor, gracias por el comment; a mi me sorprende lo arraigada que está la medida en políticos de todos los partidos. Es una unanimidad sospechosa.
Jorge, en el documento que publicamos hace unos pocos meses lo que poníamos de manifiesto que había que dejar al mercado hacer su trabajo. Si tomamos una seria de medidas para sacar el millón de viviendas vacias, ya veríamos como se ajustarían los precios y habría de nuevo demanda de vivienda, en buena medida de alquiler. Pero eso requiere arriesgar un poco y no parecen que nuestros gobernantes estén por esa labor.
¡Enhorabuena! No se podría explicar mi "anti-VPOismo" mejor. Gracias. Sí, yo también conozco a gente que disfruta de una VPO además de buen sueldo y/o patrimonio familiar sólo porque se enteraron de dónde era el sorteo. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? ¿Por qué no hay más gente que piensa en ésto?
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