Siempre he admirado ese clásico de la televisión en el que un señor de rizos no para de dar "briconsejos", que a mí, como eslabón perdido de las artes manuales, me resultan un tanto ajenos. Así que, inspirado por este reciente artículo de El País, y alentado por mi mujer ("a ver si escribes sobre algo [leer más ...]