por Marta Trapero-Bertran y Juan Oliva
N.E.: Recortes, cierres, privatizaciones, cooperación público-privada, copagos, negación o racionalización de servicios, desfuncionarización, medicamentazos. Sin lugar a dudas son tiempos revueltos para el sistema sanitario español (y no digamos para la atención a la dependencia), en deriva desconocida. En estos tiempos proliferan los informes sobre reforma del sistema sanitario, aunque la mayoría de ellos adolecen de falta de independencia cuando no rigor, que caracterizaba por ejemplo al desafortunado informe Abril (aquí). En el presente post, Marta y Juan, presidenta y ex-presidente de la Asociación de Economía de la Salud, nos introducen a una serie de cuatro post, que se publicarán en las próximas semanas, con un diagnóstico independiente y un conjunto de propuestas de soluciones de los principales problemas del sector. El detalle de dicho diagnóstico y propuestas se podrá encontrar en la web de la asociación (www.aes.es).
La salud es uno de los pilares donde se apoya el bienestar de los individuos y las sociedades. Desde la perspectiva individual, aunque disfrutar de buena salud no es condición suficiente para alcanzar o mantener un alto grado de bienestar, en términos generales, es condición necesaria como lo muestran distintos estudios sobre salud, felicidad y satisfacción de los individuos realizados en los últimos años. El importante volumen de recursos invertidos por países de nuestro entorno y el nuestro propio en medidas de carácter preventivo y tratamientos sanitarios que tratan de evitar o paliar, en la medida de lo posible, el dolor y el sufrimiento que ocasionan las enfermedades y los problemas de salud es, sin duda, reflejo del grado de prioridad que concedemos como sociedad a la protección de la salud.
La sanidad es el servicio público más utilizado y valorado por los ciudadanos y el que consideran que más justifica los impuestos que pagan. Ahora bien, al mismo tiempo los ciudadanos también manifiestan que es aquel del cual se hace peor uso y el que tiene mayor margen de mejora. Ello es congruente con la identificación de rigideces y problemas de adaptación del sistema a un entorno que ha cambiado sustantivamente, y en el cual la negativa en el pasado a acometer reformas compromete seriamente su capacidad para responder a cambios demográficos, tecnológicos y sociales, en suma, su solvencia en los años próximos.
La Junta Directiva de la Asociación de Economía de la Salud (AES),[1] ha invitado a socios de AES con reconocida experiencia en diferentes áreas a tomar el pulso del SNS, a valorar los cambios introducidos por iniciativas legislativas recientes, y a proponer medidas de reforma fundamentadas en los análisis de la economía de la salud. La reflexión, fundamentada en pruebas y bibliografía contrastadas, se articula sobre cuatro grandes ejes: la financiación y la cobertura pública; la organización de la asistencia sanitaria; las políticas de salud; y el buen gobierno de la sanidad.
El punto de partida es reconocer que el Sistema Nacional de Salud (SNS) está siendo uno de los estabilizadores sociales clave en España para que la crisis económica no derive en una crisis social de gran magnitud. El que los ciudadanos tuvieran acceso, hasta hace poco tiempo, prácticamente universal a la sanidad pública es un logro y un derecho, pero además es un elemento de desarrollo, progreso, crecimiento, cohesión social y de protección de la salud que está mostrando todo su valor en los momentos más duros de esta larga crisis.
El contrato social establecido entre los ciudadanos y sus representantes y entre los profesionales sanitarios y sus pacientes es sólido y cualquier duda sobre él debería exponerse a un intenso debate social. Ello no implica que el sistema sea inmutable y que no pueda estar sujeto a cambios. En un contexto de ingresos públicos reducidos y con escaso o nulo margen para incrementar la deuda, un imperativo del que será difícil escapar es lograr un mejor desempeño con menos recursos. Pero ello no será posible si continuamos aplicando los mismos criterios con menos recursos. Menos de la misma manera conllevará indefectiblemente una erosión en la calidad del sistema y en nuestras condiciones de salud. Por ello, se necesitan nuevas reglas y prácticas que afronten los problemas presentes y los retos futuros que aguardan al SNS.
La solvencia del SNS y la posibilidad de desarrollar políticas de salud intersectoriales que amortigüen los efectos de la crisis económica sobre la salud de los ciudadanos pasarán necesariamente por conjugar la gestión eficiente de los recursos y la mejora simultánea de la equidad de las políticas implantadas. Para ello, condiciones necesarias, aunque no suficientes, serán apoyarnos en las fortalezas de nuestro sistema, pero también eliminar bolsas de ineficiencia, aprender de experiencias ajenas aplicándolas con inteligencia y realismo en nuestro medio, apelar al liderazgo y compromiso de los profesionales sanitarios y favorecer la participación ciudadana, tomar decisiones informadas y cultivar la evaluación de nuestras políticas.
Estos y otros temas serán expuestos a lo largo de las próximas semanas en una serie de posts, que comenzará el próximo 10 de diciembre coincidiendo con la presentación del informe. Asimismo, para los lectores interesados en la obra completa, el trabajo se expondrá de manera permanente y en abierto en la página web de AES (http://www.aes.es).
La publicación de este documento no agota su recorrido puesto que no puede considerarse en ningún caso como una obra acabada, sino como una primera versión de un documento de trabajo orientado a alentar un debate razonado y abierto con participación de expertos, personas interesadas y ciudadanía, en general. Debate dinámico y flexible en función de los avances en el conocimiento y de la situación económica y social, con cabida a opiniones dispares dado la multiplicidad de posicionamientos e intereses de los distintos agentes implicados, pero siempre dentro del marco de la reflexión y discusión razonada, basada en el respeto y fundamentada en el conocimiento.
Esperamos que lo disfruten y participen del mismo
Marta Trapero-Bertran y Juan Oliva son, respectivamente, Presidenta y ex-Presidente de la Asociación de Economía de la Salud
[1] Entre los fines de AES se encuentra: (a) el contribuir a la mejora de la salud y de los servicios de atención sanitaria para el conjunto de la población, a través de las aportaciones del conocimiento científico; (b) el impulsar el debate en torno a alternativas que persigan la eficiencia y equidad en los sistemas de salud, para que repercutan en el bienestar general de la sociedad y favorezcan la sostenibilidad del sistema; (c) el promover el buen gobierno de los sistemas de salud, potenciando el desarrollo efectivo de las políticas de salud y la rendición de cuentas a la sociedad; y, (d) fomentar una cultura de evaluación en el conjunto de los sistemas de salud, abarcando desde el nivel de las políticas a la gestión clínica, entre otros.