conjunto con Juan Oliva -Presidente de la Asociación de Economía de la Salud.
La sanidad es el servicio público sistemáticamente mejor valorado por los ciudadanos (aquí). Dentro del discurso político de los últimos años ha sido un lugar común el referir la calidad de nuestro sistema sanitario aludiendo a sus buenos resultados en salud, a su bajo coste en comparación con lo de otros sistemas de nuestro entorno y a defender (aún cuando no se apuntara amenaza) a sus principios de universidad, solidaridad y equidad.
En realidad, aún siendo la asistencia sanitaria un pilar básico de nuestro Estado del Bienestar, la salud está plurideterminada por múltiples factores, de los cuales la sanidad es un elemento básico, pero no único, por lo cual no conviene olvidar la influencia del clima, la renta, la educación, o las decisiones individuales (hábitos) y colectivas (entornos y elementos institucionales), entre otros factores (aquí). En segundo lugar, el discurso sobre el bajo coste de nuestro sistema es puesto en duda por expertos en el tema (aquí). Es cierto que nuestro gasto, ajustado por renta, es inferior a la media de otros países europeos, pero lo que podría ser cierto respecto a países con sistemas sanitarios de una forma de organización diferente (modelo Seguridad Social como Francia o Alemania), deja de serlo cuando nos comparamos con países con modelos de naturaleza similar al nuestro (tipo Sistema Nacional de Salud: Suecia, Reino Unido o Italia). Es decir, gastamos más o menos lo que corresponde a nuestro nivel de renta. Una tercera cuestión, con la que cerramos esta breve entrada, es que, reconociendo la excelencia del capital humano que trabaja en el sector sanitario y la más que razonable dotación de medios físicos y técnicos e innovaciones en el mismo, desde hace tiempo se habían apuntado tensiones en nuestro sistema sanitario y muchas voces abogaban por abordar reformas sensatas. Cambios largamente retrasados pero que no podían seguir siendo aplazados indefinidamente (aquí) si querían realizarse con calma, dado que la alternativa era afrontarlos con carácter de urgencia cuando la coyuntura económica fuera desfavorable (aquí).
Es útil señalar lo anterior para prevenirnos de discursos extremos en ambos sentidos, como “el sistema sanitario español es el mejor de los sistemas” o “la sanidad pública es fuente de ineficiencias y no es sostenible”.
La polémica que estamos viviendo en las últimas semanas ante las medidas de reforma sanitaria propuestas por el gobierno de la Comunidad de Madrid revela alguno de los peores rasgos de nuestro sistema y subraya que en modo alguno hemos cumplido con nuestros deberes. En la misma se confunde elementos básicos como la financiación con la provisión y con la gestión de los servicios y se mezclan mensajes que responden a elementos ideológicos pero no al conocimiento científico-técnico, lo cual pone de manifiesto la opacidad del sistema y la ausencia de normas de buen gobierno en la sanidad.
Centrando el discurso en la sanidad financiada con recursos públicos (las ¾ partes del gasto sanitario total en España), durante las dos últimas décadas hemos experimentado con todo tipo de fórmulas de gestión y cambios de formas organizativas. Así, dentro de la gestión pública sanitaria, hemos observado cómo en el campo de la gestión directa, modelos basados en enfoques de gestión tradicionales han convivido con otro tipo de gestión de carácter gerencialista aplicados en institutos y unidades de gestión clínica, y ambos con distintas fórmulas de entidades con personalidad jurídica diferenciada (entes públicos, consorcios, fundaciones, sociedades mercantiles públicas, organismos autónomos y entidades públicas empresariales), cuyo objeto era la búsqueda de una mayor flexibilidad en la gestión, al pasar del marco normativo público-administrativo (más rígido) al propio del derecho privado (más flexible). Junto a ello, han proliferado fórmulas de gestión indirecta en las cuales la provisión del servicio es realizada por una entidad privada, que puede tener o no ánimo de lucro, bajo la supervisión del financiador (público) del servicio y articulada mediante acuerdos contractuales de larga duración.
Dentro de las fórmulas de gestión indirecta cabe distinguir la experiencia de las Entidades de Base Asociativa (conocidas como EBAs, entidades de tipo cooperativa), fundaciones privadas (sin ánimo de lucro, muy comunes en Cataluña) y las sociedades mercantiles (entidades con ánimo de lucro y de titularidad privada). Dentro de estas últimas, cabe distinguir entre los conciertos y convenios efectuados para la prestación de servicios sanitarios (un tipo de colaboración público-privada de larga tradición en el medio sanitario español) y las más novedosas concesiones de obra pública para la construcción y gestión del edificio sanitario y la provisión de servicios no sanitarios (Private Finance Initiatives-PFIs en su acepción anglosajona) y las concesiones administrativas para la construcción y gestión del edificio y la provisión de servicios sanitarios y no sanitarios para una población definida (el llamado “modelo Alzira”, para una explicación en detalle véase aquí y aquí).
Llegados a este punto, el lector avezado se preguntará qué modelo ha demostrado ser más ventajoso y en base a qué variables presupuestarias y de calidad asistencial (el balance coste-efectividad) se ha evaluado la bondad de los modelos o, cuando menos, cuáles son las fortalezas y la debilidades detectadas en cada uno de ellos. La respuesta, como el lector tristemente imagina, es que no se han evaluado. Dos décadas de experimentos en gestión directa (pública) o indirecta (privada), salvo en contados casos (aquí, aquí y aquí), no han conseguido ir más allá de cuestionadas narrativas de éxito (aquí, aquí). Resulta amargo constatar que para obtener algún conocimiento sobre la cuestión debemos recurrir a la literatura internacional (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí). La principal conclusión de la reciente experiencia británica, bandera en experimentos de colaboración público privada, es que la gestión privada de los servicios sanitarios no es necesariamente mejor que la gestión pública…ni al contrario. Factores tales como el entorno administrativo e institucional, la cultura de los centros, las condiciones de los contratos y la adecuada supervisión por parte del financiador de la calidad del servicio prestado son los elementos a tener en cuenta cuando se analizan estos casos. Alternativamente, fomentar la competencia entre centros (con independencia de la forma jurídica de gestión), sí puede ofrecer mejoras en sus resultados.
¿Podemos permitirnos el lujo de gastar nuestros recursos en políticas públicas que no funcionan? (aquí) La cuestión de fondo reside en que los principios rectores tradicionales del sistema sanitario- universalidad, solidaridad y equidad- necesitan ser complementados por otras normas de buen gobierno como son la transparencia y la rendición de cuentas a la ciudadanía, la participación de los agentes en las decisiones, la promoción y la defensa de una cultura de integridad, buenas prácticas y de ética profesional a todos los niveles y la consideración de criterios explícitos de eficiencia y calidad en la toma de decisiones, todos criterios ellos prácticamente ausentes (no parecemos aprender) de la cultura de gestión española.
Un gobierno sanitario que no avance en estos aspectos no podrá involucrar al resto de profesionales y sociedad civil en la compleja tarea de avanzar en la solvencia del sistema sanitario. Recortes indiscriminados conllevan una erosión de la calidad del sistema y el desapego de los profesionales. Políticas no justificadas arriesgan la desafección del ciudadano hacia el sistema sanitario público y hacia sus representantes. Un lema repetido hasta el absurdo en los últimos tiempos es que hay que tomar decisiones valientes. Y probablemente sea cierto. Pero no menos cierto es que ante todo deben primar las decisiones inteligentes e informadas previamente por el conocimiento científico y técnico disponible.
Este post inicia una serie de artículos que tratan de aportar luz sobre la cuestión tratada para, sin obviar la dificultad de la tarea, contribuir al debate sobre la misma. En una próxima entrada se aportará la escasa evidencia sobre gestión pública y gestión privada. Seguirán otras entradas que valorarán en profundidad las opciones existentes.
Hay 42 comentarios
Tal como apuntáis la fuerte carencia de auténticas evaluaciones técnicas, y la ausencia absoluta de accountability son los obstáculos a salvar para una toma de decisiones informada y que cuente con la necesaria legitimidad social y política; y que sea capaz de implicar a los profesionales.
Tenemos expertos, hay literatura y hay experiencias en otros países de las que aprender. Divulgad, esperamos los post y la sana polémica.
Ya era hora de que se ocura de este tema NsG. Esta excelente entrada ayudara a poner de manifiesto el profundo contenido ideologico de lo que se esta tratando de vender como medidas necesarias para salvar el sistema
No tiene mucho sentido comparar "en general" gestion publica y privada. Depende de los metodos de gestion en uno y otro sector en cada pais. En Espana el sector publico tiene una caracteristica que lo hace muy proclive a la gestion deficiente: la persistencia de un sistema jerarquico estamental, un sistema antiguo en el que hay muchos niveles jerarquicos definidos por el status y no por la competencia directiva, en el que los jefes tienen el derecho de opinar sobre el trabajo de sus subordinados pero no la obligacion de hacerlo, en el que no existen practicas sistematizadas de interaccion jerarquica, en el que el trabajo jerarquico esta muy poco retribuido, en el que el procedimiento disciplinario no se usa, en el que los jefes se encierran en el despacho procurando alejarse lo mas posible de la cotidianeidad del trabajo de sus subordinados, en el que la eficacia y productividad de cada trabajador depende casi exclusivamente de su propia conciencia y autoexigencia... en el que nadie habla de poner al dia el sistema jerarquico...
(perdon por la falta de acentos, teclado extranjero)
Creo que la mayoría de características que comentas se podrían aplicar a muchas empresas del sector privado. Parece que siempre que se habla del sector privado va intrínseco la eficacia y optimización de los recursos, cuando de mi experiencia de varios años en diferentes empresas y sectores he podido comprobar que son más bien escasas esas características.
Muchas gracias Sergi y Juan. Había ganas de leer algo como vuestro buen artículo y sobretodo me quedo con ganas de leer los siguientes que tengáis. Muchos ánimos y agradecimientos por vuestro esfuerzo de aportar algo de luz sobre la oscuridad ideológica y política que cubre este tema.
Saludos.
Estimado Carlos, gracias por tu comentario. Nuestra idea es la de publicar cuatro o cinco entradas sobre el tema. Y, aunque tenemos opinión y conocemos la evidencia sobre el tema, hemos preferido que las siguientes entradas sean contribuciones de investigadores que han trabajado y/o pensado en profundidad sobre el tema.
Sergi
Gracias , Sergi, por esta entrada. Esperamos las siguientes con impaciencia.
Supongo que tocarás el tema más adelante, pero tal vez convenga decir unas cosas previas pertinentes al debate español. Una de las sospechas de parte de la ciudadanía es la falta de plan y de control en las reformas que se están haciendo. No hay libro blanco ni plan general alguno (como el Griffiths report de su día en el RU), no hay apenas participación de los profesionales y, cuando se pide no se les da medios para que sea efectiva (no va a existir una cooperativa de médicos que gestione de la noche a la mañana) y, sobre todo, hay sospechas (infundadas o no) de que las adjudicaciones no se hacen de manera transparente y en régimen de competencia, por lo menos en algunas comunidades.
¿Escribirás sobre estas cosas? ¿puedes adelantar algo?
Muchas gracias por elegir este tema. Necesitamos un debate más académico.
De acuerdo con Albert en que no tiene mucho sentido comparar "en general" gestión pública y privada pero por la misma razón no tiene sentido generalizar sobre el sector público. La Sanidad pública en España tiene filtros que favorecen la excelencia del "funcionario médico": Nota alta en Selectividad. Examen MIR competitivo. Residencia de entre 3-5 años. Evaluación directa y continua por paciente y familiares e interacción frecuente entre niveles jerárquicos. Además en muchos servicios es muy importante el incentivo de la investigación y la docencia. Es difícil encontrar estos filtros e incentivos en otras áreas del sector público.
Los hospitales públicos mejorarían con la introducción de elementos de gestión privada - empezando por sus equipos directivos. Si el principal directivo de un hospital no es seleccionado por criterios profesionales sino políticos, es difícil impulsar desde la dirección una misión basada en los resultados, el mérito y la excelencia.
Totalmente de acuerdo el principal problema es que las decisiones no son técnicas sino políticas.
Es muy difícil estar de acuerdo con el modelo de privatizaciones que intenta la Comunidad de Madrid, pues en esencia busca convertir un monopolio publico en un oligopolio privado, aliñado con absoluta falta de transparencia y prepotencia de los detentadores de mayorías absolutas que aborrecen el consenso, y todo ello en el contexto de una corruptela generalizada de políticos y empresarios. Pero el sistema actual tampoco funciona bien y se requieren reformas. A mi entender hay que devolver el protagonismo al ciudadano, potenciando su libre elección del proveedor sanitario, pero cualquier tipo de reformas solo debe llevarse a cabo si se respetan las características de nuestro sistema sanitario: universalidad, solidaridad y equidad.
Al final de los años 90 se abandonó de facto el objetivo de modificar la gestión pública de los hospitales de gestión directa administrativa; el interés político se re-focalizó a las llamadas "nuevas formas de gestión" (gestión directa con personalidad jurídica propia tipo fundación, consorcio o empresa pública). Valencianos y Madrileños aprovecharon para hacer un contracting out radical vía concesión administrativa (colaboración público privado): el objetivo inicial ampliar la red sin ampliar el déficit ni el endeudamiento; el objetivo complementario, hacer realidad una preferencia ideológica por la provisión privada; el objetivo oculto... posiblemente las amistades peligrosas.
Enfatizo: abandono de cualquier objetivo reformista radical en la gestión pública; coalición curiosa para no hacer nada entre conservadores-liberales (privatización), sindicalistas (rol conservador resistente), y socialdemócratas (rol atolondrado)...
El post da dos datos demoledores: dos décadas de experimentos, ninguna evaluación. Suficiente para que se disparen todas nuestras alertas. Sin ninguna evaluación y sin información accesible sobre resultados, se pretende hacer un nuevo experimento, esta vez, masivo. Las sospechas de los profesionales y de los ciudadanos, infundadas o no, son totalmente comprensibles. Más si tenemos en cuenta que si el experimento sale mal, es bastante posible que acabemos pagando los ciudadanos, dada la tendencia existente en el capitalismo castizo a socializar las pérdidas.
Creo que, antes de hacer más experimentos, sería muy conveniente evaluar la evidencia disponible. Mientras tanto podríamos escoger a los gestores de nuestros centros sanitarios con criterios estrictamente profesionales, aumentar mucho la autonomía de gestión y proporcionalmente la exigencia de responsabilidades e implicar a los profesionales en los resultados. Para esto sólo hace falta que los políticos renuncien a usar la sanidad como un cortijo más en el que colocar a los suyos. Una reforma barata que tendría efectos inmediatos y que vale para muchos otros ámbitos de la gestión pública.
Suscribo muchos de los comentarios y especialmente el último párrafo de José Repullo.
Espero ansioso los siguientes capítulos de la serie.
Cuando alguien dice 'sospechas infundadas o no', lo que creo que quiere decir es, 'muy a mi pesar, infundadas'.
Si no, no diría 'infundadas o no', sino que daría el fundamento de esas sospechas.
En este tema tengo poco que decir, pues ni me afecta directamente (no soy usuario del sistema nacional de salud de la CAM ) ni tengo datos ni sospechas, pero tampoco lo veo tan dramático. Si el cambio va a mal para el ciudadano, ya sea por peor servicio o por aumento de costes, ya se encargarán de realizar el cambio de gobierno; y el partido de la oposición, con una racionalidad que aplasta, ya ha dicho que revertirán la situación en cuanto lleguen al poder (sin tener en cuenta el resultado).
Otra cosa es que los ciertamente afectados por el plan, los empleados públicos, no quieran cambiar su status, pero al menos, podían ser sinceros y dejarse de lemas falsos sobre privatizaciones, muertes, etc. Pero claro, en una disputa de este tipo, es fundamental ganarse el aprecio del votante diciendo que le defiendes, y no ganarse su resentimiento diciendo que defiendes tus moscosos, tus horarios y tu salario.
Un saludo
Las sospechas son fundadas, me temo, en que un numero muy muy limitado de empresas (vaya, dos) se han llevado las concesiones tanto en Valencia como en Madrid en los ultimos 10 años. Sin duda son empresas que gestionan como los angeles, o aun mejor, pero hombre, hasta en el oligopolio de las petroleras hay mas empresas (3). Y la palabra clave aqui es concesión. Nada de competencia, concesión.
Por otra parte, si empiezas a romper el sistema de salud por alguno de sus lados mas debiles puedes acabar no pudiendo reconstruirlo. No todo es cuestión de querer, sustituir a un cardiologo con 20 años de experiencia en un tipo muy concreto de procedimiento no se hace de la noche a la mañana ni sin costes altos.
¿Un simple cambio de gobierno y ya está? ¿Y si antes hay firmada una contrato estatal por 50 años? Bueno, a lo mejor son muchos, digamos que sólo 20.
No me cabe ninguna duda que la gestión privada de los hospitales será más cara que la gestión pública (beneficios, IVA, impuestos, coste de financiación más caros). Si no basta con ver lo que ocurre en el modelo Alzira y otros o con cualquier proyecto de infraestructura pública mediante financiación privada (en el caso de la M30 el sobrecoste es de unos 2.000 millones). Lo que hace falta es gestionar bien la sanidad y sobre esto me parece que los politicos no quieren saber nada.
Además el control de la gestión privada de algo tan importante como la salud brillará por su asusencia. Los políticos será coptados por los oligopolios privados
Cualquiera que trabaje en el sector conoce las ineficiencias en las compras de materiales o en la gestión de personal de la Sanidad Pública. Eso está bien para muchas empresas (proveedoras) y muchos trabajadores, pero no para los que pagan (contribuyentes).
Hay mucha mixtificación entre políticos, comunicadores y partes interesadas. Provisión y financiación son conceptos distintos. Servicios no sanitarios y sanitarios también. Los medios confunden todo y alarman con la "privatización", como si a alguien se le fuera a pedir la tarjeta de crédito al ingresar en un hospital!
Por cierto, que alguien me explique para qué quieren que los profesionales sanitarios participen en la gestión. Queremos acabar como las Universidades, elegiendo a los gestores por parte de los trabajadores?? Amos, hombre, que con la salud no se juega!
Es un tema muy interesante para el debate. Creo que ayudaria mucho el que los responsables se desprendieran de prejuicios ideológicos, ya que limitan mucho la consecucion de soluciones optimas.
Me ha alegrado ver una referencia de un artículo que publiqué con Jaume Puig. Lo que no me ha alegrado tanto es ver que está publicado en 1998 y ello quiere decir que lo terminamos más o menos en 1997................ hace 15 años... Creo que sus conclusiones siguen siendo válidas y aplicables y nos ayudan a hacer "pensar y a debatir" ( 2 aspectos a menudo olvidados) que no es tanto la propiedad de los hospitales sino el entorno donde se mueven lo que los puede hacer más o menos eficientes. Sin embargo como mucho de los articulos que se acaban publicando quedan sólo como placer intelectual o como cv de investigación y pocos acaban siendo leidos y utilizados para hacer politicas (acaso leen los politicos????) . Felicidades por el artículo
Lo que en mi opinión no resulta aceptable es imponer modelos de gestión privatizada sin tener datos objetivos de su funcionamiento, especialmente cuando se argumenta el ahorro de costes que no parece basado en ningún estudio por lo visto en Madrid. Además, hay que tener en cuenta que dada las restricciones de gasto del sector público, el sector privado a través de la captura de los decision-makers intentan acceder a unos ingresos públicos menguantes. Aquí como resulta habitual se pretende que por el dominio de los resortes del poder se pueda extraer el máximo rendimiento, sin tener en cuenta los costes reales para los beneficiarios, que no son en este caso clientes que pueda votar con los pies. En todo caso, es posible que se pretenda caminar hacia un modelo de prestación privada de la sanidad con libre elección financiada por el estado en una cartera básica de prestaciones, lo que podría suponer un aumento de la producción en términos de PIB con disminución del bienestar de la mayoría como está ampliamente comprobado en este tipo de sistemas (aparente paradoja basada en la deficiencia del PIB como medida del bienestar).
Me parecen muy graciosas todas las llamadas a dejar la ideología a un lado, porque este es básicamente un tema ideológico. La gestión pública puede ser mejor o peor y tiene sus deficiencias, igual que lo tiene la privada. Y cada cual saca las que le interesan.
Pero en realidad, todos sabemos que aquí nadie está privatizando para ahorrarnos 20 euros por ciudadano. Se privatiza para dar negocio a los amigos y para ir desmontando todo lo que no sirva para dar beneficio. Como dijo Buffet: hay guerra de clases, pero la estamos ganando.
- Como la Economía es una cuestión de fe, que predice poco e interpreta mucho, aún desconociendo tu formación, estoy totalmente de acuerdo en que en España estas decisiones no se toman para ahorrar dinero si no para repartir el que no es tuyo, el público, entre los afines. Esta es la sacrosanta realidad de nuestra economía y una muestra de los mecanismos de funcionamiento de nuestras muy incapaces y corruptas clases empresarial, política y financiera. Lo interesante es constatar que hay mucha gente con cabezas muy bien amuebladas que, en este foro,y en otros lugares, interpretan, los fenómenos económicos y políticos en términos de un modelo económico que ha demostrado su absoluta incapacidad e inoperancia para sacar a los habitantes de sus países del actual pozo. No encuentro quién cuestione el "status quo"; y me quedo con que todo lo que se dice que se puede hacer, o no, responde simplemente a la potencia de una corriente de opinión político económica, contra la que estar en desacuerdo queda feo, cuando no mal y en muchos casos da de comer. Y los economistas, como los políticos como los curas y los panaderos no muerden la mano que les da de comer.
La familia somos usuarios de los sistemas sanitarios de varios países y entre ellos UK, Suecia e Italia. Públicos y privados.
No conocemos a nadie que opte por ellos si pueden usar el español público. Los conocidos de esos países, cuando pueden, optan igualmente por el Español.
Para un partido político no de izquierdas, gestionar un sistema plagado de ineficiencias, sindicalistas liberados y no pocas ideologías no es fácil ni cómodo. Puede que privatizar la gestión resuelva ese problema.
Pero me temo que nuestra degradación es inminente al menos al nivel de UK que es de donde son los fondos de Capital Riesgo que se hacen paulatinamente con el control de todo lo privatizado aquí.
Traigo unos apuntes públicos que convendría tener en mente.
1. Doughty Hanson (UK) ha comprado USP-Quirón.
2. CVC (UK-Luxemburgo) gestiona Jiménez Días, Villalba, Móstoles, Valdemoro)
3. Ribera Salud (Sanitas-Adeslas-CAM-Bankia y Caixa --estas tres minoritarios--) es copropiedad de Good Grover y de Bupa I.H.I.
Vamos, para dar saltos. Una cosa es la gestión financiera-inversora-capital-riesgo y otra muy distinta la gestión de verdad.
Los ingleses son francamente espabilados en la primera pero en la de verdad son bastante desatrosos.
Basta con ver lo que ha sucedido con aquel país en los últimos cuarenta o cincuenta años y las colas de ingleses en nuestros hospitales.
Esto, creo, no tiene buena pinta. Porque hay problemas, cierto, pero deberíamos ser capaces de gestionarlos nosotros desde lo público.
Todo lo privatizado al final sale mucho más caro. Y el que lo dude que haga memoria y compare.
Saludos
""Todo lo privatizado al final sale mucho más caro. Y el que lo dude que haga memoria y compare.""
No se puede comparar, no hay datos fiables. Esa es la cuestión, que se plantea bien en la entrada: ¿Donde están esos datos para poder comparar?
Después de MUCHOS años trabajando con esta materia, yo al menos, desconozco la existencia de datos fiables que permitan concluir sobre el coste de prestación de los servicios sanitarios y comparar en términos homogéneos, la prestación pública vs la privada.
La falta de transparencia y los sesgos ideológicos son la regla.
Bienvenido el debate sobre este tema.
Yo os pediría que tratarais la posibilidad de generalización del modelo Muface, en el que una parte de los funcionarios (hay muchos que obligatoriamente están en la SS) puede elegir entre asistencia pública o privada.
El caso es que el 82% de los que pueden elegir va a la privada.
¿Para una operación a corazón abierto o un trasplante de hígado tambien?
Saludos.
En principio cuando se decantaban por MUFACE lo hacían para todo, incluidas operaciones a corazón abierto y de hígado.
La pregunta es: sería MUFACE igual de atractiva si no tuviese a la sanidad pública de competidora? Muy probablemente no ya que escatimaría en recursos en busca de la eficiencia económica.
Mientras exista un competidor público universal y gratuito que garantice una asistencia mínima, nos aseguramos que todo proveedor sanitario privado deberá, al menos, igualar los servicios que da la sanidad pública para poder entrar en el mercado.
el dinero de Muface no sigue al paciente : solo lo sigue si el interesado elige aseguradora privada concertado. En consecuencia, si éstas se libran de malos riesgos y se quedan con los buenos (cosa fácil de lograr), y si además consigues que Muface te incremente la cápita año a año, como así sucede haya o no crisis o recortes, el negocio sale redondo
http://saluddineroy.blogspot.com.es/2012/12/poblacion-general-del-sistema_11.html
Q nadie haya evaluado los resultados es una cosa más de lo bien q funciona la Administración, q tampoco tiene un estudio de necesidades de profesionales a medio plazo y va solucionando problemas al sistema apaga fuegos. Las gerencias y equipos de gestión se forman con criterios políticos y la mayoría hacen Master u otros estudios cuando ya llevan tiempo en el cargo y ademàs el q le organiza su Sistema ideológico-sanitario. Los estamentos jerárquicos manejan su corralito con criterio de cortijo (jefes de servicio, sección, supervisores, etc). Los centros son los mejores de su zona, porque son los únicos a los q pueden acudir los pacientes, no compiten ni nadie se juega nada. En fin q si no hay nada q arreglar, reformar (no recortar) y cambiar q venga Dios y lo vea
Rodericus: Soy médico del sector público pero conozco bien MUFACE porque mis padres son usuarios del mismo. Y a pesar de mis consejos usan la privada, por qué: por la rapidez en las pruebas y en las consultas. Sin embargo todos los usuarios saben que cuando tienen un proceso grave su atención es mejor en la publica y cada año pueden elegir quién les da el servicio. Además en una ciudad como Madrid la atención privada puede ser bastante buena con buenos centros y especialistas, sin embargo en provincias (y lo sé por experiencia) la calidad de los hospitales es muy inferior tanto en medios como por ejemplo en presencia de especialistas para la atención urgente.
En Málaga la atención a pacientes de Muface es muy buena, pero hace años era mala. La mejora se ha debido a la creación de modernos hospitales bien dotados, cuya rentabilidad estaba asegurada gracias a la atención a extranjeros (las compañías de seguros extranjeros pagan muy bien). Por supuesto se realizan operaciones a corazón abierto, tratamientos integrales oncológicos, neurocirugía, y en definitiva todo procedimiento complejo, salvo transplantes, y esto ultimo mas que nada no se hace pues la sanidad publica lo realiza magníficamente. Pero el modelo Muface tiene limitaciones, y potencialmente es caro dado que los profesionales cobran por acto médico (mecanismo perverso por favorecer el consumo no justificado) y sobre todo porque es la practica prescinde de la atención primaria, y sin atención primaria potente no hay modelo sanitario sostenible. Todo es mejorable, pero el dato es que quienes pueden escoger entre sanidad publica o privada, curiosamente los funcionarios del Estado (maestros, militares, jueces), escogen por abrumadora mayoría la sanidad privada
Otra reflexión que debemos hacernos es lo rarísimo que resulta ver al gran capital privado meterse en desarrollos industriales, fabriles o tecnológicos y el entusiasmo que les entre para ayudar al sector público.
¿Nos hemos parado a pensar por qué sucede esto y si esa realidad es sostenible más allá de unos pocos presupuestos anuales?
¿De dónde va a salir tanto "bienestar"?
Padecemos una acusada miopía para ciertas cosas.
Felices fiestas y que los Reyes Magos nos traigan más visión lateral el próximo año.
La combinación de asistencia privada con financiación pública puede dar lugar también a historias abracadabrantes si no hay evaluación y un mínimo de decencia, que parece que no la hay en abundancia.
De algún conocido en Miami llevo escuchando años historias de fraude en "Medicare" (asistencia privada con financiación pública).
Por ejemplo: ofrecer tratamientos a personas incluidas en el programa que no lo necesitan e incluir en el paquete generosos regalos (equipamiento completo de cocinas p.ej).
La casuística es muy variada, pero dada la idiosincrasia de una parte significativa de nuestra población autóctona me hace desconfiar de esos esquemas público privados aplicados en estas latitudes. Me resulta más fácil pensar en favores prestados y recompensas esperadas, sobre todo si la ausencia de evaluación es la tónica dominante.
Algunas historias del otro lado del charco:
"Arrestan a más de 30 personas en Miami por fraude al Medicare."
http://www.elnuevoherald.com/2012/10/04/1314800/arrestan-a-mas-de-30-sospechosos.html#storylink=cpy
"Dialysis company accused of giant Medicare fraud".
http://edition.cnn.com/2012/11/30/health/medicare-fraud-case/index.html
"91 Are Charged With Fraud, Billing Millions to Medicare."
http://www.nytimes.com/2012/10/05/business/medicare-fraud-charged-against-91.html?_r=0
http://www.stopmedicarefraud.gov/aboutfraud/index.html
Es conocido que USA gasta más en sanidad que nosotros en la construcción como porcentaje del PIB en el pico de la burbuja, temo que se pueda intentar replicar el modelo; somos muy buenos siguiendo la estela de sus burbujas.
Se habla del fraude del sector privado, que naturalmente hay que combatir, pero también existe en el público.
Eso forma parte del sesgo ideológico del debate: solo se destacan los defectos del sistema que a priori no gusta ideológicamente.
Ambos sistemas tienen defectos, pero no están evaluados de forma sistemática, ni sus costes, ni el logro de sus objetivos. Pero ¿tienen objetivos definidos claramente?
1- "Se habla del fraude del sector privado, que naturalmente hay que combatir, pero también existe en el público."
No veo ninguna ventaja en sustituir un tipo de fraude por otro, salvo por sesgo ideológico. Si conoce fraudes públicos denúncielos.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/12/17/catalunya/1355781213_362570.html
2- "Solo se destacan los defectos del sistema que a priori no gusta ideológicamente."
Afirmación gratuita.
3- ¿tienen objetivos definidos claramente?
Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud.
http://www.congreso.es/constitucion/ficheros/leyes_espa/l_016_2003.pdf
http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=43&tipo=2
PD: casi todo es mejorable, y evaluable.
De acuerdo con el coste sanitario en España, pero lo que no se dice es que se encuentra en la media como consecuencia de los bajos salarios y del recorte en gasto farmaceutico como se demuestra aquí:
http://golpedefecto.blogspot.com.es/2012/05/el-salario-de-los-medicos-el-gasto.html .
Si estos parámetros estuviesen en línea con otros países el coste sanitario sería muy superior. Lo que quiere decir por otra parte que la gestión sanitaria en términos generales deja bastante que desear, pero ello no implica tampoco que la gestión privada sea mejor que la pública. O por lo menos no debería serlo.
Toda la luz que podáis añadir sobre este tema en que hay tanta ideología y tan poca información será agradecida.
Enhorabuena por el post, muy necesario porque en ningún otro sitio se plantea el debate en estos términos. Básicamente es necesario evaluar lo que hay antes de tomar decisiones, pero aquí no estamos acostumbrados. Las fórmulas CPP además tienen en España el riesgo adicional de que se pongan en marcha por empresas controladas por personas cercanas al partido en el Gobierno (nepotismo, vaya) o/y que se hagan los números (y los pliegos) de cualquier manera y al final haya que compensar al sufrido contratista con dinero del contribuyente. Lo que tengo claro, es que sin datos objetivos y evaluación de modelos, procedimientos de contratación limpios y pliegos rigurosos (especialmente en lo que se refiere al esquema financiero) lo que tendremos será una gestión privada de hospitales de tipo peronista, por usar la expresión de Luis Garicano.
La central de resultados del Observatori del Sistema de Salut de la Generalitat de Catalunya ha publicado un nuevo informe sobre la atención primaria. http://www20.gencat.cat/portal/site/canalsalut/menuitem.dbb85aa2c955c7c3ba963bb4b0c0e1a0/?vgnextoid=9cd1a82c8af25310VgnVCM1000008d0c1e0aRCRD&vgnextchannel=9cd1a82c8af25310VgnVCM1000008d0c1e0aRCRD&vgnextfmt=default
El problema con el intento de privatización en Madrid es que el gobierno regonal no dado ningún motivo para hacerlo. No ha explicado las ventajas para hacerlo. Parece que están intentando corriendo corriendo darle un buen regalo económico a sus amigos.
Es la primera vez que participo en este blog, que me parece estupendo. Solo una pequeña apostilla que refuerce lo que se dice en el presente post, que empieza así: "La sanidad es el servicio público sistemáticamente mejor valorado por los ciudadanos", ciertamente así lo refleja el CIS, que solo es una encuesta. Pero hay otros tres hechos que contradicen esta afirmación: a) más de un 80% de funcionarios prefieren MUFACE frente a los servicios del SNS, b) 8 millones de españoles pagan una cobertura privada y c) somos, después de Grecia, el país que más % del gasto total sanitario dedicamos a la sanidad privada. Afirmaciones como aquella, junto con otras como tenemos la "6ª mejor sanidad del mundo" y gastamos en sanidad "menos de lo que nos corresponde" (que se puntualizan en este post), han hecho que los poderes políticos —poco dados a entrar en detalles— crean, desde hace décadas, que la Sanidad española es fantástica y que nada hay que reformar. Lo que explica la situación en la estamos: apagando fuegos como se puede en las CCAA y el Gobierno de España sin explicar cuál se su plan para la Sanidad. Gracias a todos los que hacéis este blog y ¡Feliz 2013!
Cuando un médico actúa sin tener en cuenta las evidencias previas y con ello incurre en daño, se le exigen responsabilidades civiles y penales.
¿Qué tipo de responsabilidad ha asumido el gobierno de la Comunidad Valenciana por incrementar la deuda pública con el modelo Alzira, a la vez que enriquece a empresas privadas? Si dentro de un año, el modelo implantado por los Sres. Lasquetty y González, hace que se incremente la deuda sanitaria en la Comunidad de Madrid, ¿van a ser juzgados por ello? Sospecho que nI siquiera por la opinión pública, a la que la única información que se le está haciendo llegar es la descalificación de los médicos por recurrir al ejercicio de su derecho a la huelga ante la negligencia intencionada de La Consejería.
Ojalá les salga bien. Pero si el modelo resulta finalmente más caro a nuestros impuestos y además supone que nuestros impuestos se lo lleven inversores en lugar del cirujano que me opera, la enfermera que me cuida o se destina a pagar mis medicamentos, quienes hayan tomado esa decisión (puesto que es impensable que con honor, dimitan) se merecerían la cárcel por ROBO Y ESTAFA A LA CIUDADANÍA.
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