Mujer y Mercado de Trabajo (I): Diferencias culturales, Mujer y Mercado de Trabajo

Iniciamos con esta entrada una serie de artículos, que llevarán como título genérico “Mujer y Mercado de Trabajo” mediante los cuales se describirán aportaciones académicas recientes de especial relevancia y actualidad sobre la temática de Mujer y Mercado de Trabajo. En esta primera entrada trataré de analizar la relación entre diferencias culturales y la actuación de las mujeres en el mercado de trabajo.

Para ello y en primer lugar, quiero aclarar que al hablar de diferencias culturales me estoy refiriendo a diferencias en creencias, preferencias o normas sociales entre diversos colectivos. La relación entre cultura y economía puede parecer obvia a la mayoría de nosotros. Todos posiblemente coincidimos en que diferencias en creencias religiosas, en la concepción de la familia, del papel de la mujer en la sociedad, …, afectan al comportamiento individual en aspectos como fertilidad y participación laboral, entre otros, lo que a su vez afecta al resultado socio-económico de una sociedad. Además, el conjunto de creencias y/o normas sociales ayudan a perfilar cómo se distribuyen los recursos escasos de una determinada economía, lo que afecta de modo directo al estado de bienestar.

Sin embargo, la economía moderna ha permanecido muda ante esta relación hasta hace muy poco tiempo, al menos en parte debido a la dificultad de separar claramente los efectos de la cultura, creencias o preferencias de otras variables institucionales o variables económicas tradicionales. En los últimos años, sin embargo, se observa un impulso en el análisis empírico de la relación entre diferencias culturales y resultados económicos, debido en parte a la disponibilidad de información individualizada de variables que pueden aproximar de modo bastante adecuado diferencias culturales. Describiré los resultados que considero más relevantes sobre la relación entre cultura y los resultados de la mujer en el mercado de trabajo.

En este campo de investigación, Raquel Fernandez es uno de los referentes básicos, aunque por supuesto no es el único. En particular, su contribución es particularmente interesante en lo referente al impacto de las diferencias culturales sobre diferencias en la participación laboral de la mujer en el mercado de trabajo, así como sobre diferencias en Fertilidad. Hay suficiente evidencia de que tanto la Participación Laboral de la Mujer como las tasas de Fertilidad varían mucho no solamente a lo largo del tiempo, sino también entre distintas sociedades. Estas autoras tratan de analizar hasta qué punto estas diferencias pueden explicarse por diferencias en los patrones culturales. En este artículo, estudian las tasas de fertilidad y de participación laboral de mujeres nacidas en Estados Unidos cuyos padres nacieron en cualquier otro país y las comparan con las que presentan las mujeres nacidas y educadas en Estados Unidos. ¿Por qué la elección de este tipo de mujeres? Porque si bien comparten con las mujeres nacidas y educadas en Estados Unidos los mismos patrones institucionales y de mercado, difieren en la herencia cultural, reflejada por el país de origen de sus padres. Observan, en primer lugar, que las tasas de Participación Laboral y de Fertilidad de estos dos grupos de mujeres varían significativamente. En segundo lugar, encuentran que las tasas de Participación Laboral femenina y de Fertilidad actuales de las mujeres americanas de segunda generación se explican en gran medida por las tasas que sus países de origen mostraban en el pasado, lo que parece ser consistente con la hipótesis de que los patrones culturales tienen un impacto significativo en el comportamiento individual de las mujeres con respecto a la participación laboral y a la decisión de tener hijos.

Un interesante (y muy reciente) artículo de Alberto Alesina et al (2011) corrobora la hipótesis de que las actitudes de género, así como el comportamiento de las mujeres frente al trabajo vienen en gran medida provocados por la persistencia cultural. En particular, muestran que aquellas mujeres (americanas de segunda generación) cuyos ancestros utilizaban más el arado para la agricultura – sistema donde los hombres presentaban ventaja comparativa clara frente a las mujeres por la fuerza física que requiere, tienen en la actualidad una menor presencia en la vida pública en términos de empleo e incluso en la política, y tienden a especializarse más en tareas familiares.

Rainald Borck tiene también un trabajo muy interesante relacionado con este tema. Este autor presenta, en primer lugar, evidencia descriptiva de que las actitudes culturales hacia el cuidado externo de los hijos están positivamente relacionados con la participación laboral de la mujer y con la fertilidad, y negativamente relacionados con el diferencial salarial entre hombres y mujeres. Presenta un modelo donde se formalizan las interacciones entre las actitudes culturales, las decisiones de participación laboral así como de fertilidad. La implicación fundamental de su modelo es que aquellas sociedades más proclives hacia la utilización de cuidado externo de los hijos presentarán mayores tasas de participación laboral de la mujer, mayores tasas de fertilidad y menores diferenciales salariales entre hombres y mujeres. El mecanismo básico es que una actitud cultural positiva hacia el cuidado externo de los hijos permite aumentar la calidad y el uso de los mismos, lo que redunda positivamente en una menor interrupción laboral de la mujer para el cuidado de los hijos (con la consecuente disminución del diferencial salarial de género por la menor pérdida de capital humano de las mujeres) y en un aumento en las tasas de Fertilidad. El país europeo paradigmático de este tipo de actitudes sociales es Francia, donde la utilización del cuidado externo de los hijos está socialmente bien considerado. Como consecuencia de esta actitud social, la calidad y el uso de este tipo de servicios es muy alto, y la interrupción laboral de las mujeres para el cuidado de los hijos es uno de los más cortos entre los países de nuestro entorno.

¿Qué implicaciones de política económica tienen estos resultados? Con respecto a este último trabajo en concreto, la implicación obvia es que un aumento en la provisión de cuidado externo de hijos puede no afectar positivamente a la participación laboral femenina o a la fertilidad, si las actitudes sociales hacia el cuidado externo de los hijos no son las adecuadas.

En términos más generales, este tipo de trabajos indican que la implementación de determinadas políticas encaminadas a facilitar o mejorar la situación de la mujer en el mercado de trabajo necesita ir acompañada de unas actitudes sociales favorables hacia la plena participación de la mujer en el mercado de trabajo. Es preciso, por tanto, trabajar en el desarrollo de una cultura social que favorezca esta plena participación. Por desgracia, este tipo de actitudes no se implantan a corto plazo, y además es necesario que toda la sociedad, empezando desde la familia y continuando en las escuelas, se esfuercen en fomentarlas.

Hay 11 comentarios
  • Por descontado, es un problema cultural.
    Mi mujer, primero enfermera y más tarde doctora, siempre se quejaba de las compañeras y de su absentismo por motivos de los hijos. Daba lo mismo que ella tuviera más trabajo o que fuera más remunerado o de más responsabilidad; en cuanto el niño se constipaba, llamaba al trabajo. Así, evidentemente, no se puede llevar una empresa.
    Por otro lado yo tengo una empresa que depende en gran parte de mujeres.
    ¿Problemas?
    Ninguno, excepto en el trabajo externo, cuando el trabajador está en casa y su mantenimiento depende de él.
    ¿El truco?
    Hacer del trabajo algo agradable, interesante y un desafío para el día siguiente que no se puede delegar. Entonces, los niños, la comida de Navidad... no se olvidan, pero quedan en segundo plano, como una anécdota que se cuenta en el trabajo. El marido tiene que arrimar el hombro.
    ¿Cómo se lo hacen?
    Ni idea, pero funciona.
    Y eso demuestra que sea hombre o mujer, lo que vale es lo que interesa y llena.

  • Al final la verdadera liberación de la mujer (y del hombre) va a ser liberarse de sus hijos. Externalizar aburridas tareas de bajo valor añadido en los abuelos, guarderías, colegios y actividades extraescolares varias para poder centrarnos en el libre desarrollo de nuestra personalidad.

  • Dudas/Preguntas:
    ¿Qué es más importante el efecto cultural sobre el cuidado de los hijos o sobre lo que en cada país se entiende por jornada y flexibilidad laboral?
    De otra, el éxito en cualquier actividad suele estar relacionado con la dedicación, esfuerzo y dedicación destinada a la misma. Por tanto, solemos externalizar todo aquello en lo que creemos que el que nos sustituyan es económicamente eficiente. Es decir liberamos tiempo/recursos y los dedicamos a otra actividad en la que somos más productivos.
    ¿Es eficiente externalizar que eduquen (más allá de académicamente reglado, alimentación y limpieza) o que nos busquen pareja con la que convivir? Mercado para estos productos existe, no sé si todos (hombres/mujeres) queremos o somos capaces de medir los beneficios y los costes de externalizar estas actividades.
    Una mejor nota en selectividad no es garantía de nada....hay muchos otros determinantes del éxito social y laboral. Pero resultaba curioso leer a que se dedicaban los padres y sobre todo las madres de los chavales que habían sacado las mejores notas en la Comunidad de Madrid.

  • Muy interesante el post y las conclusiones, pero quisiera resaltar que la premisa de la que se parte en todo momento es que el cuidado de los hijos es responsabilidad exclusiva de las mujeres. Seguro que una mayor implicación de los padres en el cuidado de los hijos también haría que se incrementaran las tasas de participación laboral de la mujer. Por tanto, creo que no es suficiente trabajar en el desarrollo de una cultura social que favorezca la plena participación de la mujer en el mercado de trabajo; también es imprescindible trabajar en el desarrollo de una cultura social que favorezca la plena participación del hombre en el cuidado de los hijos.

    • Aureliano, gracias por tu comentario, es muy relevante. La falta de participación plena de la mujer en el mercado de trabajo, se debe, fundamentalmente al cuidado de los hijos. Es en este momento cuando la trayectoria profesional de la mujer y la del hombre comienzan a diverger claramente. Es fundamental, como ha comentado Mateo, que se diseñen políticas, como la flexibilidad horaria que hagan más fácil conciliar la vida laboral y familiar a hombres y mujeres. Pero también es fundamental que la sociedad internalice que los hijos son un BIEN para toda la sociedad, que es la mujer quien físicamente los tiene, pero que son los padres y las madres quien deben cuidarlos, educarlos e invertir tiempo para estar con ellos. Hasta ahora, en general, el padre ha jugado un papel muy secundario en este aspecto, y como los hijos son un bien intensivo en tiempo, es la madre quien ha transferido tiempo de otras actividades (trabajo en muchos casos) hacia el cuidado de hijos. Si esta tarea se reparte, y si la sociedad pone los medios para facilitar que ambos concilien dichas tareas - tenemos mucho por hacer en España con los horarios laborales de locos en los que vivimos, habremos avanzado muchísimo. Pero para esto también hace falta un cambio cultural, sin duda. Un apunte quizá un poco optimista: A los jóvenes (varones) se les comienza a ver señales interesantes de cambio. Esperemos que así sea.

  • Sara, muchas gracias por este excelente artículo, sobre un tema de la mayor incumbencia para todos.

    Desligar adecudamente la herencia cultural, y las preferencias personales; 'de otras variables institucionales o variables económicas tradicionales', se antoja un trabajo arduo para cualquier economista.

    Mucho ánimo con ello pues, porque (de forma autorreferencial con el tema expuesto) son precisamente este tipo de iniciativas las que van a ayudar a 'generar el poso necesario' (me suena menos intrusivo que 'implantar' 🙂 ) para el desarrollo de un mercado laboral más equitativo .

    Gracias de nuevo

  • Parece identificado el problema, pero las soluciones …………….ay las soluciones!
    Compatibilidad de horarios, conciliación laboral-familiar.
    Cómo se articula?
    En el momento en que se aumenta la familia aumentan los gastos ¿podremos permitirnos una rebaja de salario? Sea cual sea quien se lo tome. ¿Subvenciones (2500€)?
    Ese impasse afectará a la progresión profesional?
    Puede la empresa (recordar que las pymes emplean a la mayoría), absorber esa baja?
    Quizá habría que empezar por lo que dice Sara, los hijos son un BIEN social, son NUESTRO futuro, pero ese debate no existe, existe el contrario, interrupción del embarazo sí, no y como.
    Además: el padre debe implicarse, en qué tipo de familia, monoparental? Del mismo sexo? De cónyuges divorciados? De familias “alternativas”? No estaremos pensando en un tipo de familia “tradicional” que parece extinguirse?
    De todas formas es verdad que se avanza en la implicación paterna por parte de los jóvenes, (veo cada vez a más hombres empujar el carrito de los bebes), aunque el arte de cambiar pañales, no sé, no sé, y saber que bodys hay que meter en la lavadora y cual combina mejor con la camisita…….no me parece.
    Pásense por un centro comercial grande, miren en la tienda de bebes y niños, miren cuantos padres solos compran ropa con sus hijos, (para cargar con las bolsas valemos mucho, ya sabéis el refrán: “hombre casado, hombre cargado”).
    Claro que como bien dice externalizador, el cuidado de nuestros hijos no debe entorpecer nuestro desarrollo personal. Quizá una organización espartana (de Esparta) nos vendría bien además aseguraríamos que sólo sobreviven los más fuertes 

  • Sara, muchas gracias por el psot. Disculpame que lo recuerde con vaguedad, pero hace unos años leí un artículo sobre como en Suecia la baja paternal había creado vínculos importantes entre padre e hijo haciendo que el primero pasara a tener un rol más importante en los futuros cuidados al segundo. ¿Has encontrado alguna evidencia en ese sentido?¿Crees que sería una buena idea tener el derecho de varias semanas de baja paternal no transferibles?. Por lo que leo de tu artículo también un sistema de guarderías universal tendría un efecto positivo a la hora de reducir la discriminación por sexo, sumandolo a las otras ventajas nombradas por Antonio Cabrales sobre la intervención temprana en niños, que reduce diferencias sociales y es económicamente rentable, la verdad a uno solo le queda la impresión de que a los políticos se les llena las boca con palabras vacías pero no piensan a largo plazo, porque la medida en sí sería popular.

  • De datos tomados de eurostat en el año 2010 la tasa de divorcios en España se va al 56,42%, por encima de Alemania, Holanda, Finlandia , Suecia, Francia, Italia y R. Unido. (no hablamos de Irlanda).
    Más, el número de matrimonios por 1000 habitantes es de 3,8 en España, menos que………si Alemania, Holanda, Francia, Suecia, Finlandia….
    Quizá habría que estudiar la familia española hoy, antes de proponer.

  • De la publicación:

    Colección de Estudios Sociales “la Caixa”
    Resumen del Volumen 30: Infancia y futuro. Nuevas realidades, nuevos retos
    “Un porcentaje considerable de mujeres jóvenes se muestran reacias a tener hijos. Motivos como la incertidumbre personal, la falta de confianza en el futuro, con los problemas y preocupaciones que ello acarrea, determinan en gran medida la actitud de las mujeres sin hijos respecto a la maternidad.
    Entre las que ya los tienen pero no desean tener más, los datos analizados constatan que más de la mitad de las madres potenciales alega que la crianza lleva aparejadas grandes preocupaciones, es cara o quita tiempo para otras cosas importantes”

    “Las dificultades de la crianza son causa de frecuentes situaciones de tensión en el hogar. En un 63% de los hogares analizados, los entrevistados mencionan episodios de dificultad en la pareja ligados a falta de tiempo personal para relajarse o desconectar; un 49% reconocen situaciones de tensión provocadas por el reparto de tareas domésticas, y un 28% se refieren a tensiones por el cuidado de los niños. Las tensiones se producen con mayor frecuencia en los hogares donde es baja la implicación del padre en el cuidado de los hijos”

    “Un 23% de madres de niños menores de cinco años reconocen que desde el nacimiento de su hijo o hija han tenido que dejar de trabajar o de estudiar, o bien se han visto obligadas a abandonar alguna actividad de formación, debido a los problemas para encontrar a alguien que se hiciera cargo de su cuidado (frente al 4,8% de los varones que declaran lo mismo)”

    “El estudio analiza la prevalencia de nuevas modalidades de ejercicio de la paternidad entre los
    varones, ya sea volcándose corresponsablemente (paternidad intensa) o con un nivel de implicación notable, pero inferior al de la madre (paternidad responsable). Alrededor de la mitad de los padres de niños de cinco a diez años ejercen una paternidad intensa (6,7%) o responsable (44%)”

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