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Los parados mayores de 45 años: Panorama desolador

En el primer trimestre de 2013, la Encuesta de Población Activa arroja un dato que por conocido no es menos llamativo. Contamos con unos 31 millones de individuos entre los 16 y los 65 años - aquellos a los que comúnmente denominamos individuos en edad de trabajar. Al desagregar este colectivo por edad, se observa que sólo el 22% tiene menos de 30 años, el 39% tiene entre 30 y 45 años y el 38% tiene más de 45 años. Estamos hablando prácticamente de 12 millones de individuos entre 46 y 65 años, lo que revela el enorme proceso de envejecimiento en el que nuestro país y en consecuencia, nuestro mercado laboral, está inmerso. Sin embargo, no todo este colectivo está activo, es decir, ocupado o desempleado. En concreto, unos 6.200.000 son ocupados y 1.675.072 son desempleados. Aunque solo fuera por su magnitud, este grupo de individuos mayores de 45 años que o bien trabajan o quieren trabajar pero no pueden merece una atención. De ellos me ocuparé en esta entrada.

Al analizar en detalle a este colectivo, uno se sorprende por una serie de datos que no son precisamente muy halagueños.
El primer dato que quiero mencionar se refiere a la evolución de la magnitud de este colectivo. La siguiente figura da cuenta de la enorme escalada que se ha producido en el número de desempleados de esta franja de edad:

sara4Si consideramos el cambio ocurrido desde 2007, el número de desempleados de esta edad se ha multiplicado por cuatro, es decir, por cada desempleado de esta edad en 2007 hoy tenemos más de cuatro.

El segundo dato relevante es su distribución por edad: No es lo mismo que la mayoría de este colectivo esté cercano a la jubilación o que se encuentre cerca de los 45 años. Lo que la figura de abajo revela es que la inmensa mayoría de estos desempleados (casi el 75%) tienen menos de 55 años y en consecuencia están lejos de la edad oficial de jubilación.

asra5Un tercer dato importante se refiere al nivel de estudios que este colectivo presenta. El siguiente cuadro ofrece esta información para el último dato disponible, que es el primer trimestre de 2013.

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El dato más preocupante de esta tabla es claramente que casi el 70% de los desempleados mayores de 45 años no tiene un nivel educativo más allá de la educación obligatoria.

El cuarto y último dato no menos demoledor se refiere al tiempo de permanencia en el desempleo de este colectivo. El siguiente gráfico nos ofrece la distribución (%) de los desempleados mayores de 45 años (tanto en 2007 como en 2013) según el tiempo que llevan desempleados.

sara5El que uno de cada tres desempleados mayores de 45 años lleve más de tres años en esa situación es ciertamente demoledor. Si bien esto sucede tanto en 2007 como en la actualidad, la magnitud absoluta de cada colectivo no tiene nada que ver. En 2007 hablamos de algo más de 100 mil individuos, mientras que en 2013 hablamos de medio millón de personas.

Y la pregunta del millón: ¿Qué se puede hacer para que este colectivo, la mayoría de ellos menores de 55 años, pueda volver a encontrar un empleo? Sin el diseño de políticas activas dirigidas específicamente a este millón largo de individuos cuya formación reglada es claramente insuficiente será del todo imposible que se reincorporen al mercado laboral.

Sin embargo, junto a medidas que mejoren la empleabilidad de estos trabajadores, es necesario que las empresas demanden sus servicios. Y por lo que el Observatorio Laboral de la Crisis revela trimestre tras trimestre, su edad supone en sí misma una desventaja casi insuperable para que una empresa acceda a contratarles. ¿Se debiera, tras una adecuada formación, bonificar su contratación (indefinida) suficientemente para que su contratación fuera claramente atractiva para las empresas? Sinceramente, creo que sí. Si no, me temo que por mucha formación, incluso adecuada, que se ofreciera a estos trabajadores, su edad será siendo una barrera infranquable para su contratación. Si debiéramos empezar por un colectivo al que pudiera aplicarse una “tarifa reducida” indefinida suficientemente atractiva en las cuotas a la SS, creo que se debiera empezar por estos trabajadores. No podemos permitir que a esta edad se queden ellos y en muchos casos sus familias enteras excluidos del sistema, viviendo en el mejor de los casos de unos subsidios que les condenan a la marginalidad.

Planteo esta opción como experiencia piloto. El colectivo es suficientemente importante como para que esta posibilidad se explore seriamente, se cuantifique y se estudie su posible implementación.